El ciberpunk espaƱol: Inventar un futuro para cambiar el presente

”Yorokobu gratis en formato digital!
āEl cielo sobre el puerto tenĆa el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muertoā (Neuromante, William Gibson, primera pĆ”gina).
DetrĆ”s del cielo, se hallaba el futuro. Estaba allĆ el mundo deseado por los que se habĆan atrevido a construirlo. Por los que pensaban que inventar un futuro es la mejor forma de cambiar el presente. Por los que convirtieron en su lema esta frase: El futuro influye mĆ”s en el presente que el pasado. Eran los primeros pensadores del ciberpunk espaƱol.
(Ilustración: Velckro Artwork)
Este movimiento leyó a William Gibson y leyó a Bruce Sterling. Pero su interĆ©s en estos autores no era literario. Radicaba en la descripción que hacĆan los estadounidenses, en algunas de sus novelas, de un mundo totalitario. Los escritores lo atribuĆan a una Ć©poca futura y lo enmarcaban en la ciencia ficción. El grupo de jóvenes espaƱoles que se inspiraron en el movimiento literario del ciberpunk pensaba que mucho de ese mundo pertenecĆa ya a su presente.
Estaban en BerlĆn. Fue a finales de los aƱos 80. Aquel grupo de activistas se interesó por las posibilidades que ofrecen la tecnologĆa y las redes distribuidas (nodos de comunicación vinculados entre sĆ en un sistema en el que ninguno de ellos puede ejercer de filtro o censor de información) para empoderar a los individuos.
Pensaban que los mĆ”s poderosos podĆan utilizar la informĆ”tica y las telecomunicaciones para construir un fichero universal donde todo el mundo estarĆa controlado y donde muy pocas manos manejarĆan el almacenamiento y distribución de la información. Lo expresaban en un lema famoso de aquel entonces: La información quiere ser libre.
āHabĆa caĆdo el muro de BerlĆn. ParecĆa que el mundo iba a acabar al dĆa siguiente. BerlĆn era un lugar mĆtico. Los hackers se reunĆan allĆ. AllĆ” iban los refugiados polĆticos y allĆ” se cocinaban los movimientos cĆvicos de toda Europaā, cuenta David de Ugarte, estimado por muchos como uno de los padres del ciberpunk espaƱol y considerado por Ć©l mismo como āuno de los primeros nativos digitalesā con un argumento que desmonta la definición oficial de ānativo digitalā como los nacidos despuĆ©s de la generalización de internet: en su infancia, a los 9 aƱos, aprendió a programar con una consola Atari de cartuchos.
De Ugarte rescata de la memoria que el ciberpunk nació con las BBS (āun ordenador que sirve como centro de información y mensajes para usuarios que se conectan desde las lĆneas telefónicas mediante módemsā, segĆŗn Bruce Sterling, en La caza de hackers) y con fanzines electrónicos como Whole Earth Review o Cheap Truth (elaborado por Sterling, Lewis Shiner, Rudy Rucker y otros escritores de la literatura de ciencia ficción que acabó siendo denominada ciberpunk).
āLa gente que participaba en las BBS se dio cuenta de que eran los Ćŗnicos que manejaban internet y que, con 15, 20 ó 30 aƱos, no les dejaban participar en decisiones de futuro. Descubrieron que podĆan hacer otro tipo de relatos de futuro para construir el presente. Se podĆa hacer otro tipo de relato para que te escucharan. Esa era la primera mirada ciberpunk en nuestra sociedadā, arguye el economista y escritor. āEl ciberpunk activista evoluciona de la ciencia ficción a la polĆtica. La aparición de Linux y las revoluciones de los paĆses del Este hicieron ver a mucha gente que nadie va a cambiar el mundo por ti. Lo tienes que cambiar tĆŗ. A finales de los aƱos 90, muchos activistas ciberpunk hablaban ya de movimientos cooperativos, de ecologĆa, de sostenibilidad…ā.
La tecnologĆa, como dice Bruce Sterling en La caza de hackers, habĆa provocado āun resurgimiento del sentimiento de comunidad y una forma de organización mĆ”s horizontal, diferente a la organización polĆtica y administrativa del mundo fuera de internetā. Los usuarios de BBS sabĆan que ālas palabras comunidad y comunicación tienen la misma raĆz. En el lugar que instales una red de comunicaciones, crearĆ”s a la vez una comunidadā.
