31 de octubre 2014    /   ENTRETENIMIENTO
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Estimado profesor: ¿le sugiero por dónde meterse la flauta?

31 de octubre 2014    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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Cuando te hablan de la abnegación de las madres, una vez que te planteas serlo, una asume que pasará malas noches, limpiará vómitos y llenará lavadoras con ropa infantil en un bucle infinito de tiempo. Las prisas, las rabietas y las lecciones de pedagogía de todo quisqui a tu alrededor también entran en el temario de la perfecta madre sufridora y sin embargo amorosa y feliz.
Pero jamás, ni por asomo, podría sospechar que me esperaba una tortura mayor: los deberes de Música. Y eso, cuando tus hijos no han sido llamados por el camino del pentagrama, es un problema.
La Música es una de las asignaturas que forman parte del maravilloso sistema educativo que tenemos en este santo país. Y no tengo nada contra esta materia, al contrario. Yo fui una de las que protestó hasta la saciedad cuando la LOMCE amenazó con eliminarla del programa. Pero, eso es una cosa y otra… lo que se enseña hoy en las aulas.
¿De verdad que no había otra manera de despertar el interés de los chavales por la música más que tocando la flauta? Tengo la impresión de que en todo este porrón de años que han pasado desde mi etapa escolar hasta hoy, tan solo ha variado el precio del instrumento y los materiales de los que está hecho.
Yo, víctima de la EGB, jamás tuve esa asignatura en mi colegio. En su lugar, las monjas que lo regentaban prefirieron iniciarnos en el utilísimo mundo del nido de abeja y el punto de cruz. Lo de coser un dobladillo o un botón, para qué.
La música, entonces, cuando yo era pequeña, salvo en algunos colegios, quedaba relegada a las academias particulares o a los cursos de guitarra de CCC como un capricho del niño. Y si no tenías la suerte de que tus padres pudieran pagar esas clases, por mucho que les dijeras que habías tenido una visión donde se te revelaba que eras la reencarnación de Janis Joplin y que necesitabas aprender a tocar la guitarra para cumplir con tu destino, no te servía de nada. Tú, estudia matemáticas y sé algo en la vida. Fin del sueño.
[pullquote class=”left”]Cuando vas a ser madre, una asume que limpiará vómitos y llenará lavadoras con ropa infantil en un bucle infinito de tiempo[/pullquote]
Así que, heme aquí, con 45 años hermosamente cumplidos, con dos niñas en edad escolar, mirando a mi hija mayor con cara de horror cuando me comenta que al día siguiente tiene examen de Música y no se sabe la canción que debe tocar.
Me saca la partitura y me la planta ante los ojos con un «¿me ayudas?» al que no puedo negarme. Pero cómo hacerlo si no sé leer un pentagrama y no tengo siquiera un esquema que me indique dónde colocar los dedos.
Para colmo, la LOMCE nos recuerda «el papel que corresponde a los padres, madres y tutores legales como primeros responsables de la educación de sus hijos», que la directora del colegio nos tradujo como «estáis obligadísimos a ayudarles en todo» -como si no lo hiciésemos ya- «y si tenéis que hacerles la figura del Belén con plastilina y botellitas de Actimel, se la hacéis y punto. Habéroslo gastado en condones».
