¿Hay que mentir a los niños sobre Papá Noel y los Reyes Magos?
No hay estudios científicos
Obviamente la posición de Johnson recibe multitud de críticas, especialmente de padres, pero también de colegas de profesión. Sin embargo, la ausencia de estudios científicos sobre el tema hace que no exista un criterio definido sobre este asunto. Según ha asegurado a eldiario.es el psicólogo Eparquio Delgado, director del Centro Rayuela, «ahora mismo no hay indicios que indiquen que creer en estas figuras suponga un beneficio o un perjuicio para el desarrollo del niño y todo son meras opiniones».
Johnson reconoce en su artículo que no hay pruebas que apoyen su postura, ni la contraria, y se defiende asegurando que no está sugiriendo que el mito de Papá Noel deba ser eliminado, sino que «no se debería enseñar a los hijos a creer que es literalmente cierto». La alternativa que propone Johnson, es seguir utilizando el mito, pero dejando claro a los niños que Papá Noel es un personaje de ficción.
El catedrático Marino Pérez cree que decir la verdad es una opción «típica de estos tiempos actuales, de padres modernos que están un poco tiranizados por la transparencia”.
El catedrático de la Universidad de Oviedo Marino Pérez califica esta opción como «típica de estos tiempos actuales, de padres modernos que están un poco tiranizados por la transparencia y la llevan a entornos donde no es relevante». Para este psicólogo, tratar de explicar a los niños que Papá Noel no existe, pero que van a jugar a hacer como si existiera «es una forma de complicar a los niños y de no confiar en su inteligencia y en que algún momento van a descubrir que hay cosas que no cuadran».
Una decisión personal
Pérez, que también afirma que no hay pruebas científicas sobre el tema, considera que dejar que los niños vayan descubriendo la realidad por sí mismos, sin que los padres pongan trabas a dicho descubrimiento, «podría ser una mejor opción, ya que les puede ayudar a desarrollar el pensamiento crítico», aunque asegura que esto debe ser una decisión personal de los padres.
En cualquier caso, no parece que, sea cual sea la opción escogida, vaya a tener demasiada repercusión en el desarrollo del niño. Delgado afirma que existe una tendencia a «sobrevalorar la influencia de las decisiones de los padres sobre los niños” y concluye que «parece que los padres necesitan tener asesoramiento experto para tomar cualquier mínima decisión». Además, según este psicólogo, «es importante darle libertad a los padres para decidir cómo quieren vivir estas fechas con sus hijos».
Respecto a la utilización de la figura de Papá Noel como un elemento de chantaje o soborno, Pérez asegura que «a los niños se les debe educar para entender las consecuencias que tienen sus actos, no con chantajes, ni mucho menos con amenazas». Aunque hay estudios que muestran que los niños se portan mejor cuando creen que hay una figura mágica observándoles, como podría ser Papá Noel, esta mejora de comportamiento desaparece en cuanto los niños dejan de creer en dicha figura, con lo que para lograr un beneficio sostenido en el tiempo, los niños deben aprender reflexionando sobre sus propias acciones.
No hay estudios científicos
Obviamente la posición de Johnson recibe multitud de críticas, especialmente de padres, pero también de colegas de profesión. Sin embargo, la ausencia de estudios científicos sobre el tema hace que no exista un criterio definido sobre este asunto. Según ha asegurado a eldiario.es el psicólogo Eparquio Delgado, director del Centro Rayuela, «ahora mismo no hay indicios que indiquen que creer en estas figuras suponga un beneficio o un perjuicio para el desarrollo del niño y todo son meras opiniones».
Johnson reconoce en su artículo que no hay pruebas que apoyen su postura, ni la contraria, y se defiende asegurando que no está sugiriendo que el mito de Papá Noel deba ser eliminado, sino que «no se debería enseñar a los hijos a creer que es literalmente cierto». La alternativa que propone Johnson, es seguir utilizando el mito, pero dejando claro a los niños que Papá Noel es un personaje de ficción.
El catedrático Marino Pérez cree que decir la verdad es una opción «típica de estos tiempos actuales, de padres modernos que están un poco tiranizados por la transparencia”.
El catedrático de la Universidad de Oviedo Marino Pérez califica esta opción como «típica de estos tiempos actuales, de padres modernos que están un poco tiranizados por la transparencia y la llevan a entornos donde no es relevante». Para este psicólogo, tratar de explicar a los niños que Papá Noel no existe, pero que van a jugar a hacer como si existiera «es una forma de complicar a los niños y de no confiar en su inteligencia y en que algún momento van a descubrir que hay cosas que no cuadran».
Una decisión personal
Pérez, que también afirma que no hay pruebas científicas sobre el tema, considera que dejar que los niños vayan descubriendo la realidad por sí mismos, sin que los padres pongan trabas a dicho descubrimiento, «podría ser una mejor opción, ya que les puede ayudar a desarrollar el pensamiento crítico», aunque asegura que esto debe ser una decisión personal de los padres.
En cualquier caso, no parece que, sea cual sea la opción escogida, vaya a tener demasiada repercusión en el desarrollo del niño. Delgado afirma que existe una tendencia a «sobrevalorar la influencia de las decisiones de los padres sobre los niños” y concluye que «parece que los padres necesitan tener asesoramiento experto para tomar cualquier mínima decisión». Además, según este psicólogo, «es importante darle libertad a los padres para decidir cómo quieren vivir estas fechas con sus hijos».
Respecto a la utilización de la figura de Papá Noel como un elemento de chantaje o soborno, Pérez asegura que «a los niños se les debe educar para entender las consecuencias que tienen sus actos, no con chantajes, ni mucho menos con amenazas». Aunque hay estudios que muestran que los niños se portan mejor cuando creen que hay una figura mágica observándoles, como podría ser Papá Noel, esta mejora de comportamiento desaparece en cuanto los niños dejan de creer en dicha figura, con lo que para lograr un beneficio sostenido en el tiempo, los niños deben aprender reflexionando sobre sus propias acciones.
Hombre, pues habría que preguntarle a este señor Johnson que qué hacemos con los cuentos infantiles. ¿Dejamos de leerlos a los niños porque Peter Pan no existe, porque las hadas no son seres reales, porque los príncipes azules no son de verdad, porque los lobos en el mundo real no hablan? Contra lo que dice este buen hombre, todo eso fomenta la imaginación infantil, crea y sugiere mundos y estimula el cerebro plástico que se tiene cuando se es niño. La estulticia se ha adueñado del mundo. Y parece que no lo va a soltar.
Comentarios cerrados.