6 de julio 2012    /   CINE/TV
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Un japonés pervertido (Vince Masuka)

6 de julio 2012    /   CINE/TV     por          
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Seguro que has escuchado: “Fulano cambió de un día para otro” o “se lió la manta a la cabeza y se fue”. Puede que fulano fuera un desequilibrado mental, o un mentiroso, o puede que nadie conociera a fulano como para ver que estaba cambiando.

Una cosa es cierta: los personajes de las series de televisión no cambian de un capítulo a otro.

EL REENCUENTRO CON LOS PERSONAJES

Nos gustan las series porque nos reencontrarnos con personajes que amamos o que odiamos. Si un personaje cambiara de manera de ser o de comportarse de un capítulo a otro, quizá la serie dejaría de interesarnos: nos sentiríamos estafados. (A no ser que el personaje tuviera personalidad múltiple como en Los estados unidos de Tara).

Los personajes de las series cambian como las personas de carne y hueso: despacio, muy despacio. (Recuerda Breaking Bad: de Walter White a Heisenberg  hay un largo camino). Los espectadores sí aceptamos la evolución lenta, para bien o para mal, de los personajes porque queremos ver cómo superan sus limitaciones o consiguen sus sueños.

Incluso el cambio brusco de personalidad de un personaje secundario hace tambalear una serie. Cuando esto sucede el personaje es forzado a volver a su ser, o es asesinado por los guionistas, o es enviado a otro país o la cárcel. Poco después es sustituido por otro personaje de características similares: ingenua por ingenua, iracundo por iracundo, caradura por caradura…

VINCE MASUKA, UN JAPONÉS PERVERTIDO

Vince Masuka, el forense japonés compañero de Dexter, es un ejemplo de personaje que intenta cambiar de un capítulo a otro. Sabemos que Masuka tiene un disco duro con pornografía de transexuales asiáticas, es una enciclopedia de las parafilias y conoce prácticas sexuales que —en sus propias palabras— provocan vómitos y placer al mismo tiempo. En su relación con los demás suele emplear alusiones sexuales más o menos explícitas, y cree que los demás le ríen las gracias.

En el capítulo 3×05 de Dexter, Masuka cambia a los ojos de los demás. Cambia las camisas coloridas por camisas formales, y mantiene un comportamiento formal y distante con sus compañeros de trabajo. El espectador conoce los motivos: Masuka escribió un artículo para una revista científica, regaló ejemplares a los compañeros, y éstos arrojaron los ejemplares a las papeleras. Los compañeros de trabajo ignoran que han herido los sentimientos de Masuka.

Cuando Masuka deja de comportarse como es habitual en él, le resulta incómodo recibir de la misma medicina. Dice que hablará con el médico forense para recabar más datos de un caso, y Deb —la hermana de Dexter— replica: “¿Otra erección de cuatro horas?” Masuka recoge lo que sembró.

Sin embargo, Masuka persiste en su comportamiento distante. Esto desconcierta a los compañeros que a sus espaldas se preguntan el por qué. Tenemos etiquetadas a las personas: un borde, una simpática, un imbécil… y si una persona se sale de la etiqueta que le hemos puesto, nos ponemos en alerta.

Masuka cuenta que se siente como un bufón, que encontró las revistas en la papelera y que nadie fue a la conferencia que impartió. Masuka expone el motivo de su “cambio” y se queja.

Deb y Ángel, como representantes del grupo, se sienten culpables. La conversación queda sin resolución. El acercamiento entre el grupo y Masuka ocurre más adelante.

UNA PERSONA AJENO AL GRUPO, UNA POSIBLE HOSTILIDAD

El teniente Prado pertenece a una comisaría distinta a la de Ángel, Deb y Masuka, pero pretende hacerse con el mando de un caso. Prado es un elemento hostil para el grupo. Cuando el teniente Prado cuestiona cómo se ha llevado el caso, Masuka expone con hechos precisos, pero sin convicción, su teoría sobre el asesino y la víctima. Prado también cuestiona la autoridad de Masuka. Este es un momento importante: Deb y Ángel otorgan credibilidad al forense, y lo hacen con verdadero entusiasmo.