Así que solo tengo dos caminos: ponerle una nota al profesor recordándole que el maestro es él y que cumpla con su trabajo, da igual si mi niña atiende en clase o no, que eso no viene al caso, ya nos tiraremos los trastos a la cabeza en la tutoría; o pedir socorro a mi grupo de Whatsapp de madres del cole para que me digan cómo coño se colocan los dedos en los agujeros y conseguir que la niña haga un examen digno.
Opto por lo segundo y me llega un vídeo de otra de las peques de clase tocando magistralmente el instrumento. ¡Salvadas!, pienso inocentemente. Pero no. Ahora toca visualizar el vídeo diez mil veces, pararlo -¿dónde puñeta está poniendo el dedo ahora?-, volver a visualizarlo, intentarlo yo sobre la flauta, no, así no es, vuelve a ponerlo, ¡páralo!, ah, es aquí, vale, sigue… Una hora después, he conseguido sacar la posición de los dedos.
Enseño a la niña cómo debe hacerlo. Y ahí la dejo, en el salón, practicando ella sola, mientras yo me refugio en mi búnker de la cocina. Y lo que se puede escuchar desde el comedor pone los pelos de punta. Juro que cuando me hago la cera en las ingles grito más afinada que la flauta de la niña.
Una hora después, mi hija consigue tocar la melodía en la flauta. Ella, odiando la Música con todas sus fuerzas. Yo, con un dolor de cabeza que no se lo deseo ni al mismísimo ministro. Bueno, miento, a él sí. Por su culpa, lo que me ahorré en condones me lo estoy gastando hoy en ibuprofenos. Y los oídos del profe, deseo que pitando con toda la fuerza del universo. Prueba superada: todos jodidos.
¿Qué pensarán los profesores de Música cuando ven el temario que les toca impartir? ¿Habrán contado con ellos para hacerlo? ¡Qué tonterías digo! Si este Ministerio ha sido capaz de aprobar una Ley de Educación pasándose por el forro la opinión en contra de toda la Oposición y profesionales de la educación, queda claro que lo que dijesen los profesores de Música sobre su LOMCE le traería más al pairo aún.
Solo queda cruzar dedos para que la niña tenga un día inspirado. Y buscar consuelo pensando que solo le queda un curso y medio para acabar la Primaria y librarnos de la flauta -y del bilingüismo, que esa es otra- para siempre.
[pullquote class=”right”]Juro que cuando me hago la cera en las ingles grito más afinada que la flauta de la niña[/pullquote]
La niña aprenderá música, eso sí, previo pago de clases extraescolares donde sí se le enseña como debería hacerse: con juegos, con canciones, sin presiones… Mezclando la teoría y la práctica de tal manera que no se den cuenta de que están estudiando. Con un poco de azúcar, que diría Mary Poppins.
A la salida del cole, al día siguiente, le pregunto por el examen. «Un sufi», confiesa algo triste. «Pero el profe me dice que me da otra oportunidad para subir nota, ¿me ayudas otra vez?». «¡Y una mieeeeerda así de gorda», pienso para mis adentros, dominando a duras penas una ira que me estalla por dentro.
«Hija», le contesto muy digna, «hay suficientes que saben a sobresaliente. Toma la merienda». «Pues mañana tengo examen de Socials, los Toledo Mountains y eso, ya sabes», me previene mientras le quita el papel de aluminio al bocadillo. Suspiro y tomo aire. Maldigo en mis pensamientos al bilingüismo, la LOMCE y al señor Ministro. Y me pregunto, una vez más, por qué no me ligué las trompas cuando pude.

