15 de julio 2013    /   BUSINESS
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¿Ha llegado la hora de borrar la palabra emprendedor de nuestro vocabulario?

15 de julio 2013    /   BUSINESS     por          
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Emprendedor y emprender. Son, quizá, dos de las palabras más denostadas del momento. Despreciarlas es el nuevo deporte nacional y no es difícil entender por qué. Han sido utilizadas para crear esperanzas poco realistas entre los ciudadanos. Han sido un instrumento para delegar las responsabilidades del Estado en aras de que vendrán “los emprendedores a solucionarlo”. Se ha empleado para hacer autobombo del político de turno que busca empaparse del halo de supuesta modernidad que rodea este término. Han servido de reclamo de marketing para promocionar saraos que cobran 500 euros por barba en el que los verdaderos emprendedores brillan por su ausencia. Todo apunta a que será la palabra más odiada del año 2013.
[pullquote]Los medios asocian ser empresario con los representantes de la CEOE que vemos frecuentemente por la televisión, esos personajes oscuros, engominados que parecen salidos de Cuéntame.[/pullquote]
Sin embargo, su desprestigio no debería invalidar la creciente necesidad de promover la idea de montar algo como una opción tan valida como ser médico o abogado. Una opción profesional que muchos de nosotros ni siquiera contemplábamos porque crecimos en un sistema educativo orientado a formarnos para trabajar en una gran empresa.
La imagen difundida por los medios de comunicación no ayuda. Se sigue promoviendo una visión anticuada de la empresa y los empleados. El empresario se acaba asociando con los representantes de la CEOE que vemos frecuentemente por televisión, esos personajes oscuros, engominados que parecen salidos de la serie Cuéntame.
Las declaraciones de estos sujetos no ayudan cuando utilizan frases del tipo: “Tenéis que trabajar más por menos, mirad a los chinos”, como si lo único que importase fuese el número de horas que echas en vez de la productividad.
Se promueve una dinámica en la que el trabajador debe dar gracias por estar allí en vez de fomentar acuerdos entre iguales en los que todo el mundo sale ganando.
800px-BLACK_BALLOON_SALESMAN_ON_SOUTH_SIDE_CHICAGO'S_47TH_STREET_MANY_OF_THE_CITY'S_BLACK_BUSINESS_OWNERS_STARTED_WITH..._-_NARA_-_556217
Por eso, ha llegado la hora de darle la vuelta al término emprender en vez de asociar montar una actividad con aspirar a ser Díaz Ferrán.
– Deberíamos relacionarlo con personas como Som Energía, que trabajan de forma colaborativa para crear alternativas a las grandes eléctricas.
– Deberíamos pensar en Alegria Industries, que han encontrado una oportunidad en la menguante industria textil de Alicante para diseñar y vender sombreros de calidad y que han recuperado los muñecos de futbolín de una manera creativa.
– Deberíamos acordarnos de Domanises, que lucha cada día por dar valor a la cerámica en un mundo cada vez más industrializado.
– Deberíamos considerar emprendedores a grupos como Fundación Civio, que ha creado una organización que lucha cada día por hacer más transparentes las instituciones en España.
– Deberíamos mirar a personas como Antonio Serrano, que a sus 57 años se ha reinventado con una marca de muebles hechos en España.
– Deberíamos pensar en personajes como Romero, el vendedor de jamón y queso en el mercado de Antón Martín que pone un cuidado meticuloso a sus productos y se desvive por sus empleados y clientes. Y que, hace pocos meses, empezó a vender sus jamones en Japón.
– Deberíamos pensar en la multitud de publicitarios que se han lanzado a la piscina en los últimos años para crear pequeñas agencias que intentan dignificar el trabajo de esta profesión tan maltratada en los últimos años por multinacionales que solo piensan en cumplir con los números que les imponen sus matrices en Nueva York o Londres.
– Deberíamos recordar el ejemplo de Mongolia, que han demostrado que es posible crear un medio satírico de alcance nacional sin tener que depender de un gran grupo mediático.
– Deberíamos pensar en las personas que han creado un nuevo modelo de comercio en el mercado de San Fernando (Madrid), en el que lo que importa son las ideas en vez de quién tiene la concesión con el gobierno local.
– Deberíamos pensar en esos ingenieros y programadores que trabajan para crear startups, aplicaciones y webs que dan trabajo a muchísima gente.
– Deberíamos pensar en iniciativas como el Campo de cebada, un ejemplo increíble de colaboración vecinal para recuperar el espacio público.
– 
Deberíamos pensar en Will Ruddick, que creó una moneda hiperlocal en Bangladesh (Kenia) que ayudó a aumentar el comercio local en un 22%. Su “osadía” lo ha llevado a estar perseguido por la justicia.
– Y los miles de ejemplo que suceden cada día que empoderan a los ciudadanos que deciden tomar la inciativa. Habría que celebrarlo y promoverlo por mucho que el circo emprendedor nos dificulte verlo. Los países más sólidos económicamente se sostienen gracias a sus pequeñas y medianas empresas. Todas han sido creadas por emprendedores o como queramos llamarlo.
[pullquote align=”right”]
Facilitar la vida a quien quiera montar una actividad no significa aceptar las nociones más descarnadas del capitalismo estadounidense
 