Antes
El ciberpunk, entendido como activismo polĆtico y social, habĆa nacido en BerlĆn. HabĆa crecido en los paĆses de Europa del Este acompaƱando a la caĆda de los totalitarismos. HabĆa ido haciĆ©ndose mĆ”s fuerte durante la Guerra de la extinta Yugoslavia (āMuchos movimientos comenzaron a asaltar y destruir servidoresā, cuenta De Ugarte) y se estaba extendiendo, pocos aƱos despuĆ©s, a los paĆses Ć”rabes. AllĆ, āentre 2003 y 2004 surgieron movimientos sociales hijos del ciberpunk que se basaban en el lema El futuro nos enseƱa el presenteā.
āEl ciberpunk considera que el presente se cambia modificando el futuro. Fabrica profecĆas autocumplidas. Hace frases de hechos que pasarĆ”n dentro de un tiempo para cambiar el presenteā, explica el economista experto en tecnologĆa. āA menudo se utiliza el pasado para legitimizar el presente, pero el ciberpunk se va al futuroā.
Durante esos aƱos el movimiento ciberpunk espaƱol toma distintas formas. āDesde 1994 habĆamos estado trabajando en crear una estructura económicaā, especifica. Pero no fue hasta 2000 cuando fundaron Piensa en Red. Era su primera empresa y era tambiĆ©n la primera compaƱĆa europea desarrolladora de software para PDAs, que āmarcó hitos, como desarrollar el primer moblog del mundo o la primera red wifi en EspaƱaā. En 2002, De Ugarte volvió a emprender. Fundó, junto a Juan Urrutia y Natalia FernĆ”ndez, la Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas y, desde entonces, ese proyecto se ha convertido en su ālugar en el mundo, un modo de vida y un estado de Ć”nimo. El sitio donde siempre quise estar, donde siempre se puede hacer algo diferente, donde pensar con nuestros iguales innovaciones y emprendimientosā.
En esos aƱos, el grupo empieza a actuar en conflictos internacionales. Los ciberpunks espaƱoles organizan y lideran varias campaƱas de acoso y ataque a los servidores y estructura propagandĆstica del estado serbio para ayudar a Kosovo. El movimiento se convierte desde entonces en una de las referencias internacionales del ciberactivismo y uno de los grandes defensores de las redes distribuidas frente a la concentración de la comunicación.
Para De Ugarte, āla erosión del protagonismo de los blogs por la Web 2.0 significó el paso de la cultura de la distribución a la cultura de la participación. Y de ahĆ, a la cultura de la adhesión. Por eso, las marcas dicen que Facebook es el internet que siempre quisieron. TambiĆ©n es el mejor para la policĆa. Porque esta plataforma se acaba convirtiendo en una potente base de datosā.
Uno de sus lemas de los aƱos 90 lo explica perfectamente: Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder. āRecentralizar las estructuras, como Google, Twitter, Facebook, etc, alrededor de sus servidores nos debilita a todos. La blogosfera, freenet (red de distribución de información resistente a la censura diseƱada por Ian Clarke), torrent (protocolo de transmisión de información y archivos P2P que generan muchas redes al margen de internet y cuyo potencial, segĆŗn De Ugarte, radica en que āa diferencia de la Web, no hay servidores. Cada usuario es un nodo en la red. Es al mismo tiempo servidor y cliente, en sentido informĆ”tico. Es decir, emisor y receptorā), etc., son herramientas de empoderamiento. Las tecnologĆas distribuidas te liberan, las centralizadas te relegan del poderā.
āEl dospuntocerismo destruye la autonomĆa de la comunicaciónā, opina el fundador de Ciberpunk.info. āHablar mediante canales privados hace que pases a depender de la estructura de otro. Es un ataque a la culturaā.
El ciberpunk ve como una amenaza la dificultad que estĆ”n imponiendo plataformas como Facebook o Google para que un individuo pueda esconder su verdadera identidad detrĆ”s de un perfil. āTodos tenemos prejuicios hacia las personas con las que hablamos. En internet, en cambio, la comunicación es a travĆ©s de textos e imĆ”genes. Esto hace que esos prejuicios desaparezcan. Se juzga a la gente por quiĆ©n es y por lo que dice en vez de por su raza, su aspecto, sus formas…ā, indica.