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Cuando te hablan de la abnegación de las madres, una vez que te planteas serlo, una asume que pasará malas noches, limpiará vómitos y llenará lavadoras con ropa infantil en un bucle infinito de tiempo. Las prisas, las rabietas y las lecciones de pedagogía de todo quisqui a tu alrededor también entran en el temario de la perfecta madre sufridora y sin embargo amorosa y feliz.
Pero jamás, ni por asomo, podría sospechar que me esperaba una tortura mayor: los deberes de Música. Y eso, cuando tus hijos no han sido llamados por el camino del pentagrama, es un problema.
La Música es una de las asignaturas que forman parte del maravilloso sistema educativo que tenemos en este santo país. Y no tengo nada contra esta materia, al contrario. Yo fui una de las que protestó hasta la saciedad cuando la LOMCE amenazó con eliminarla del programa. Pero, eso es una cosa y otra… lo que se enseña hoy en las aulas.
¿De verdad que no había otra manera de despertar el interés de los chavales por la música más que tocando la flauta? Tengo la impresión de que en todo este porrón de años que han pasado desde mi etapa escolar hasta hoy, tan solo ha variado el precio del instrumento y los materiales de los que está hecho.
Yo, víctima de la EGB, jamás tuve esa asignatura en mi colegio. En su lugar, las monjas que lo regentaban prefirieron iniciarnos en el utilísimo mundo del nido de abeja y el punto de cruz. Lo de coser un dobladillo o un botón, para qué.
La música, entonces, cuando yo era pequeña, salvo en algunos colegios, quedaba relegada a las academias particulares o a los cursos de guitarra de CCC como un capricho del niño. Y si no tenías la suerte de que tus padres pudieran pagar esas clases, por mucho que les dijeras que habías tenido una visión donde se te revelaba que eras la reencarnación de Janis Joplin y que necesitabas aprender a tocar la guitarra para cumplir con tu destino, no te servía de nada. Tú, estudia matemáticas y sé algo en la vida. Fin del sueño.
[pullquote class=”left”]Cuando vas a ser madre, una asume que limpiará vómitos y llenará lavadoras con ropa infantil en un bucle infinito de tiempo[/pullquote]
Así que, heme aquí, con 45 años hermosamente cumplidos, con dos niñas en edad escolar, mirando a mi hija mayor con cara de horror cuando me comenta que al día siguiente tiene examen de Música y no se sabe la canción que debe tocar.
Me saca la partitura y me la planta ante los ojos con un «¿me ayudas?» al que no puedo negarme. Pero cómo hacerlo si no sé leer un pentagrama y no tengo siquiera un esquema que me indique dónde colocar los dedos.
Para colmo, la LOMCE nos recuerda «el papel que corresponde a los padres, madres y tutores legales como primeros responsables de la educación de sus hijos», que la directora del colegio nos tradujo como «estáis obligadísimos a ayudarles en todo» -como si no lo hiciésemos ya- «y si tenéis que hacerles la figura del Belén con plastilina y botellitas de Actimel, se la hacéis y punto. Habéroslo gastado en condones».
Así que solo tengo dos caminos: ponerle una nota al profesor recordándole que el maestro es él y que cumpla con su trabajo, da igual si mi niña atiende en clase o no, que eso no viene al caso, ya nos tiraremos los trastos a la cabeza en la tutoría; o pedir socorro a mi grupo de Whatsapp de madres del cole para que me digan cómo coño se colocan los dedos en los agujeros y conseguir que la niña haga un examen digno.
Opto por lo segundo y me llega un vídeo de otra de las peques de clase tocando magistralmente el instrumento. ¡Salvadas!, pienso inocentemente. Pero no. Ahora toca visualizar el vídeo diez mil veces, pararlo -¿dónde puñeta está poniendo el dedo ahora?-, volver a visualizarlo, intentarlo yo sobre la flauta, no, así no es, vuelve a ponerlo, ¡páralo!, ah, es aquí, vale, sigue… Una hora después, he conseguido sacar la posición de los dedos.
Enseño a la niña cómo debe hacerlo. Y ahí la dejo, en el salón, practicando ella sola, mientras yo me refugio en mi búnker de la cocina. Y lo que se puede escuchar desde el comedor pone los pelos de punta. Juro que cuando me hago la cera en las ingles grito más afinada que la flauta de la niña.
Una hora después, mi hija consigue tocar la melodía en la flauta. Ella, odiando la Música con todas sus fuerzas. Yo, con un dolor de cabeza que no se lo deseo ni al mismísimo ministro. Bueno, miento, a él sí. Por su culpa, lo que me ahorré en condones me lo estoy gastando hoy en ibuprofenos. Y los oídos del profe, deseo que pitando con toda la fuerza del universo. Prueba superada: todos jodidos.
¿Qué pensarán los profesores de Música cuando ven el temario que les toca impartir? ¿Habrán contado con ellos para hacerlo? ¡Qué tonterías digo! Si este Ministerio ha sido capaz de aprobar una Ley de Educación pasándose por el forro la opinión en contra de toda la Oposición y profesionales de la educación, queda claro que lo que dijesen los profesores de Música sobre su LOMCE le traería más al pairo aún.
Solo queda cruzar dedos para que la niña tenga un día inspirado. Y buscar consuelo pensando que solo le queda un curso y medio para acabar la Primaria y librarnos de la flauta -y del bilingüismo, que esa es otra- para siempre.
[pullquote class=”right”]Juro que cuando me hago la cera en las ingles grito más afinada que la flauta de la niña[/pullquote]
La niña aprenderá música, eso sí, previo pago de clases extraescolares donde sí se le enseña como debería hacerse: con juegos, con canciones, sin presiones… Mezclando la teoría y la práctica de tal manera que no se den cuenta de que están estudiando. Con un poco de azúcar, que diría Mary Poppins.
A la salida del cole, al día siguiente, le pregunto por el examen. «Un sufi», confiesa algo triste. «Pero el profe me dice que me da otra oportunidad para subir nota, ¿me ayudas otra vez?». «¡Y una mieeeeerda así de gorda», pienso para mis adentros, dominando a duras penas una ira que me estalla por dentro.
«Hija», le contesto muy digna, «hay suficientes que saben a sobresaliente. Toma la merienda». «Pues mañana tengo examen de Socials, los Toledo Mountains y eso, ya sabes», me previene mientras le quita el papel de aluminio al bocadillo. Suspiro y tomo aire. Maldigo en mis pensamientos al bilingüismo, la LOMCE y al señor Ministro. Y me pregunto, una vez más, por qué no me ligué las trompas cuando pude.

