HeroĆnas que los libros de historia de EspaƱa han ignorado hasta ahora

”Yorokobu gratis en formato digital!
La ausencia de las mujeres en los manuales de historia de la ESO y Bachillerato, por poner solo un ejemplo, es un hecho mĆ”s que probado. Todos saben quiĆ©n fue el primer conquistador o el primer prĆncipe, pero se sabe bien poco (o directamente nada) de las mujeres pioneras.
QuiĆ©n fue la primera enfermera de la historia de EspaƱa. O la primera cirujana. O de la historia de aquella mujer que en el siglo XV se disfrazó de hombre para luchar con las armas de su padre y asĆ evitar que este fuese a la guerra. Simplemente, se las habĆa ignorado hasta ahora.
Pero un libro ilustrado pretende rescatarlas del olvido y darles el lugar que merecen en el conjunto de la historia patria. El trabajo, titulado HeroĆnas secretas de la Historia de EspaƱa (Editorial Plan B), es obra del ilustrador malagueƱo Juan de Aragón, mĆ”s conocido en las redes sociales como El Fisgón Histórico. Y pone de relieve a multitud de mujeres que, en muchos casos, llegaron a romper moldes y a ser claves en la historia de su paĆs. Sin saberlo ni pretenderlo.
El autor seƱala que, generalmente y por diferentes motivos, solo vemos la palabra hombres en los textos de estudio de liceos y universidades, y se olvida con frecuencia que fueron muchas las mujeres relevantes en la historia de EspaƱa.
Ā«Una de las razones es que las mujeres, sencillamente, no tenĆan derecho a recibir una educación universitaria en su mayorĆa. Aun asĆ, hay muchas que han logrado ser muy relevantes en nuestra historia, no sin muchos problemas derivados del mero hecho de ser mujeresĀ», explica a nuestra revista.
Evidentemente, existen muchĆsimas mujeres destacables en la dilatada historia de EspaƱa. Y la selección incluida en el manual es, en palabras del propio autor, personal y arbitraria.
Ā«Como autor, he incluido las biografĆas que mĆ”s interĆ©s me despiertan, que mĆ”s admiración me producen o que simplemente me apetecĆa ilustrarĀ», explica en el libro. Ā«Sin sesgos polĆticos ni morales. En este libro hay mujeres bondadosas, otras despiadadas, progresistas y conservadoras, artistas y guerreras, mujeres que quitaron vidas y otras que dieron la suya por salvarlas; nobles y del pueblo llano, unas conocidas y otras desconocidas por el gran pĆŗblicoĀ».
Cinco amplios capĆtulos dedicados a mĆ”s de veinticinco mujeres conquistadoras, guerreras y aventureras, intelectuales e ilustradas, artistas y poderosas.
Dentro de las poderosas, por cierto, hay espacio para reinas (titulares y regentes) con vidas bastante curiosas. ĀæCómo eran las Letizias y SofĆas de la Ć©poca? Ā«El papel de las reinas consorte era, en principio, procurar descendencia al monarca y que asĆ la estirpe se perpetuaseĀ», comenta a Yorokobu el escritor.
Ā«Pero obviamente habĆa reinas inteligentes y audaces que no se limitaban solo a tener hijos, sino que aconsejaban, influĆan o directamente ordenaban a sus regios esposos; por ejemplo, Isabel de Farnesio o MarĆa Cristina de BorbónĀ».
A continuación, os dejamos un breve apunte de varias de las supermujeres incluidas en el libro:
Catalina de Erauso: la monja alfƩrez
La conocida como monja alfĆ©rez es una de las heroĆnas preferidas por el autor del libro, por protagonizar una vida de novela Ā«que curiosamente ella misma dejó escrita en una autobiografĆaĀ».
En 1596, con solo cuatro años, Catalina fue enclaustrada por sus padres en el convento de San SebastiÔn el Antiguo. Con quince años se escapó del lugar y, tras varios problemas con la justicia, logró huir a las Américas (que en esa época estaba terminando de ser conquistada y colonizada por los españoles), donde combatió como soldado. Y lo mÔs curioso de todo es que logró cumplir la hazaña haciéndose pasar por hombre (algo que mantuvo hasta el final de su vida).
Ā«Llegó a PerĆŗ, y su carĆ”cter pendenciero le llevó a meterse en multitud de peleas de taberna, duelos por honor (hay que decir que era una excelente espadachina) y lĆos de faldas, incluso llegaron a condenarla a muerte en varias ocasiones, aunque salió airosa de todos estos lancesĀ», cuenta el autor en el libro.
Remedios Varo: la artista del surrealismo
Aunque muchos piensan lo contrario, siempre hubo mujeres en los talleres artĆsticos. Eso sĆ, las que trabajaban en ellos (dedicadas, si eran habilidosas, a tareas como la policromĆa o el estofado de las esculturas) eran siempre familiares (hijas, hermanas o parejas) del maestro del taller de turno.
A fin de cuentas, la mujer estaba bastante supeditada al hombre en ese tiempo. Ā«Por desgracia, muchas de estas mujeres tuvieron que abandonar la profesión a pesar de su gran talento, pues cuando se despegaban de la familia, ya sea por casamiento o por meterse en un convento, tambiĆ©n lo hacĆan del taller, y por ser mujeres no podĆan crear el suyo propio o cobrar por su trabajoĀ», relata el autor.
Desconocida para muchos, Remedios Varo fue una de las artistas mĆ”s destacadas de su momento. Tras estudiar Bellas Artes y vivir en ciudades como ParĆs o Barcelona, empezó a interesarse por el movimiento surrealista. La catalana tuvo que exiliarle en varias ocasiones. Primero, y debido a la Guerra Civil, se exilió en ParĆs, donde entabló amistad con los artistas de la vanguardia y dio rienda suelta a su creatividad artĆstica. Y despuĆ©s, en Ciudad de MĆ©xico, cuando los nazis ocuparon la capital francesa.
Ā«Durante aquellos aƱos, no tuvo un lugar de residencia fijo, mientras se desempeƱaba en distintos trabajos como decoradora y diseƱadoraĀ», expone en el libro el autor. Cabe seƱalar que Varo, que murió joven, participó en importantes exposiciones y exploró distintos campos artĆsticos como la pintura, la fotografĆa, la escultura o la escritura. La mayor parte de sus increĆbles obras estĆ”n en el Museo de Arte Moderno de MĆ©xico (MAM).
Elena de CƩspedes: la primera cirujana
El autor comenta que CĆ©spedes nació a mediados del siglo XVI con fĆsico de mujer, pero que nunca quedó demostrado si realmente era hermafrodita o se trataba de un hombre transexual. Ā«Su caso es cuanto menos extraƱo, ya que vivió su juventud como mujer y su etapa adulta como hombre y, en principio, sus compaƱeros de profesión desconocĆan que hubiese nacido mujerĀ», seƱala a nuestra revista.
Natural de Granada, Céspedes trabajó como tejedor, pastor y labrador, empezando asà una nueva vida como hombre. Al poco tiempo, se alistó como soldado para participar en la guerra de Las Alpujarras.
Cuando acabó la guerra, se marchó a Madrid, donde entabló amistad con un cirujano que le enseñó el arte de su profesión. Asà fue como Céspedes se convirtió en un excelente cirujano y ejerció como tal durante bastante tiempo.
Hasta que las autoridades, con la mosca detrÔs de la oreja, descubrieron su condición tras hacerle una serie de exÔmenes médicos, «en los que se afirmaba que era una mujer con atributos masculinos creados gracias a sus propias habilidades como cirujana». Después de aquello, y como si de una delincuente se tratase, fue condenada a recibir latigazos y a trabajar durante dos años como médico sin cobrar.
Isabel Zendal: la primera enfermera
Isabel Zendal es considerada la primera enfermera de España. «El suyo fue un caso de pura necesidad ya que los organizadores de la Real Expedición Filantrópica (una expedición destinada a vacunar de la viruela a miles de personas alrededor de las posesiones españolas) necesitaban a una persona experta en el cuidado de niños, e Isabel fue la elegida por su experiencia», comenta el escritor a nuestra revista.
En 1800, Zendal era la rectora de la Casa de Expósitos de A CoruƱa. Ā«Se le encargó la misión de llevar a algunos niƱos de su centro y cuidar de ellos durante el largo viaje marĆtimo que se le avecinaba.
PartirĆan de A CoruƱa en 1803 a bordo de la fragata MarĆa PitaĀ», apunta el ilustrador en el libro. La gallega, Ćŗnica mujer de la expedición, afrontó el viaje estoicamente y ejerció de enfermera y cuidadora de los veintidós chavales. Una vez en su destino, decidió que no regresarĆa a EspaƱa y se quedó a vivir en MĆ©xico, donde falleció unos aƱos despuĆ©s.
Juana de Arintero: la doncella guerrera
Su vida se desarrolló en la Castilla del siglo XIV, en plena guerra por la sucesión del trono de esa región entre los partidarios de Isabel, esposa del rey de Aragón, y los de Juana La Beltraneja.
Ā«Como mandaba la tradición, cada familia noble debĆa aportar a la campaƱa una leva de soldados y al menos un caballero instruido en las armasĀ», cuenta el autor en el libro.
Ā«La petición llegó a Arintero, una pequeƱa población leonesa en la que vivĆa el conde GarcĆa, un anciano ya incapaz de luchar y sin hijos varones que pudieran ir a la guerra. Por voluntad propia, y no sin oposición de su anciano padre, Juana decidió que se encargarĆa de satisfacer la petición real de un caballeroĀ».
Juana se puso la armadura y comenzó a entrenarse duramente en el manejo de la espada y la lanza. Después, se dispuso a diversas batallas bajo el nombre del Caballero Oliveros y se ganó la fama de noble valiente y entregado.
La historia de la guerrillera leonesa recuerda en muchos aspectos a la del icónico personaje Disney de MulÔn. Y, aunque cabe señalar que no existen testimonios documentales sobre la veracidad de su historia, no parece que sea solo una leyenda.
Ā«MulĆ”n no desvela su identidad hasta mucho despuĆ©s de la guerra, cuando sus compaƱeros deciden visitarla, pero se cuenta que, en el caso de nuestra MulĆ”n castellana, se descubre su identidad cuando es herida en combateĀ», matiza el autor. Ā«SerĆa premiada por su valentĆa y le serian otorgados privilegios a la pequeƱa villa de Arintero, aunque parece ser que murió asesinada por unos asaltantes cuando volvĆa a casaĀ».
”Yorokobu gratis en formato digital!
La ausencia de las mujeres en los manuales de historia de la ESO y Bachillerato, por poner solo un ejemplo, es un hecho mĆ”s que probado. Todos saben quiĆ©n fue el primer conquistador o el primer prĆncipe, pero se sabe bien poco (o directamente nada) de las mujeres pioneras.
QuiĆ©n fue la primera enfermera de la historia de EspaƱa. O la primera cirujana. O de la historia de aquella mujer que en el siglo XV se disfrazó de hombre para luchar con las armas de su padre y asĆ evitar que este fuese a la guerra. Simplemente, se las habĆa ignorado hasta ahora.
Pero un libro ilustrado pretende rescatarlas del olvido y darles el lugar que merecen en el conjunto de la historia patria. El trabajo, titulado HeroĆnas secretas de la Historia de EspaƱa (Editorial Plan B), es obra del ilustrador malagueƱo Juan de Aragón, mĆ”s conocido en las redes sociales como El Fisgón Histórico. Y pone de relieve a multitud de mujeres que, en muchos casos, llegaron a romper moldes y a ser claves en la historia de su paĆs. Sin saberlo ni pretenderlo.
El autor seƱala que, generalmente y por diferentes motivos, solo vemos la palabra hombres en los textos de estudio de liceos y universidades, y se olvida con frecuencia que fueron muchas las mujeres relevantes en la historia de EspaƱa.
Ā«Una de las razones es que las mujeres, sencillamente, no tenĆan derecho a recibir una educación universitaria en su mayorĆa. Aun asĆ, hay muchas que han logrado ser muy relevantes en nuestra historia, no sin muchos problemas derivados del mero hecho de ser mujeresĀ», explica a nuestra revista.
Evidentemente, existen muchĆsimas mujeres destacables en la dilatada historia de EspaƱa. Y la selección incluida en el manual es, en palabras del propio autor, personal y arbitraria.
Ā«Como autor, he incluido las biografĆas que mĆ”s interĆ©s me despiertan, que mĆ”s admiración me producen o que simplemente me apetecĆa ilustrarĀ», explica en el libro. Ā«Sin sesgos polĆticos ni morales. En este libro hay mujeres bondadosas, otras despiadadas, progresistas y conservadoras, artistas y guerreras, mujeres que quitaron vidas y otras que dieron la suya por salvarlas; nobles y del pueblo llano, unas conocidas y otras desconocidas por el gran pĆŗblicoĀ».
Cinco amplios capĆtulos dedicados a mĆ”s de veinticinco mujeres conquistadoras, guerreras y aventureras, intelectuales e ilustradas, artistas y poderosas.
Dentro de las poderosas, por cierto, hay espacio para reinas (titulares y regentes) con vidas bastante curiosas. ĀæCómo eran las Letizias y SofĆas de la Ć©poca? Ā«El papel de las reinas consorte era, en principio, procurar descendencia al monarca y que asĆ la estirpe se perpetuaseĀ», comenta a Yorokobu el escritor.
Ā«Pero obviamente habĆa reinas inteligentes y audaces que no se limitaban solo a tener hijos, sino que aconsejaban, influĆan o directamente ordenaban a sus regios esposos; por ejemplo, Isabel de Farnesio o MarĆa Cristina de BorbónĀ».
A continuación, os dejamos un breve apunte de varias de las supermujeres incluidas en el libro:
Catalina de Erauso: la monja alfƩrez
La conocida como monja alfĆ©rez es una de las heroĆnas preferidas por el autor del libro, por protagonizar una vida de novela Ā«que curiosamente ella misma dejó escrita en una autobiografĆaĀ».
En 1596, con solo cuatro años, Catalina fue enclaustrada por sus padres en el convento de San SebastiÔn el Antiguo. Con quince años se escapó del lugar y, tras varios problemas con la justicia, logró huir a las Américas (que en esa época estaba terminando de ser conquistada y colonizada por los españoles), donde combatió como soldado. Y lo mÔs curioso de todo es que logró cumplir la hazaña haciéndose pasar por hombre (algo que mantuvo hasta el final de su vida).
Ā«Llegó a PerĆŗ, y su carĆ”cter pendenciero le llevó a meterse en multitud de peleas de taberna, duelos por honor (hay que decir que era una excelente espadachina) y lĆos de faldas, incluso llegaron a condenarla a muerte en varias ocasiones, aunque salió airosa de todos estos lancesĀ», cuenta el autor en el libro.
Remedios Varo: la artista del surrealismo
Aunque muchos piensan lo contrario, siempre hubo mujeres en los talleres artĆsticos. Eso sĆ, las que trabajaban en ellos (dedicadas, si eran habilidosas, a tareas como la policromĆa o el estofado de las esculturas) eran siempre familiares (hijas, hermanas o parejas) del maestro del taller de turno.
A fin de cuentas, la mujer estaba bastante supeditada al hombre en ese tiempo. Ā«Por desgracia, muchas de estas mujeres tuvieron que abandonar la profesión a pesar de su gran talento, pues cuando se despegaban de la familia, ya sea por casamiento o por meterse en un convento, tambiĆ©n lo hacĆan del taller, y por ser mujeres no podĆan crear el suyo propio o cobrar por su trabajoĀ», relata el autor.
Desconocida para muchos, Remedios Varo fue una de las artistas mĆ”s destacadas de su momento. Tras estudiar Bellas Artes y vivir en ciudades como ParĆs o Barcelona, empezó a interesarse por el movimiento surrealista. La catalana tuvo que exiliarle en varias ocasiones. Primero, y debido a la Guerra Civil, se exilió en ParĆs, donde entabló amistad con los artistas de la vanguardia y dio rienda suelta a su creatividad artĆstica. Y despuĆ©s, en Ciudad de MĆ©xico, cuando los nazis ocuparon la capital francesa.
Ā«Durante aquellos aƱos, no tuvo un lugar de residencia fijo, mientras se desempeƱaba en distintos trabajos como decoradora y diseƱadoraĀ», expone en el libro el autor. Cabe seƱalar que Varo, que murió joven, participó en importantes exposiciones y exploró distintos campos artĆsticos como la pintura, la fotografĆa, la escultura o la escritura. La mayor parte de sus increĆbles obras estĆ”n en el Museo de Arte Moderno de MĆ©xico (MAM).
Elena de CƩspedes: la primera cirujana
El autor comenta que CĆ©spedes nació a mediados del siglo XVI con fĆsico de mujer, pero que nunca quedó demostrado si realmente era hermafrodita o se trataba de un hombre transexual. Ā«Su caso es cuanto menos extraƱo, ya que vivió su juventud como mujer y su etapa adulta como hombre y, en principio, sus compaƱeros de profesión desconocĆan que hubiese nacido mujerĀ», seƱala a nuestra revista.
Natural de Granada, Céspedes trabajó como tejedor, pastor y labrador, empezando asà una nueva vida como hombre. Al poco tiempo, se alistó como soldado para participar en la guerra de Las Alpujarras.
Cuando acabó la guerra, se marchó a Madrid, donde entabló amistad con un cirujano que le enseñó el arte de su profesión. Asà fue como Céspedes se convirtió en un excelente cirujano y ejerció como tal durante bastante tiempo.
Hasta que las autoridades, con la mosca detrÔs de la oreja, descubrieron su condición tras hacerle una serie de exÔmenes médicos, «en los que se afirmaba que era una mujer con atributos masculinos creados gracias a sus propias habilidades como cirujana». Después de aquello, y como si de una delincuente se tratase, fue condenada a recibir latigazos y a trabajar durante dos años como médico sin cobrar.
Isabel Zendal: la primera enfermera
Isabel Zendal es considerada la primera enfermera de España. «El suyo fue un caso de pura necesidad ya que los organizadores de la Real Expedición Filantrópica (una expedición destinada a vacunar de la viruela a miles de personas alrededor de las posesiones españolas) necesitaban a una persona experta en el cuidado de niños, e Isabel fue la elegida por su experiencia», comenta el escritor a nuestra revista.
En 1800, Zendal era la rectora de la Casa de Expósitos de A CoruƱa. Ā«Se le encargó la misión de llevar a algunos niƱos de su centro y cuidar de ellos durante el largo viaje marĆtimo que se le avecinaba.
PartirĆan de A CoruƱa en 1803 a bordo de la fragata MarĆa PitaĀ», apunta el ilustrador en el libro. La gallega, Ćŗnica mujer de la expedición, afrontó el viaje estoicamente y ejerció de enfermera y cuidadora de los veintidós chavales. Una vez en su destino, decidió que no regresarĆa a EspaƱa y se quedó a vivir en MĆ©xico, donde falleció unos aƱos despuĆ©s.
Juana de Arintero: la doncella guerrera
Su vida se desarrolló en la Castilla del siglo XIV, en plena guerra por la sucesión del trono de esa región entre los partidarios de Isabel, esposa del rey de Aragón, y los de Juana La Beltraneja.
Ā«Como mandaba la tradición, cada familia noble debĆa aportar a la campaƱa una leva de soldados y al menos un caballero instruido en las armasĀ», cuenta el autor en el libro.
Ā«La petición llegó a Arintero, una pequeƱa población leonesa en la que vivĆa el conde GarcĆa, un anciano ya incapaz de luchar y sin hijos varones que pudieran ir a la guerra. Por voluntad propia, y no sin oposición de su anciano padre, Juana decidió que se encargarĆa de satisfacer la petición real de un caballeroĀ».
Juana se puso la armadura y comenzó a entrenarse duramente en el manejo de la espada y la lanza. Después, se dispuso a diversas batallas bajo el nombre del Caballero Oliveros y se ganó la fama de noble valiente y entregado.
La historia de la guerrillera leonesa recuerda en muchos aspectos a la del icónico personaje Disney de MulÔn. Y, aunque cabe señalar que no existen testimonios documentales sobre la veracidad de su historia, no parece que sea solo una leyenda.
Ā«MulĆ”n no desvela su identidad hasta mucho despuĆ©s de la guerra, cuando sus compaƱeros deciden visitarla, pero se cuenta que, en el caso de nuestra MulĆ”n castellana, se descubre su identidad cuando es herida en combateĀ», matiza el autor. Ā«SerĆa premiada por su valentĆa y le serian otorgados privilegios a la pequeƱa villa de Arintero, aunque parece ser que murió asesinada por unos asaltantes cuando volvĆa a casaĀ».
Cuando yo estudiaba (era durante el franquismo) La Historia de EspaƱa se acababa en la Guerra de la Independencia. Nada del siglo XiX y nada del siglo XX, sólo a partir del general Franco. Una Historia mutilada y mal enseƱada, eso es lo que sabemos de nuestra nación. Al silencio sobre estas mujeres se unió lo polĆtica y ‘machĆsticamente’ correcto. Por favor, los flamantes gobernantes actuales, ĀæpodrĆan remediar en algo esta salvaje mutilación?
Yo estudiĆ© en la misma, triste Ć©poca de la que habla Cuyobai y lamento tener que darle la razón y sumarme a su petición, ya que he tenido que pelear duro desde que terminĆ© mi licenciatura para enterarme un poco de la historia de mi paĆs.
Creo recordar que en la versión franquista de la peli sobre la vida de Agustina de Aragón, despuĆ©s de rechazar a los franceses a caƱonazo limpio, se volvĆa a la cocina con los pucheros. Igual me confundo y morĆa al final y ascendĆa a los cielos entre una nube de angelotes… la verdad es que ya no me acuerdo.
Vivo en Chile y hay similitudes
Dictadura y mujer.
Me gustan las historias
Isabel la Católica, que merece un puesto en la historia por su avance en igualdad, tanto de gĆ©nero (mantuvo su reinado en Castilla independiente de su marido) como de razas (afirmó que los americanos eran seres humanos y como tal debĆan tratarse) es despachada en este artĆculo con “esposa del rey de Aragón” Āæen serio?
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