Las diez pelĂculas que mejor han sabido predecir la Inteligencia Artificial (elegidas por un informático y un astrofĂsico)

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Suena friki, pero quizá no lo sea tanto. Las pelĂculas son la manera más simple de explicar ciertos conceptos de robĂłtica e inteligencia artificial a los legos en la materia. Más aĂşn, a lo largo de la historia el cine se ha adelantado en numerosas ocasiones a lo que ha acabado aconteciendo en este campo.
Puede que Skynet aĂşn no haya desatado el armagedon robĂłtico; pero basta recordar que la Samantha de Her estaba entre nosotros antes que Alexa de Amazon, o que el test Voight Kampff de Blade Runner distinguĂa humanos de robots antes de que lo hiciera el Captcha. Hay una simbiosis entre la ciencia ficciĂłn y la robĂłtica, dos disciplinas que llevan retroalimentándose desde hace casi un siglo, cuando Fritz Lang imaginara por primera vez a la falsa MarĂa de MetrĂłpolis.
Buena muestra de ello dan las dos exposiciones que ofrece estos dĂas Espacio FundaciĂłn TelefĂłnica. Mientras que Nosotros Robots abunda en la fusiĂłn entre humanos y máquinas, Más allá de 2001: odiseas de la inteligencia lo hace sobre el potencial de la inteligencia artificial a partir de la obra magna de Kubrik.
Ambas abordan el tema desde el rigor cientĂfico y tecnolĂłgico, pero lo hacen con evidentes guiños y referencias al cine, analizando los puntos en comĂşn entre realidad y ficciĂłn. Para reflexionar sobre ellos, Espacio FundaciĂłn TelefĂłnica organizĂł una charla entre el astrofĂsico Enrique Blanco y el informático Fran RamĂrez.
Los dos trabajan en la divisiĂłn de ideas locas (sĂ, es su nombre real) de TelefĂłnica, y se confiesan fans de las pelĂculas de gĂ©nero y frikis en general. Durante una hora y media estuvieron desgranando los grandes hitos del gĂ©nero y llegaron a la conclusiĂłn de que las pelĂculas que mejor han sabido reflejar (y vaticinar) los retos de la inteligencia artificial han sido:
MetrĂłpolis (1929)
El primer filme considerado Memoria del Mundo por la Unesco. La pelĂcula expresionista de Fritz Lang ha influido en todo lo que ha venido despuĂ©s. Desde Superman hasta Blade Runner, pasando por La guerra de las galaxias.
Metrópolis cuenta la historia de un mundo distópico en el que un robot suplanta la identidad de una pacifista y conduce a la clase trabajadora a la revolución. Los disturbios desembocan en la destrucción de la máquina corazón, de la que depende el resto de máquinas del mundo.
«Para mĂ, corazĂłn es lo que serĂa hoy internet, un concepto del que dependemos totalmente, una cosa que si se para, para el mundo», opina RamĂrez. La pelĂcula ahonda en la dependencia de la tecnologĂa, algo que está sucediendo en la actualidad a unos niveles que Lang no podĂa haber imaginado.
Blanco, por su parte, destaca que esta «es la primera apariciĂłn robĂłtica de la historia del cine» y que, ya desde esta primera incursiĂłn, «se refleja muy bien el miedo a la tecnologĂa». «No tenemos que tener miedo a la tecnologĂa. Está claro que nos va a cambiar la vida, pero si se somete a ciertos controles, nos la va a cambiar para bien», apunta.
Yo, robot (2004)

Puede que la adaptaciĂłn de Alex Proyas solo sirviera para engrosar la cuenta de Will Smith, pero su inclusiĂłn en esta lista da pie a analizar el relato homĂłnimo de Asimov que asienta las tres leyes de la robĂłtica.
El no hacer daño a un humano, obedecerlo y perseguir la propia subsistencia, por ese orden y sin contradecir ninguna de las órdenes anteriores. Las leyes parecen obedecerse más en la realidad que en la ficción (donde se suelen romper por una mala interpretación y por motivos meramente argumentales).
