16 de mayo 2012    /   DIGITAL
por
 

El ciberpunk espaƱol: Inventar un futuro para cambiar el presente

16 de mayo 2012    /   DIGITAL     por          
CompƔrtelo twitter facebook whatsapp

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

ā€œEl cielo sobre el puerto tenĆ­a el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muertoā€ (Neuromante, William Gibson, primera pĆ”gina).

DetrƔs del cielo, se hallaba el futuro. Estaba allƭ el mundo deseado por los que se habƭan atrevido a construirlo. Por los que pensaban que inventar un futuro es la mejor forma de cambiar el presente. Por los que convirtieron en su lema esta frase: El futuro influye mƔs en el presente que el pasado. Eran los primeros pensadores del ciberpunk espaƱol.

(Ilustración: Velckro Artwork)

Este movimiento leyó a William Gibson y leyó a Bruce Sterling. Pero su interés en estos autores no era literario. Radicaba en la descripción que hacían los estadounidenses, en algunas de sus novelas, de un mundo totalitario. Los escritores lo atribuían a una época futura y lo enmarcaban en la ciencia ficción. El grupo de jóvenes españoles que se inspiraron en el movimiento literario del ciberpunk pensaba que mucho de ese mundo pertenecía ya a su presente.

Estaban en Berlín. Fue a finales de los años 80. Aquel grupo de activistas se interesó por las posibilidades que ofrecen la tecnología y las redes distribuidas (nodos de comunicación vinculados entre sí en un sistema en el que ninguno de ellos puede ejercer de filtro o censor de información) para empoderar a los individuos.

Pensaban que los mÔs poderosos podían utilizar la informÔtica y las telecomunicaciones para construir un fichero universal donde todo el mundo estaría controlado y donde muy pocas manos manejarían el almacenamiento y distribución de la información. Lo expresaban en un lema famoso de aquel entonces: La información quiere ser libre.

ā€œHabĆ­a caĆ­do el muro de BerlĆ­n. ParecĆ­a que el mundo iba a acabar al dĆ­a siguiente. BerlĆ­n era un lugar mĆ­tico. Los hackers se reunĆ­an allĆ­. AllĆ” iban los refugiados polĆ­ticos y allĆ” se cocinaban los movimientos cĆ­vicos de toda Europaā€, cuenta David de Ugarte, estimado por muchos como uno de los padres del ciberpunk espaƱol y considerado por Ć©l mismo como ā€œuno de los primeros nativos digitalesā€ con un argumento que desmonta la definición oficial de ā€˜nativo digital’ como los nacidos despuĆ©s de la generalización de internet: en su infancia, a los 9 aƱos, aprendió a programar con una consola Atari de cartuchos.

De Ugarte rescata de la memoria que el ciberpunk nació con las BBS (ā€œun ordenador que sirve como centro de información y mensajes para usuarios que se conectan desde las lĆ­neas telefónicas mediante módemsā€, segĆŗn Bruce Sterling, en La caza de hackers) y con fanzines electrónicos como Whole Earth Review o Cheap Truth (elaborado por Sterling, Lewis Shiner, Rudy Rucker y otros escritores de la literatura de ciencia ficción que acabó siendo denominada ciberpunk).

ā€œLa gente que participaba en las BBS se dio cuenta de que eran los Ćŗnicos que manejaban internet y que, con 15, 20 ó 30 aƱos, no les dejaban participar en decisiones de futuro. Descubrieron que podĆ­an hacer otro tipo de relatos de futuro para construir el presente. Se podĆ­a hacer otro tipo de relato para que te escucharan. Esa era la primera mirada ciberpunk en nuestra sociedadā€, arguye el economista y escritor. ā€œEl ciberpunk activista evoluciona de la ciencia ficción a la polĆ­tica. La aparición de Linux y las revoluciones de los paĆ­ses del Este hicieron ver a mucha gente que nadie va a cambiar el mundo por ti. Lo tienes que cambiar tĆŗ. A finales de los aƱos 90, muchos activistas ciberpunk hablaban ya de movimientos cooperativos, de ecologĆ­a, de sostenibilidad…ā€.

