Ya en el aƱo 2012, un niƱo nacĆa a efectos digitales a los seis meses de edad. Esa media se ha ido reduciendo, y accedemos a la red a edades cada vez mĆ”s tempranas. SegĆŗn BabyCenter, uno de cada tres niƱos nacidos en Estados Unidos ya estĆ” en internet incluso antes de haber nacido. Es comĆŗn ver ecografĆas de nasciturus de nuestros contactos en Facebook u otras redes sociales.
En España, otras fuentes arrojan datos igualmente inquietantes, como que el 12% de los niños pequeños tiene correo electrónico.
Los llamados nativos digitales son, literalmente, nativos: se gestan entre ceros tanto o mÔs que biológicamente, en el interior del claustro materno. E incluso fuera de él. Ya hay empresas, como la japonesa Fasotec Company Ltd., que elabora un feto en 3D del no nacido para imprimirlo y enviarlo a casa del solicitante.
Por algo mÔs de mil euros, todos los padres pueden tener ya a su hijo de pocos meses esculpido en resina gracias a la transformación en bits de las impresoras 3D. Preparados para sesiones de fotos familiares, junto al perro, de vacaciones, en Navidad. Todos posando, sonrientes, con el feto en 3D etiquetado convenientemente en Instagram.
Internet infantil
Facebook rebajó la edad mĆnima de acceso a mayores de trece aƱos, porque considera que este grupo demogrĆ”fico situado en la preadolescencia posee un enorme poder en el consumo de sus padres, e incluso, en algunos casos, disponen sus propias tarjetas de crĆ©dito. Pero el propio Facebook admite que no puede evitar que niƱos menores de trece aƱos tambiĆ©n se abran un perfil: falsean su edad incluso con el consentimiento de sus padres.
El negocio freemium de las apps, sobre todo videojuegos, es cada vez mÔs pujante en franjas de edades mÔs tempranas. En algunos casos, la situación se puede ir de las manos, como un niño de cinco años que gastó 1.700 libras descargando un juego llamado Zombies v Ninja para iPad.
El LinkedIn para niƱos
Incluso redes sociales orientadas al mundo adulto, como la red de contactos laborales LinkedIn, anunció en agosto de 2013 que tambiĆ©n los menores de edad (a partir de 13 aƱos) podĆan abrirse un perfil:
Los alumnos listos y ambiciosos ya estĆ”n pensando en su porvenir cuando ponen los pies por primera vez en los institutos de secundaria: a quĆ© universidad querrĆ”n ir, quĆ© carrera les gustarĆa estudiar, dónde quieren vivir y trabajar. Queremos animar a estos alumnos a aprovechar las ideas y los contactos de millones de profesionales de Ć©xito que se dan cita en LinkedIn, para que puedan tomar sus decisiones considerando todos los factores y empezar asĆ sus carreras profesionales con buen pie.
La iniciativa fue recibida por un aluvión de crĆticas, como la firmada en The Telegraph por Jack Rivlin, que literalmente opinaba que se habĆan cargado la infancia. La infancia y pubertad deberĆa ser una Ć©poca turbulenta de juegos y descubrimientos, de aprendizaje y sueƱos sin lĆmites, y no un porvenir orientado hacia un mundo laboral adulto. Tyler Durden no dudarĆa en volar por los aires la sede de LinkedIn.
LinkedIn se arredró unos pasos, e incorporó la opción de aƱadir aptitudes como saltar a la comba o colorear dibujos, habilidades intrĆnsecamente mĆ”s infantiles. TambiĆ©n ha tomado medidas extraordinarias para proteger la intimidad de los menores de edad. Pero nos olvidamos de los padres. Esos padres que, si tienen la oportunidad, no dudarĆ”n en someter a espartanos entrenamientos a sus vĆ”stagos para que se conviertan en estrellas del fĆŗtbol, y que, tambiĆ©n, no dudarĆ”n en alentarles para que en sus perfiles empiecen a forjar una āmarca personalā o cualquier otro rasgo que pudiera empujarles al acceso de una universidad de la Ivy League, como Harvard.
En el ensayo Tecnosiniestro, de Thomas P. Keenan, se entrevista al experto en seguridad informĆ”tica neoyorquino Raj Goel a propósito del aspecto que considera mĆ”s siniestro en el Ć”mbito de la tecnologĆa.
Ā«Lo que le estamos haciendo a los niƱosĀ». Goel no sólo tenĆa en mente la pornografĆa infantil y los abusos sexuales en la red, sino tambiĆ©n la amplĆsima gama de imĆ”genes de niƱos que colgamos en internet. Hay toda una economĆa construida en torno a las fotografĆas y los datos personales y estĆ” trasladĆ”ndose del mundo empresarial estadounidense a los institutos de secundaria.
Dado el estado actual de las cosas, en el que poner vallas y cancelas resulta un tanto utópico, quizĆ”s deberĆamos aprovechar esta inclinación de los niƱos por la red: en un mundo cada vez mĆ”s conectado y digital, cuanto antes aprendan a navegar por Ć©l, mejor, como refleja este estudio de la MacArthur Foundation. ĀæAcaso no nos parecerĆa positivo que un niƱo aprendiera, en el mundo real, a relacionarse con los demĆ”s, gestionar su identidad pĆŗblica y acudir a bibliotecas o centros de recreo?
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