[/pullquote]La alternativa es delegar todo a las multinacionales y dejar que llenen las ciudades de sus tiendas, sus marcas, sus productos. Que la estandarización se apodere de nuestras urbes. Que los ritmos cortoplacistas de la bolsa marquen nuestro camino para exprimir hasta el último centavo en beneficio de unos pocos. La clave, como todo, estará en el equilibrio.
Por mucho que los políticos se empeñen en decir que apoyan a los emprendedores, la realidad cruda es que en muchos casos nunca ha estado tan difícil. Entre los problemas de crédito y el afán recaudatorio de las administraciones crear una empresa se vuelve muy complicado. Por eso se hace necesario no dejarse llevar por la ola ‘odiosa’ de emprender y tener una visión más sosegada sobre este asunto.
Facilitar la vida a quien quiera montar una actividad no significa aceptar las nociones más descarnadas del capitalismo estadounidense. No significa renunciar a un estado de bienestar razonable. En muchos casos puede ser la vía para rescatarlo ya que las pequeñas y medianas empresas defraudan mucho menos que las grandes multinacionales. Podemos aprender de algunos aspectos positivos de Estados Unidos sin copiar los aspectos negativos.
Llegado a este punto, ¿deberíamos borrarla de nuestro vocabulario? ¿Qué alternativas proponéis?
Quizá no haga falta llevar a cabo ninguna de las dos cosas. Se puede seguir usando la palabra siempre sin perder nuestra capacidad crítica.