La tecnologĆ­a, como dice Bruce Sterling en La caza de hackers, habĆ­a provocado ā€œun resurgimiento del sentimiento de comunidad y una forma de organización mĆ”s horizontal, diferente a la organización polĆ­tica y administrativa del mundo fuera de internetā€. Los usuarios de BBS sabĆ­an que ā€œlas palabras comunidad y comunicación tienen la misma raĆ­z. En el lugar que instales una red de comunicaciones, crearĆ”s a la vez una comunidadā€.

Antes
El ciberpunk, entendido como activismo polĆ­tico y social, habĆ­a nacido en BerlĆ­n. HabĆ­a crecido en los paĆ­ses de Europa del Este acompaƱando a la caĆ­da de los totalitarismos. HabĆ­a ido haciĆ©ndose mĆ”s fuerte durante la Guerra de la extinta Yugoslavia (ā€œMuchos movimientos comenzaron a asaltar y destruir servidoresā€, cuenta De Ugarte) y se estaba extendiendo, pocos aƱos despuĆ©s, a los paĆ­ses Ć”rabes. AllĆ­, ā€œentre 2003 y 2004 surgieron movimientos sociales hijos del ciberpunk que se basaban en el lema El futuro nos enseƱa el presenteā€.

ā€œEl ciberpunk considera que el presente se cambia modificando el futuro. Fabrica profecĆ­as autocumplidas. Hace frases de hechos que pasarĆ”n dentro de un tiempo para cambiar el presenteā€, explica el economista experto en tecnologĆ­a. ā€œA menudo se utiliza el pasado para legitimizar el presente, pero el ciberpunk se va al futuroā€.

Durante esos aƱos el movimiento ciberpunk espaƱol toma distintas formas. ā€œDesde 1994 habĆ­amos estado trabajando en crear una estructura económicaā€, especifica. Pero no fue hasta 2000 cuando fundaron Piensa en Red. Era su primera empresa y era tambiĆ©n la primera compaƱƭa europea desarrolladora de software para PDAs, que ā€œmarcó hitos, como desarrollar el primer moblog del mundo o la primera red wifi en EspaƱaā€. En 2002, De Ugarte volvió a emprender. Fundó, junto a Juan Urrutia y Natalia FernĆ”ndez, la Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas y, desde entonces, ese proyecto se ha convertido en su ā€œlugar en el mundo, un modo de vida y un estado de Ć”nimo. El sitio donde siempre quise estar, donde siempre se puede hacer algo diferente, donde pensar con nuestros iguales innovaciones y emprendimientosā€.

En esos años, el grupo empieza a actuar en conflictos internacionales. Los ciberpunks españoles organizan y lideran varias campañas de acoso y ataque a los servidores y estructura propagandística del estado serbio para ayudar a Kosovo. El movimiento se convierte desde entonces en una de las referencias internacionales del ciberactivismo y uno de los grandes defensores de las redes distribuidas frente a la concentración de la comunicación.

Para De Ugarte, ā€œla erosión del protagonismo de los blogs por la Web 2.0 significó el paso de la cultura de la distribución a la cultura de la participación. Y de ahĆ­, a la cultura de la adhesión. Por eso, las marcas dicen que Facebook es el internet que siempre quisieron. TambiĆ©n es el mejor para la policĆ­a. Porque esta plataforma se acaba convirtiendo en una potente base de datosā€.

