Hace mucho, mucho tiempo, en el presente, el homo sapiens murió. De su estela surgió el homo modernus. Ese ser que confunde el envoltorio con lo que come y que, en vez de razonar, corta y pega. La identidad del homo modernus está descrita en una pieza creada por Claudio Molinari e Iñigo Orduña, y contada en la voz de una robot imaginaria nacida de un matrimonio que nunca se produjo: Ludwig Wittgenstein y Marshall McLuhan.
Claudio Molinari escribió esta pieza en 15 minutos, un día cualquiera, sentado en un bar de Malasaña (Madrid). Después dedicó dos años a pulirla. Todo en el texto está medido con precisión. “Son trompadas directas a la boca todo el tiempo”, indica el argentino. “No era un relato para un libro. Era demasiado breve. Publicarlo en un libro hubiese resultado como hacer un mal largo de lo que podría ser un buen corto. Cuatro años después de escribirlo, Íñigo Orduña me propuso convertirlo en vídeo. La idea es aplicar la filosofía de menos es más y ese más debe ser todavía menos”.
La contundencia de la pieza va en el sello de Molinari. El publicitario y escritor utiliza la brevedad en casi todo lo que hace. “Siempre he trabajado en formatos muy pequeños”, relata desde Argentina en una entrevista por videoconferencia. “El vídeo de Homo Modernus surgió como una forma de transportar el texto a un formato pixelable”.
Todo lo que escribe está cargado de “brevedad, cierto humor y filosofía”. Todo, “con velocidad”. “Intento no aburrir”, comenta, “y por eso soy breve y directo”.
Molinari escribió su conclusión sobre el humano que habita hoy la Tierra. Después reflexionó sobre el arte y pensó que, en este mundo, hay una sobreproducción. Entonces escribió el Manifiesto Ignicionista y empezó a llevarlo a escuelas de arte de Europa y América. Los lemas están solo en carteles. “Es importante que lo lean en esos centros. Es guerrilla urbana”, explica. “También lo hemos llevado a galerías de arte y hemos colgado los pósters en el baño. Te sientas en el inodoro y tienes 2 minutos para leerlo en paz. Además, tenemos un plan futuro de hacer un festival donde los asistentes puedan llevar las obras que no estén a la altura y quemarlas”.
Por el momento el movimiento ignicionista no pretende dejar su huella más allá de algunos pósters. No pretenden hacer ruido mediático. “Estamos todos gritando y no escuchamos. Para que nos oigan hay que gritar un poco menos. Estamos viendo que la creación de más medios exige la creación de más contenido y eso, a veces, hace que aparezca ‘contenido feto’ (sin desarrollar debidamente)”.
Esa rapidez vital del Homo Modernus le empuja más al monólogo que el diálogo, según Molinari. “Estamos reproduciendo lo que aprendemos, el discurso publicitario imperativo que no escucha”, asegura. Y eso se traslada a una conversación en la que alguien tan solo está en espera de que los labios del de enfrente terminen de moverse para que llegue otra vez su turno de hablar. “Esto lo aprendemos de los medios. Ellos hacen eso. Nuestro papá ahora son los medios de comunicación. Ese es nuestro hogar”.
Hace mucho, mucho tiempo, en el presente, el homo sapiens murió. De su estela surgió el homo modernus. Ese ser que confunde el envoltorio con lo que come y que, en vez de razonar, corta y pega. La identidad del homo modernus está descrita en una pieza creada por Claudio Molinari e Iñigo Orduña, y contada en la voz de una robot imaginaria nacida de un matrimonio que nunca se produjo: Ludwig Wittgenstein y Marshall McLuhan.
Claudio Molinari escribió esta pieza en 15 minutos, un día cualquiera, sentado en un bar de Malasaña (Madrid). Después dedicó dos años a pulirla. Todo en el texto está medido con precisión. “Son trompadas directas a la boca todo el tiempo”, indica el argentino. “No era un relato para un libro. Era demasiado breve. Publicarlo en un libro hubiese resultado como hacer un mal largo de lo que podría ser un buen corto. Cuatro años después de escribirlo, Íñigo Orduña me propuso convertirlo en vídeo. La idea es aplicar la filosofía de menos es más y ese más debe ser todavía menos”.
La contundencia de la pieza va en el sello de Molinari. El publicitario y escritor utiliza la brevedad en casi todo lo que hace. “Siempre he trabajado en formatos muy pequeños”, relata desde Argentina en una entrevista por videoconferencia. “El vídeo de Homo Modernus surgió como una forma de transportar el texto a un formato pixelable”.
Todo lo que escribe está cargado de “brevedad, cierto humor y filosofía”. Todo, “con velocidad”. “Intento no aburrir”, comenta, “y por eso soy breve y directo”.
Molinari escribió su conclusión sobre el humano que habita hoy la Tierra. Después reflexionó sobre el arte y pensó que, en este mundo, hay una sobreproducción. Entonces escribió el Manifiesto Ignicionista y empezó a llevarlo a escuelas de arte de Europa y América. Los lemas están solo en carteles. “Es importante que lo lean en esos centros. Es guerrilla urbana”, explica. “También lo hemos llevado a galerías de arte y hemos colgado los pósters en el baño. Te sientas en el inodoro y tienes 2 minutos para leerlo en paz. Además, tenemos un plan futuro de hacer un festival donde los asistentes puedan llevar las obras que no estén a la altura y quemarlas”.
Por el momento el movimiento ignicionista no pretende dejar su huella más allá de algunos pósters. No pretenden hacer ruido mediático. “Estamos todos gritando y no escuchamos. Para que nos oigan hay que gritar un poco menos. Estamos viendo que la creación de más medios exige la creación de más contenido y eso, a veces, hace que aparezca ‘contenido feto’ (sin desarrollar debidamente)”.