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Opiniones 34
  • ¿Que problema hay con el bilinguismo? Es basico saber leer y escribir correctamente. Es mas que basico. Y cuando mas joven se es, mas facil resulta aprender. Nunca deberiamos quejarnos por tener la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. Nunca. Y menos los relacionados con el aprendizaje de uno, dos, tres y hasta cuatro idiomas. Nunca.

    • Por supuesto que no hay ningún problema con aprender. Al contrario, estoy de acuerdo con lo que dices. La cuestión está en el método. En cómo se enseña. Y en eso debemos mejorar muchísimo. Pero muchísimo.

  • Estimada Ángeles, entiendo tu situación y también que has escrito el artículo a modo de sátira y probablemente para descargar un poquito de frustración por la situación que estás viviendo.
    Sin embargo, como maestra de música me gustaría, si me permites, comentarte que la utilización de la flauta dulce en la educación musical escolar no es obligatoria ni mucho menos. De hecho, no existe ni una sola mención a dicho instrumento en la normativa educativa. No obstante, es un estupendo recurso para que el alumnado “sienta” que puede crear melodías y para desarrollar numerosas habilidades tanto cognitivas (concentración, discriminación auditiva, etc) como puramente motrices.
    Bueno, y dicho ésto, me gustaría también comentar que, en música, como en todas las otras áreas del conocimiento que se imparten en la educación básica, hay profesorado que utiliza recursos y metodologías más innovadores que otros.
    Te remito unos cuantos blogs de profesores/as y maestros/as de música que utilizan todo tipo de herramientas y estrategias para desmontar tu argumento sobre la enseñanza musical.
    Te gustará, seguro:
    http://www.mariajesusmusica.com/
    http://www.youtube.com/user/donlumusical
    http://gerardodiegoaulademusica.blogspot.com/
    http://comomolalamusica.blogspot.com/
    http://aulamusicasanra.blogspot.com.es/
    Un saludo

    • Muchas gracias por tu comentario Remeigg. Miraré con atención las páginas que me recomiendas. Decirte que el artículo, como bien has visto, está escrito en tono de humor y de sátira y que no refleja una situación necesariamente real. Quiero decir: no por el hecho de estar en primera persona implica que todo lo que cuento sea real al 100%. Solo pretendía abrir un debate (veo por los comentarios que así ha sido) sobre cómo se están cargando una materia que a mí me parece muy importante, como es la música. Y se la están cargando en las aulas de los colegios. La flauta no será obligatoria, pero se les impone sin más, entiendo que porque parece fácil y es barata. Pero a mí me parece más fácil, por ejemplo, jugar a hacer ritmos con las palmas de las manos; o usar la voz como instrumento. Quiero decir, ¿por qué tienen que tocar un instrumento? ¿Por qué no introducirles en la música como se hace en las escuelas municipales o privadas? Hay enseñanzas, tú las conocerás, que se suelen llamar “Música y movimiento” donde a los más pequeños se les enseña a disfrutar de la música sin hacerles tocar un instrumento en concreto: con juegos, con canciones, con chinchines, con todo lo que pueda “sonar”. Y funciona. Y motiva. Muchos niños siguen aprendiendo Música por enseñanzas como esa. ¿Por qué no en los colegios? Lo que me dices de profesores que usan recursos innovadores, ojalá fuera mayoritario. Pero no lo es. Supongo que desde el Ministerio o la Dirección de los centros no se les permite. No lo sé, que hablen ellos. No menosprecio al profesor de música. Al contrario: por favor, que no nos lo quiten. Pero que no se quede solo en la flauta.

      • Buenas.
        Es una pena que tengas esa opinión sobre la asignatura de música. Todavía hay mucho que avanzar, es verdad, pero la música en la escuela, desde que estamos los especialistas de esta materia, ha avanzado mucho. Precisamente con juegos, canciones, bailes,instrumentaciones chulísimas y cositas, que por desgracia, por lo que cuentas, no utilizan en la clase de tu hijo, o no lo has visto. La mayoría utilizamos esos recursos en nuestras clases.Pero bueno, artículos como este, aunque son en plan satírico, duelen un poco. Saludos y pásate por los blogs que te han ofrecido a ver si cambias un poquito tu punto de vista sobre la música en la escuela . Saludos