Foto Globos: John H White

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Emprendedor y emprender. Son, quizá, dos de las palabras más denostadas del momento. Despreciarlas es el nuevo deporte nacional y no es difícil entender por qué. Han sido utilizadas para crear esperanzas poco realistas entre los ciudadanos. Han sido un instrumento para delegar las responsabilidades del Estado en aras de que vendrán “los emprendedores a solucionarlo”. Se ha empleado para hacer autobombo del político de turno que busca empaparse del halo de supuesta modernidad que rodea este término. Han servido de reclamo de marketing para promocionar saraos que cobran 500 euros por barba en el que los verdaderos emprendedores brillan por su ausencia. Todo apunta a que será la palabra más odiada del año 2013.
[pullquote]Los medios asocian ser empresario con los representantes de la CEOE que vemos frecuentemente por la televisión, esos personajes oscuros, engominados que parecen salidos de Cuéntame.[/pullquote]
Sin embargo, su desprestigio no debería invalidar la creciente necesidad de promover la idea de montar algo como una opción tan valida como ser médico o abogado. Una opción profesional que muchos de nosotros ni siquiera contemplábamos porque crecimos en un sistema educativo orientado a formarnos para trabajar en una gran empresa.
La imagen difundida por los medios de comunicación no ayuda. Se sigue promoviendo una visión anticuada de la empresa y los empleados. El empresario se acaba asociando con los representantes de la CEOE que vemos frecuentemente por televisión, esos personajes oscuros, engominados que parecen salidos de la serie Cuéntame.
Las declaraciones de estos sujetos no ayudan cuando utilizan frases del tipo: “Tenéis que trabajar más por menos, mirad a los chinos”, como si lo único que importase fuese el número de horas que echas en vez de la productividad.
Se promueve una dinámica en la que el trabajador debe dar gracias por estar allí en vez de fomentar acuerdos entre iguales en los que todo el mundo sale ganando.
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Por eso, ha llegado la hora de darle la vuelta al término emprender en vez de asociar montar una actividad con aspirar a ser Díaz Ferrán.
– Deberíamos relacionarlo con personas como Som Energía, que trabajan de forma colaborativa para crear alternativas a las grandes eléctricas.
– Deberíamos pensar en Alegria Industries, que han encontrado una oportunidad en la menguante industria textil de Alicante para diseñar y vender sombreros de calidad y que han recuperado los muñecos de futbolín de una manera creativa.
– Deberíamos acordarnos de Domanises, que lucha cada día por dar valor a la cerámica en un mundo cada vez más industrializado.
– Deberíamos considerar emprendedores a grupos como Fundación Civio, que ha creado una organización que lucha cada día por hacer más transparentes las instituciones en España.
– Deberíamos mirar a personas como Antonio Serrano, que a sus 57 años se ha reinventado con una marca de muebles hechos en España.
– Deberíamos pensar en personajes como Romero, el vendedor de jamón y queso en el mercado de Antón Martín que pone un cuidado meticuloso a sus productos y se desvive por sus empleados y clientes. Y que, hace pocos meses, empezó a vender sus jamones en Japón.
– Deberíamos pensar en la multitud de publicitarios que se han lanzado a la piscina en los últimos años para crear pequeñas agencias que intentan dignificar el trabajo de esta profesión tan maltratada en los últimos años por multinacionales que solo piensan en cumplir con los números que les imponen sus matrices en Nueva York o Londres.
– Deberíamos recordar el ejemplo de Mongolia, que han demostrado que es posible crear un medio satírico de alcance nacional sin tener que depender de un gran grupo mediático.
– Deberíamos pensar en las personas que han creado un nuevo modelo de comercio en el mercado de San Fernando (Madrid), en el que lo que importa son las ideas en vez de quién tiene la concesión con el gobierno local.
– Deberíamos pensar en esos ingenieros y programadores que trabajan para crear startups, aplicaciones y webs que dan trabajo a muchísima gente.
– Deberíamos pensar en iniciativas como el Campo de cebada, un ejemplo increíble de colaboración vecinal para recuperar el espacio público.
– 
Deberíamos pensar en Will Ruddick, que creó una moneda hiperlocal en Bangladesh (Kenia) que ayudó a aumentar el comercio local en un 22%. Su “osadía” lo ha llevado a estar perseguido por la justicia.
– Y los miles de ejemplo que suceden cada día que empoderan a los ciudadanos que deciden tomar la inciativa. Habría que celebrarlo y promoverlo por mucho que el circo emprendedor nos dificulte verlo. Los países más sólidos económicamente se sostienen gracias a sus pequeñas y medianas empresas. Todas han sido creadas por emprendedores o como queramos llamarlo.
[pullquote align=”right”]
Facilitar la vida a quien quiera montar una actividad no significa aceptar las nociones más descarnadas del capitalismo estadounidense
 
