La vida es nacer, crecer, reproducirse y que te digan que cambies durante todo el trayecto. Cada Ă©poca dicta su ambiciĂ³n. La de hoy, sea por el flanco laboral o el personal fĂsico y mental, es el cambio. El cambio pasĂ³ de ser posibilidad a dogma: se dice que no solo todos los cambios son positivos, tambiĂ©n son posibles.
Pero llega la ciencia y manda parar. Conocer las investigaciones revela que el cambio, hoy, adquiere rango de fe: se habla incluso de que la actitud puede sanar enfermedades. Pero ¿hasta quĂ© punto puedes cambiar tu personalidad?
El libro Deja de intentar cambiar recoge y divulga los descubrimientos cientĂficos al respecto. Su coautora (junto a Rodrigo MartĂnez), la psicĂ³loga Mara Aznar, afirma que es imposible modificar lo sustancial, y que lo sustancial es mĂ¡s grande de lo que se cree. «Nos dicen que nos adaptemos al entorno y la idea es al revĂ©s: que el entorno se adapte a nosotros», sintetiza.
«El 50% de nuestra personalidad es predisposiciĂ³n genĂ©tica, no se puede cambiar. No puedes pasar de ser introvertido a extrovertido, y vivir eso como un defecto e intentar cambiarlo requiere mucho esfuerzo y genera una frustraciĂ³n continua. Es como darse contra una pared», señala. El otro 50% sĂ se puede cambiar; corresponde a la experiencia privada: el cĂ³mo procesamos lo que ocurre. Para modificar esa porciĂ³n primero debemos ser conscientes de cĂ³mo somos y aceptarlo. Gracias a eso, podemos movernos hacia relaciones o trabajos que casen con nuestra forma de ser.
No nacemos como un folio en blanco. El ambiente no nos configura del cogote al meñique. Nuestra predisposiciĂ³n genĂ©tica marca si somos mĂ¡s o menos introvertidos, estables emocionalmente, responsables, empĂ¡ticos o abiertos a nuevas experiencias. El entorno no crea esas cualidades, son esas cualidades las que determinan cĂ³mo el entorno marca a una persona.
Si tomas a dos gemelos idĂ©nticos (que comparten ADN) y los educas en familias distintas, con los años, la correlaciĂ³n entre sus personalidades rondarĂ¡ el 90%. AsĂ lo comprobĂ³ Thomas Bouchard, psicĂ³logo de la Universidad de Minnesota. Sin embargo, la correlaciĂ³n de personalidades entre hermanos criados en la misma casa ronda solo el 50%.
Pero hay un dato mĂ¡s intrigante. Dos gemelos criados en una misma casa se parecen menos (un 80%) que si crecen en lugares diferentes. Genes idĂ©nticos, ambientes idĂ©nticos y, sin embargo, son un poco mĂ¡s distintos. ¿El motivo? Se esfuerzan en diferenciarse el uno del otro. Necesitan ser un poco mĂ¡s Ăºnicos.