24 de agosto 2020    /   BUSINESS
por
 

Hay un futuro en nuestra basura

24 de agosto 2020    /   BUSINESS     por          
CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
reciclaje de basuras

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

La maravillosa burbuja en la que habitamos se encuentra en un momento crĆ­tico. Pero, aunque muchos nos alertan, continuamos con nuestra economĆ­a basada en el perpetuo crecimiento. Es como aquella locomotora de los hermanos Marx que continuamente pedĆ­a ā€œĀ”mĆ”s madera!, Ā”mĆ”s madera!ā€.

Sin embargo, la última lección aprendida demuestra que esta locomotora puede pararse en seco y hacernos descarrilar. Y no es necesario que ocurran cataclismos o que dioses enojados nos vengan a pedir cuentas, ni siquiera que exploten guerras injustas con líderes genocidas. Un simple organismos inanimado (o no, hay controversia en ello) con una pequeña secuencia de ARN nos ha dejado KO demostrÔndonos lo frÔgiles que somos.

Un equilibrio roto

Pero las crisis son también fuentes de oportunidad. Ahora mÔs que nunca la humanidad debe dar un paso hacia su madurez social y entender que nuestra relación con los ecosistemas es fundamental.

En este momento, querido lector, le pedimos un esfuerzo: no imagine solo un ecosistema formado por animales, bosques, rƭos, mares, etc. Imagine que su casa, su calle, su ciudad, la casa rural que frecuenta para relajarse y, sin duda alguna, nuestras industrias son tambiƩn parte de esos ecosistemas.

La suma de todos estos componentes desempeƱa un importante papel en los balances de la biosfera y tienen que ajustarse a diario.

Hasta la primera revolución industrial hemos mantenido un equilibrio mÔs o menos razonable entre la humanidad y la Tierra. Sin embargo, el desarrollo exponencial de nuestro estilo de vida (al menos en los países del llamado primer mundo) lo ha desequilibrado todo y, sin duda alguna, nuestro planeta se estÔ deteriorando.

Un gran indicador de que algo no marcha bien lo encontramos en nuestros residuos.

La basura nos delata

En primer lugar, nuestros desechos revelan que nos hemos convertido en unos derrochadores profesionales. Desde un punto de vista energƩtico, los residuos que vertemos (fundamentalmente residuos orgƔnicos y plƔsticos) muestran que producimos mƔs comida de la que necesitamos. Generamos mƔs calorƭas de las que debemos (no uso la palabra podemos) comer. Por tanto, aquello que ya no queremos o no nos parece apetecible, acaba en inmensos almacenes que denominamos vertederos.

Los residuos alimentarios suponen cerca de un tercio de los alimentos producidos, con un total de 2,96Ā Gt por aƱo. La huella ambiental de estos residuos equivale a 3,3Ā Gt de COā‚‚ equivalente, un consumo de agua de 250Ā km³ y el uso de 1,4 billones de hectĆ”reas de tierra cultivable.

Los anteriores detalles nos llevan a la segunda cuestión: los residuos que generamos muestran hasta qué punto nuestra sociedad es inmadura. Ningún ser inteligente y equilibrado derrocharía tanto, sobre todo existiendo personas que mueren de hambre.

Los residuos, tambiƩn fuente de oportunidades

Una vez hemos reflexionado sobre aspectos Ʃticos de nuestra basura, nos vamos a centrar en el aspecto positivo, es decir, en la oportunidad.

Hoy día existen muchas iniciativas que intentan reducir la producción de residuos alimentarios. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos que no pueden reducirse? Para eso estamos las científicas y los científicos, para pensar cómo darles una segunda vida.

Para que se haga una idea, los residuos alimentarios estĆ”n formados por proteĆ­nas, hidratos de carbono, grasas y fibras. Estos componentes son los bloques esenciales de la naturaleza y sirven, por medio de un sin fin de organismos –algunos tan pequeƱitos como una bacteria y otros tan grandes como un elefante–, para generar ciclos como el del carbono, nitrógeno, etc.

La oportunidad viene servida en bandeja: aprender cómo funcionan estos mecanismos e importarlos a nuestra tecnología supondría una gran oportunidad para crear una economía mÔs sostenible.