[/pullquote]La alternativa es delegar todo a las multinacionales y dejar que llenen las ciudades de sus tiendas, sus marcas, sus productos. Que la estandarización se apodere de nuestras urbes. Que los ritmos cortoplacistas de la bolsa marquen nuestro camino para exprimir hasta el último centavo en beneficio de unos pocos. La clave, como todo, estará en el equilibrio.
Por mucho que los políticos se empeñen en decir que apoyan a los emprendedores, la realidad cruda es que en muchos casos nunca ha estado tan difícil. Entre los problemas de crédito y el afán recaudatorio de las administraciones crear una empresa se vuelve muy complicado. Por eso se hace necesario no dejarse llevar por la ola ‘odiosa’ de emprender y tener una visión más sosegada sobre este asunto.
Facilitar la vida a quien quiera montar una actividad no significa aceptar las nociones más descarnadas del capitalismo estadounidense. No significa renunciar a un estado de bienestar razonable. En muchos casos puede ser la vía para rescatarlo ya que las pequeñas y medianas empresas defraudan mucho menos que las grandes multinacionales. Podemos aprender de algunos aspectos positivos de Estados Unidos sin copiar los aspectos negativos.
Llegado a este punto, ¿deberíamos borrarla de nuestro vocabulario? ¿Qué alternativas proponéis?
Quizá no haga falta llevar a cabo ninguna de las dos cosas. Se puede seguir usando la palabra siempre sin perder nuestra capacidad crítica.

Foto Globos: John H White

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Opiniones 26
  • Después de cargarse a miles y miles de emprendedores (antes llamados pequeños empresarios) ahora le dicen a la gente que lo mejor es ser emprendedor, y encima los bancos no les prestan un duro para que puedan “emprender”

  • Propongo el término ” aventureros “, como el caso de mi pareja, que pasados los 40 se licenció en psicología, abandonó su trabajo de mierda en una gran empresa y con otro chalado como ella montaron un chiringuito orientado a niños (y) discapacitados, sin más ambición que la de trabajar (lo justo) para vivir. Eso fue justo antes de la irrupción de la crisis, ahora ya casi podemos permitirnos la vida que llevamos, muy humilde y tranquila, pero feliz.

    • Me encanta! estoy contigo… llevo tiempo odiando el termino, siempre me ha parecido un placebo asqueroso de tragar… he montado varias historias y no soy emprendedora… soy terminadora! porque no dejo de pensar que el que emprende y abandona no llega a ningún sitio… Hago algo, lo pongo en marcha, lo termino y vuelvo a la carga! Yo soy guerrera! XP

  • A lo mejor es que los “emprendedores” de los que hablas son más “sorprendedores” porque no solo emprenden nuevos caminos al margen de un sistema económico que últimamente es muy parecido ya al de pesca de arrastre. Estos “sorprendedores” nos soprenden día a día con su esfuerzo y sus ganas de salir adelante con lo que hay, que realmente es muy poco. Y claro que el dinero cuenta, todos vivimos en este mundo y necesitamos subsistir. Pero cuenta más cómo se gana este dinero: haciendo cosas en las que uno confía y cree y ofrecer producto/servicio que represente un beneficio tanto para el que lo crea como para el que lo utiliza. Un cambio justo entre mi trabajo y el servicio que tú recibes. Y esto tan sencillo y básico, hoy en dia SORPRENDE y mucho!

  • Cuánta demagogia… ¿Qué diferencia hay entre un emprendedor y un empresario? ¿Acaso no podemos considerar emprededores a Steve Jobs o a Amancio Ortega? Todos los “emprendedores” aspiran a llegar a ser como ellos.