Ahora
El presente, por el momento, estĆ” a mitad de camino entre el futuro deseado por el ciberpunk y el pasado construido por empresas y gobiernos. āLas redes distribuidas dieron a nuestra generación la oportunidad de construir un nuevo mundo. Pero este nuevo mundo, basado en los ācommonsā (procomĆŗn o bienes pĆŗblicos que no estĆ”n bajo tutela del estado, sino al cuidado de comunidades colaborativas de personas), comunidades, democracia económica (cuando empoderas a una comunidad para que pueda emprender e innovar) y redes distribuidas no ha acabado de llegar. Y el viejo mundo, basado en la generación artificial de la escasez, las corporaciones, la desigualdad y las redes centralizadas, aĆŗn no ha muertoā, indica De Ugarte.
En su ensayo Los futuros que vienen, el escritor plantea ācentrarnos en pensar futuros particulares, futuros para alguien con nombre y apellidos, futuros para comunidades reales y no para grandes sujetos imaginados que, como hĆ©roes homĆ©ricos, forjarĆan la Historia a partir de sus vocaciones y destinosā.
āLas comunidades reales piensan desde un ānosotrosā no abstracto que significa caras, recuerdos, nombre y apellidos reales, cuando pueden explicar su economĆa desde su propia prĆ”ctica colectiva de mercado. No necesitan recurrir a abstracciones para imaginar quiĆ©nes son contĆ”ndose cómo sobrevivenā, continĆŗa. āLos sujetos imaginados del estado postmoderno (gĆ©nero, juventud, etc.) no son sino nuevos dioses celosos que pretenden ser nuestros progenitores. No los necesitamos. Ni siquiera precisamos esa abstracción conocida como Humanidad. Esa es la sencilla verdadā.
āEl āpensar en todosā, el ponerse en lugar del Dios omnisciente como condición de autonomĆa āverdadera esencia de la Modernidadā no es, hoy por hoy, sino un callejón sin salida. No puede ser una condición para construir o juzgar futurosā.
āNo ādijo, y giró rĆ”pidamente. La estrella salió de entre sus dedos, un destello de plata, y se incrustó en la pantalla mural. La pantalla despertó: unos diseƱos aleatorios titilaron dĆ©bilmente de uno a otro lado como si quisiesen librarse de algo que les causaba dolor.
āNo te necesito ādijo. (Neuromante, William Gibson, Ćŗltima pĆ”gina).
”Yorokobu gratis en formato digital!
āEl cielo sobre el puerto tenĆa el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muertoā (Neuromante, William Gibson, primera pĆ”gina).
DetrĆ”s del cielo, se hallaba el futuro. Estaba allĆ el mundo deseado por los que se habĆan atrevido a construirlo. Por los que pensaban que inventar un futuro es la mejor forma de cambiar el presente. Por los que convirtieron en su lema esta frase: El futuro influye mĆ”s en el presente que el pasado. Eran los primeros pensadores del ciberpunk espaƱol.
(Ilustración: Velckro Artwork)
Este movimiento leyó a William Gibson y leyó a Bruce Sterling. Pero su interĆ©s en estos autores no era literario. Radicaba en la descripción que hacĆan los estadounidenses, en algunas de sus novelas, de un mundo totalitario. Los escritores lo atribuĆan a una Ć©poca futura y lo enmarcaban en la ciencia ficción. El grupo de jóvenes espaƱoles que se inspiraron en el movimiento literario del ciberpunk pensaba que mucho de ese mundo pertenecĆa ya a su presente.
Estaban en BerlĆn. Fue a finales de los aƱos 80. Aquel grupo de activistas se interesó por las posibilidades que ofrecen la tecnologĆa y las redes distribuidas (nodos de comunicación vinculados entre sĆ en un sistema en el que ninguno de ellos puede ejercer de filtro o censor de información) para empoderar a los individuos.
Pensaban que los mĆ”s poderosos podĆan utilizar la informĆ”tica y las telecomunicaciones para construir un fichero universal donde todo el mundo estarĆa controlado y donde muy pocas manos manejarĆan el almacenamiento y distribución de la información. Lo expresaban en un lema famoso de aquel entonces: La información quiere ser libre.
āHabĆa caĆdo el muro de BerlĆn. ParecĆa que el mundo iba a acabar al dĆa siguiente. BerlĆn era un lugar mĆtico. Los hackers se reunĆan allĆ. AllĆ” iban los refugiados polĆticos y allĆ” se cocinaban los movimientos cĆvicos de toda Europaā, cuenta David de Ugarte, estimado por muchos como uno de los padres del ciberpunk espaƱol y considerado por Ć©l mismo como āuno de los primeros nativos digitalesā con un argumento que desmonta la definición oficial de ānativo digitalā como los nacidos despuĆ©s de la generalización de internet: en su infancia, a los 9 aƱos, aprendió a programar con una consola Atari de cartuchos.