Ángel y Deb replican a Prado para mantener el control del caso, pero de paso, expresan su apoyo a Masuka. El forense japonés se crece con el calor de sus compañeros, da un paso al frente y expone seguro de sí mismo sus conclusiones. Y acaba con una guinda propia del Masuka que todos conocen.

Hay que destacar cómo Deb celebra “la vuelta” de Masuka. Un Masuka que le parece repulsivo en ocasiones, pero que no le resulta espeluznante. Deb sabe cómo tratar al Masuka “de toda la vida”. Y Masuka está contento con volver a su rol.

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Seguro que has escuchado: “Fulano cambió de un día para otro” o “se lió la manta a la cabeza y se fue”. Puede que fulano fuera un desequilibrado mental, o un mentiroso, o puede que nadie conociera a fulano como para ver que estaba cambiando.

Una cosa es cierta: los personajes de las series de televisión no cambian de un capítulo a otro.

EL REENCUENTRO CON LOS PERSONAJES

Nos gustan las series porque nos reencontrarnos con personajes que amamos o que odiamos. Si un personaje cambiara de manera de ser o de comportarse de un capítulo a otro, quizá la serie dejaría de interesarnos: nos sentiríamos estafados. (A no ser que el personaje tuviera personalidad múltiple como en Los estados unidos de Tara).

Los personajes de las series cambian como las personas de carne y hueso: despacio, muy despacio. (Recuerda Breaking Bad: de Walter White a Heisenberg  hay un largo camino). Los espectadores sí aceptamos la evolución lenta, para bien o para mal, de los personajes porque queremos ver cómo superan sus limitaciones o consiguen sus sueños.

Incluso el cambio brusco de personalidad de un personaje secundario hace tambalear una serie. Cuando esto sucede el personaje es forzado a volver a su ser, o es asesinado por los guionistas, o es enviado a otro país o la cárcel. Poco después es sustituido por otro personaje de características similares: ingenua por ingenua, iracundo por iracundo, caradura por caradura…

VINCE MASUKA, UN JAPONÉS PERVERTIDO

Vince Masuka, el forense japonés compañero de Dexter, es un ejemplo de personaje que intenta cambiar de un capítulo a otro. Sabemos que Masuka tiene un disco duro con pornografía de transexuales asiáticas, es una enciclopedia de las parafilias y conoce prácticas sexuales que —en sus propias palabras— provocan vómitos y placer al mismo tiempo. En su relación con los demás suele emplear alusiones sexuales más o menos explícitas, y cree que los demás le ríen las gracias.

En el capítulo 3×05 de Dexter, Masuka cambia a los ojos de los demás. Cambia las camisas coloridas por camisas formales, y mantiene un comportamiento formal y distante con sus compañeros de trabajo. El espectador conoce los motivos: Masuka escribió un artículo para una revista científica, regaló ejemplares a los compañeros, y éstos arrojaron los ejemplares a las papeleras. Los compañeros de trabajo ignoran que han herido los sentimientos de Masuka.

Cuando Masuka deja de comportarse como es habitual en él, le resulta incómodo recibir de la misma medicina. Dice que hablará con el médico forense para recabar más datos de un caso, y Deb —la hermana de Dexter— replica: “¿Otra erección de cuatro horas?” Masuka recoge lo que sembró.

Sin embargo, Masuka persiste en su comportamiento distante. Esto desconcierta a los compañeros que a sus espaldas se preguntan el por qué. Tenemos etiquetadas a las personas: un borde, una simpática, un imbécil… y si una persona se sale de la etiqueta que le hemos puesto, nos ponemos en alerta.

Masuka cuenta que se siente como un bufón, que encontró las revistas en la papelera y que nadie fue a la conferencia que impartió. Masuka expone el motivo de su “cambio” y se queja.

Deb y Ángel, como representantes del grupo, se sienten culpables. La conversación queda sin resolución. El acercamiento entre el grupo y Masuka ocurre más adelante.