  • Soy profesora de música y estoy totalmente de acuerdo en que la educación musical en primaria ha tomado un camino suicida -e inútil- en las últimas décadas. Ahora bien, hay MUCHÍSIMOS profesores que con los pocos recursos y apoyos musicales que hay en el aula de un colegio, hacen maravillas.
    No digo que el maestro de música de tu hija sea malo, ni mucho menos, pero seguramente tiene muchísimos impedimentos (recursos, tiempo, una clase de veinte alumnos, etc.).
    Entiendo lo que dices, pero no deja de molestarme el hecho de que por tratarse de la asignatura de música a muchos padres no les preocupe lo más mínimo. No estoy segura de si todos los padres (desconozco cual sería tu caso y ya te digo que no te lo comento como algo personal 😉 reaccionarían de la misma manera si su hijo no sabe hacer una división. La educación matemática, lingüística, etc. quizás sea más palpable, pero ¿acaso nos importa menos que nuestros hijos formen su inteligencia emocional a través del arte?
    En cualquier caso me alegro de haber llegado hasta tu artículo; es interesante ver el punto de vista del “otro lado”
    Un saludo!

    • Estoy totalmente de acuerdo contigo, María. Y me consta que sois muchos los profesores de música y de otras materias que tratáis de cambiar todo este sistema. El artículo es una generalidad y no se acusa a nadie en concreto, a pesar de estar escrito en primera persona. ¡Caramba, no seamos tan ingenuos! No todo lo escrito así es verídico.
      A mí, te lo puedo asegurar, me interesa que mis hijas reciban, como bien dices, educación en Humanidades, que tanto empeño tiene este Gobierno por hacer desaparecer. Y me interesa mucho potenciar y mejorar su inteligencia emocional. Eso las hará mejores personas y les dará unos valores que lo puramente mercantilista y financiero -que parece que es lo que se busca en la educación impuesta desde el Ministerio: si no tiene beneficio productivo y económico, no sirve- no les da.
      Muchas gracias por tu comentario.

  • Qué poca suerte ha tenido tu hija con el maestro de música… Y con la madre. Pobrecita… Desde luego, es para echarse a llorar…

    • Estoy de acuerdo contigo Álvaro. Pero estoy segura de que dicho profesor no tendría ningún problema en atender a esta señora para aclarar sus dudas.
      Me molestan enormemente sus palabras, y su lenguaje soez. Somos un colectivo preparado que pone todo su empeño e ilusión en su trabajo. Si le molesta la flauta, pruebe con un teclado, aunque en ese caso seguramente no le molestaría tanto el sonido como el precio.

  • Totalmente de auerdo con Álvaro con la madre que tiene esta hija. Porque esta madre no sabe como tienen que lidiar para impartir las materias de plastica, música…los profesores: sin recursos, sin refuerzos, sin grupos flexibles, el disgusto de ser la BBC (“bodas, bautizos y comuniones y otros menesteres” solo floreros para las fiestas escolares), y encima lidiar con y padres y madres como esta que tienen un gran desconocimiento del valor educativo y formativo de las enseñanzas artísticas…no quiero seguir porque como dice älvaro, “desde luego , es para echarse a llorar”

  • Me parece un post con mucha exageración. Si te dijera y te enseñase, la cara que se les queda a la mayoría del alumnado cuando tocamos algo y nos sale bonito… cambiarías de opinión. La música, que puede ser difícil de enseñar, sobre todo si no existe por detrás un buen y secuenciado proceso de enseñanza-aprendizaje, despierta en la mayoría de los niños emociones y sensaciones que no viven en otras asignaturas. Lástima, que hoy en día, nos queden ¡tres cuartos de hora! a la semana para despertar esas emociones en el alumnado.
    Respecto a la flauta, si se desde siempre se ha escogido este instrumento es por la sencillez del mismo para hacerlo sonar y su precio económico, disponible para casi todas las familias y centros educativos. Claro que hubiera sido mejor tocar la guitarra u otro instrumento cualquiera, pero las diferentes situaciones no lo han permitido.
    Un saludo y ¡qué viva la educación musical!