Uno de sus lemas de los aƱos 90 lo explica perfectamente: Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder. ā€œRecentralizar las estructuras, como Google, Twitter, Facebook, etc, alrededor de sus servidores nos debilita a todos. La blogosfera, freenet (red de distribución de información resistente a la censura diseƱada por Ian Clarke), torrent (protocolo de transmisión de información y archivos P2P que generan muchas redes al margen de internet y cuyo potencial, segĆŗn De Ugarte, radica en que ā€œa diferencia de la Web, no hay servidores. Cada usuario es un nodo en la red. Es al mismo tiempo servidor y cliente, en sentido informĆ”tico. Es decir, emisor y receptorā€), etc., son herramientas de empoderamiento. Las tecnologĆ­as distribuidas te liberan, las centralizadas te relegan del poderā€.

ā€œEl dospuntocerismo destruye la autonomĆ­a de la comunicaciónā€, opina el fundador de Ciberpunk.info. ā€œHablar mediante canales privados hace que pases a depender de la estructura de otro. Es un ataque a la culturaā€.

El ciberpunk ve como una amenaza la dificultad que estĆ”n imponiendo plataformas como Facebook o Google para que un individuo pueda esconder su verdadera identidad detrĆ”s de un perfil. ā€œTodos tenemos prejuicios hacia las personas con las que hablamos. En internet, en cambio, la comunicación es a travĆ©s de textos e imĆ”genes. Esto hace que esos prejuicios desaparezcan. Se juzga a la gente por quiĆ©n es y por lo que dice en vez de por su raza, su aspecto, sus formas…ā€, indica.

Ahora
El presente, por el momento, estĆ” a mitad de camino entre el futuro deseado por el ciberpunk y el pasado construido por empresas y gobiernos. ā€œLas redes distribuidas dieron a nuestra generación la oportunidad de construir un nuevo mundo. Pero este nuevo mundo, basado en los ā€˜commons’ (procomĆŗn o bienes pĆŗblicos que no estĆ”n bajo tutela del estado, sino al cuidado de comunidades colaborativas de personas), comunidades, democracia económica (cuando empoderas a una comunidad para que pueda emprender e innovar) y redes distribuidas no ha acabado de llegar. Y el viejo mundo, basado en la generación artificial de la escasez, las corporaciones, la desigualdad y las redes centralizadas, aĆŗn no ha muertoā€, indica De Ugarte.

En su ensayo Los futuros que vienen, el escritor plantea ā€œcentrarnos en pensar futuros particulares, futuros para alguien con nombre y apellidos, futuros para comunidades reales y no para grandes sujetos imaginados que, como hĆ©roes homĆ©ricos, forjarĆ­an la Historia a partir de sus vocaciones y destinosā€.

ā€œLas comunidades reales piensan desde un ā€˜nosotros’ no abstracto que significa caras, recuerdos, nombre y apellidos reales, cuando pueden explicar su economĆ­a desde su propia prĆ”ctica colectiva de mercado. No necesitan recurrir a abstracciones para imaginar quiĆ©nes son contĆ”ndose cómo sobrevivenā€, continĆŗa. ā€œLos sujetos imaginados del estado postmoderno (gĆ©nero, juventud, etc.) no son sino nuevos dioses celosos que pretenden ser nuestros progenitores. No los necesitamos. Ni siquiera precisamos esa abstracción conocida como Humanidad. Esa es la sencilla verdadā€.

ā€œEl ā€˜pensar en todos’, el ponerse en lugar del Dios omnisciente como condición de autonomĆ­a —verdadera esencia de la Modernidad— no es, hoy por hoy, sino un callejón sin salida. No puede ser una condición para construir o juzgar futurosā€.

—No —dijo, y giró rĆ”pidamente. La estrella salió de entre sus dedos, un destello de plata, y se incrustó en la pantalla mural. La pantalla despertó: unos diseƱos aleatorios titilaron dĆ©bilmente de uno a otro lado como si quisiesen librarse de algo que les causaba dolor.
—No te necesito —dijo. (Neuromante, William Gibson, Ćŗltima pĆ”gina).

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

ā€œEl cielo sobre el puerto tenĆ­a el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muertoā€ (Neuromante, William Gibson, primera pĆ”gina).

