26 de marzo 2018    /   CREATIVIDAD
por
imagen  Juanjo Lazcano

Detective de los aƱos 20 busca wifi

26 de marzo 2018    /   CREATIVIDAD     por        imagen  Juanjo Lazcano
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«Todo el mundo recibe tanta información durante todo el día
que pierde el sentido comĆŗnĀ»
(Gretude Stein)

«Vivimos en una sociedad donde experimentamos de manera cotidiana una saturación de imÔgenes, mensajes y códigos icónicos que nos asaltan e interpelan sin descanso. Aún así, hemos asumido con tanta naturalidad esta invasión que ni siquiera somos conscientes de su presencia». Son palabras del crítico de arte Pedro Luis Lozano Uriz inspiradas por la obra de Juanjo Lazcano: pinturas al óleo inspiradas en fichas antiguas de archivos policiales en las que se «cuelan» elementos propios del mundo digital.

Juanjo Lazcano

En estos contextos, las grÔficas de internet se convierten en lo que quizÔ deberían parecernos en la vida real: elementos extraños que «manchan» dichas escenas y las vuelven grotescas e incluso cómicas.

La explicación de la serie Distópicos descansa, por un lado, en el deseo del autor de convertir un icono que hemos visto reproducido digitalmente hasta el infinito en «una pieza única, un objeto tangible que pueda colgarse en la pared». Y, por otro, en su fascinación por esa época que veía en fotografías o películas en blanco y negro y de la que tenía que imaginar la información cromÔtica que no aparecía, «descubrir matices que no existen y tratar de crear color donde no lo hay».

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AsĆ­ como tenemos bastante clara la estĆ©tica de otras Ć©pocas, no lo estĆ” tanto la actual, porque no es solo una. Para Lazcano, la imagen que proyectan las personas hoy no es unĆ­sona. Ā«Por todos es reconocible la estĆ©tica de los 70, 80, 90… En la actualidad todos proyectamos y recibimos millones de imĆ”genes o influencias que hacen que no se vea claro un hilo conductorĀ».

Si hubiera que destacar algunos rasgos estéticos de una escena cualquiera de 2018, quizÔ habría que hablar, mÔs que de una indumentaria, del encorvamiento hacia una pantalla, ese no mirar a los ojos de los que estÔn al lado. Pero el propósito del artista con su serie Distópicos no es criticar el zombiewalking, la obsesión por los likes ni el exceso de información basura: «Mi intención no ha sido tanto hacer una crítica sino una llamada de atención para crear consciencia de la sobreexposición a imÔgenes, vídeos, iconos o del bombardeo de noticias y programas televisivos en la época que vivimos y que hasta hace pocos años no existía».

pagina-no-disponible

Su obra reflexiona, pues, sobre esa sobreabundancia informativa. Sobre esa bĆŗsqueda de lo inmediato y pĆ©rdida de la capacidad de reflexionar, esperar y aburrirnos. Ā«No tenemos mĆ”s que fijarnos en un paseo por el campo: tendemos a mirar nuestra cobertura, si nos encontramos donde dice el gps, e inmediatamente publicamos fotos e impresiones de quĆ© bien lo pasamos y lo ā€œrelajadosā€ que estamosĀ», ejemplifica. Ā«Hace pocos aƱos tenĆ­amos la paciencia de aguantar al dĆ­a siguiente para llevar las fotos de nuestro carrete a revelar, esperar que algunas saliesen bien y en la siguiente reunión divertirnos compartiĆ©ndolas…».

Dice que la obra con la que mÔs disfrutó de la serie fue WIFI-WC, en la que «un tipo nos mira fijamente con aire de circunspecta interrogación. ”Necesitamos wifi en el vÔter ya!»

juanjo-lazcano_0006

La dualidad o el contraste entre los iconos de internet y las redes sociales y los entornos a lo que estos no pertenecen en absoluto podría conseguirse también en otros escenarios, según el artista: «La idea de introducir notas disonantes, como son estos iconos, o tecnología que no debe existir en esa época, es trasladable a cualquier otro tiempo pasado. Me sirven Las Meninas por poner un ejemplo».