MƩtodos para reutilizar los residuos

En los últimos 50 años se han desarrollado tecnologías que intentan aprovechar los residuos para producir una larga lista de productos como combustibles, bioplÔsticos y sustancias utilizadas en fÔrmacos.

Estos procesos sirven para crear un nuevo tipo de industria que denominamos biorrefinería. Su cometido no difiere del que asociamos tradicionalmente a una refinería: del petróleo (la materia prima) obtenemos combustibles, plÔsticos, etc. Pero a diferencia de esta, su filosofía consiste en recuperar aquello a lo que no podemos darle mÔs uso y devolverlo a la vida útil, ya sea transformado en combustible u otro producto.

Imagen de Asperguillus awamori degradando basura para producir biodiesel.
Author provided

Por ejemplo, un hongo llamado Aspergillus awamori es capaz de degradar basura para producir biodiesel.

Esta nueva industria se centra en la economĆ­a circular y nos permitirĆ­a volver a encontrar un nuevo equilibrio entre el ecosistema humano y el ecosistema natural.

Si tiene mÔs interés en ver cómo funciona una biorrefinería, no dude en visitar nuestra aula virtual. Allí podrÔ aprender algunos secretos de la producción de biocombustibles y experimentar sus procesos.

En el grupo BIOSAHE de la Universidad de Córdoba trabajamos en esta línea. Buscamos cómo aprovechar los desechos y cómo poder utilizarlos como combustibles o biomateriales.

Nuestro empeño, al igual que el del resto de la comunidad científica, es crear una ciencia y una utecnología que permitan a la siguiente generación buscar la felicidad y no la supervivencia. Este anhelo nos acompaña desde los albores de nuestro nacimiento como especie y debe de marcar nuestra evolución hacia una consciencia que va mÔs allÔ de nosotros mismos.The Conversation

Miguel Carmona Cabello, Investigador en el Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba; Pilar Dorado, CatedrÔtica en el Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba y Sara Pinzi, Profesora del Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba

Este artĆ­culo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

La maravillosa burbuja en la que habitamos se encuentra en un momento crĆ­tico. Pero, aunque muchos nos alertan, continuamos con nuestra economĆ­a basada en el perpetuo crecimiento. Es como aquella locomotora de los hermanos Marx que continuamente pedĆ­a ā€œĀ”mĆ”s madera!, Ā”mĆ”s madera!ā€.

Sin embargo, la última lección aprendida demuestra que esta locomotora puede pararse en seco y hacernos descarrilar. Y no es necesario que ocurran cataclismos o que dioses enojados nos vengan a pedir cuentas, ni siquiera que exploten guerras injustas con líderes genocidas. Un simple organismos inanimado (o no, hay controversia en ello) con una pequeña secuencia de ARN nos ha dejado KO demostrÔndonos lo frÔgiles que somos.

Un equilibrio roto

Pero las crisis son también fuentes de oportunidad. Ahora mÔs que nunca la humanidad debe dar un paso hacia su madurez social y entender que nuestra relación con los ecosistemas es fundamental.

En este momento, querido lector, le pedimos un esfuerzo: no imagine solo un ecosistema formado por animales, bosques, rƭos, mares, etc. Imagine que su casa, su calle, su ciudad, la casa rural que frecuenta para relajarse y, sin duda alguna, nuestras industrias son tambiƩn parte de esos ecosistemas.

La suma de todos estos componentes desempeƱa un importante papel en los balances de la biosfera y tienen que ajustarse a diario.

Hasta la primera revolución industrial hemos mantenido un equilibrio mÔs o menos razonable entre la humanidad y la Tierra. Sin embargo, el desarrollo exponencial de nuestro estilo de vida (al menos en los países del llamado primer mundo) lo ha desequilibrado todo y, sin duda alguna, nuestro planeta se estÔ deteriorando.

Un gran indicador de que algo no marcha bien lo encontramos en nuestros residuos.

La basura nos delata

En primer lugar, nuestros desechos revelan que nos hemos convertido en unos derrochadores profesionales. Desde un punto de vista energƩtico, los residuos que vertemos (fundamentalmente residuos orgƔnicos y plƔsticos) muestran que producimos mƔs comida de la que necesitamos. Generamos mƔs calorƭas de las que debemos (no uso la palabra podemos) comer. Por tanto, aquello que ya no queremos o no nos parece apetecible, acaba en inmensos almacenes que denominamos vertederos.

