Puede que aparentemente no sea la silla más cómoda del mundo, pero te gusta. Ocurre lo mismo con esa extraña lámpara, que, a fuerza de ser simple en su diseño, no puedes dejar de darle vueltas y observarla. Y con ese perchero casi plano. O ese tirachinas tan difÃcil y tan sencillo al mismo tiempo.
Los muebles que crea el artista chileno Francisco Jordán simplemente con tubos de metal son tan atractivos como divertidos. Ya lo dice su nombre: Fun Furniture For Friends, y eso es lo que te provocan, una sonrisa.
«Dicho de otra forma, mi trabajo estaba orientado principalmente a la experimentación con narrativas en diferentes formatos: libros, fanzines, fotos, vÃdeos, juegos e instalaciones».
FFFF tiene su origen en un proyecto de diseño y construcción de equipamiento urbano para facilitar el uso de la bicicleta que inició en su Chile natal en 2014. «Ahà tuve mi primera curvadora de tubos y aprendà a trabajar con metal», recuerda.
«Cuando diseño, lo primero que hago es definir pies forzados que me divierten, por ejemplo: fabricar una serie de objetos utilizando siempre el mismo tubo de metal y el mismo radio de curva. Esas directrices son las que determinan en gran parte el espÃritu de mis proyectos», explica el artista.
El resultado son muebles y objetos tremendamente minimalistas, que recuerdan, por sus colores y el material utilizado, a aquellos viejos pupitres verdes de los colegios y a los columpios de antaño. «Cuando partà con la idea de mueble, lo primero que hice fue construir una silla de instituto alargada y una aplastada. Además del parentesco en los materiales, me parecÃa gracioso deformar y sacar de contexto un objeto que se asocia al aprendizaje normativo», aclara.
Pero lo que realmente le divierte de este proyecto es el aspecto lúdico y no el práctico. «Me interesa el juego porque te empuja a operar de manera más fluida e intuitiva y eso repercute en la expresión de los objetos», corrobora.
«A su vez, la expresión determina la función narrativo-emocional de un objeto y a mà me interesa mucho este lado. Por otra parte, creo que una lámpara se tiene que encender y que una silla es para sentarse. En FFFF lo que hago es escuchar ambas partes y a ninguna hago caso del todo».
Puede que aparentemente no sea la silla más cómoda del mundo, pero te gusta. Ocurre lo mismo con esa extraña lámpara, que, a fuerza de ser simple en su diseño, no puedes dejar de darle vueltas y observarla. Y con ese perchero casi plano. O ese tirachinas tan difÃcil y tan sencillo al mismo tiempo.
Los muebles que crea el artista chileno Francisco Jordán simplemente con tubos de metal son tan atractivos como divertidos. Ya lo dice su nombre: Fun Furniture For Friends, y eso es lo que te provocan, una sonrisa.
«Dicho de otra forma, mi trabajo estaba orientado principalmente a la experimentación con narrativas en diferentes formatos: libros, fanzines, fotos, vÃdeos, juegos e instalaciones».
FFFF tiene su origen en un proyecto de diseño y construcción de equipamiento urbano para facilitar el uso de la bicicleta que inició en su Chile natal en 2014. «Ahà tuve mi primera curvadora de tubos y aprendà a trabajar con metal», recuerda.
«Cuando diseño, lo primero que hago es definir pies forzados que me divierten, por ejemplo: fabricar una serie de objetos utilizando siempre el mismo tubo de metal y el mismo radio de curva. Esas directrices son las que determinan en gran parte el espÃritu de mis proyectos», explica el artista.
El resultado son muebles y objetos tremendamente minimalistas, que recuerdan, por sus colores y el material utilizado, a aquellos viejos pupitres verdes de los colegios y a los columpios de antaño. «Cuando partà con la idea de mueble, lo primero que hice fue construir una silla de instituto alargada y una aplastada. Además del parentesco en los materiales, me parecÃa gracioso deformar y sacar de contexto un objeto que se asocia al aprendizaje normativo», aclara.
Pero lo que realmente le divierte de este proyecto es el aspecto lúdico y no el práctico. «Me interesa el juego porque te empuja a operar de manera más fluida e intuitiva y eso repercute en la expresión de los objetos», corrobora.
«A su vez, la expresión determina la función narrativo-emocional de un objeto y a mà me interesa mucho este lado. Por otra parte, creo que una lámpara se tiene que encender y que una silla es para sentarse. En FFFF lo que hago es escuchar ambas partes y a ninguna hago caso del todo».