UNA PERSONA AJENO AL GRUPO, UNA POSIBLE HOSTILIDAD

El teniente Prado pertenece a una comisaría distinta a la de Ángel, Deb y Masuka, pero pretende hacerse con el mando de un caso. Prado es un elemento hostil para el grupo. Cuando el teniente Prado cuestiona cómo se ha llevado el caso, Masuka expone con hechos precisos, pero sin convicción, su teoría sobre el asesino y la víctima. Prado también cuestiona la autoridad de Masuka. Este es un momento importante: Deb y Ángel otorgan credibilidad al forense, y lo hacen con verdadero entusiasmo.

Ángel y Deb replican a Prado para mantener el control del caso, pero de paso, expresan su apoyo a Masuka. El forense japonés se crece con el calor de sus compañeros, da un paso al frente y expone seguro de sí mismo sus conclusiones. Y acaba con una guinda propia del Masuka que todos conocen.

Hay que destacar cómo Deb celebra “la vuelta” de Masuka. Un Masuka que le parece repulsivo en ocasiones, pero que no le resulta espeluznante. Deb sabe cómo tratar al Masuka “de toda la vida”. Y Masuka está contento con volver a su rol.

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Opiniones 4
  • Muy interesante. Había observado que la evolución de los personajes en las series suele ser lenta, pero no sabía el motivo. Es cierto que cuando un personaje cambia tanto es un choque para el espectador.
    Por ejemplo, cuando en la serie House el doctor House se enamora de la doctora Cuddy y deja de ser tan borde, tardé un tiempo para interiorizarlo. Y una vez me acostumbré al House enamorado de la directora, me chocó cuando se casa con una mujer del este para ayudarla a conseguir la nacionalidad.

    • Estoy de acuerdo, Victoria.

      Pienso ahora en una serie tan descacharrante como ‘Community’. Algunos capítulos son surrealistas, pero los personajes son fieles a sí mismos, capítulo tras capítulo.

  • Y sin embargo, esto que dices, que está también relacionado con la continuidad, a veces se les escapa a los guionistas de ciertas series. Porque tienes toda la razón: los cambios repentinos nos repelen. No es que no sean posibles, en la vida real; pero en la ficción, resultan inverosímiles. Pero lo contrario, también: algo que se olvida en las series “de fórmula” o de capítulos autoconclusivos es que los protagonistas tienen que evolucionar. La falta de cambio es tan difícil de creer como el cambio repentino.

    Estoy pensando en la última temporada de House, donde, de la anterior a ésta, el protagonista (lo cual es más grave que un secundario) de pronto retorna a su viejo ser, pese a todo lo sucedido. No le afecta lo más mínimo.

    Tal vez las series de las cadenas que no emiten en abierto tienen más tiempo para los guiones, o quizá, menos capítulos que manejar y controlar. Pero el hecho es que en ellas se cuida más esto de los cambios paulatinos pero presentes. ¿Tú, qué opinas?

    • Comparto lo que dices sobre House. Conozco a personas que dejaron de verla por los cambios que comentas.

      Pienso que las series “de fórmula” temen a la evolución de los personajes porque podría destrozar la fórmula. En los procedimentales, por ejemplo. Un actor quiere abandonar la serie, y la sacan de ella con esta excusa: “Fulano no pudo soportar más ver tanta mierda”. (CSI, Mentes Criminales, etc.) Y llega un tipo que sustituye al que se ha ido y con el que comparte muchas características (si el que se fue citaba a Confucio, el nuevo también). ¿Por qué no ocupa el lugar un personaje amargado, inepto o corrupto? Qué voy a decir que no sepas ; )

      Cuando comenzó la promoción de Patrick Jane en la cárcel quise imaginarme que el personaje estaría encerrado durante un buen tiempo, y su paso por la cárcel podría transformarlo. Quise imaginarlo, porque está claro que ‘El Mentalista’ no se aparta de la fórmula ni un capítulo.

      ¡Gracias por tu comentario!

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