    • Efectivamente, Alejandro, todo lo que escribo es una hipérbole, muchas gracias por haberlo entendido.
      Por supuesto que no es fácil enseñar. Ni música, ni lengua, ni matemáticas ni mecánica del automóvil. Es tan complicado que sois muy valientes los que decidís optar por el camino de la enseñanza.
      Tristemente, como bien dices, cada vez se os quitan más recursos. Al menos, en la enseñanza pública, que es donde mis hijas se educan, a pesar de los intentos de este Gobierno por acabar con ella. Pero ante la falta de recursos, es de agradecer que también se le ponga imaginación. Una hora a la semana -de acuerdo, son 15 minutos más- tienen mis niñas de Música como actividad extraescolar en la hora del comedor. Y su actitud ante una clase y otra te puedo asegurar que no tiene nada que ver. Supongo que la personalidad del profesor también influye, pero no es en eso en lo que quiero incidir. Creo que me he explicado.
      Simplemente repito -porque ya lo he reflejado en más comentarios- que si hay maneras de enseñar música divertidas que se hacen fuera de las aulas de un colegio, por qué no hacerlo dentro. No digo más.
      Y me planteo también otra cosa, que me gustaría que me respondierais como profesores que sois: ¿por qué tienen que tocar un instrumento? ¿Por qué hay que enfocarles a aprender a tocar un instrumento? Me da igual que sea flauta, guitarra o teclado. ¿Por qué no todos? ¿O ninguno? ¿Por qué no, simplemente, acercarles a los ritmos, a las melodías, al lenguaje musical, a enseñarles a disfrutar de la música?
      Solo una cosa más, Alejandro: a mí no me parece tan fácil tocar la flauta, te lo digo de verdad.
      Y sí, ¡viva la educación musical! Por supuesto que sí.

  • lo que pienso es que si esta señora no sabe tocar la flauta dulce que no le traslade su frustración a su hija… mal ejemplo… desde luego que aprender a tocar un instrumento cuesta… y en este caso dinero no… quizá si le hubiesen pedido que comprara un violín para que su hija aprendiera música, agradecería la flauta dulce… señora… http://youtu.be/Pn4dcLPSU9w

  • Señora (por llamarla de alguna forma).
    Soy profesor de música desde hace 14 años y en mi vida profesional ya he soltado a más de 700 alumnos/as a los que he impartido la asignatura de música.
    Después de leer sus “maravillosas” reflexiones, quiero dejarle las mías.
    1. El primer problema que tiene su hija es USTED. Con esa “ilusión” con la que está hablando de la asignatura es normal que tenga una hija totalmente desmotivada hacia la flauta o hacia cualquier asignatura, porque creo que ese “amor” por el aprender se lo transmite a su hija en todas las áreas.
    2. El grupo de whatsapp no es necesario, es contraproducente. Si su hija atiende en clase, será capaz de resolver cualquier duda sin necesidad de acudir a las “madres listillas” que tienen un hijo que lo hace todo genial, como usted dice, pero que también se puede equivocar. El profesor no creo que tenga ningún problema en volver a explicarle a su hija la canción de flauta, el juego, el pentagrama o lo que tenga que estudiar…
    3. Usted habla desde la absoluta ignorancia de los profesores de música. Si se metiera en internet, en vez de perder el tiempo escribiendo estas estupideces, vería cómo gran número de profesionales de música (entre los que humildemente me incluyo) nos desvivimos por nuestra pasión que es la MÚSICA. Obviamente, como el refrán dice “cada maestrillo tiene su librillo” y da sus clases como le da la gana, pero atendiendo al desarrollo y aprendizaje de sus alumnos.
    4. No tiene sentido que esté a favor de que no quiten la asignatura de música de la enseñanza, cuando le da tan poco valor.
    Deberían quitarla, sí, y hacer a los niños aún más “tontos” , menos “frescos”, menos “impulsivos”, menos “extrovertidos” y menos “sensibles” de lo que son actualmente..
    La música es una asignatura que da HUMANIDAD, experiencias de COMPARTIR con los demás, VALORES, ESFUERZO y muchas cosas más que no me voy a molestar en añadir, ya que con gente tan “cerrada” sería perder el tiempo.
    Para terminar, decirle que su hija NUNCA AMARÁ NADA teniéndola a usted detrás. A ver si cuando crezca tiene la “libertad” de seguir el camino que le indique la pasión que tenga con algo como lo hice yo, y por eso soy PROFESOR DE MÚSICA, DONLUMUSICAL.
    Le invito a que se pase por mi página http://www.donlumusical.es y vea que mis alumnos/as no pagan actividades extraescolares para hacer juegos, bailes, ritmos, etc…
    Un saludo y siga así, le irá genial a su hija. Por supuesto, que el problema no se irá al acabar Primaria, porque lo tiene en casa para siempre…. BESITOS.