De Ugarte rescata de la memoria que el ciberpunk nació con las BBS (āun ordenador que sirve como centro de información y mensajes para usuarios que se conectan desde las lĆneas telefónicas mediante módemsā, segĆŗn Bruce Sterling, en La caza de hackers) y con fanzines electrónicos como Whole Earth Review o Cheap Truth (elaborado por Sterling, Lewis Shiner, Rudy Rucker y otros escritores de la literatura de ciencia ficción que acabó siendo denominada ciberpunk).
āLa gente que participaba en las BBS se dio cuenta de que eran los Ćŗnicos que manejaban internet y que, con 15, 20 ó 30 aƱos, no les dejaban participar en decisiones de futuro. Descubrieron que podĆan hacer otro tipo de relatos de futuro para construir el presente. Se podĆa hacer otro tipo de relato para que te escucharan. Esa era la primera mirada ciberpunk en nuestra sociedadā, arguye el economista y escritor. āEl ciberpunk activista evoluciona de la ciencia ficción a la polĆtica. La aparición de Linux y las revoluciones de los paĆses del Este hicieron ver a mucha gente que nadie va a cambiar el mundo por ti. Lo tienes que cambiar tĆŗ. A finales de los aƱos 90, muchos activistas ciberpunk hablaban ya de movimientos cooperativos, de ecologĆa, de sostenibilidad…ā.
La tecnologĆa, como dice Bruce Sterling en La caza de hackers, habĆa provocado āun resurgimiento del sentimiento de comunidad y una forma de organización mĆ”s horizontal, diferente a la organización polĆtica y administrativa del mundo fuera de internetā. Los usuarios de BBS sabĆan que ālas palabras comunidad y comunicación tienen la misma raĆz. En el lugar que instales una red de comunicaciones, crearĆ”s a la vez una comunidadā.
Antes
El ciberpunk, entendido como activismo polĆtico y social, habĆa nacido en BerlĆn. HabĆa crecido en los paĆses de Europa del Este acompaƱando a la caĆda de los totalitarismos. HabĆa ido haciĆ©ndose mĆ”s fuerte durante la Guerra de la extinta Yugoslavia (āMuchos movimientos comenzaron a asaltar y destruir servidoresā, cuenta De Ugarte) y se estaba extendiendo, pocos aƱos despuĆ©s, a los paĆses Ć”rabes. AllĆ, āentre 2003 y 2004 surgieron movimientos sociales hijos del ciberpunk que se basaban en el lema El futuro nos enseƱa el presenteā.
āEl ciberpunk considera que el presente se cambia modificando el futuro. Fabrica profecĆas autocumplidas. Hace frases de hechos que pasarĆ”n dentro de un tiempo para cambiar el presenteā, explica el economista experto en tecnologĆa. āA menudo se utiliza el pasado para legitimizar el presente, pero el ciberpunk se va al futuroā.
Durante esos aƱos el movimiento ciberpunk espaƱol toma distintas formas. āDesde 1994 habĆamos estado trabajando en crear una estructura económicaā, especifica. Pero no fue hasta 2000 cuando fundaron Piensa en Red. Era su primera empresa y era tambiĆ©n la primera compaƱĆa europea desarrolladora de software para PDAs, que āmarcó hitos, como desarrollar el primer moblog del mundo o la primera red wifi en EspaƱaā. En 2002, De Ugarte volvió a emprender. Fundó, junto a Juan Urrutia y Natalia FernĆ”ndez, la Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas y, desde entonces, ese proyecto se ha convertido en su ālugar en el mundo, un modo de vida y un estado de Ć”nimo. El sitio donde siempre quise estar, donde siempre se puede hacer algo diferente, donde pensar con nuestros iguales innovaciones y emprendimientosā.
En esos aƱos, el grupo empieza a actuar en conflictos internacionales. Los ciberpunks espaƱoles organizan y lideran varias campaƱas de acoso y ataque a los servidores y estructura propagandĆstica del estado serbio para ayudar a Kosovo. El movimiento se convierte desde entonces en una de las referencias internacionales del ciberactivismo y uno de los grandes defensores de las redes distribuidas frente a la concentración de la comunicación.