Juanjo Lazcano finaliza esta conversación con una reflexión sobre el espacio de la pintura tradicional en el entorno digital. «Espero, que por la cuenta que me trae y siendo el medio en el que trabajo, ese espacio sea grande», bromea, para pasar inmediatamente a hablar muy en serio y aceptar el reto de encontrar la diferencia en dos mundos inevitablemente relacionados: «Sinceramente creo que son dos medios complementarios y con objetivos diferentes. QuizÔ uno busca la reproducción perfecta para la que fue fabricado, como ilustrar libros, revistas o portadas de videojuegos. Y el otro intenta acercarse al lado material de posesión como objeto, pienso que es menos frío. QuizÔ es un punto de vista mÔs romÔntico».

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Juanjo Lazcano

En estos contextos, las grÔficas de internet se convierten en lo que quizÔ deberían parecernos en la vida real: elementos extraños que «manchan» dichas escenas y las vuelven grotescas e incluso cómicas.

La explicación de la serie Distópicos descansa, por un lado, en el deseo del autor de convertir un icono que hemos visto reproducido digitalmente hasta el infinito en «una pieza única, un objeto tangible que pueda colgarse en la pared». Y, por otro, en su fascinación por esa época que veía en fotografías o películas en blanco y negro y de la que tenía que imaginar la información cromÔtica que no aparecía, «descubrir matices que no existen y tratar de crear color donde no lo hay».

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AsĆ­ como tenemos bastante clara la estĆ©tica de otras Ć©pocas, no lo estĆ” tanto la actual, porque no es solo una. Para Lazcano, la imagen que proyectan las personas hoy no es unĆ­sona. Ā«Por todos es reconocible la estĆ©tica de los 70, 80, 90… En la actualidad todos proyectamos y recibimos millones de imĆ”genes o influencias que hacen que no se vea claro un hilo conductorĀ».

Si hubiera que destacar algunos rasgos estéticos de una escena cualquiera de 2018, quizÔ habría que hablar, mÔs que de una indumentaria, del encorvamiento hacia una pantalla, ese no mirar a los ojos de los que estÔn al lado. Pero el propósito del artista con su serie Distópicos no es criticar el zombiewalking, la obsesión por los likes ni el exceso de información basura: «Mi intención no ha sido tanto hacer una crítica sino una llamada de atención para crear consciencia de la sobreexposición a imÔgenes, vídeos, iconos o del bombardeo de noticias y programas televisivos en la época que vivimos y que hasta hace pocos años no existía».

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Su obra reflexiona, pues, sobre esa sobreabundancia informativa. Sobre esa bĆŗsqueda de lo inmediato y pĆ©rdida de la capacidad de reflexionar, esperar y aburrirnos. Ā«No tenemos mĆ”s que fijarnos en un paseo por el campo: tendemos a mirar nuestra cobertura, si nos encontramos donde dice el gps, e inmediatamente publicamos fotos e impresiones de quĆ© bien lo pasamos y lo ā€œrelajadosā€ que estamosĀ», ejemplifica. Ā«Hace pocos aƱos tenĆ­amos la paciencia de aguantar al dĆ­a siguiente para llevar las fotos de nuestro carrete a revelar, esperar que algunas saliesen bien y en la siguiente reunión divertirnos compartiĆ©ndolas…».

Dice que la obra con la que mÔs disfrutó de la serie fue WIFI-WC, en la que «un tipo nos mira fijamente con aire de circunspecta interrogación. ”Necesitamos wifi en el vÔter ya!»

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La dualidad o el contraste entre los iconos de internet y las redes sociales y los entornos a lo que estos no pertenecen en absoluto podría conseguirse también en otros escenarios, según el artista: «La idea de introducir notas disonantes, como son estos iconos, o tecnología que no debe existir en esa época, es trasladable a cualquier otro tiempo pasado. Me sirven Las Meninas por poner un ejemplo».

Juanjo Lazcano finaliza esta conversación con una reflexión sobre el espacio de la pintura tradicional en el entorno digital. «Espero, que por la cuenta que me trae y siendo el medio en el que trabajo, ese espacio sea grande», bromea, para pasar inmediatamente a hablar muy en serio y aceptar el reto de encontrar la diferencia en dos mundos inevitablemente relacionados: «Sinceramente creo que son dos medios complementarios y con objetivos diferentes. QuizÔ uno busca la reproducción perfecta para la que fue fabricado, como ilustrar libros, revistas o portadas de videojuegos. Y el otro intenta acercarse al lado material de posesión como objeto, pienso que es menos frío. QuizÔ es un punto de vista mÔs romÔntico».

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