Ray Bradbury tenÃa 92 años y los dÃas contados. VivÃa en su casa de California, atendido por una enfermera y un canal de TV encendido todo el dÃa: Turner Classic Movies. Era 2012 pero entre esas voces de otro siglo se sentÃa mejor. Sam Weller, su biógrafo autorizado, lo visitaba a menudo para hablar con él. Un dÃa, poco antes de morir, se interesó por su fortaleza.
—Has escrito cientos de relatos cortos, novelas, ensayos, poesÃas, obras de teatro, programas de TV… ¿De dónde sacaste la energÃa para hacer todo eso?
—Las ideas producen energÃa. A lo largo de los años me provocaron para sacarme de la cama y correr hacia la máquina de escribir o coger un bolÃgrafo y un papel a mitad de la noche. A menudo me despertaba a las 3.00 de la mañana y buscaba una libreta porque tenÃa que anotar algo antes de que desapareciera.

Weller se interesó después por el juez interno que le decÃa lo que estaba mal y lo que estaba bien.
—¿Cómo decides que algo es lo suficientemente bueno?
—Mi subconsciente acierta casi siempre. Él decide por mÃ. Apenas se equivoca. Cuando trabajo una idea, escribo notas y las dejo reposar. Cuando vuelvo a verlas, mis instintos me dicen si debo retomarla y acabar la historia. Mi subconsciente me avisa. No decido con el intelecto.
El escritor zen tenÃa un guÃa más: el amor. Lo contó dos años antes en una universidad de Medicina de EEUU. Weller, que dirigÃa el cotarro, le dijo:
—Una mujer de la audiencia quiere conocer una de las perlas de sabidurÃa que tienes para los jóvenes escritores del mundo.
—Deja que el amor sea tu centro —respondió Bradbury—. Deja que el amor sea tu poder. Haz lo que amas y ama lo que haces. No hagas nada por dinero. Todo deberÃa ser por amor. El dinero vendrá como recompensa posterior en la vida. Pero llega más tarde. Olvida el dinero. Haz lo que amas y ama lo que haces.
Fuente: Ray Bradbury. The Last Interview, editado por Sam Weller.