Se nos fue, en un suspiro, Isao Takahata (1935–2018). El cofundador de Studio Ghibli, el gran estudio de animación japonesa. El director de orquesta de miles de infancias representadas en las irrepetibles aventuras de Heidi, Marco y Ana de las tejas verdes. El pacifista, el soñador. El firme defensor de la animación como medio artÃstico. El compañero, rival, confidente y gran amigo de Hayao Miyazaki.
«Estoy convencido de que la animación es el mejor medio para mostrar lo real. Con las pelÃculas de imagen real no se puede mostrar objetivamente la realidad porque hay necesariamente que hacer reconstrucción, a pesar de las apariencias. El dibujo animado, que no busca esconderse de ser una interpretación artÃstica, puede, pues, comprometerse a mostrar lo real», decÃa el director en una entrevista realizada en 1995.
Animación alejada de convencionalismos, alejada de aspiraciones comerciales. Kaguya es una obra de arte en sà misma. Una bocanada de aire; un grito de libertad. «Con mis historias trato de animar a la gente a que viva su vida de la forma más intensa posible, que sean la mejor versión de sà mismos y no se dejen distraer por bagatelas como el dinero o el prestigio», confesaba a El Periódico durante la promoción de la pelÃcula.
Se nos fue, en un suspiro, Isao Takahata (1935–2018). El cofundador de Studio Ghibli, el gran estudio de animación japonesa. El director de orquesta de miles de infancias representadas en las irrepetibles aventuras de Heidi, Marco y Ana de las tejas verdes. El pacifista, el soñador. El firme defensor de la animación como medio artÃstico. El compañero, rival, confidente y gran amigo de Hayao Miyazaki.
«Estoy convencido de que la animación es el mejor medio para mostrar lo real. Con las pelÃculas de imagen real no se puede mostrar objetivamente la realidad porque hay necesariamente que hacer reconstrucción, a pesar de las apariencias. El dibujo animado, que no busca esconderse de ser una interpretación artÃstica, puede, pues, comprometerse a mostrar lo real», decÃa el director en una entrevista realizada en 1995.
Animación alejada de convencionalismos, alejada de aspiraciones comerciales. Kaguya es una obra de arte en sà misma. Una bocanada de aire; un grito de libertad. «Con mis historias trato de animar a la gente a que viva su vida de la forma más intensa posible, que sean la mejor versión de sà mismos y no se dejen distraer por bagatelas como el dinero o el prestigio», confesaba a El Periódico durante la promoción de la pelÃcula.
Me gustó tu artÃculo. Muy conmovedor.
Gracias por recordar la figura de este maestro de la animación, tan grande como artista como persona.
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