Internet del procomĂșn

ÂĄYorokobu gratis en formato digital!
En el origen fue el aire, el agua y todos los recursos naturales del planeta Tierra. Eso era el procomĂșn (o commons, en el mundo anglosajĂłn). Lo que es de todos y no es de nadie. Lo que se comparte y lo que llega, como dice el periodista y empresario Peter Barnes, como âun regaloâ. En este concepto incluyeron despuĂ©s la cultura. El lenguaje, la literatura, el arte, la mĂșsica, el software, la informaciĂłn… y, tambiĂ©n, internet.
Pero esa teorĂa no se corresponde con la realidad. La infraestructura de internet es hoy privada casi en su totalidad. EstĂĄ en manos de unas pocas compañĂas, en todo el mundo, y eso supone que la mayor parte de los ciudadanos, empresas y administraciones pagan a un operador por el uso de sus instalaciones. En internet dominan los usos privativos. En el acceso, en el hardware, en el software…
Pero no todos se conforman. Existen comunidades que piensan, como RamĂłn Roca, que âlas lĂneas deberĂan ser nuestras, del commonsâ. Este tecnĂłlogo pensĂł, hace mĂĄs de diez años, que habĂa que construir una âred del procomĂșn porque internet no es propiedad de los operadoresâ.
Roca y una docena de personas se juntaron en 2003 para crear la infraestructura necesaria que llevarĂa internet a su localidad, Gurb (Barcelona). Utilizaron tecnologĂa de radio (sin hilos) y, despuĂ©s, incorporaron la fibra Ăłptica para construir una red de telecomunicaciones âabierta, libre y neutralâ.
Es âabiertaâ, segĂșn guifi.net, porque los datos de configuraciĂłn de la red son pĂșblicos. Cualquier persona puede consultar la informaciĂłn en esta web y puede mejorarla, ayudar a mantenerla o ampliarla.
Es âlibreâ porque nadie puede imponer restricciones. Una operadora puede limitar la velocidad y las prestaciones en funciĂłn del precio que pague el usuario, pero en esta red no se limita el ancho de banda ni ninguna capacidad de la misma.
Es âneutralâ, de acuerdo con la fundaciĂłn, porque por esta red âpuede circular cualquier contenidoâ y, ademĂĄs, es legal. guifi.net estĂĄ registrada en la ComisiĂłn del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) como operador de redes de telecomunicaciĂłn disponibles al pĂșblico general. âEste derecho es igual de legĂtimo para un particular que para TelefĂłnica. Basta con registrar el nodo como integrante de la red procomĂșn, un trĂĄmite que se hace rellenando unos simples formularios en una webâ, apunta Roca.
En un principio se hablĂł de Guifinet como un internet âalternativoâ y âgratuitoâ. Pero no es ni lo uno ni lo otro, segĂșn el barcelonĂ©s. No es alternativo porque, al final, es exactamente el mismo que va por las redes de las operadoras y no es gratuito porque tiene un coste de instalaciĂłn y mantenimiento. âEl uso es gratuito pero hay que pagar los aparatos para conectarseâ.
Instalar internet a travĂ©s de fibra Ăłptica puede valer unos 1.000⏠y, con antena, unos 200âŹ, de acuerdo con el responsable de guifi.net. El mantenimiento se realiza de modo voluntario o profesional. Hay quienes optan por invertir en reparaciones solo en caso de incidencias y hay comunidades que establecen una cuota de unos 10⏠al mes para pagar a un equipo tĂ©cnico que se encarga del buen funcionamiento de las lĂneas.
Roca destaca que no se trata de una iniciativa pĂșblica. âNaciĂł desde el interĂ©s ciudadano y, por tanto, es un proyecto privado, pero construimos una infraestructura que va a ser pĂșblica. Nos da igual si el titular es pĂșblico o privado. Lo que nos interesa es que sea algo que despuĂ©s puedan disfrutar todosâ, indica.
