
No, no es un titular de El Mundo Today. Der Spiegel dedica un artĆculo en profundidad a Le Canard EchaĆ®nĆ©, una revista semanal francesa de apenas 8 pĆ”ginas que no solo no pierde dinero en los tiempos que corren. Ganó ā¬4.9 millones en 2009.
¿CuÔl es su fórmula secreta se preguntarÔn mÔs de un editor confuso entre recorte y recorte de plantilla?
Salir a la calle, tener una red de fuentes de primera y no depender de la publicidad. Todo esto mezclado con ilustraciones satĆricas. La esencia del periodismo destilada en pocas palabras y que hoy es estĆ” en peligro de extinción en los medios de comunicación mĆ”s preocupados por entretener que informar.
āEs el Ćŗnico periódico francĆ©s a los que los polĆticos en ParĆs tienen miedo. El semanario satĆrico ha acabado con una serie de ministros y secretarios del estado en el gobierno del presidente Nicolas Sarkozyā, explica el artĆculo de Britta Sandberg.
Su capacidad para destapar corrupción y abusos de poder ha ayudado a Le Canard a incrementar su tirada hasta 700.000 ejemplares semanales y 69.000 suscriptores actuales. Y su influencia no hace mÔs que crecer.
Fueron los primeros en revelar que un secretario del estado se habĆa gastado ā¬12,000 en puros a costa del contribuyente.
En otro caso descubrieron que un miembro del gobierno de Sarkozy habĆa falsificado los metros cuadrados de los planos de una casa de verano para obtener una licencia para construir.
āUn periodista del Canard fotografĆo, comprobó el plano y los metros cuadrados y se pasó dos semanas removiendo documentos en el registro de propiedades local. El descubrimiento llevó a la dimisión del secretario de estadoā, explica el artĆculo Der Spiegel.
Recientemente, el semanario fue determinante en la dimisión de la ministra de exteriores francesa MichĆØle Alliot-Marie despuĆ©s de descubrir que ella y su familia habĆan pasado las navidades en TĆŗnez con un empresario cercano a Ben Ali. Durante las vacaciones Le Canard reveló que Alliot-Marie habĆa entablado numerosas conversaciones con Ali y durante la crisis en TunĆ©z ofreció ayuda policial y gas lacrimógeno al dictador para dispersar las protestas.

Establecida su importancia como medio, ¿cómo se sostiene este negocio sin publicidad?
āLe Canard EchaĆ®nĆ©, establecido en 1915 como contrapeso periodĆstico a la propaganda y censura de la primera guerra mundial, pertenece solo a los editores que trabajan allĆ. Tienen acciones en el periódico, son los garantes de su Ć©xito y luchan por una Francia distinta, y son pagados mejor que otros para hacerloā.
El periódico es dueƱo de propiedades y reservas valoradas en 110 millones de euros y los costes de imprimir y mantener un equipo de 60 personas es relativamente bajo. SegĆŗn la periodista de Der Spiegel, mĆ”s de la mitada de los empleados siguen escribiendo sus artĆculos a mano, la pĆ”gina web es meramente presencial.
La influencia de Le Canard se ha reforzado en los Ćŗltimos aƱos con un incremento en tirada del 32 % en un panorama mediĆ”tico en Francia exasperante. Las ventas de diarios como Le Monde bajan aƱo tras aƱo repercutiendo en sus ya raquĆticas ediciones. Las televisiones principales dependen del gobierno o de hombres de negocios cercanos al gobierno de Sarkozy sin reparos en censurar información que no sea del agrado del elĆseo.
¿SerÔ que la gente pide a gritos información independiente, contrastada y verÔz alejada de intereses empresariales? Las ventas no mienten.
Puede que la tecnologĆa facilite la vida pero Le Canard muestra que un grupo de personas que se adhieren a la esencia del periodismo pueden seguir siendo relevantes aunque la mitad de su plantilla siga escriba a mano y su diseƱo sea del siglo pasado. Lo consigue respetando las mĆ”ximas de su profesión que no es mĆ”s que mantener vigilados a los poderosos.

No, no es un titular de El Mundo Today. Der Spiegel dedica un artĆculo en profundidad a Le Canard EchaĆ®nĆ©, una revista semanal francesa de apenas 8 pĆ”ginas que no solo no pierde dinero en los tiempos que corren. Ganó ā¬4.9 millones en 2009.
¿CuÔl es su fórmula secreta se preguntarÔn mÔs de un editor confuso entre recorte y recorte de plantilla?
Salir a la calle, tener una red de fuentes de primera y no depender de la publicidad. Todo esto mezclado con ilustraciones satĆricas. La esencia del periodismo destilada en pocas palabras y que hoy es estĆ” en peligro de extinción en los medios de comunicación mĆ”s preocupados por entretener que informar.
āEs el Ćŗnico periódico francĆ©s a los que los polĆticos en ParĆs tienen miedo. El semanario satĆrico ha acabado con una serie de ministros y secretarios del estado en el gobierno del presidente Nicolas Sarkozyā, explica el artĆculo de Britta Sandberg.
Su capacidad para destapar corrupción y abusos de poder ha ayudado a Le Canard a incrementar su tirada hasta 700.000 ejemplares semanales y 69.000 suscriptores actuales. Y su influencia no hace mÔs que crecer.
Fueron los primeros en revelar que un secretario del estado se habĆa gastado ā¬12,000 en puros a costa del contribuyente.
En otro caso descubrieron que un miembro del gobierno de Sarkozy habĆa falsificado los metros cuadrados de los planos de una casa de verano para obtener una licencia para construir.
āUn periodista del Canard fotografĆo, comprobó el plano y los metros cuadrados y se pasó dos semanas removiendo documentos en el registro de propiedades local. El descubrimiento llevó a la dimisión del secretario de estadoā, explica el artĆculo Der Spiegel.
Recientemente, el semanario fue determinante en la dimisión de la ministra de exteriores francesa MichĆØle Alliot-Marie despuĆ©s de descubrir que ella y su familia habĆan pasado las navidades en TĆŗnez con un empresario cercano a Ben Ali. Durante las vacaciones Le Canard reveló que Alliot-Marie habĆa entablado numerosas conversaciones con Ali y durante la crisis en TunĆ©z ofreció ayuda policial y gas lacrimógeno al dictador para dispersar las protestas.

Establecida su importancia como medio, ¿cómo se sostiene este negocio sin publicidad?
āLe Canard EchaĆ®nĆ©, establecido en 1915 como contrapeso periodĆstico a la propaganda y censura de la primera guerra mundial, pertenece solo a los editores que trabajan allĆ. Tienen acciones en el periódico, son los garantes de su Ć©xito y luchan por una Francia distinta, y son pagados mejor que otros para hacerloā.
El periódico es dueƱo de propiedades y reservas valoradas en 110 millones de euros y los costes de imprimir y mantener un equipo de 60 personas es relativamente bajo. SegĆŗn la periodista de Der Spiegel, mĆ”s de la mitada de los empleados siguen escribiendo sus artĆculos a mano, la pĆ”gina web es meramente presencial.
La influencia de Le Canard se ha reforzado en los Ćŗltimos aƱos con un incremento en tirada del 32 % en un panorama mediĆ”tico en Francia exasperante. Las ventas de diarios como Le Monde bajan aƱo tras aƱo repercutiendo en sus ya raquĆticas ediciones. Las televisiones principales dependen del gobierno o de hombres de negocios cercanos al gobierno de Sarkozy sin reparos en censurar información que no sea del agrado del elĆseo.
¿SerÔ que la gente pide a gritos información independiente, contrastada y verÔz alejada de intereses empresariales? Las ventas no mienten.
Puede que la tecnologĆa facilite la vida pero Le Canard muestra que un grupo de personas que se adhieren a la esencia del periodismo pueden seguir siendo relevantes aunque la mitad de su plantilla siga escriba a mano y su diseƱo sea del siglo pasado. Lo consigue respetando las mĆ”ximas de su profesión que no es mĆ”s que mantener vigilados a los poderosos.
Y en EspaƱa tenemos a Ana Rosa.
Lo que hacen estos señores es innovación, la innovación viene de que en Francia nadie hace esto, aunque sea algo del siglo pasado.
Este tipo de publicación y esta clase de periodismo son viables Ćŗnicamente en paĆses donde la verdad es una meta social, y no un enojoso estorbo.
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