    • ¿Demagogia? Para nada. En ningún momento he despreciado la labor de Steve Jobs o Amancio Ortega aunque haya cosas criticables de ellos. Simplemente quería recuperar la palabra y asociarlo con lo positivo en vez de lo negativo que últimamente empieza a rodear el uso de esta palabra…

    • Son primos cercanos Javi, pero EMprendedor y Empresario no es lo mismo.
      El primero es una persona que disfruta emprendiendo; es decir, creando cosas. Mientras que el empresario es alguien a quien le apasiona generar crecimiento y, sobre todo, gestionar.
      No todo emprendedor es un buen gestor del crecimiento (eso se le da mejor al empresario), o porque no sabe hacerlo; o porque no le gusta y aún sabiendo hacerlo acabaría haciéndolo mal.
      A un emprendedor normalmente le suele gustar mucho crear negocios, pero cuando estos adquieren cierto tamaño le aburre muchísimo gestionarlos, aunque sepa cómo hacerlo…y para esos casos es preferible delegar la dirección del negocio en un empresario con dotes de gestión y directivas; ya que este último es el que sabe gestionar y hacer crecer el negocio…y disfruta con ello.
      Un Emprendedor “Innova” y “Crea”. Un Empresario “Gestiona” y “Administra”.

  • excelente artículo. yo soy un empresario. independiente y libre. así de simple. intento tener mi conciencia en paz y hacerlo lo mejor que sé o que me dejan. eso no es impedimento para que haya que tomar decisiones difíciles para uno mismo y para con los demás, pero siempre desde el más absoluto respeto a mi conciencia, a mis empleados (cuando los he tenido), socios, a la ley y a la sociedad, lo que no impide que a veces meta la pata o cometa errores, al igual que los demás. no hay que darle más vueltas y mucho menos hacer demagogia con ello. cosa que por cierto me saca de quicio. un saludo.

  • Excelente reflexión, totalmente de acuerdo con ella… He escrito varios post en mi blog sobre el tema, pero no he sido capaz de exponer el tema tan claro como tu lo has hecho, te felicito y te tuiteo si no te importa 😉
    Si que os dejo un par de post que pueden venir a quien se plateen iniciar esta bonita aventura de “emprender” como lo has expuesto:
    – 10 consejos basados en mi experiencia http://emprenderenpositivo.blogspot.com.es/2013/04/10-secretos-que-aprendi-de-otros.html
    – Una reflexión sobre la colaboración como herramienta clave al emprender en estos tiempos http://emprenderenpositivo.blogspot.com.es/2013/05/La-colaboracion-llave-para-impulsar-talento.html

  • Esa otra forma de hacer empresa son los EMPRENDEDORES SOCIALES, y hay una clara diferencia, y es que desarrollamos modelos de negocio que permitan hacer viable nuestra misión, que no es otra que generar impacto social. Estos proyectos nacen para resolver o tratar de paliar una problemática social y no para capitalizarse a costa de terceros. En estos momentos me encuentro en Colombia y está mucho más desarrollado el ecosistema que en España. Os animo a contagiaros y llenaros de energía con historias reales y personas con nombre propio que están trabajando para el cambio!!!! Saludos

  • ¡claro que no! Cuando más seamos capaces de difundir el movimiento coworking, más cambiaremos la imagen de empresario de la construcción.

  • El término emprendedor es un recurso de los gobiernos para intentar reducir la cola del paro y marcarse tantos a costa del esfuerzo de quien, desesperado por que no hay curro, acaba haciéndose la ilusión de que podrá autoemplearse y, con un poco de suerte, llegar a tener una empresa propia. El resultado son miles de personas arruinadas por que se metieron en fregaos que no dominaban y acabaron perdiendo los pocos ahorros que tenian ellos y sus familias.
    Eso si, mientras están “emprendiendo” no figuran en las listas del inem y van manteniendo a la administración con sus cuotas de autónomos. 🙁 🙁 🙁
    Por eso el “emprendedor” de hoy en dia está tal má visto, porqué muchos no lo son de verdad.