En cualquier caso, RamĂrez destaca la necesidad de imponer un marco de reglas morales que guĂen el comportamiento de las máquinas. Más allá de las tres reglas básicas de Asimov, el informático asegura que las inteligencias artificiales se están enfrentando hoy dĂa a retos morales más complejos, como en el caso de los coches autĂłnomos.
Un ejemplo bastante gráfico: «Pon que estás circulando y al camiĂłn de delante se le cae mercancĂa a la carretera. Si te desvĂas a la derecha atropellarás a un motorista sin casco; si lo haces a la izquierda, atropellarás a uno que sĂ lo lleva. ÂżQuĂ© deberĂa hacer un coche autĂłnomo, atropellar al que no tiene casco y está más indefenso, o castigar al que sĂ ha cumplido las normas?».
Blade Runner (1982)
La distopĂa neo-noir de Ridley Scott no solo está considerada un clásico de la ciencia ficciĂłn, sino que, desde el punto de vista de la robĂłtica, plantea escenarios interesantes.
Blanco y RamĂrez coinciden en señalar aquĂ el concepto de valle inquietante, una teorĂa robĂłtica formulada en los años 70 y que asegura que cuanto más parecido a un humano sea un robot, más rechazo provocará entre los que le rodean.
«Aquà los robots son indistinguibles de los humanos. Tanto que se tienen que someter al test Voight Kampff para detectar su auténtica naturaleza. No es tan distinto del test de Turing o del actual Captcha», opina Blanco.
Otra idea innovadora, en la que se ahonda especialmente en la secuela, (Blade Runner 2049), es la fusiĂłn entre la inteligencia artificial y los humanos. El debate se está dando en la actualidad y podrĂa llegar a ser real antes incluso de lo que vaticinaba la cinta. Elon Musk, promete hacerlo de aquĂ a 10 años con su empresa Neurolink. «Y puede que sea un poco histriĂłnico, pero hasta ahora, todo lo que ha dicho, lo ha hecho», añade RamĂrez.
Saga ‘Star Wars’ (1977 en adelante)
Poco se puede añadir sobre la space opera más famosa e influyente de la historia del cine. Aun asĂ, al observarla desde una perspectiva robĂłtica destacan extremos que merece la pena analizar.
«Resulta curioso ver que aquĂ los androides no caen en el valle inquietante, no tienen forma antropomĂłrfica», considera RamĂrez. «Sin embargo, vemos que cuando le reconstruyen la mano a Luke, lo hacen perfectamente, con lo cual hay tecnologĂa suficiente para hacerlo. ÂżPor quĂ© con los robots no?».
AquĂ la IA está limitada a labores muy especĂficas. R2D2 es un androide mecánico, C3PO está especializado en protocolo. Esta especializaciĂłn se remarca constantemente a lo largo de las pelĂculas. «Segmentar, segmentar, segmentar; eso se da mucho hoy en dĂa», explica RamĂrez. «Hay APIs para cosas superconcretas, muy buenas haciendo una Ăşnica tarea». Star Wars supo vaticinar esa especializaciĂłn.
Fue menos clarividente en otros extremos como la navegaciĂłn autĂłnoma o la inteligencia artificial integrada en los vehĂculos, en su caso las naves. O no. «Esto se explica por el incidente Katana», aclara RamĂrez. «Es una acontecimiento que sucede en una novela del universo alternativo. Resulta que toda una flota imperial se perdiĂł en el hiperespacio porque la inteligencia artificial que controlaba toda la flota se revelĂł. Desde entonces las naves fueron dirigidas solo por pilotos».
Interstellar (2014)
La pelĂcula de Christopher Nolan se puede analizar desde muchos prismas. Desde el polĂtico, desde el astrofĂsico o incluso desde el filosĂłfico. Limitándonos aquĂ a lo robĂłtico, podemos aventurar que es uno de los films que mejor ha sabido vaticinar el futuro de este campo. Si bien es cierto que es uno de los más recientes.
