La maravillosa burbuja en la que habitamos se encuentra en un momento crĆtico. Pero, aunque muchos nos alertan, continuamos con nuestra economĆa basada en el perpetuo crecimiento. Es como aquella locomotora de los hermanos Marx que continuamente pedĆa āĀ”mĆ”s madera!, Ā”mĆ”s madera!ā.
Sin embargo, la Ćŗltima lección aprendida demuestra que esta locomotora puede pararse en seco y hacernos descarrilar. Y no es necesario que ocurran cataclismos o que dioses enojados nos vengan a pedir cuentas, ni siquiera que exploten guerras injustas con lĆderes genocidas. Un simple organismos inanimado (o no, hay controversia en ello) con una pequeƱa secuencia de ARN nos ha dejado KO demostrĆ”ndonos lo frĆ”giles que somos.
La suma de todos estos componentes desempeƱa un importante papel en los balances de la biosfera y tienen que ajustarse a diario.
Hasta la primera revolución industrial hemos mantenido un equilibrio mĆ”s o menos razonable entre la humanidad y la Tierra. Sin embargo, el desarrollo exponencial de nuestro estilo de vida (al menos en los paĆses del llamado primer mundo) lo ha desequilibrado todo y, sin duda alguna, nuestro planeta se estĆ” deteriorando.
Un gran indicador de que algo no marcha bien lo encontramos en nuestros residuos.
Los residuos alimentarios suponen cerca de un tercio de los alimentos producidos, con un total de 2,96Ā Gt por aƱo. La huella ambiental de estos residuos equivale a 3,3Ā Gt de COā equivalente, un consumo de agua de 250Ā km³ y el uso de 1,4 billones de hectĆ”reas de tierra cultivable.
Para que se haga una idea, los residuos alimentarios estĆ”n formados por proteĆnas, hidratos de carbono, grasas y fibras. Estos componentes son los bloques esenciales de la naturaleza y sirven, por medio de un sin fin de organismos āalgunos tan pequeƱitos como una bacteria y otros tan grandes como un elefanteā, para generar ciclos como el del carbono, nitrógeno, etc.
La oportunidad viene servida en bandeja: aprender cómo funcionan estos mecanismos e importarlos a nuestra tecnologĆa supondrĆa una gran oportunidad para crear una economĆa mĆ”s sostenible.
En los Ćŗltimos 50 aƱos se han desarrollado tecnologĆas que intentan aprovechar los residuos para producir una larga lista de productos como combustibles, bioplĆ”sticos y sustancias utilizadas en fĆ”rmacos.
Estos procesos sirven para crear un nuevo tipo de industria que denominamos biorrefinerĆa. Su cometido no difiere del que asociamos tradicionalmente a una refinerĆa: del petróleo (la materia prima) obtenemos combustibles, plĆ”sticos, etc. Pero a diferencia de esta, su filosofĆa consiste en recuperar aquello a lo que no podemos darle mĆ”s uso y devolverlo a la vida Ćŗtil, ya sea transformado en combustible u otro producto.
Imagen de Asperguillus awamori degradando basura para producir biodiesel. Author provided
Por ejemplo, un hongo llamado Aspergillus awamori es capaz de degradar basura para producir biodiesel.
Esta nueva industria se centra en la economĆa circular y nos permitirĆa volver a encontrar un nuevo equilibrio entre el ecosistema humano y el ecosistema natural.
En el grupo BIOSAHE de la Universidad de Córdoba trabajamos en esta lĆnea. Buscamos cómo aprovechar los desechos y cómo poder utilizarlos como combustibles o biomateriales.
Nuestro empeƱo, al igual que el del resto de la comunidad cientĆfica, es crear una ciencia y una utecnologĆa que permitan a la siguiente generación buscar la felicidad y no la supervivencia. Este anhelo nos acompaƱa desde los albores de nuestro nacimiento como especie y debe de marcar nuestra evolución hacia una consciencia que va mĆ”s allĆ” de nosotros mismos.