DetrƔs del cielo, se hallaba el futuro. Estaba allƭ el mundo deseado por los que se habƭan atrevido a construirlo. Por los que pensaban que inventar un futuro es la mejor forma de cambiar el presente. Por los que convirtieron en su lema esta frase: El futuro influye mƔs en el presente que el pasado. Eran los primeros pensadores del ciberpunk espaƱol.

(Ilustración: Velckro Artwork)

Este movimiento leyó a William Gibson y leyó a Bruce Sterling. Pero su interés en estos autores no era literario. Radicaba en la descripción que hacían los estadounidenses, en algunas de sus novelas, de un mundo totalitario. Los escritores lo atribuían a una época futura y lo enmarcaban en la ciencia ficción. El grupo de jóvenes españoles que se inspiraron en el movimiento literario del ciberpunk pensaba que mucho de ese mundo pertenecía ya a su presente.

Estaban en Berlín. Fue a finales de los años 80. Aquel grupo de activistas se interesó por las posibilidades que ofrecen la tecnología y las redes distribuidas (nodos de comunicación vinculados entre sí en un sistema en el que ninguno de ellos puede ejercer de filtro o censor de información) para empoderar a los individuos.

Pensaban que los mÔs poderosos podían utilizar la informÔtica y las telecomunicaciones para construir un fichero universal donde todo el mundo estaría controlado y donde muy pocas manos manejarían el almacenamiento y distribución de la información. Lo expresaban en un lema famoso de aquel entonces: La información quiere ser libre.

ā€œHabĆ­a caĆ­do el muro de BerlĆ­n. ParecĆ­a que el mundo iba a acabar al dĆ­a siguiente. BerlĆ­n era un lugar mĆ­tico. Los hackers se reunĆ­an allĆ­. AllĆ” iban los refugiados polĆ­ticos y allĆ” se cocinaban los movimientos cĆ­vicos de toda Europaā€, cuenta David de Ugarte, estimado por muchos como uno de los padres del ciberpunk espaƱol y considerado por Ć©l mismo como ā€œuno de los primeros nativos digitalesā€ con un argumento que desmonta la definición oficial de ā€˜nativo digital’ como los nacidos despuĆ©s de la generalización de internet: en su infancia, a los 9 aƱos, aprendió a programar con una consola Atari de cartuchos.

De Ugarte rescata de la memoria que el ciberpunk nació con las BBS (ā€œun ordenador que sirve como centro de información y mensajes para usuarios que se conectan desde las lĆ­neas telefónicas mediante módemsā€, segĆŗn Bruce Sterling, en La caza de hackers) y con fanzines electrónicos como Whole Earth Review o Cheap Truth (elaborado por Sterling, Lewis Shiner, Rudy Rucker y otros escritores de la literatura de ciencia ficción que acabó siendo denominada ciberpunk).

ā€œLa gente que participaba en las BBS se dio cuenta de que eran los Ćŗnicos que manejaban internet y que, con 15, 20 ó 30 aƱos, no les dejaban participar en decisiones de futuro. Descubrieron que podĆ­an hacer otro tipo de relatos de futuro para construir el presente. Se podĆ­a hacer otro tipo de relato para que te escucharan. Esa era la primera mirada ciberpunk en nuestra sociedadā€, arguye el economista y escritor. ā€œEl ciberpunk activista evoluciona de la ciencia ficción a la polĆ­tica. La aparición de Linux y las revoluciones de los paĆ­ses del Este hicieron ver a mucha gente que nadie va a cambiar el mundo por ti. Lo tienes que cambiar tĆŗ. A finales de los aƱos 90, muchos activistas ciberpunk hablaban ya de movimientos cooperativos, de ecologĆ­a, de sostenibilidad…ā€.