  • Ah! Y lo de la “colaboración para emprender” o el “emprendimiento social” es lo que hace más gracia… Un recurso más para que nos creamos que hemos de hacerlo “si o si”, aunque no tengamos la capacidad por nosotros mismos o aunque no dé dinero, pues con hacer un bien social ya creemos que estamos dando resultados… O sea, que aunque nuestra capacidad sea un desastre y necesitemos de otros, o aunque el plan de negocio sea nefasto, nos estaremos creyendo que somos “lo más” y seguiremos aguantando el pago de las cuotas sin engordar las listas del inem. Hasta que el negocio caiga por insostenible. 🙁
    Y así daremos más argumentos a los que dan mala fama al vocablo “emprendedor”

  • Hartos de la mafia que hay en este país y compadreo entre grandes empresas, bancos y políticos.
    Un ejemplo Telefónica ha sido el último año la empresa que más ayudas o exenciones ha recibido del gobierno, alguien se extraña que después contraten como asesores o directivos de paja a Urdangarínes, Zaplanas, primos y hermanos.. y que sean estas empresas las que menos impuestos pagan cuando al ciudadano de a pié lo crujen a impuestos..
    Hay que organizarse y acabar con esta corrupción

  • Pues yo me quedo con empresario, le duela a quien le duela. Todo lo demás son chorradas políticamente correctas, y palabrería: emprendedor, startup.. bla bla bla…
    Más nos vale quitar la carga negativa al término, y a montar todos pequeñas empresas, no esperéis que os solucionen las cosas, tomad la iniciativa, aunque fracaséis os hará personas más completas.
    Cómo bien dice el artículo los vende-motos de los políticos dicen que están facilitando las cosas, mentira, están poniendo más trabas, yo no quiero que me ayuden, lo único que quiero es que se quiten de en medio y dejen de ponerme zancadillas y de robarme.

  • Como se ha dicho por ahí, yo tampoco creo que se trate de que odiemos o no la palabra, sino, una vez más, que los políticos la mastiquen y la escupan con tanta frecuencia. Se habla de potenciarlos, de paquetes de ayudas y de gaitas en vinagre, cuando en muchos casos bastaría con que la cuota de autónomos fuera un porcentaje del ingreso obtenido cada mes (algo que se hace en bastantes países), ya que permitiría emprender sin tanto miedo a la “racha mala” e incluso creo que reduciría bastante el fraude, porque no habría esa obsesión por acumular ante esa posible racha negativa.

  • Trabajo en una empresa americana con sede en Barcelona desde hace 5 años principalmente en tecnología y redes. Hace cerca de un mes escuché a Xavier Verdaguer en el foro Impulsa y me sorprendió comprobar una serie de incoherencias acerca de lo que explicaba. Primero dijo que una de sus empresas en S. Valley trabajaba con tecnología americana y diseño español. Pero luego dijo que la producción y el desarrollo lo hacía Cetemmsa (buscando vi que es una empresa de R&D de Mataró de capital público y que no produce) De otra empresa de apps que dijo tener también en SV explicó que la programación la hacen en España y el diseño también (?) y su tercera empresa en SV es financiada por sponsors españoles y para españoles que viajan a SV durante un mes. Luego fuí a las webs y comprobé que en una no hay producto y no se actualiza desde hace años, otra es un landing page y apenas tiene dos apps principalmente para el mercado español y la tercera no tiene ni siquiera espacio físico en USA. Durante el networking varias personas del sector me confirmaron que esto era así y que muchos “emprendedores” tienen un discurso motivador (que sirve muy bien a los políticos) pero la realidad es otra cosa y que finalmente el objetivo es conseguir dinero ya sea de inversores privados o del estado (vendiéndose como los salvadores del país) y que muchos de los emprendedores que hablan de USA no han conseguido inversión allí o su relación con la realidad empresarial de allá es prácticamente nula. Me sentí estafado.

  • Marcus comparto tus reflexiones.Y añadiría otro ejemplo, Yorokobu. Y otros tantos que conozco que están luchando por sacar adelante sus ideas, incluida yo misma.
    Aplaudo la sugerencia de Juan Alonso “aventureros” me parece un buen termino para todo lo relacionado con crear y llevar adelante tu proyecto.

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