Hace poco que los EE UU parecen haber aceptado que su famosa cruzada contra la droga ha sido un fracaso. Lanzada en 1971 por Nixon como una iniciativa de salud pĆŗblica por las adicciones de la generación de Vietnam y radicalizada en el 81 por Reagan, solo ha logrado incrementar tanto el poder de los cĆ”rteles como el abuso de las sustancias. Pero este conflicto no nació en el vacĆo, si no que es el resultado de un continuo que puede rastrearse hasta principios del siglo XIX.
Dessa Bergen-Cico, investigadora de la universidad de Siracusa y autora del libro War and drugs: The Role of Military Conflict in the Development of Substance Abuse, pone la primera piedra en este camino en los dos conflictos militares de mediados del XIX que llevaron a Inglaterra a luchar por el privilegio de venderle opio a China.
A la guerra para comerciar con opio
Ā«BĆ”sicamenteĀ», explica al telĆ©fono desde CanadĆ”, Ā«China solo querĆa comerciar con piezas de plata, pero habĆa una escasez de esta materia prima debido a que EspaƱa habĆa comenzado a acuƱar moneda con ellaĀ». Inglaterra, que necesitaba comprar tĆ©, observó que en el paĆs del Centro habĆa un creciente interĆ©s en el opio, del que los chinos habĆan desarrollado una nueva forma de consumo altamente adictiva: fumarlo mezclado con tabaco. Pese a las continuas prohibiciones de los emperadores, la droga seguĆa llegando gracias a la corrupción de los funcionarios portuarios.
En 1830, Inglaterra exportó a China unas 700 toneladas de opio desde India, que en 1833 se triplicaron hasta las 2.000. Para entonces, el 27% de los hombres chinos eran adictos y su esperanza de vida era de seis años después de iniciar el consumo, si era crónico, y de 20 si era eventual. En 1839, tras la destrucción de grandes cantidades de opio inglés a su llegada a los puertos de China, Inglaterra va a la guerra para asegurar su comercio.

El abuso del opio por parte de todos los estamentos de la sociedad china hizo, en opinión de Bergen-Cico, Ā«mĆ”s manejables y dócilesĀ» a los soldados asiĆ”ticos, cuyo gobierno se rindió a los tres aƱos al firmar el tratado de NankĆn, por el que cedĆan el control de Hong Kong y abrĆan cinco puertos al comercio britĆ”nico, tanto de opio como de otros objetos. A este le siguieron otra serie de tratados desventajosos para China con EE UU y Francia y esta guerra se convirtió en la primera que usó la droga como arma para dominar a una población.
En 1860, cuando finaliza la segunda parte de este conflicto, iniciado en 1856 con el asalto del barco Arrow, acusado de contrabando por oficiales chinos, Inglaterra exportaba ya 6.000 toneladas de opio a China. «Este comercio comenzó a ser extremadamente lucrativo para los poderes coloniales», argumenta Bergen-Cico, «asà que se convirtió en el modelo con el que también Francia, Holanda y en cierta manera España financiaron sus imperios: vender opio a China y al sur de Asia».
El monopolio francƩs
En este proceso, los franceses lograron establecer una gran colonia, la Indochina francesa. Esta se componĆa principalmente de los territorios actuales de Laos, Vietnam y Camboya. En 1881 establecieron en Saigón una organización gubernamental llamada Manufacture dāOpium, encargada de controlar el monopolio del opio, que vendĆan principalmente a la población vietnamita.
Cuando estĆ” a punto de estallar la II Guerra Mundial, habĆa en la Indochina francesa unos 2.500 fumaderos de opio y, segĆŗn glosa el libro de Bergen-Cico, el 15% de los beneficios franceses venĆan por impuestos a la adormidera. Ā«Este comercio fue uno de los catalizadores de la expulsión de los franceses de VietnamĀ», razona, Ā«ya que los locales veĆan esta venta y adicción como una forma de abuso y esclavismoĀ». Su lucha por la independencia culminó en 1954 con la proclamación de las naciones de Camboya, Laos y de dos Vietnam, uno comunista al norte del paralelo 17. En este momento, el comercio global de opio estaba en su punto mĆ”s bajo. EE UU, deseoso de machacar rojos allĆ” donde surgieran, entró en su guerra mĆ”s famosa y volvió a florecer la adormidera.
La heroĆna como arma de guerra
Ā«En Vietnam los comunistas hicieron que fuera sencillo para los soldados estadounidenses y britĆ”nicos en el sur conseguir heroĆna y marihuana y asĆ les era mĆ”s fĆ”cil vencerles, si estaban bajo sus efectosĀ», aclara. Se estima que para el final de la guerra, un 30% de los reclutas volvieron con algĆŗn tipo de problema de drogas y algunos comandantes estimaban que el 75% fumaba hierba.
Mientras, en la madre patria, los movimientos pacifistas hacĆan del consumo de marihuana y LSD un sĆmbolo de su lucha contra el sistema, pero poco a poco crecĆan los usuarios de heroĆna. Esta entró en principio a travĆ©s de las cadenas de suministro del ejĆ©rcito. Ā«En parte se debĆa a una transferencia social basada en el desconocimiento de la juventud de si iba a ir o no a la guerraĀ», explica Bergen-Cico, que creció durante estos aƱos.
De cerca de 57.000 adictos a la heroĆna en EE UU en 1965 y de contabilizabar dos hospitalizaciones mensuales por sobredosis en 1970, se pasa en 1975 a 560.000 adictos y dos sobredosis diarias. Una parte de los veteranos de Vietnam aplicaron sus conocimientos para el crimen, como los que se integraron en bandas de motores como los Hell’s Angel o los Mongols o los pilotos que volaban bajo el radar en la frontera sur del paĆs para traer droga desde LatinoamĆ©rica.
En 1971, Nixon anunciaba su guerra contra las drogas; en el 73 se creaba la DEA y en el 81 Reagan radicalizaba su enfoque, centrĆ”ndose mĆ”s en la militarización que en las polĆticas de salud pĆŗblica.Ā Curiosamente, mientras hacĆan esto, se planeaba en AfganistĆ”n la operación Mosquito. Esta buscaba usar la tĆ”ctica de la heroĆna como arma de guerra, justo como los norvietnamitas habĆan hecho contra EE UU.
La idea era que se fomentarĆa el cultivo opio en la zona y luego se suministrarĆa a los soldados soviĆ©ticos. Aunque el segundo paso no llegó a ponerse en prĆ”ctica, el primero sĆ que sentó las bases para el narcoestado afgano. Entonces, solo el 5% de la heroĆna mundial usaba la cosecha afgana. Hoy, segĆŗn las Naciones Unidas, es el 90%.
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