La tecnologĆ­a, como dice Bruce Sterling en La caza de hackers, habĆ­a provocado ā€œun resurgimiento del sentimiento de comunidad y una forma de organización mĆ”s horizontal, diferente a la organización polĆ­tica y administrativa del mundo fuera de internetā€. Los usuarios de BBS sabĆ­an que ā€œlas palabras comunidad y comunicación tienen la misma raĆ­z. En el lugar que instales una red de comunicaciones, crearĆ”s a la vez una comunidadā€.

Antes
El ciberpunk, entendido como activismo polĆ­tico y social, habĆ­a nacido en BerlĆ­n. HabĆ­a crecido en los paĆ­ses de Europa del Este acompaƱando a la caĆ­da de los totalitarismos. HabĆ­a ido haciĆ©ndose mĆ”s fuerte durante la Guerra de la extinta Yugoslavia (ā€œMuchos movimientos comenzaron a asaltar y destruir servidoresā€, cuenta De Ugarte) y se estaba extendiendo, pocos aƱos despuĆ©s, a los paĆ­ses Ć”rabes. AllĆ­, ā€œentre 2003 y 2004 surgieron movimientos sociales hijos del ciberpunk que se basaban en el lema El futuro nos enseƱa el presenteā€.

ā€œEl ciberpunk considera que el presente se cambia modificando el futuro. Fabrica profecĆ­as autocumplidas. Hace frases de hechos que pasarĆ”n dentro de un tiempo para cambiar el presenteā€, explica el economista experto en tecnologĆ­a. ā€œA menudo se utiliza el pasado para legitimizar el presente, pero el ciberpunk se va al futuroā€.

Durante esos aƱos el movimiento ciberpunk espaƱol toma distintas formas. ā€œDesde 1994 habĆ­amos estado trabajando en crear una estructura económicaā€, especifica. Pero no fue hasta 2000 cuando fundaron Piensa en Red. Era su primera empresa y era tambiĆ©n la primera compaƱƭa europea desarrolladora de software para PDAs, que ā€œmarcó hitos, como desarrollar el primer moblog del mundo o la primera red wifi en EspaƱaā€. En 2002, De Ugarte volvió a emprender. Fundó, junto a Juan Urrutia y Natalia FernĆ”ndez, la Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas y, desde entonces, ese proyecto se ha convertido en su ā€œlugar en el mundo, un modo de vida y un estado de Ć”nimo. El sitio donde siempre quise estar, donde siempre se puede hacer algo diferente, donde pensar con nuestros iguales innovaciones y emprendimientosā€.

En esos años, el grupo empieza a actuar en conflictos internacionales. Los ciberpunks españoles organizan y lideran varias campañas de acoso y ataque a los servidores y estructura propagandística del estado serbio para ayudar a Kosovo. El movimiento se convierte desde entonces en una de las referencias internacionales del ciberactivismo y uno de los grandes defensores de las redes distribuidas frente a la concentración de la comunicación.

Para De Ugarte, ā€œla erosión del protagonismo de los blogs por la Web 2.0 significó el paso de la cultura de la distribución a la cultura de la participación. Y de ahĆ­, a la cultura de la adhesión. Por eso, las marcas dicen que Facebook es el internet que siempre quisieron. TambiĆ©n es el mejor para la policĆ­a. Porque esta plataforma se acaba convirtiendo en una potente base de datosā€.

Uno de sus lemas de los aƱos 90 lo explica perfectamente: Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder. ā€œRecentralizar las estructuras, como Google, Twitter, Facebook, etc, alrededor de sus servidores nos debilita a todos. La blogosfera, freenet (red de distribución de información resistente a la censura diseƱada por Ian Clarke), torrent (protocolo de transmisión de información y archivos P2P que generan muchas redes al margen de internet y cuyo potencial, segĆŗn De Ugarte, radica en que ā€œa diferencia de la Web, no hay servidores. Cada usuario es un nodo en la red. Es al mismo tiempo servidor y cliente, en sentido informĆ”tico. Es decir, emisor y receptorā€), etc., son herramientas de empoderamiento. Las tecnologĆ­as distribuidas te liberan, las centralizadas te relegan del poderā€.