Para De Ugarte, āla erosión del protagonismo de los blogs por la Web 2.0 significó el paso de la cultura de la distribución a la cultura de la participación. Y de ahĆ, a la cultura de la adhesión. Por eso, las marcas dicen que Facebook es el internet que siempre quisieron. TambiĆ©n es el mejor para la policĆa. Porque esta plataforma se acaba convirtiendo en una potente base de datosā.
Uno de sus lemas de los aƱos 90 lo explica perfectamente: Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder. āRecentralizar las estructuras, como Google, Twitter, Facebook, etc, alrededor de sus servidores nos debilita a todos. La blogosfera, freenet (red de distribución de información resistente a la censura diseƱada por Ian Clarke), torrent (protocolo de transmisión de información y archivos P2P que generan muchas redes al margen de internet y cuyo potencial, segĆŗn De Ugarte, radica en que āa diferencia de la Web, no hay servidores. Cada usuario es un nodo en la red. Es al mismo tiempo servidor y cliente, en sentido informĆ”tico. Es decir, emisor y receptorā), etc., son herramientas de empoderamiento. Las tecnologĆas distribuidas te liberan, las centralizadas te relegan del poderā.
āEl dospuntocerismo destruye la autonomĆa de la comunicaciónā, opina el fundador de Ciberpunk.info. āHablar mediante canales privados hace que pases a depender de la estructura de otro. Es un ataque a la culturaā.
El ciberpunk ve como una amenaza la dificultad que estĆ”n imponiendo plataformas como Facebook o Google para que un individuo pueda esconder su verdadera identidad detrĆ”s de un perfil. āTodos tenemos prejuicios hacia las personas con las que hablamos. En internet, en cambio, la comunicación es a travĆ©s de textos e imĆ”genes. Esto hace que esos prejuicios desaparezcan. Se juzga a la gente por quiĆ©n es y por lo que dice en vez de por su raza, su aspecto, sus formas…ā, indica.
Ahora
El presente, por el momento, estĆ” a mitad de camino entre el futuro deseado por el ciberpunk y el pasado construido por empresas y gobiernos. āLas redes distribuidas dieron a nuestra generación la oportunidad de construir un nuevo mundo. Pero este nuevo mundo, basado en los ācommonsā (procomĆŗn o bienes pĆŗblicos que no estĆ”n bajo tutela del estado, sino al cuidado de comunidades colaborativas de personas), comunidades, democracia económica (cuando empoderas a una comunidad para que pueda emprender e innovar) y redes distribuidas no ha acabado de llegar. Y el viejo mundo, basado en la generación artificial de la escasez, las corporaciones, la desigualdad y las redes centralizadas, aĆŗn no ha muertoā, indica De Ugarte.
En su ensayo Los futuros que vienen, el escritor plantea ācentrarnos en pensar futuros particulares, futuros para alguien con nombre y apellidos, futuros para comunidades reales y no para grandes sujetos imaginados que, como hĆ©roes homĆ©ricos, forjarĆan la Historia a partir de sus vocaciones y destinosā.
āLas comunidades reales piensan desde un ānosotrosā no abstracto que significa caras, recuerdos, nombre y apellidos reales, cuando pueden explicar su economĆa desde su propia prĆ”ctica colectiva de mercado. No necesitan recurrir a abstracciones para imaginar quiĆ©nes son contĆ”ndose cómo sobrevivenā, continĆŗa. āLos sujetos imaginados del estado postmoderno (gĆ©nero, juventud, etc.) no son sino nuevos dioses celosos que pretenden ser nuestros progenitores. No los necesitamos. Ni siquiera precisamos esa abstracción conocida como Humanidad. Esa es la sencilla verdadā.
āEl āpensar en todosā, el ponerse en lugar del Dios omnisciente como condición de autonomĆa āverdadera esencia de la Modernidadā no es, hoy por hoy, sino un callejón sin salida. No puede ser una condición para construir o juzgar futurosā.
āNo ādijo, y giró rĆ”pidamente. La estrella salió de entre sus dedos, un destello de plata, y se incrustó en la pantalla mural. La pantalla despertó: unos diseƱos aleatorios titilaron dĆ©bilmente de uno a otro lado como si quisiesen librarse de algo que les causaba dolor.
āNo te necesito ādijo. (Neuromante, William Gibson, Ćŗltima pĆ”gina).
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Muy buen artĆculo Mar! El ciberpunk es algo que siempre habrĆa que reivindicar, nos enseƱa mucho.
Interesante!!! http://t.co/fw88bpin
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