Uno mĂĄs en Guifi.net
La red va creciendo mediante las obras que hace cada nuevo miembro. Las personas o comunidades que deciden unirse a guifi.net se encargan de comprar los materiales y estudiar la miniguĂa en la que esta fundaciĂłn sin ĂĄnimo de lucro explica cĂłmo se construye la red que llevarĂĄ internet desde un PoPIX (punto de conexiĂłn con el resto de la Web) hasta su casa. âBuscamos una internet pĂșblica, como la de una biblioteca, para ubicar servidores y gestionar la red. En esos servidores instalamos software libreâ.
Para que la red aumente es imprescindible que haya âuna disciplina en la documentaciĂłn para la creaciĂłn de una nueva IP. Los nuevos miembros tienen que firmar que participarĂĄn en esta red de comunes y completar la documentaciĂłn correctamente para facilitar el trabajo de otras personas cuando quieran unirseâ, explica Roca.
La GuĂa de los tres pasos que publican en su web explica cĂłmo unirse a guifi.net y muestra quĂ© vecinos hay ya conectados para que el nuevo miembro forme parte de la red. âEs la filosofĂa Do It Yourself (Hazlo tĂș mismo). No hay que dar el pescado. Hay que enseñar a pescar. Eso es lo que nos permite crecer. Las personas tienen que ser emprendedorasâ, indica.
Pero el arquitecto de tecnologĂa es consciente de que hacer esto puede resultar muy complicado a una persona que no estĂ© familiarizada con la tecnologĂa. Por eso, uno de los objetivos de esta fundaciĂłn es formar a instaladores y tĂ©cnicos encargados del mantenimiento de las lĂneas. âMovilizamos al usuario (campesinos, abuelitas…) pero queremos activar a los electricistas, antenistas y tĂ©cnicos porque estĂĄn perfectamente capacitados para instalar una redâ, expone Roca. âAdemĂĄs, ahora que las cosas estĂĄn difĂciles, es una buena salida profesionalâ.
Zonas rurales
En la actualidad hay mĂĄs de 20.400 nodos (puntos de conexiĂłn) en España y mĂĄs de 40.000 kilĂłmetros de red. Unos 15.000 estĂĄn en Cataluña y el resto se encuentran en Levante, el norte del paĂs, Madrid y AndalucĂa. La red partiĂł de Gurb y mediante âun trabajo de hormiguitasâ, como lo denomina Roca, se ha ido extendiendo mayoritariamente por zonas rurales.
Hay miles de hogares, empresas y administraciones de localidades con menos de 5.000 habitantes que utilizan Guifi.net. En estos pueblos la receptividad es muy alta. En otras localidades no resulta tan fĂĄcil. âAhĂ chocamos con intereses polĂticos y empresarialesâ, especifica Roca. La UniĂłn Europea, en cambio, les apoya. âA Bruselas le encanta el proyecto. En España permite que internet llegue a lugares donde las redes privativas no van y, ademĂĄs, estĂĄ creando empleoâ.
Fibra Ăłptica
La Agenda Digital Europea (DA2020) plantea como objetivo que en 2020 el 100% de la poblaciĂłn de sus paĂses miembros estĂ© conectada a internet mediante fibra Ăłptica, 5G y tecnologĂas equivalentes. âNosotros nos adherimos a este reto que estableciĂł la UE para no perder competitividad respecto a Asia. En España, hoy en dĂa, menos del 5% tiene redes de nueva generaciĂłn. Los operadores privados seguramente no tienen mucho interĂ©s en cambiar toda la infraestructura para mejorar su servicio y bajar precios, pero nosotros podemos hacerlo porque somos los que decidimos quĂ© tecnologĂa queremos usar y cuĂĄndo queremos cambiarla por otra mĂĄs avanzadaâ.
Roca señala que internet a travĂ©s de guifi.net resulta âmuy competitivoâ. El tecnĂłlogo lo equipara con el proyecto piloto de fibra Ăłptica que Google ha lanzado en Austin (EE UU). Los dos utilizan la misma tecnologĂa, y ofrecen un gigabit de bajada y subida simĂ©tricas. Pero en experiencia y precio gana guifi.net. âGoogle ofrece un gigabit por 70 dĂłlares (unos 54 euros) al mes. En esta red de comunes, por unos 20 euros (de mantenimiento), tienes la misma velocidadâ. Y asĂ es como, lentamente y sin hacer ruido, crece en el mundo una internet de los comunes.