«A mĂ lo que me impactĂł es el robot TARs», explica RamĂrez. «Ya en la primera escena sale un TARs interrogando al protagonista en una instalaciĂłn militar. Es un rectángulo que le está pegando gritos, pero con una conversaciĂłn en un inglĂ©s perfecto. Igual esa es la vĂa, conjugar una forma alejada de los humanos, pero siguiendo un razonamiento similar al nuestro que permita que podamos comunicarnos con ellos de forma natural, pero evitando la falacia antropomĂłrfica».
Desde la perspectiva de la fĂsica, Blanco coincide con su colega y describe estos robots como multifuncionales no humanoides. «Hoy se está tirando mucho por esa vĂa», explica, «tenemos el ejemplo más claro en Boston Dynamics».
A nivel conversaciĂłn, aunque lejos de la perfecciĂłn de TARs, estamos asistiendo a la gran revoluciĂłn de la inteligencia artificial con los asistentes del hogar, los telefĂłnicos, los chatbots… «Hoy dĂa es fácil que una máquina pueda responder a conversaciones avanzadas», resume Blanco.
Her (2013)
La cinta de Spike Jonze es una distopĂa disfrazada de comedia romántica y como tal ofrece varias lecturas, varias capas. Esto se hace patente escuchando a RamĂrez y a Blanco.
Donde unos ven una relación platónica entre un humano y una inteligencia artificial, estos dos técnicos intuyen una relación de abuso y manipulación de la máquina hacia el humano. Esto, explican, es posible gracias al machine learning, un mecanismo con el que ellos trabajan en la actualidad y que puede llegar a asustar. «Las máquinas pueden aprender casi de todo», opinan.
Sobre el reconocimiento de sentimientos, Blanco avisa de que no es una previsión, sino algo que se está dando en la actualidad. «A través del reconocimiento de expresiones faciales y del tono de nuestra voz, las máquinas pueden deducir cómo nos sentimos y adaptar su respuesta a nuestro estado de ánimo».
RamĂrez, sin embargo, destaca otro aspecto tĂ©cnico de Samantha, la inteligencia artificial a la que presta su voz Scarlett Johansson en Her. «Hay una cosa que es disruptiva, que cambia con respecto al humano radicalmente, y es la transferencia de informaciĂłn entre inteligencias».
Este aspecto, reflejado por la pelĂcula, es una de las claves para entender cĂłmo las máquinas pueden perfeccionar su comportamiento mucho más rápido que nosotros. Miles de ellas en todo el mundo nos están observando, están interactuando con nosotros. Y comparten entre ellas la informaciĂłn que van recopilando. Aprenden conjuntamente.
Juegos de guerra (1983)
Puede que entre tanto peliculĂłn sorprenda ver este thriller de serie B de los 80 (con un jovencĂsimo Matthew Broderick en el papel de hacker), pero los mĂ©ritos de este tĂtulo van más allá de los meramente artĂsticos. «Es la primera vez que una pelĂcula refleja una inteligencia artrificial orientada a la guerra», explica RamĂrez. Y desgraciadamente este es un campo en el que esta ciencia tiene una aplicaciĂłn directa.
Además, Juegos de guerra, adelantĂł conceptos como el deep learning, un mĂ©todo de aprendizaje automático aĂşn más complejo y sofisticado que el machine learning. Es lo que hace que Netflix se aprenda tus gustos y te recomiende series, que Amazon te sugiera quĂ© comprar o Spotify quĂ© podrĂas escuchar. «El deep learning está incluso definiendo nuestros gustos», concede Blanco.
2001, una odisea en el espacio (1968)

La cinta de Kubrick engloba a la perfecciĂłn todo lo analizado hasta ahora: «La parte moral, la de comunicaciĂłn por lenguaje natural, la falacia antropomĂłrfica, las leyes de la robĂłtica de Asimov…».