    • Estimados Donlumusical, Sira, Edelmira Besora, Esther y Álvaro Castillo:
      Para no alargarme demasiado y cansar al personal respondiéndoos uno a uno, permitidme que lo haga a través del último comentario de Donlumusical.
      Ya que hemos intimado tanto que habéis llegado al insulto, dejadme aclaraos una cosa.
      Que no hayáis sido capaces de entender que se trata de un texto humorístico, muy hiperbólico y ficticio, aun estando escrito en primera persona, dice mucho de vosotros en calidad de profesores, y no muy bueno, la verdad.
      Quizá los que tengáis un problema seáis vosotros. Y vuestros alumnos, claro está.
      Y es una lástima, porque creo que en lo básico (la importancia de la Música en la educación de los niños) estábamos de acuerdo.
      Para terminar, un mensaje de tranquilidad, ya que os veo muy preocupados por la salud sentimental de mi hija. La niña está perfectamente: es feliz, sensible, curiosa, trabajadora y sus profesores (de música, de matemáticas, de lengua, de inglés, de teatro…) me felicitan constantemente por la educación que le doy.
      Y creo, por comentarios y otras muestras afectivas que me regala a diario, que no le parezco tan horrorosa, cerrada, insensible, castradora, anuladora y poco motivadora como decís.
      No obstante, y como de bien nacidos es ser agradecidos, quiero daros las gracias por haber leído mi artículo y haber contribuido a lo que buscaba: motivar un debate sobre la educación musical en este país. Pero, por favor, no le deis la razón a mi abuela, que era una mujer muy sabia, cuando decía aquello de: quien se pica, ajos come.
      Buenas tardes.

  • Habria que conocer la versión del maestro, eso por un lado. Si es verdad que, todavia, estan los que “solamente” tocan la flauta, pero cada vez son menos y cada vez somos mas los que damos o siempre hemos dado importancia a que el niño aprenda jugando, divirtiendose y sobre todo haciendolo el/ ella mism@., es decir, lo que tu pagas en extraescolares para que aprenda música, mis alumnos lo tienen en clase!! que suerte tienen. 🙂 No soy quien para dar consejos, pero no estaria de mas que hablaras con el maestro de tu hija y que te aclararase las dudas que tienes, andes de empezar a infravalorar una asignatura que aporta a l@s niñ@s muchisimo mas que las tan importantes matematicas o conocimiento del medio.
    Ahh y siento decepcionarte, pero tu hija se puede encontrar en secundaria otro “mal” profesor tambien, vamos, flautista quiero decir.
    Intenta inculcarle un poquito de respeto y cariño hacia la música, anda!

    • Para que te hagas una idea de cómo y con que trabajo en
      clase.http://musikaetaeuskara.blogspot.com.es/. Espero que no sea un problema que este en euskara,, ainsssss, esto del bilingúismo, que va a empobrecer a l@s niñ@s….. mejor castellano de toda la vida y ya pagaremos en las academias y escuelas de idiomas para que nos enseñen, ingles, chino, alemán… claro que si.

      • Iratxe, el bilingüismo implantado en mi zona (comunidad de Madrid) es una patraña. Y genera la desigualdad evidente de los hijos de padres cuyo nivel de inglés no es suficiente para supervisar el aprendizaje, con lo cual lo que se ahorren en academias de idiomas se lo van a gastar en profes de apoyo. He dicho.

      • Si es como dices, Iratxe, efectivamente, tus alumnos tienen mucha suerte. Pero tranquila, el profesor de mi hija es un chico joven, estupendo y con muchas ganas de hacer cosas. El problema es que le faltan recursos, como decíamos en otros comentarios, le sobran alumnos (como eres profesora tú también no necesitas que te explique cómo han aumentado los ratios de alumnos por clase, ¿verdad?, y lo que eso supone) y, sobre todo, que lo que cuento en el artículo no es real. O, como decía Rajoy, todo es falso salvo alguna cosa.
        No, el problema de la educación musical no es el profe de mi hija ni muchos otros que como tú os empeñáis loablemente en que no muera este tipo de enseñanza.
        Para no repetirme, te invito a que leas otras respuestas que he dado más arriba. No es la música, es como os obligan a impartirla.
        Y cuando hablo del bilingüismo no hablo de castellano-euskera, castellano-catalán o castellano-gallego. Quizá debería haberte aclarado que vivo en Madrid y se está imponiendo en esta comunidad el sistema del bilingüismo, en cuanto a reforzar la enseñanza del inglés. Raquel te lo ha explicado perfectamente en otra respuesta.
        Y, tranquila, respeto y cariño por la música no faltan en mi casa. Te lo puedo asegurar.