La maravillosa burbuja en la que habitamos se encuentra en un momento crĆtico. Pero, aunque muchos nos alertan, continuamos con nuestra economĆa basada en el perpetuo crecimiento. Es como aquella locomotora de los hermanos Marx que continuamente pedĆa āĀ”mĆ”s madera!, Ā”mĆ”s madera!ā.
Sin embargo, la Ćŗltima lección aprendida demuestra que esta locomotora puede pararse en seco y hacernos descarrilar. Y no es necesario que ocurran cataclismos o que dioses enojados nos vengan a pedir cuentas, ni siquiera que exploten guerras injustas con lĆderes genocidas. Un simple organismos inanimado (o no, hay controversia en ello) con una pequeƱa secuencia de ARN nos ha dejado KO demostrĆ”ndonos lo frĆ”giles que somos.
La suma de todos estos componentes desempeƱa un importante papel en los balances de la biosfera y tienen que ajustarse a diario.
Hasta la primera revolución industrial hemos mantenido un equilibrio mĆ”s o menos razonable entre la humanidad y la Tierra. Sin embargo, el desarrollo exponencial de nuestro estilo de vida (al menos en los paĆses del llamado primer mundo) lo ha desequilibrado todo y, sin duda alguna, nuestro planeta se estĆ” deteriorando.
Un gran indicador de que algo no marcha bien lo encontramos en nuestros residuos.
Los residuos alimentarios suponen cerca de un tercio de los alimentos producidos, con un total de 2,96Ā Gt por aƱo. La huella ambiental de estos residuos equivale a 3,3Ā Gt de COā equivalente, un consumo de agua de 250Ā km³ y el uso de 1,4 billones de hectĆ”reas de tierra cultivable.
Para que se haga una idea, los residuos alimentarios estĆ”n formados por proteĆnas, hidratos de carbono, grasas y fibras. Estos componentes son los bloques esenciales de la naturaleza y sirven, por medio de un sin fin de organismos āalgunos tan pequeƱitos como una bacteria y otros tan grandes como un elefanteā, para generar ciclos como el del carbono, nitrógeno, etc.
La oportunidad viene servida en bandeja: aprender cómo funcionan estos mecanismos e importarlos a nuestra tecnologĆa supondrĆa una gran oportunidad para crear una economĆa mĆ”s sostenible.
En los Ćŗltimos 50 aƱos se han desarrollado tecnologĆas que intentan aprovechar los residuos para producir una larga lista de productos como combustibles, bioplĆ”sticos y sustancias utilizadas en fĆ”rmacos.
Estos procesos sirven para crear un nuevo tipo de industria que denominamos biorrefinerĆa. Su cometido no difiere del que asociamos tradicionalmente a una refinerĆa: del petróleo (la materia prima) obtenemos combustibles, plĆ”sticos, etc. Pero a diferencia de esta, su filosofĆa consiste en recuperar aquello a lo que no podemos darle mĆ”s uso y devolverlo a la vida Ćŗtil, ya sea transformado en combustible u otro producto.
Imagen de Asperguillus awamori degradando basura para producir biodiesel. Author provided
Por ejemplo, un hongo llamado Aspergillus awamori es capaz de degradar basura para producir biodiesel.
Esta nueva industria se centra en la economĆa circular y nos permitirĆa volver a encontrar un nuevo equilibrio entre el ecosistema humano y el ecosistema natural.
En el grupo BIOSAHE de la Universidad de Córdoba trabajamos en esta lĆnea. Buscamos cómo aprovechar los desechos y cómo poder utilizarlos como combustibles o biomateriales.
Nuestro empeƱo, al igual que el del resto de la comunidad cientĆfica, es crear una ciencia y una utecnologĆa que permitan a la siguiente generación buscar la felicidad y no la supervivencia. Este anhelo nos acompaƱa desde los albores de nuestro nacimiento como especie y debe de marcar nuestra evolución hacia una consciencia que va mĆ”s allĆ” de nosotros mismos.