La pelĂcula se adelantĂł tanto a la ciencia, y lo hizo con tanto realismo, que dio lugar a todo tipo de elucubraciones. «La gente de la NASA se quedĂł alucinada con el realismo de todo», recuerda RamĂrez, «quizá por eso empezĂł la falacia de que fue Kubrick quien rodĂł la llegada del hombre a la luna».
Centrándonos en lo que sĂ rodĂł Kubrick, 2001: Una odisea en el espacio se configura, ya desde su tĂtulo, como un homenaje a La Odisea de Homero. El hecho de que HAL 9000, la máquina a la que se enfrenta un diminuto astronauta, tenga un solo ojo tampoco es casual.
En lo tecnológico, el film contó con asesoramiento de IBM y analizó conceptos complejos como el error en cascada o las black boxes. «Esto quiere decir que la complejidad de la inteligencia artificial ha llegado a tal punto que no entendemos cómo razona, qué le lleva a tomar cierta decisiones», aclara Blanco.
Ese punto ya ha llegado y muchos abogan por la necesidad de que exista una forma sencilla de pararlas con «un botón de apagado o de autodestrucción», aclara Blanco. Es lo que sucede con HAL 9.000, la máquina protagonista de una de las tres historias de 2001. Una curiosidad: la canción que canta mientras le están desconectando es Daisy Bell, la primera canción que reprodujo un ordenador en la historia.
2010: Odisea dos
Puede que la pelĂcula no estĂ© a la altura de la original, puede que muchos ni siquiera sepan de su existencia, pero Odisea 2 complementa el mensaje de la obra de Kubrick. «No puedes entender totalmente 2001 sin 2010», opina RamĂrez.
En esta pelĂcula el doctor Chandra, creador del primer HAL 9000, se embarca en un viaje hacia JĂşpiter para recuperar la nave original y ver quĂ© sucediĂł con el superordenador. «Una cosa que me encanta de esta pelĂcula es cĂłmo repara a HAL cuando lo encuentra», señala el informático.
«No lo hace programando; la forma en la que averigua qué ha pasado es de lo más natural; va hablando con él, haciéndolo razonar. Yo estoy seguro de que esto es el futuro, por el tema de los black boxes. Creo que los psicólogos tienen bastante futuro con las máquinas», vaticina con una sonrisa.
Otro extremo que refleja el film es la complejidad de los viajes espaciales para un humano. «Las distancias de las que estamos hablando son inabarcables», opina Blanco. «Nuestro organismo no los va a soportar, y en esto coinciden casi todas las pelĂculas de viajes interestelares, desde Alien hasta Passengers. Si el ser humano quiere salir de aquĂ tiene que integrarse con la inteligencia artificial; vamos a tener que convivir con máquinas y vamos a tener que integrarlas en nuestro cuerpo, vamos a convertirnos en humanos mejorados».
Star Trek
La saga ha pasado a los anales del pop. Es difĂcil conocer a alguien que no sepa quiĂ©n es el capitán Spock; sin embargo, es bastante más difĂcil encontrar a alguien que recuerde el argumento de la primera de estas pelĂculas. Fran RamĂrez es una de estas personas.
«Está genial porque llega un objeto a la Tierra. Parece un objeto mecánico gigante, al principio no se sabe qué es, pero se llega a la conclusión de que es una sonda Voyager. Parece ser que una raza inteligente de extraterrestres-máquinas lo encuentran, lo mejoran y lo mandan de vuelta para la Tierra».
El argumento abre un melón interesante. Siempre estamos barajando la posibilidad de que haya vida inteligente en el universo, pero pocas veces nos planteamos que puede que sea inteligente, pero no vida, o al menos no en el sentido biológico del término.
A fin de cuentas, si nosotros vamos a tener que fusionarnos con los robots, unos potenciales alienĂgenas deberĂan seguir el mismo camino para salir ahĂ afuera a conquistar el espacio. Aunque, claro, ese ya es otro tema.
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Suena friki, pero quizá no lo sea tanto. Las pelĂculas son la manera más simple de explicar ciertos conceptos de robĂłtica e inteligencia artificial a los legos en la materia. Más aĂşn, a lo largo de la historia el cine se ha adelantado en numerosas ocasiones a lo que ha acabado aconteciendo en este campo.
Puede que Skynet aĂşn no haya desatado el armagedon robĂłtico; pero basta recordar que la Samantha de Her estaba entre nosotros antes que Alexa de Amazon, o que el test Voight Kampff de Blade Runner distinguĂa humanos de robots antes de que lo hiciera el Captcha. Hay una simbiosis entre la ciencia ficciĂłn y la robĂłtica, dos disciplinas que llevan retroalimentándose desde hace casi un siglo, cuando Fritz Lang imaginara por primera vez a la falsa MarĂa de MetrĂłpolis.
Buena muestra de ello dan las dos exposiciones que ofrece estos dĂas Espacio FundaciĂłn TelefĂłnica. Mientras que Nosotros Robots abunda en la fusiĂłn entre humanos y máquinas, Más allá de 2001: odiseas de la inteligencia lo hace sobre el potencial de la inteligencia artificial a partir de la obra magna de Kubrik.
Ambas abordan el tema desde el rigor cientĂfico y tecnolĂłgico, pero lo hacen con evidentes guiños y referencias al cine, analizando los puntos en comĂşn entre realidad y ficciĂłn. Para reflexionar sobre ellos, Espacio FundaciĂłn TelefĂłnica organizĂł una charla entre el astrofĂsico Enrique Blanco y el informático Fran RamĂrez.
Los dos trabajan en la divisiĂłn de ideas locas (sĂ, es su nombre real) de TelefĂłnica, y se confiesan fans de las pelĂculas de gĂ©nero y frikis en general. Durante una hora y media estuvieron desgranando los grandes hitos del gĂ©nero y llegaron a la conclusiĂłn de que las pelĂculas que mejor han sabido reflejar (y vaticinar) los retos de la inteligencia artificial han sido:
MetrĂłpolis (1929)
El primer filme considerado Memoria del Mundo por la Unesco. La pelĂcula expresionista de Fritz Lang ha influido en todo lo que ha venido despuĂ©s. Desde Superman hasta Blade Runner, pasando por La guerra de las galaxias.
Metrópolis cuenta la historia de un mundo distópico en el que un robot suplanta la identidad de una pacifista y conduce a la clase trabajadora a la revolución. Los disturbios desembocan en la destrucción de la máquina corazón, de la que depende el resto de máquinas del mundo.
«Para mĂ, corazĂłn es lo que serĂa hoy internet, un concepto del que dependemos totalmente, una cosa que si se para, para el mundo», opina RamĂrez. La pelĂcula ahonda en la dependencia de la tecnologĂa, algo que está sucediendo en la actualidad a unos niveles que Lang no podĂa haber imaginado.
Blanco, por su parte, destaca que esta «es la primera apariciĂłn robĂłtica de la historia del cine» y que, ya desde esta primera incursiĂłn, «se refleja muy bien el miedo a la tecnologĂa». «No tenemos que tener miedo a la tecnologĂa. Está claro que nos va a cambiar la vida, pero si se somete a ciertos controles, nos la va a cambiar para bien», apunta.
Yo, robot (2004)

Puede que la adaptaciĂłn de Alex Proyas solo sirviera para engrosar la cuenta de Will Smith, pero su inclusiĂłn en esta lista da pie a analizar el relato homĂłnimo de Asimov que asienta las tres leyes de la robĂłtica.
El no hacer daño a un humano, obedecerlo y perseguir la propia subsistencia, por ese orden y sin contradecir ninguna de las órdenes anteriores. Las leyes parecen obedecerse más en la realidad que en la ficción (donde se suelen romper por una mala interpretación y por motivos meramente argumentales).
En cualquier caso, RamĂrez destaca la necesidad de imponer un marco de reglas morales que guĂen el comportamiento de las máquinas. Más allá de las tres reglas básicas de Asimov, el informático asegura que las inteligencias artificiales se están enfrentando hoy dĂa a retos morales más complejos, como en el caso de los coches autĂłnomos.
Un ejemplo bastante gráfico: «Pon que estás circulando y al camiĂłn de delante se le cae mercancĂa a la carretera. Si te desvĂas a la derecha atropellarás a un motorista sin casco; si lo haces a la izquierda, atropellarás a uno que sĂ lo lleva. ÂżQuĂ© deberĂa hacer un coche autĂłnomo, atropellar al que no tiene casco y está más indefenso, o castigar al que sĂ ha cumplido las normas?».
Blade Runner (1982)
La distopĂa neo-noir de Ridley Scott no solo está considerada un clásico de la ciencia ficciĂłn, sino que, desde el punto de vista de la robĂłtica, plantea escenarios interesantes.
Blanco y RamĂrez coinciden en señalar aquĂ el concepto de valle inquietante, una teorĂa robĂłtica formulada en los años 70 y que asegura que cuanto más parecido a un humano sea un robot, más rechazo provocará entre los que le rodean.
«Aquà los robots son indistinguibles de los humanos. Tanto que se tienen que someter al test Voight Kampff para detectar su auténtica naturaleza. No es tan distinto del test de Turing o del actual Captcha», opina Blanco.
Otra idea innovadora, en la que se ahonda especialmente en la secuela, (Blade Runner 2049), es la fusiĂłn entre la inteligencia artificial y los humanos. El debate se está dando en la actualidad y podrĂa llegar a ser real antes incluso de lo que vaticinaba la cinta. Elon Musk, promete hacerlo de aquĂ a 10 años con su empresa Neurolink. «Y puede que sea un poco histriĂłnico, pero hasta ahora, todo lo que ha dicho, lo ha hecho», añade RamĂrez.
Saga ‘Star Wars’ (1977 en adelante)
Poco se puede añadir sobre la space opera más famosa e influyente de la historia del cine. Aun asĂ, al observarla desde una perspectiva robĂłtica destacan extremos que merece la pena analizar.
«Resulta curioso ver que aquĂ los androides no caen en el valle inquietante, no tienen forma antropomĂłrfica», considera RamĂrez. «Sin embargo, vemos que cuando le reconstruyen la mano a Luke, lo hacen perfectamente, con lo cual hay tecnologĂa suficiente para hacerlo. ÂżPor quĂ© con los robots no?».
AquĂ la IA está limitada a labores muy especĂficas. R2D2 es un androide mecánico, C3PO está especializado en protocolo. Esta especializaciĂłn se remarca constantemente a lo largo de las pelĂculas. «Segmentar, segmentar, segmentar; eso se da mucho hoy en dĂa», explica RamĂrez. «Hay APIs para cosas superconcretas, muy buenas haciendo una Ăşnica tarea». Star Wars supo vaticinar esa especializaciĂłn.
Fue menos clarividente en otros extremos como la navegaciĂłn autĂłnoma o la inteligencia artificial integrada en los vehĂculos, en su caso las naves. O no. «Esto se explica por el incidente Katana», aclara RamĂrez. «Es una acontecimiento que sucede en una novela del universo alternativo. Resulta que toda una flota imperial se perdiĂł en el hiperespacio porque la inteligencia artificial que controlaba toda la flota se revelĂł. Desde entonces las naves fueron dirigidas solo por pilotos».
Interstellar (2014)
La pelĂcula de Christopher Nolan se puede analizar desde muchos prismas. Desde el polĂtico, desde el astrofĂsico o incluso desde el filosĂłfico. Limitándonos aquĂ a lo robĂłtico, podemos aventurar que es uno de los films que mejor ha sabido vaticinar el futuro de este campo. Si bien es cierto que es uno de los más recientes.
«A mĂ lo que me impactĂł es el robot TARs», explica RamĂrez. «Ya en la primera escena sale un TARs interrogando al protagonista en una instalaciĂłn militar. Es un rectángulo que le está pegando gritos, pero con una conversaciĂłn en un inglĂ©s perfecto. Igual esa es la vĂa, conjugar una forma alejada de los humanos, pero siguiendo un razonamiento similar al nuestro que permita que podamos comunicarnos con ellos de forma natural, pero evitando la falacia antropomĂłrfica».
Desde la perspectiva de la fĂsica, Blanco coincide con su colega y describe estos robots como multifuncionales no humanoides. «Hoy se está tirando mucho por esa vĂa», explica, «tenemos el ejemplo más claro en Boston Dynamics».
A nivel conversaciĂłn, aunque lejos de la perfecciĂłn de TARs, estamos asistiendo a la gran revoluciĂłn de la inteligencia artificial con los asistentes del hogar, los telefĂłnicos, los chatbots… «Hoy dĂa es fácil que una máquina pueda responder a conversaciones avanzadas», resume Blanco.
Her (2013)
La cinta de Spike Jonze es una distopĂa disfrazada de comedia romántica y como tal ofrece varias lecturas, varias capas. Esto se hace patente escuchando a RamĂrez y a Blanco.
Donde unos ven una relación platónica entre un humano y una inteligencia artificial, estos dos técnicos intuyen una relación de abuso y manipulación de la máquina hacia el humano. Esto, explican, es posible gracias al machine learning, un mecanismo con el que ellos trabajan en la actualidad y que puede llegar a asustar. «Las máquinas pueden aprender casi de todo», opinan.
Sobre el reconocimiento de sentimientos, Blanco avisa de que no es una previsión, sino algo que se está dando en la actualidad. «A través del reconocimiento de expresiones faciales y del tono de nuestra voz, las máquinas pueden deducir cómo nos sentimos y adaptar su respuesta a nuestro estado de ánimo».
RamĂrez, sin embargo, destaca otro aspecto tĂ©cnico de Samantha, la inteligencia artificial a la que presta su voz Scarlett Johansson en Her. «Hay una cosa que es disruptiva, que cambia con respecto al humano radicalmente, y es la transferencia de informaciĂłn entre inteligencias».
Este aspecto, reflejado por la pelĂcula, es una de las claves para entender cĂłmo las máquinas pueden perfeccionar su comportamiento mucho más rápido que nosotros. Miles de ellas en todo el mundo nos están observando, están interactuando con nosotros. Y comparten entre ellas la informaciĂłn que van recopilando. Aprenden conjuntamente.
Juegos de guerra (1983)
Puede que entre tanto peliculĂłn sorprenda ver este thriller de serie B de los 80 (con un jovencĂsimo Matthew Broderick en el papel de hacker), pero los mĂ©ritos de este tĂtulo van más allá de los meramente artĂsticos. «Es la primera vez que una pelĂcula refleja una inteligencia artrificial orientada a la guerra», explica RamĂrez. Y desgraciadamente este es un campo en el que esta ciencia tiene una aplicaciĂłn directa.
Además, Juegos de guerra, adelantĂł conceptos como el deep learning, un mĂ©todo de aprendizaje automático aĂşn más complejo y sofisticado que el machine learning. Es lo que hace que Netflix se aprenda tus gustos y te recomiende series, que Amazon te sugiera quĂ© comprar o Spotify quĂ© podrĂas escuchar. «El deep learning está incluso definiendo nuestros gustos», concede Blanco.
2001, una odisea en el espacio (1968)

La cinta de Kubrick engloba a la perfecciĂłn todo lo analizado hasta ahora: «La parte moral, la de comunicaciĂłn por lenguaje natural, la falacia antropomĂłrfica, las leyes de la robĂłtica de Asimov…».
La pelĂcula se adelantĂł tanto a la ciencia, y lo hizo con tanto realismo, que dio lugar a todo tipo de elucubraciones. «La gente de la NASA se quedĂł alucinada con el realismo de todo», recuerda RamĂrez, «quizá por eso empezĂł la falacia de que fue Kubrick quien rodĂł la llegada del hombre a la luna».
Centrándonos en lo que sĂ rodĂł Kubrick, 2001: Una odisea en el espacio se configura, ya desde su tĂtulo, como un homenaje a La Odisea de Homero. El hecho de que HAL 9000, la máquina a la que se enfrenta un diminuto astronauta, tenga un solo ojo tampoco es casual.
En lo tecnológico, el film contó con asesoramiento de IBM y analizó conceptos complejos como el error en cascada o las black boxes. «Esto quiere decir que la complejidad de la inteligencia artificial ha llegado a tal punto que no entendemos cómo razona, qué le lleva a tomar cierta decisiones», aclara Blanco.
Ese punto ya ha llegado y muchos abogan por la necesidad de que exista una forma sencilla de pararlas con «un botón de apagado o de autodestrucción», aclara Blanco. Es lo que sucede con HAL 9.000, la máquina protagonista de una de las tres historias de 2001. Una curiosidad: la canción que canta mientras le están desconectando es Daisy Bell, la primera canción que reprodujo un ordenador en la historia.
2010: Odisea dos
Puede que la pelĂcula no estĂ© a la altura de la original, puede que muchos ni siquiera sepan de su existencia, pero Odisea 2 complementa el mensaje de la obra de Kubrick. «No puedes entender totalmente 2001 sin 2010», opina RamĂrez.
En esta pelĂcula el doctor Chandra, creador del primer HAL 9000, se embarca en un viaje hacia JĂşpiter para recuperar la nave original y ver quĂ© sucediĂł con el superordenador. «Una cosa que me encanta de esta pelĂcula es cĂłmo repara a HAL cuando lo encuentra», señala el informático.
«No lo hace programando; la forma en la que averigua qué ha pasado es de lo más natural; va hablando con él, haciéndolo razonar. Yo estoy seguro de que esto es el futuro, por el tema de los black boxes. Creo que los psicólogos tienen bastante futuro con las máquinas», vaticina con una sonrisa.
Otro extremo que refleja el film es la complejidad de los viajes espaciales para un humano. «Las distancias de las que estamos hablando son inabarcables», opina Blanco. «Nuestro organismo no los va a soportar, y en esto coinciden casi todas las pelĂculas de viajes interestelares, desde Alien hasta Passengers. Si el ser humano quiere salir de aquĂ tiene que integrarse con la inteligencia artificial; vamos a tener que convivir con máquinas y vamos a tener que integrarlas en nuestro cuerpo, vamos a convertirnos en humanos mejorados».
Star Trek
La saga ha pasado a los anales del pop. Es difĂcil conocer a alguien que no sepa quiĂ©n es el capitán Spock; sin embargo, es bastante más difĂcil encontrar a alguien que recuerde el argumento de la primera de estas pelĂculas. Fran RamĂrez es una de estas personas.
«Está genial porque llega un objeto a la Tierra. Parece un objeto mecánico gigante, al principio no se sabe qué es, pero se llega a la conclusión de que es una sonda Voyager. Parece ser que una raza inteligente de extraterrestres-máquinas lo encuentran, lo mejoran y lo mandan de vuelta para la Tierra».
El argumento abre un melón interesante. Siempre estamos barajando la posibilidad de que haya vida inteligente en el universo, pero pocas veces nos planteamos que puede que sea inteligente, pero no vida, o al menos no en el sentido biológico del término.
A fin de cuentas, si nosotros vamos a tener que fusionarnos con los robots, unos potenciales alienĂgenas deberĂan seguir el mismo camino para salir ahĂ afuera a conquistar el espacio. Aunque, claro, ese ya es otro tema.
Capitán Spock!?!?
AgregarĂa Exmachina y Trascendence a la lista.
Enhorabuena por el blog.
Saludos
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