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En el origen fue el aire, el agua y todos los recursos naturales del planeta Tierra. Eso era el procomĂșn (o commons, en el mundo anglosajĂłn). Lo que es de todos y no es de nadie. Lo que se comparte y lo que llega, como dice el periodista y empresario Peter Barnes, como âun regaloâ. En este concepto incluyeron despuĂ©s la cultura. El lenguaje, la literatura, el arte, la mĂșsica, el software, la informaciĂłn… y, tambiĂ©n, internet.
Pero esa teorĂa no se corresponde con la realidad. La infraestructura de internet es hoy privada casi en su totalidad. EstĂĄ en manos de unas pocas compañĂas, en todo el mundo, y eso supone que la mayor parte de los ciudadanos, empresas y administraciones pagan a un operador por el uso de sus instalaciones. En internet dominan los usos privativos. En el acceso, en el hardware, en el software…
Pero no todos se conforman. Existen comunidades que piensan, como RamĂłn Roca, que âlas lĂneas deberĂan ser nuestras, del commonsâ. Este tecnĂłlogo pensĂł, hace mĂĄs de diez años, que habĂa que construir una âred del procomĂșn porque internet no es propiedad de los operadoresâ.
Roca y una docena de personas se juntaron en 2003 para crear la infraestructura necesaria que llevarĂa internet a su localidad, Gurb (Barcelona). Utilizaron tecnologĂa de radio (sin hilos) y, despuĂ©s, incorporaron la fibra Ăłptica para construir una red de telecomunicaciones âabierta, libre y neutralâ.
Es âabiertaâ, segĂșn guifi.net, porque los datos de configuraciĂłn de la red son pĂșblicos. Cualquier persona puede consultar la informaciĂłn en esta web y puede mejorarla, ayudar a mantenerla o ampliarla.
Es âlibreâ porque nadie puede imponer restricciones. Una operadora puede limitar la velocidad y las prestaciones en funciĂłn del precio que pague el usuario, pero en esta red no se limita el ancho de banda ni ninguna capacidad de la misma.
Es âneutralâ, de acuerdo con la fundaciĂłn, porque por esta red âpuede circular cualquier contenidoâ y, ademĂĄs, es legal. guifi.net estĂĄ registrada en la ComisiĂłn del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) como operador de redes de telecomunicaciĂłn disponibles al pĂșblico general. âEste derecho es igual de legĂtimo para un particular que para TelefĂłnica. Basta con registrar el nodo como integrante de la red procomĂșn, un trĂĄmite que se hace rellenando unos simples formularios en una webâ, apunta Roca.
En un principio se hablĂł de Guifinet como un internet âalternativoâ y âgratuitoâ. Pero no es ni lo uno ni lo otro, segĂșn el barcelonĂ©s. No es alternativo porque, al final, es exactamente el mismo que va por las redes de las operadoras y no es gratuito porque tiene un coste de instalaciĂłn y mantenimiento. âEl uso es gratuito pero hay que pagar los aparatos para conectarseâ.
Instalar internet a travĂ©s de fibra Ăłptica puede valer unos 1.000⏠y, con antena, unos 200âŹ, de acuerdo con el responsable de guifi.net. El mantenimiento se realiza de modo voluntario o profesional. Hay quienes optan por invertir en reparaciones solo en caso de incidencias y hay comunidades que establecen una cuota de unos 10⏠al mes para pagar a un equipo tĂ©cnico que se encarga del buen funcionamiento de las lĂneas.
Roca destaca que no se trata de una iniciativa pĂșblica. âNaciĂł desde el interĂ©s ciudadano y, por tanto, es un proyecto privado, pero construimos una infraestructura que va a ser pĂșblica. Nos da igual si el titular es pĂșblico o privado. Lo que nos interesa es que sea algo que despuĂ©s puedan disfrutar todosâ, indica.
