Pero hablar en público no es algo inusual. No es nada que haya que aprender de cero o algo tan lejano como pueda resultar la fÃsica nuclear. Todos lo hacen: frente a sus amigos, ante su familia, en reuniones vecinales. Puede que sea, incluso, un hábito que existÃa en la infancia. pero que durante el colegio se perdió. «En nuestra infancia nos gustaba contar historias con ilusión y pasión. Nos encantaba que nos escucharan. Pues bien, hablar en público es exactamente eso: hablar para que otros nos escuchen. Para hacerlo bien, hay que hablar bien y decir cosas interesantes. No hace falta nada más».
Por las páginas que dedica a analizar buenos discursos aparecen Clara Campoamor, John F. Kennedy, Ronald Reagan, Steve Jobs y Nancy Duarte.
Clara Campoamor
De la polÃtica española que dejó en el Parlamento uno de los discursos más honrosos que ha escuchado esta cámara en toda su historia, señala el uso magistral de la repetición. Campoamor, cuando tomó la palabra el 1 de octubre de 1931 para pedir que las mujeres pudieran votar, igual que lo hacÃan los hombres, empleó una fórmula usada en la retórica clásica: reiterar unas palabras o una construcción verbal para asentar una idea en el que escucha. como el que golpea varias veces en una misma piedra hasta que deja la marca.
Del expresidente estadounidense destaca la credibilidad que transmitÃa. En sus discursos, John F. Kennedy hacÃa peticiones a la audiencia de forma ejemplar: los vestÃa de reto colectivo. Destacan los que lo han escuchado a Kennedy «el enorme poder de convicción que transmitÃan sus palabras y la honestidad con que hacÃa llegar sus promesas de futuro a un pueblo que le escuchaba embelesado». Un ejemplo:
«Nada de esto terminará en los primeros cien dÃas. Tampoco en los primeros mil dÃas ni durante toda esa Administración; quizás ni siquiera en nuestra vida en este planeta. Pero empecemos».
Pero hablar en público no es algo inusual. No es nada que haya que aprender de cero o algo tan lejano como pueda resultar la fÃsica nuclear. Todos lo hacen: frente a sus amigos, ante su familia, en reuniones vecinales. Puede que sea, incluso, un hábito que existÃa en la infancia. pero que durante el colegio se perdió. «En nuestra infancia nos gustaba contar historias con ilusión y pasión. Nos encantaba que nos escucharan. Pues bien, hablar en público es exactamente eso: hablar para que otros nos escuchen. Para hacerlo bien, hay que hablar bien y decir cosas interesantes. No hace falta nada más».
Por las páginas que dedica a analizar buenos discursos aparecen Clara Campoamor, John F. Kennedy, Ronald Reagan, Steve Jobs y Nancy Duarte.
Clara Campoamor
De la polÃtica española que dejó en el Parlamento uno de los discursos más honrosos que ha escuchado esta cámara en toda su historia, señala el uso magistral de la repetición. Campoamor, cuando tomó la palabra el 1 de octubre de 1931 para pedir que las mujeres pudieran votar, igual que lo hacÃan los hombres, empleó una fórmula usada en la retórica clásica: reiterar unas palabras o una construcción verbal para asentar una idea en el que escucha. como el que golpea varias veces en una misma piedra hasta que deja la marca.
Del expresidente estadounidense destaca la credibilidad que transmitÃa. En sus discursos, John F. Kennedy hacÃa peticiones a la audiencia de forma ejemplar: los vestÃa de reto colectivo. Destacan los que lo han escuchado a Kennedy «el enorme poder de convicción que transmitÃan sus palabras y la honestidad con que hacÃa llegar sus promesas de futuro a un pueblo que le escuchaba embelesado». Un ejemplo:
«Nada de esto terminará en los primeros cien dÃas. Tampoco en los primeros mil dÃas ni durante toda esa Administración; quizás ni siquiera en nuestra vida en este planeta. Pero empecemos».
La construcción correcta al expresarnos es producto de la oratoria que nos permite tener un encuentro cotidiano,disfrutar de una buena conversación,de exponer nuestras ideas y puntos de vistas con claridad y sentir autentico, es ese Don que nos lleva a impregnar con nuestro sentir a los demás siendo capaz de levantar el animo, el espÃritu soñador que estuvo encapsulado por mucho tiempo en aquellos hermanos que estaban desenchufados y viviendo sin sentir alguno.
La construcción correcta al expresarnos es producto de la oratoria que nos permite tener un encuentro cotidiano,disfrutar de una buena conversación,de exponer nuestras ideas y puntos de vistas con claridad y sentir autentico, es ese Don que nos lleva a impregnar con nuestro sentir a los demás siendo capaz de levantar el animo, el espÃritu soñador que estuvo encapsulado por mucho tiempo en aquellos hermanos que estaban desenchufados y viviendo sin sentir alguno.
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