        • Lo que dijo respecto a “la imposición del instrumento” no pasa en todas partes, porque eso pase donde estudia su hija no significa que ocurra en todos lados, yo soy alumno y mi profesor desde el primer momento preguntó quién quería aprender y enseñó a ese grupo, incluyéndome. Y respecto al resto del grupo, no los desaprobó por no tocar, les dijo que cantaran mientras nosotros los acompañabamos tocando. Y eso fué así los tres años que tuvimos música, ya que, en mi escuela, sólo se enseña los primeros 3 años.

  • ¿Realmente os ha parecido que esta mamá está quejándose de las bondades de la asignatura, una asignatura más que noble, pero que en mi opinión, por ejemplo, no debería ser obligatoria ni ceñirse a la flauta año tras año? Pues sí que estamos ciegos…

    • lo siendo pero obligatoria, si. Bastante devaluada está la cultura en este pais, como para encima quitar de las aulas, la única manera de acercarse a la música y la cultura que tienen muchos niños.
      Lo de ceñirse a la flauta, evidentemente para mi la asignatura de música no es flauta y punto, es mas, todo lo contrario: ritmo, movimiento, cantar,jugar, inventar, disfrutar, trabajo en grupo……..

    • Como se explicó en un comentario anterior, la flauta dulce es más fácil de enseñar y, más económica. Y dependiendo del tiempo del que disponga el profesor/la profesora, a mí me parece la opción más práctica

  • Madre mía de mi vida y de mi corazón….
    Después de ver en los telediarios,y de leer en los periódicos e internet lo mal que esta la sociedad, la política y la economía española, me encuentro con este articulo que me saca la sonrisa sobre una situación que todos los padres experimentamos a diario, pero cual es mi sorpresa cuando veo que a la autora un poco mas y la crucifican por tocar este tema con un poco de ironía.
    Entiendo que alguno se haya podido sentir molesto, pero de ahí a llegar prácticamente al insulto o desprestigiarla como madre no me parece pero nada propio de un profesor.
    viva la musica y viva la libertad de opinión con humor!

  • Vaya, vaya, me parece extraordinaria la capacidad con que la autora nos ha puesto en una situación real y la forma jocosa de presentar la historia. A ver, que podría también adecuarse a cualquier situación o actividad a la que nos enfrentamos en el día a día con los hijos. Es una pena la poca capacidad tienen algunos para reírse de la vida, relajarse, ser felices y además transmitirlo!, tal y como lo hace la autora. Gracias, me he reído un montón, y que sepas que lo he compartido en mi grupo hde Whatsapp de madres del cole. 😉

    • Que falta de humor veo,si en vez de esta señora,hubiera hecho con esto un monólogo de humor algún famoso, todo el mundo estaría muerto de risa,pero como es una desconocida la que ha querido poner una nota de humor…lapidemosla verbalmente!!!
      De verdad,aprendamos a reir que se vive mejor.

    • Hola a todos!
      Vaya tela con la gente! cuanto indignado en esta sociedad! Ojalá movieran el culo igual de rápido para protestar contra los recortes que afectan a la educación y no para escribir sandeces sobre una señora que no conocen.
      Me parece un texto, a parte de divertidísimo, super interesante. Tratemos de ver otras vías para acercar a los chavales a la música y no la jodía flauta que encima se llena de babas y huele fatal. Por qué no vemos las capacidades de nuestros alumnos y hacemos, por ejemplo, un coro? Cada uno con su papel pero formando un todo, un grupo, integrando a los niños y no marginando a algunos por su falta de habilidad con un instrumento en concreto.
      Hay muchas formas de enseñar y no todas son correctas por muy buena intención que se le ponga.
      Y por favor, queremos más artículos así! Que todavía me estoy riendo!!! Buenisimo!!!

  • jajajjaja la musica es hermosa en su manera artirtica pero cada instrumentista a querido tirar y quemar su instrumento en algun momento de su vida bueno la flauta es un instrumento bastante facil dicen yo estudie un tecnico en musica y la puta… flauta me lo partio para mi fue duro pero las canciones las sacaba despues de ensayo con mi hojita de notas una por una y la partitura decia cual el maestro era conciente de que en ese semestre se nos dificultaria leer un pentagrama, el profesor de la niña era un imbecil creyendo que podia corchar el grupo perjudicandolos pero la gracia de la musica es enseñar de una manera practica y al ritmo de cada quien por que son muchas cosas que hay que tener encuenta capacidades que solo un buen musico puede entender que el que no es bueno para leer es bueno para interpretar o improvisar etc

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