Uno mĂĄs en Guifi.net
La red va creciendo mediante las obras que hace cada nuevo miembro. Las personas o comunidades que deciden unirse a guifi.net se encargan de comprar los materiales y estudiar la miniguĂa en la que esta fundaciĂłn sin ĂĄnimo de lucro explica cĂłmo se construye la red que llevarĂĄ internet desde un PoPIX (punto de conexiĂłn con el resto de la Web) hasta su casa. âBuscamos una internet pĂșblica, como la de una biblioteca, para ubicar servidores y gestionar la red. En esos servidores instalamos software libreâ.
Para que la red aumente es imprescindible que haya âuna disciplina en la documentaciĂłn para la creaciĂłn de una nueva IP. Los nuevos miembros tienen que firmar que participarĂĄn en esta red de comunes y completar la documentaciĂłn correctamente para facilitar el trabajo de otras personas cuando quieran unirseâ, explica Roca.
La GuĂa de los tres pasos que publican en su web explica cĂłmo unirse a guifi.net y muestra quĂ© vecinos hay ya conectados para que el nuevo miembro forme parte de la red. âEs la filosofĂa Do It Yourself (Hazlo tĂș mismo). No hay que dar el pescado. Hay que enseñar a pescar. Eso es lo que nos permite crecer. Las personas tienen que ser emprendedorasâ, indica.
Pero el arquitecto de tecnologĂa es consciente de que hacer esto puede resultar muy complicado a una persona que no estĂ© familiarizada con la tecnologĂa. Por eso, uno de los objetivos de esta fundaciĂłn es formar a instaladores y tĂ©cnicos encargados del mantenimiento de las lĂneas. âMovilizamos al usuario (campesinos, abuelitas…) pero queremos activar a los electricistas, antenistas y tĂ©cnicos porque estĂĄn perfectamente capacitados para instalar una redâ, expone Roca. âAdemĂĄs, ahora que las cosas estĂĄn difĂciles, es una buena salida profesionalâ.
Zonas rurales
En la actualidad hay mĂĄs de 20.400 nodos (puntos de conexiĂłn) en España y mĂĄs de 40.000 kilĂłmetros de red. Unos 15.000 estĂĄn en Cataluña y el resto se encuentran en Levante, el norte del paĂs, Madrid y AndalucĂa. La red partiĂł de Gurb y mediante âun trabajo de hormiguitasâ, como lo denomina Roca, se ha ido extendiendo mayoritariamente por zonas rurales.
Hay miles de hogares, empresas y administraciones de localidades con menos de 5.000 habitantes que utilizan Guifi.net. En estos pueblos la receptividad es muy alta. En otras localidades no resulta tan fĂĄcil. âAhĂ chocamos con intereses polĂticos y empresarialesâ, especifica Roca. La UniĂłn Europea, en cambio, les apoya. âA Bruselas le encanta el proyecto. En España permite que internet llegue a lugares donde las redes privativas no van y, ademĂĄs, estĂĄ creando empleoâ.
Fibra Ăłptica
La Agenda Digital Europea (DA2020) plantea como objetivo que en 2020 el 100% de la poblaciĂłn de sus paĂses miembros estĂ© conectada a internet mediante fibra Ăłptica, 5G y tecnologĂas equivalentes. âNosotros nos adherimos a este reto que estableciĂł la UE para no perder competitividad respecto a Asia. En España, hoy en dĂa, menos del 5% tiene redes de nueva generaciĂłn. Los operadores privados seguramente no tienen mucho interĂ©s en cambiar toda la infraestructura para mejorar su servicio y bajar precios, pero nosotros podemos hacerlo porque somos los que decidimos quĂ© tecnologĂa queremos usar y cuĂĄndo queremos cambiarla por otra mĂĄs avanzadaâ.
Roca señala que internet a travĂ©s de guifi.net resulta âmuy competitivoâ. El tecnĂłlogo lo equipara con el proyecto piloto de fibra Ăłptica que Google ha lanzado en Austin (EE UU). Los dos utilizan la misma tecnologĂa, y ofrecen un gigabit de bajada y subida simĂ©tricas. Pero en experiencia y precio gana guifi.net. âGoogle ofrece un gigabit por 70 dĂłlares (unos 54 euros) al mes. En esta red de comunes, por unos 20 euros (de mantenimiento), tienes la misma velocidadâ. Y asĂ es como, lentamente y sin hacer ruido, crece en el mundo una internet de los comunes.
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