A principios de los aƱos 30, el gran matemĆ”tico inglĆ©s Godfrey Harold Hardy, nacido en el aƱo de nuestro SeƱor de 1877, estaba a punto de viajar desde Dinamarca para volver a su apartamento en el Trinity College de Cambridge. Hardy no las tenĆa todas consigo para llegar a salvo a su querida Inglaterra. Atravesar el mar del Norte en un barco pequeƱo no es todo lo seguro que a Ć©l le hubiera gustado. Hardy, ateo militante que jugaba a que Dios era su enemigo personal, pensó que esa enemistad podĆa salvarle la vida. Antes de embarcar escribió una postal a su amigo Harald Bohr (hermano matemĆ”tico del famoso fĆsico Niels) en la que escuetamente decĆa que habĆa resuelto la hipótesis de Riemann, que ya darĆa los detalles al llegar. Esa breve postal era su seguro de vida: Dios, su Ćntimo enemigo, no podĆa permitir que el nombre de Hardy se asociara para siempre con la resolución, aunque fuera misteriosa e incomprobable, de la hipótesis de Riemann, el mĆ”s cĆ©lebre problema abierto de las matemĆ”ticas contemporĆ”neas. AsĆ que no podĆa permitir que el barco en el que viajaba Hardy se hundiera. La excĆ©ntrica treta salió bien y Hardy salvó su vida (y la del resto de viajeros del barco, claro).
El enunciado de la hipótesis de Riemann probablemente no les diga nada y harĆa falta una extensión mucho mayor de la que dispongo para poder siquiera intentar esclarecer sus tĆ©rminos: Ā«Todos los ceros no triviales de la función Zeta tienen su parte real sobre la recta y=1/2Ā». AsĆ vista, no parece muy espectacular, y uno siente su ignorancia proporcional a la importancia que los grandes matemĆ”ticos dan a este jeroglĆfico sin significado aparente. El gran Hilbert, uno de los padres de la matemĆ”tica moderna, confesó al ser preguntado que si pudiera resucitar dentro de quinientos aƱos, lo primero que harĆa serĆa preguntar si alguien habĆa demostrado la hipótesis de Riemann. ĀæA quĆ© tanta alaraca? ĀæQuĆ© tiene esta pretendida hipótesis para merecer tan exagerada atención?
[pullquote]Nuestro siglo tiene su propia lista oficiosa de santos griales matemĆ”ticos, su Nuevo Testamento de desafĆos[/pullquote]
Los grandes problemas en matemĆ”ticas son aquellos que permiten establecer conexiones profundas entre las grandes ramas de esta ciencia pluriforme o los que desvelan los misterios, la estructura, de los principios fundamentales, de los objetos bĆ”sicos sobre los que se construye todo lo demĆ”s. Resolver la hipótesis de Riemann arrojarĆa luz entre otras cosas sobre el misterio mĆ”s ambicionado por los matemĆ”ticos y que, a la vez, se refiere a las piedras angulares de la aritmĆ©tica: cuĆ”l es la distribución de los nĆŗmeros primos, aquellos sobre los que se construye la matemĆ”tica, cuya infinitud se conoce desde los tiempos de Euclides y cuyo patrón oculto nos ha sido escondido sin remedio aparente. QuizĆ” pueda parecer algo secundario o sin importancia, una discusión bizantina, una curiosidad matemĆ”tica, probablemente hermosa para quien guste de esas cosas, pero sin mayor trascendencia para el resto. No se dejen engaƱar, la distribución de los primos no es solo la joya preciada del tesoro de las matemĆ”ticas, sino la llave a muchos de sus misterios aĆŗn no resueltos.
El puesto destacado de la hipótesis de Riemann estĆ” mĆ”s que justificado. Cuando Hilbert en el primer congreso mundial de matemĆ”ticos en 1900 enunció la lista de los veintitrĆ©s problemas mĆ”s importantes en esta disciplina, la hipótesis de Riemann ocupó el nĆŗmero ocho junto a la conjetura de Goldbach (que tambiĆ©n sigue sin demostrar, por cierto). La lista de Hilbert impulsó y orientó la investigación matemĆ”tica de muchos cientĆficos en el siglo XX. Muchos de aquellos problemas se han resuelto, otros siguen abiertos. Nuestro siglo tiene su propia lista oficiosa de santos griales matemĆ”ticos, su Nuevo Testamento de desafĆos. Se trata de los Siete Problemas del Milenio (el nombrecito, de cierto sabor bĆblico o apocalĆptico, da para pelĆcula de Hollywood). De estos Siete Problemas, la hipótesis de Riemann es el Ćŗnico que ha sobrevivido de la lista de Hilbert. Cada uno de ellos estĆ” dotado con un premio de un millón de dólares (que en este caso, crĆ©anme, es lo de menos) y todavĆa ninguno ha sido resuelto.
[pullquote]Los matemÔticos, desde Hardy hasta Perelman, tienen una relación muy particular con los dioses, aunque estos se llamen «fama» y «dinero»[/pullquote]
Bueno, ninguno no; en el aƱo 2003 Grigory Perelman resolvió uno de los Siete, la conjetura de PoincarĆ©. Culminando el esfuerzo colectivo de muchos antes que Ć©l, Perelman dio el paso definitivo que condujo a la resolución de uno de los siete magnĆficos enigmas de la matemĆ”tica. QuizĆ” lo recuerden, un ruso de mirada intensa que renunció al millón de dólares del instituto Clay y a la todoprestigiosa medalla Fields que se le concedió por su hazaƱa. Se le tachó de excĆ©ntrico, de asocial y de loco. Ya ven que los matemĆ”ticos, desde Hardy hasta Perelman, tienen una relación muy particular con los dioses, aunque estos se llamen Ā«famaĀ» y Ā«dineroĀ».
Mientras tanto, la hipótesis de Riemann avanza desafiante por la historia, impenetrable y esquiva, como cualquier misterio de esos por los que merece la pena enfrentarse a los dioses.
Cerca de 2050 posiblemente veamos una resolución de la Hipótesis de Riemann
Marcus du Sautoy tiene un libro sobre el tema: “La mĆŗsica de los nĆŗmeros primos” el cual conocĆ gracias al autor de este artĆculo a travĆ©s de su canal de youtube. Un libro muy bueno y recomendable.
Excelente articulo.
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