ā€œEl dospuntocerismo destruye la autonomĆ­a de la comunicaciónā€, opina el fundador de Ciberpunk.info. ā€œHablar mediante canales privados hace que pases a depender de la estructura de otro. Es un ataque a la culturaā€.

El ciberpunk ve como una amenaza la dificultad que estĆ”n imponiendo plataformas como Facebook o Google para que un individuo pueda esconder su verdadera identidad detrĆ”s de un perfil. ā€œTodos tenemos prejuicios hacia las personas con las que hablamos. En internet, en cambio, la comunicación es a travĆ©s de textos e imĆ”genes. Esto hace que esos prejuicios desaparezcan. Se juzga a la gente por quiĆ©n es y por lo que dice en vez de por su raza, su aspecto, sus formas…ā€, indica.

Ahora
El presente, por el momento, estĆ” a mitad de camino entre el futuro deseado por el ciberpunk y el pasado construido por empresas y gobiernos. ā€œLas redes distribuidas dieron a nuestra generación la oportunidad de construir un nuevo mundo. Pero este nuevo mundo, basado en los ā€˜commons’ (procomĆŗn o bienes pĆŗblicos que no estĆ”n bajo tutela del estado, sino al cuidado de comunidades colaborativas de personas), comunidades, democracia económica (cuando empoderas a una comunidad para que pueda emprender e innovar) y redes distribuidas no ha acabado de llegar. Y el viejo mundo, basado en la generación artificial de la escasez, las corporaciones, la desigualdad y las redes centralizadas, aĆŗn no ha muertoā€, indica De Ugarte.

En su ensayo Los futuros que vienen, el escritor plantea ā€œcentrarnos en pensar futuros particulares, futuros para alguien con nombre y apellidos, futuros para comunidades reales y no para grandes sujetos imaginados que, como hĆ©roes homĆ©ricos, forjarĆ­an la Historia a partir de sus vocaciones y destinosā€.

ā€œLas comunidades reales piensan desde un ā€˜nosotros’ no abstracto que significa caras, recuerdos, nombre y apellidos reales, cuando pueden explicar su economĆ­a desde su propia prĆ”ctica colectiva de mercado. No necesitan recurrir a abstracciones para imaginar quiĆ©nes son contĆ”ndose cómo sobrevivenā€, continĆŗa. ā€œLos sujetos imaginados del estado postmoderno (gĆ©nero, juventud, etc.) no son sino nuevos dioses celosos que pretenden ser nuestros progenitores. No los necesitamos. Ni siquiera precisamos esa abstracción conocida como Humanidad. Esa es la sencilla verdadā€.

ā€œEl ā€˜pensar en todos’, el ponerse en lugar del Dios omnisciente como condición de autonomĆ­a —verdadera esencia de la Modernidad— no es, hoy por hoy, sino un callejón sin salida. No puede ser una condición para construir o juzgar futurosā€.

—No —dijo, y giró rĆ”pidamente. La estrella salió de entre sus dedos, un destello de plata, y se incrustó en la pantalla mural. La pantalla despertó: unos diseƱos aleatorios titilaron dĆ©bilmente de uno a otro lado como si quisiesen librarse de algo que les causaba dolor.
—No te necesito —dijo. (Neuromante, William Gibson, Ćŗltima pĆ”gina).

CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
Publicidad interactiva: Menos herramientas, mÔs comunicación
“La salida a bolsa de Facebook es el principio del fin de Silicon Valley”
John Wang, CMO de HTC: ā€œEl objetivo es estar entre las grandes de telefonĆ­a móvil en 3 aƱosā€
Doña Angelita: la española que anticipó los dispositivos digitales en los 40
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp
Opiniones 9
  • Muy buen artĆ­culo Mar! El ciberpunk es algo que siempre habrĆ­a que reivindicar, nos enseƱa mucho.

  • Comentarios cerrados.