Los residuos alimentarios suponen cerca de un tercio de los alimentos producidos, con un total de 2,96Ā Gt por aƱo. La huella ambiental de estos residuos equivale a 3,3Ā Gt de COā‚‚ equivalente, un consumo de agua de 250Ā km³ y el uso de 1,4 billones de hectĆ”reas de tierra cultivable.

Los anteriores detalles nos llevan a la segunda cuestión: los residuos que generamos muestran hasta qué punto nuestra sociedad es inmadura. Ningún ser inteligente y equilibrado derrocharía tanto, sobre todo existiendo personas que mueren de hambre.

Los residuos, tambiƩn fuente de oportunidades

Una vez hemos reflexionado sobre aspectos Ʃticos de nuestra basura, nos vamos a centrar en el aspecto positivo, es decir, en la oportunidad.

Hoy día existen muchas iniciativas que intentan reducir la producción de residuos alimentarios. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos que no pueden reducirse? Para eso estamos las científicas y los científicos, para pensar cómo darles una segunda vida.

Para que se haga una idea, los residuos alimentarios estĆ”n formados por proteĆ­nas, hidratos de carbono, grasas y fibras. Estos componentes son los bloques esenciales de la naturaleza y sirven, por medio de un sin fin de organismos –algunos tan pequeƱitos como una bacteria y otros tan grandes como un elefante–, para generar ciclos como el del carbono, nitrógeno, etc.

La oportunidad viene servida en bandeja: aprender cómo funcionan estos mecanismos e importarlos a nuestra tecnología supondría una gran oportunidad para crear una economía mÔs sostenible.

MƩtodos para reutilizar los residuos

En los últimos 50 años se han desarrollado tecnologías que intentan aprovechar los residuos para producir una larga lista de productos como combustibles, bioplÔsticos y sustancias utilizadas en fÔrmacos.

Estos procesos sirven para crear un nuevo tipo de industria que denominamos biorrefinería. Su cometido no difiere del que asociamos tradicionalmente a una refinería: del petróleo (la materia prima) obtenemos combustibles, plÔsticos, etc. Pero a diferencia de esta, su filosofía consiste en recuperar aquello a lo que no podemos darle mÔs uso y devolverlo a la vida útil, ya sea transformado en combustible u otro producto.

Imagen de Asperguillus awamori degradando basura para producir biodiesel.
Author provided

Por ejemplo, un hongo llamado Aspergillus awamori es capaz de degradar basura para producir biodiesel.

Esta nueva industria se centra en la economĆ­a circular y nos permitirĆ­a volver a encontrar un nuevo equilibrio entre el ecosistema humano y el ecosistema natural.

Si tiene mÔs interés en ver cómo funciona una biorrefinería, no dude en visitar nuestra aula virtual. Allí podrÔ aprender algunos secretos de la producción de biocombustibles y experimentar sus procesos.

En el grupo BIOSAHE de la Universidad de Córdoba trabajamos en esta línea. Buscamos cómo aprovechar los desechos y cómo poder utilizarlos como combustibles o biomateriales.

Nuestro empeño, al igual que el del resto de la comunidad científica, es crear una ciencia y una utecnología que permitan a la siguiente generación buscar la felicidad y no la supervivencia. Este anhelo nos acompaña desde los albores de nuestro nacimiento como especie y debe de marcar nuestra evolución hacia una consciencia que va mÔs allÔ de nosotros mismos.The Conversation

Miguel Carmona Cabello, Investigador en el Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba; Pilar Dorado, CatedrÔtica en el Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba y Sara Pinzi, Profesora del Departamento de Química Física y TermodinÔmica Aplicada, Universidad de Córdoba

Este artĆ­culo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
Comida, comedores y comensales en la edad poscovid
Cómo crear una startup por Walter White aka Heisenberg (Breaking Bad)
«El comedor escolar debería ser un espacio educativo»
Esto se hizo con un fin, pero tĆŗ decidiste darle otra utilidad
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp