20 de noviembre 2012    /   IDEAS
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Hielo negro en MoscĂș

20 de noviembre 2012    /   IDEAS     por          
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FrĂ­o. Por dentro y por fuera. Un MoscĂș gĂ©lido. Desde sus propias entrañas. Desde la oscuridad que aflora en las ciudades cuando la luz se va. Es la ciudad que busca Salvi Danes cuando sale con su cĂĄmara por la capital rusa. Es el lugar donde, “envueltos en polvo, pasaban volando resonantes cambios y, en ellos, sobre sacos, tendidos con las barrigas hacia arriba, iban unos hombres”. Eso relataba MijaĂ­l BulgĂĄkov en Maestro y margarita.

La soledad desborda cada una de las fotografĂ­as de Danes. Las presencias evocan ausencias. “La ciudad es un nĂșcleo ajeno, llena de acompañantes, pero vacĂ­o de compañeros. Transportados por un flujo intangible, destinados a observar como figurantes en una trama con final pactado”, explica el fotĂłgrafo.

Danes ve MoscĂș como “el paradigma soviĂ©tico, una capital descomunal, desconocida hasta hace relativamente poco”. Una ciudad “donde parece observarse una dislocaciĂłn en sus habitantes por el impacto de una realidad compleja, fruto de una historia convulsa que ha transitado del feudalismo zarista a la dictadura del proletariado, y del comunismo al reciente liberalismo econĂłmico”.

Ese misterio de “cĂłmo vive realmente una sociedad, cada uno de sus miembros, en una organizaciĂłn humana y social con una realidad compleja, fruto de una historia convulsa” llevĂł al fotĂłgrafo a las calles de MoscĂș. Un lugar donde impera una religiĂłn “con un carĂĄcter ideolĂłgico muy marcado, pilar del antiguo rĂ©gimen, y una gran barrera para el cambio social. Un difĂ­cil posicionamiento del pueblo, tan obligado a seguir estelas y tan poco tenido en cuenta a la hora de constituir una voz crĂ­tica y constructiva”.

Su intención era elaborar “un documento vivo, impecable y objetivo sobre el día a día de la sociedad rusa”. Quería “crear conciencia” de esta situación desde la fotografía. “Se puede plantear como un diario personal que, al mismo tiempo, genere un documento metaforicamente válido. Un principio que muestra la vigencia de un lenguaje: registrar la realidad de manera concisa y meditada, que cada imagen sugiera interpretaciones personales, pero encaminado desde el mismo discurso. Mostrar la parte mas difícil de explicar”.

El frĂ­o traspasa la temperatura y se adentra en lo polĂ­tico. La actualidad no es tan distinta al pasado. “La figura de Putin estĂĄ llevando a cabo una polĂ­tica de acumulaciĂłn de poder y de concentraciĂłn de competencias en la FederaciĂłn Rusa en detrimento de una verdadera democracia”, comenta Danes. “¿CĂłmo afecta esto a su poblaciĂłn? No se puede negar la evidencia de que el poder estatal estĂĄ regido por una ley arbitraria. Se deposita en el estado la capacidad de pensar. Muchos pueden alegar que ‘por algo será’ y evitan, asĂ­, cuestionarse nada. ÂżPor quĂ© se delega en otros el acto de pensar? QuizĂĄ por no sentir marginaciĂłn y desamparo, para reforzar ilusoriamente los sentimientos de pertenencia al cuerpo social”.

Danes paseĂł por MoscĂș para descubrir esas imĂĄgenes que Ă©l considera “subjetivas” y “discutibles”. “No es fĂĄcil mostrar el ahogamiento del tabĂș, la actitud vital pasiva o la represiĂłn social. Son las actitudes, los comportamientos, los caracteres… Una visiĂłn introspectiva, de difĂ­cil captaciĂłn por su calidad sutil y casi imposible de tocar”.

Es, en sus palabras, “la traducciĂłn fotogrĂĄfica y plĂĄstica” de la sociologĂ­a de MoscĂș. El fotĂłgrafo catalĂĄn buscĂł una “estĂ©tica impactante”. Hizo un “uso expresionista del flash con una extremada dureza para recortar y siluetear las figuras fotografiadas”. En ellas pretende reflejar el “aislamiento existencial y social en que viven los personajes retratados”, especifica. “Muchos de los sujetos registrados por la cĂĄmara adquieren un carĂĄcter artificioso, extranormal, como si fueran maniquĂ­es o humanoides que habitan un mundo sentimental y relacional extrañamente humano”.

Dice Danes que estas fotografĂ­as tienen “una luz estridente, pero que, paradĂłjicamente, resultan silenciosas, mudas, como si tambiĂ©n fueran una metĂĄfora de la intensa incomunicaciĂłn en que coexisten estos sujetos individuales, o los fragmentos urbanos como alegorĂ­as del ahogamiento que la masa urbana produce en el ser vivo, ya sea una estatua o una persona en el tren”.

FrĂ­o. Por dentro y por fuera. Un MoscĂș gĂ©lido. Desde sus propias entrañas. Desde la oscuridad que aflora en las ciudades cuando la luz se va. Es la ciudad que busca Salvi Danes cuando sale con su cĂĄmara por la capital rusa. Es el lugar donde, “envueltos en polvo, pasaban volando resonantes cambios y, en ellos, sobre sacos, tendidos con las barrigas hacia arriba, iban unos hombres”. Eso relataba MijaĂ­l BulgĂĄkov en Maestro y margarita.

La soledad desborda cada una de las fotografĂ­as de Danes. Las presencias evocan ausencias. “La ciudad es un nĂșcleo ajeno, llena de acompañantes, pero vacĂ­o de compañeros. Transportados por un flujo intangible, destinados a observar como figurantes en una trama con final pactado”, explica el fotĂłgrafo.

Danes ve MoscĂș como “el paradigma soviĂ©tico, una capital descomunal, desconocida hasta hace relativamente poco”. Una ciudad “donde parece observarse una dislocaciĂłn en sus habitantes por el impacto de una realidad compleja, fruto de una historia convulsa que ha transitado del feudalismo zarista a la dictadura del proletariado, y del comunismo al reciente liberalismo econĂłmico”.

Ese misterio de “cĂłmo vive realmente una sociedad, cada uno de sus miembros, en una organizaciĂłn humana y social con una realidad compleja, fruto de una historia convulsa” llevĂł al fotĂłgrafo a las calles de MoscĂș. Un lugar donde impera una religiĂłn “con un carĂĄcter ideolĂłgico muy marcado, pilar del antiguo rĂ©gimen, y una gran barrera para el cambio social. Un difĂ­cil posicionamiento del pueblo, tan obligado a seguir estelas y tan poco tenido en cuenta a la hora de constituir una voz crĂ­tica y constructiva”.

Su intención era elaborar “un documento vivo, impecable y objetivo sobre el día a día de la sociedad rusa”. Quería “crear conciencia” de esta situación desde la fotografía. “Se puede plantear como un diario personal que, al mismo tiempo, genere un documento metaforicamente válido. Un principio que muestra la vigencia de un lenguaje: registrar la realidad de manera concisa y meditada, que cada imagen sugiera interpretaciones personales, pero encaminado desde el mismo discurso. Mostrar la parte mas difícil de explicar”.

El frĂ­o traspasa la temperatura y se adentra en lo polĂ­tico. La actualidad no es tan distinta al pasado. “La figura de Putin estĂĄ llevando a cabo una polĂ­tica de acumulaciĂłn de poder y de concentraciĂłn de competencias en la FederaciĂłn Rusa en detrimento de una verdadera democracia”, comenta Danes. “¿CĂłmo afecta esto a su poblaciĂłn? No se puede negar la evidencia de que el poder estatal estĂĄ regido por una ley arbitraria. Se deposita en el estado la capacidad de pensar. Muchos pueden alegar que ‘por algo será’ y evitan, asĂ­, cuestionarse nada. ÂżPor quĂ© se delega en otros el acto de pensar? QuizĂĄ por no sentir marginaciĂłn y desamparo, para reforzar ilusoriamente los sentimientos de pertenencia al cuerpo social”.

Danes paseĂł por MoscĂș para descubrir esas imĂĄgenes que Ă©l considera “subjetivas” y “discutibles”. “No es fĂĄcil mostrar el ahogamiento del tabĂș, la actitud vital pasiva o la represiĂłn social. Son las actitudes, los comportamientos, los caracteres… Una visiĂłn introspectiva, de difĂ­cil captaciĂłn por su calidad sutil y casi imposible de tocar”.

Es, en sus palabras, “la traducciĂłn fotogrĂĄfica y plĂĄstica” de la sociologĂ­a de MoscĂș. El fotĂłgrafo catalĂĄn buscĂł una “estĂ©tica impactante”. Hizo un “uso expresionista del flash con una extremada dureza para recortar y siluetear las figuras fotografiadas”. En ellas pretende reflejar el “aislamiento existencial y social en que viven los personajes retratados”, especifica. “Muchos de los sujetos registrados por la cĂĄmara adquieren un carĂĄcter artificioso, extranormal, como si fueran maniquĂ­es o humanoides que habitan un mundo sentimental y relacional extrañamente humano”.

Dice Danes que estas fotografĂ­as tienen “una luz estridente, pero que, paradĂłjicamente, resultan silenciosas, mudas, como si tambiĂ©n fueran una metĂĄfora de la intensa incomunicaciĂłn en que coexisten estos sujetos individuales, o los fragmentos urbanos como alegorĂ­as del ahogamiento que la masa urbana produce en el ser vivo, ya sea una estatua o una persona en el tren”.

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