Esa rapidez vital del Homo Modernus le empuja más al monólogo que el diálogo, según Molinari. “Estamos reproduciendo lo que aprendemos, el discurso publicitario imperativo que no escucha”, asegura. Y eso se traslada a una conversación en la que alguien tan solo está en espera de que los labios del de enfrente terminen de moverse para que llegue otra vez su turno de hablar. “Esto lo aprendemos de los medios. Ellos hacen eso. Nuestro papá ahora son los medios de comunicación. Ese es nuestro hogar”.
Me ha sorprendido mucho. El corto es brutal. El punto 7, el “philosophical-thermodynamic loop” me ha tocado hondo, me he visto reflejada. Muchas gracias por este artículo.
Una reflexión descarnada sobre en quien nos estamos convirtiendo. Me ha dado mucho en lo que pensar. 🙂
Excelente
Lucidez brutal.
Vaya, parece que este homo modernus comparte una característica con el homo sapiens: la de hacerse pajas mentales. Viva y bravo.
Realmente bueno y potente 😉
Me encanta la estrategia publicitaria “sexual” que estáis usando últimamente!! Y que conste que soy el primero en caer!! (Pero merece la pena leer los artículos que se esconden detrás de estos titulares tan suculentos!)
Reflexivo, creativo y descarnado reflejo del actual Homo modernus. Buen post yorokobu
Se nota que el discurso tiene cuatro años, hoy por hoy necesitamos apuntar hacia una identidad menos negativa. Además, ‘ignicionista’ te pone en la punta de la lengua la palabra ‘ignicionismo’; los ‘-ismos’ y los manifiestos mejor dejarlos en el s.XX. ¿No hemos entendido ya que no se trata de purificación a través del fuego sino de una larga, dolorosa e inevitable conversión?¿Acaso no se trata de sobrevivir el cambio?
Es verdad, A pesar de que me ha gustado mucho lo de la cultura del alma y todo el manifiesto, tienes razón, En estos últimos años nos está tocando evolucionar lo que no habríamos logrado hacer en siglos si hubiera sido posible seguir como andábamos. “Una identidad menos negativa”, sí señor. Y sobrevivir al cambio. Me gusta. En ello estamos.
Menudo gilipollas…
muy bonito. Pero es una contradicción en sí misma. Sigue siendo un recipiente, muy bonito, que clama por que alguien vierta sobre él. Cierto, somos miedo y medios para ocultarlo, pero si categorizamos eso este vídeo también lo es. Wittgenstein no es solo unos enunciados categóricos y una sarta numérica. Es verdad, Dios ha muerto, pero que Dios y para quién? El único mensaje de todos será trasmitido por twiter y por blogs para tener followers y flowers. Un ser moderno que desgraciadamente se sigue expresando como un ser moderno….cualquiera puede hablar. Si por en cambio no ha sido más que inducir al estado de placer que proporciona la reflexión en sí, enorabuena, se ha conseguido! Igualmente precipito que aun no hemos comprendido que no hay que hablar para enseñar a comprender.
Me ha sorprendido mucho. El corto es brutal. El punto 7, el “philosophical-thermodynamic loop” me ha tocado hondo, me he visto reflejada. Muchas gracias por este artículo.
Una reflexión descarnada sobre en quien nos estamos convirtiendo. Me ha dado mucho en lo que pensar. 🙂
Excelente
Lucidez brutal.
Vaya, parece que este homo modernus comparte una característica con el homo sapiens: la de hacerse pajas mentales. Viva y bravo.
Realmente bueno y potente 😉
Me encanta la estrategia publicitaria “sexual” que estáis usando últimamente!! Y que conste que soy el primero en caer!! (Pero merece la pena leer los artículos que se esconden detrás de estos titulares tan suculentos!)
Reflexivo, creativo y descarnado reflejo del actual Homo modernus. Buen post yorokobu
Se nota que el discurso tiene cuatro años, hoy por hoy necesitamos apuntar hacia una identidad menos negativa. Además, ‘ignicionista’ te pone en la punta de la lengua la palabra ‘ignicionismo’; los ‘-ismos’ y los manifiestos mejor dejarlos en el s.XX. ¿No hemos entendido ya que no se trata de purificación a través del fuego sino de una larga, dolorosa e inevitable conversión?¿Acaso no se trata de sobrevivir el cambio?
Es verdad, A pesar de que me ha gustado mucho lo de la cultura del alma y todo el manifiesto, tienes razón, En estos últimos años nos está tocando evolucionar lo que no habríamos logrado hacer en siglos si hubiera sido posible seguir como andábamos. “Una identidad menos negativa”, sí señor. Y sobrevivir al cambio. Me gusta. En ello estamos.
Menudo gilipollas…
muy bonito. Pero es una contradicción en sí misma. Sigue siendo un recipiente, muy bonito, que clama por que alguien vierta sobre él. Cierto, somos miedo y medios para ocultarlo, pero si categorizamos eso este vídeo también lo es. Wittgenstein no es solo unos enunciados categóricos y una sarta numérica. Es verdad, Dios ha muerto, pero que Dios y para quién? El único mensaje de todos será trasmitido por twiter y por blogs para tener followers y flowers. Un ser moderno que desgraciadamente se sigue expresando como un ser moderno….cualquiera puede hablar. Si por en cambio no ha sido más que inducir al estado de placer que proporciona la reflexión en sí, enorabuena, se ha conseguido! Igualmente precipito que aun no hemos comprendido que no hay que hablar para enseñar a comprender.
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