Gregor Zoyzoyla estaba acostumbrado a fotografiar personas. Lo hacÃa y mucho en su trabajo como fotógrafo de bodas. Pero hace años descubrió que los edificios pueden ser los mejores modelos. «En ellos puedes invertir todo el tiempo del mundo», explica «siempre que no tengas problemas con los chicos de seguridad». En 2014 empezó a documentar sus viajes con paisajes urbanos que iba colgando en sus cuentas de Facebook y Flickr. Con el tiempo se dio cuenta de dos cosas. La primera es que en Instagram este proyecto funcionaba mucho mejor. La segunda, que la mayorÃa de edificios que le gustaban eran brutalistas.Â
Desde entonces su cuenta se ha convertido en una celebración de este estilo peculiar. Las moles brutalistas tienen un punto grácil y sofisticado en sus fotografÃas. «Salir a la caza de edificios es como una especie de meditación para mû, explica el artista. «SÃ, suena raro, pero puedo llegar a sentir cosas por estos edificios», bromea.
Estudió planificación urbana, es trabajador social y completa su dispar currÃculo como fotógrafo. Esta apretada agenda hace que Zoyzoyla muchas veces tenga que fotogtrafiar edificios en su tiempo libre. «Aprovecho los viajes de trabajo, de mis otros trabajos, para salir a la caza de edificios», explica, «y solo de vez en cuando consigo mezclar vacaciones con viajes de arquitectura, que serÃa la forma perfecta de trabajar».Â
Al final, por el bien de sus fotos (y de sus amistades) Zoyzoyla ha decidido hacer solo estos paseos a la caza de la arquitectura brutalista. «Es que si no deja de ser meditación», se defiende.
Los amigos encuentran su práctica un tanto aburrida pero sus admiradores (y solo en Instagram tiene más de 22.000) creen que el resultado es apasionante. «Tengo oportunidad de hablar con ellos en mis exposiciones y es genial», confiesa el fotógrafo, «puedo hablar con desconocidos durante horas sobre arquitectura y sobre lo que ven en mis fotos, cosas que muchas veces no veo ni yo».Â
Gregor Zoyzoyla estaba acostumbrado a fotografiar personas. Lo hacÃa y mucho en su trabajo como fotógrafo de bodas. Pero hace años descubrió que los edificios pueden ser los mejores modelos. «En ellos puedes invertir todo el tiempo del mundo», explica «siempre que no tengas problemas con los chicos de seguridad». En 2014 empezó a documentar sus viajes con paisajes urbanos que iba colgando en sus cuentas de Facebook y Flickr. Con el tiempo se dio cuenta de dos cosas. La primera es que en Instagram este proyecto funcionaba mucho mejor. La segunda, que la mayorÃa de edificios que le gustaban eran brutalistas.Â
Desde entonces su cuenta se ha convertido en una celebración de este estilo peculiar. Las moles brutalistas tienen un punto grácil y sofisticado en sus fotografÃas. «Salir a la caza de edificios es como una especie de meditación para mû, explica el artista. «SÃ, suena raro, pero puedo llegar a sentir cosas por estos edificios», bromea.
Estudió planificación urbana, es trabajador social y completa su dispar currÃculo como fotógrafo. Esta apretada agenda hace que Zoyzoyla muchas veces tenga que fotogtrafiar edificios en su tiempo libre. «Aprovecho los viajes de trabajo, de mis otros trabajos, para salir a la caza de edificios», explica, «y solo de vez en cuando consigo mezclar vacaciones con viajes de arquitectura, que serÃa la forma perfecta de trabajar».Â
Al final, por el bien de sus fotos (y de sus amistades) Zoyzoyla ha decidido hacer solo estos paseos a la caza de la arquitectura brutalista. «Es que si no deja de ser meditación», se defiende.
Los amigos encuentran su práctica un tanto aburrida pero sus admiradores (y solo en Instagram tiene más de 22.000) creen que el resultado es apasionante. «Tengo oportunidad de hablar con ellos en mis exposiciones y es genial», confiesa el fotógrafo, «puedo hablar con desconocidos durante horas sobre arquitectura y sobre lo que ven en mis fotos, cosas que muchas veces no veo ni yo».Â