Un equipo de la Universidad de New Hampshire (EEUU) estĂ¡ estudiando cĂ³mo la forma en que los padres hablan con sus hijos influye en su habilidad de recordar y reconstruir los relatos. Michelle Leichtman, la investigadora principal, cuenta a Yorokobu que «las variaciones naturales en la manera en que los padres hablan con sus hijos, de las cuales ni siquiera son conscientes, tienen efectos importantes en la memoria de los niños».
Son padres que siguen la orientaciĂ³n que el niño marca en la conversaciĂ³n, «en lugar de repetir preguntas de las que quieren saber la respuesta». En cambio, en la otra orilla, muchos progenitores hablan a sus vĂ¡stagos con una intenciĂ³n mĂ¡s prĂ¡ctica: proponen preguntas que sĂ³lo motivan respuestas, muchas veces, monosilĂ¡bicas e incluso las repiten «si los pequeños no responden de la manera que ellos desean». AquĂ, el niño no tiene que rastrear en las imĂ¡genes que ha almacenado en su cabeza para responder, sino, simplemente, cumplir un requerimiento.
La investigaciĂ³n, que empieza ahora a publicarse en Journal of Experimental Child Psychology, transita por la fase mĂ¡s temprana de una ruta de estudio mĂ¡s amplia y aĂºn requiere replicaciĂ³n, pero los primeros resultados revelan un efecto visible en la capacidad de los niños para relatar sus vivencias.
Foto: pixabay (CC)
«Muchos estudios han indicado que detienen mĂ¡s detalles en el recuerdo y ellos mismos adoptan una manera mĂ¡s elaborativa de pensar y describir los sucesos con el tiempo», recuerda.
Leichtman reconoce que la estimulaciĂ³n emocional puede constituir uno de los motores del efecto detectado. «Compartir las memorias personales es una forma de confraternizar con el otro. Los padres hablan con sus hijos sobre las experiencias de los niños, en parte, para conectar con ellos y para reforzar la idea de que lo que hacen los convierte en Ăºnicos», reflexiona.
La gran pregunta clave es si, como parece, el temperamento conversador de los padres podrĂa influir en las calificaciones escolares de los estudiantes. Leichtman no se atreve todavĂa a afirmarlo, aunque esta hipĂ³tesis forma parte del itinerario que pretenden enfilar las investigaciones.
Un equipo de la Universidad de New Hampshire (EEUU) estĂ¡ estudiando cĂ³mo la forma en que los padres hablan con sus hijos influye en su habilidad de recordar y reconstruir los relatos. Michelle Leichtman, la investigadora principal, cuenta a Yorokobu que «las variaciones naturales en la manera en que los padres hablan con sus hijos, de las cuales ni siquiera son conscientes, tienen efectos importantes en la memoria de los niños».
Son padres que siguen la orientaciĂ³n que el niño marca en la conversaciĂ³n, «en lugar de repetir preguntas de las que quieren saber la respuesta». En cambio, en la otra orilla, muchos progenitores hablan a sus vĂ¡stagos con una intenciĂ³n mĂ¡s prĂ¡ctica: proponen preguntas que sĂ³lo motivan respuestas, muchas veces, monosilĂ¡bicas e incluso las repiten «si los pequeños no responden de la manera que ellos desean». AquĂ, el niño no tiene que rastrear en las imĂ¡genes que ha almacenado en su cabeza para responder, sino, simplemente, cumplir un requerimiento.
La investigaciĂ³n, que empieza ahora a publicarse en Journal of Experimental Child Psychology, transita por la fase mĂ¡s temprana de una ruta de estudio mĂ¡s amplia y aĂºn requiere replicaciĂ³n, pero los primeros resultados revelan un efecto visible en la capacidad de los niños para relatar sus vivencias.
Foto: pixabay (CC)
«Muchos estudios han indicado que detienen mĂ¡s detalles en el recuerdo y ellos mismos adoptan una manera mĂ¡s elaborativa de pensar y describir los sucesos con el tiempo», recuerda.
Leichtman reconoce que la estimulaciĂ³n emocional puede constituir uno de los motores del efecto detectado. «Compartir las memorias personales es una forma de confraternizar con el otro. Los padres hablan con sus hijos sobre las experiencias de los niños, en parte, para conectar con ellos y para reforzar la idea de que lo que hacen los convierte en Ăºnicos», reflexiona.
La gran pregunta clave es si, como parece, el temperamento conversador de los padres podrĂa influir en las calificaciones escolares de los estudiantes. Leichtman no se atreve todavĂa a afirmarlo, aunque esta hipĂ³tesis forma parte del itinerario que pretenden enfilar las investigaciones.
Me encantĂ³, me lo llevo prestado a mi face
Muy interesante. Yo creo que lo aplico totalmente con mis 3 hijos
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