Sin embargo, no era el tĂpico problema que cabrĂa esperar si se piensa con la mente de un choque cultural. Sencillamente era que los tres adolescentes, de 15, 16 y 18 años, eran inusualmente guapos y, en palabras de la directora, “todas las chicas del centro están acosándoles”.
Referente en la gestiĂłn de la crisis de los refugiados
La promesa de Trudeau, por tanto, no se quedĂł sĂłlo en promesa. La cifra contrasta, por ejemplo, con la de otros paĂses. España habĂa acogido por esas fechas a 481 refugiados de los más de 17.000 comprometidos. Llama la atenciĂłn no sĂłlo el incumplimiento, ni la cifra mucho menor que la canadiense, sino que ambas cosas se den cuando el nuestro es el paĂs con la más favorable corriente de opiniĂłn pĂşblica sobre acoger refugiados, por encima incluso de Canadá.
Más allá de las diferencias polĂticas de ambos gobiernos y de la densidad de poblaciĂłn de ambos territorios, hay otros motivos que explican el movimiento. La pirámide poblacional canadiense necesitaba un reajuste -no mayor que la española, todo hay que decirlo-, lo que ha hecho de Canadá un paĂs netamente inmigrante donde uno de cada cinco ciudadanos lo es.
Por eso el Ejecutivo de Trudeau asegura que seguirá con la polĂtica de acogida iniciada un año atrás, y por eso el hecho de nombrar ministro de InmigraciĂłn a un somalĂ que llegĂł al paĂs en 1993 no es un gesto polĂtico sin más de cara a la galerĂa. Es que sencillamente el paĂs es asĂ.
Protagonismo regional en oposiciĂłn a Trump
Hay, más allá de las coyunturas polĂticas y las necesidades sociolĂłgicas, algo más detrás de todo esto. Trudeau se ha convertido en una de las figuras más carismáticas del panorama polĂtico internacional en muy poco tiempo. Eso, que salta a la vista especialmente una vez Barack Obama ya no es presidente de EEUU, no es tan fácil como parece: Canadá es uno de los paĂses más olvidados de occidente, apocado como vecino de un gigante y sin peso especĂfico aparente. Sin embargo, siempre está ahĂ: el G8, operaciones aliadas, mesas econĂłmicas de decisiĂłn o importantes tratados de comercio.
Pero la cosa no se queda ahĂ: Canadá parece querer dejar ese vecino discreto, correcto y educado, objeto de las amargas bromas y los ninguneos de EEUU. Al final, vista la victoria de Trump, parece que las crĂticas de series tan corrosivas como ‘South Park’ iban más contra sĂ mismos que contra Canadá.
Quizá por primera vez en su historia, el paĂs está tomando la iniciativa en ciertos movimientos de cara a la comunidad internacional, donde el ‘toque de atenciĂłn’ a otros paĂses con el tema de los refugiados -de nuevo, las comparaciones son odiosas- es sĂłlo un ejemplo. Otro podrĂa ser su papel emergente en el comercio de su regiĂłn.
AsĂ las cosas, con un lĂder sĂłlido y carismático, presencia en las grandes decisiones internacionales y creciente peso comercial en su regiĂłn, Canadá lo tiene todo para empezar a captar la atenciĂłn de la comunidad internacional.
A fin de cuentas, ese gigante que tiene por vecino y que siempre le ha hecho sombra ya no es previsible ni confiable bajo el gobierno de Trump. Occidente necesita referentes, y la diplomacia aliados.
Igual ahora en EEUU dejan de burlarse tanto de sus vecinos del norte por cuestiones tan baladĂes como el deporte. O quizá Trump haga suyo el argumento. Es capaz.
Sin embargo, no era el tĂpico problema que cabrĂa esperar si se piensa con la mente de un choque cultural. Sencillamente era que los tres adolescentes, de 15, 16 y 18 años, eran inusualmente guapos y, en palabras de la directora, “todas las chicas del centro están acosándoles”.
Referente en la gestiĂłn de la crisis de los refugiados
La promesa de Trudeau, por tanto, no se quedĂł sĂłlo en promesa. La cifra contrasta, por ejemplo, con la de otros paĂses. España habĂa acogido por esas fechas a 481 refugiados de los más de 17.000 comprometidos. Llama la atenciĂłn no sĂłlo el incumplimiento, ni la cifra mucho menor que la canadiense, sino que ambas cosas se den cuando el nuestro es el paĂs con la más favorable corriente de opiniĂłn pĂşblica sobre acoger refugiados, por encima incluso de Canadá.
Más allá de las diferencias polĂticas de ambos gobiernos y de la densidad de poblaciĂłn de ambos territorios, hay otros motivos que explican el movimiento. La pirámide poblacional canadiense necesitaba un reajuste -no mayor que la española, todo hay que decirlo-, lo que ha hecho de Canadá un paĂs netamente inmigrante donde uno de cada cinco ciudadanos lo es.
Por eso el Ejecutivo de Trudeau asegura que seguirá con la polĂtica de acogida iniciada un año atrás, y por eso el hecho de nombrar ministro de InmigraciĂłn a un somalĂ que llegĂł al paĂs en 1993 no es un gesto polĂtico sin más de cara a la galerĂa. Es que sencillamente el paĂs es asĂ.
Protagonismo regional en oposiciĂłn a Trump
Hay, más allá de las coyunturas polĂticas y las necesidades sociolĂłgicas, algo más detrás de todo esto. Trudeau se ha convertido en una de las figuras más carismáticas del panorama polĂtico internacional en muy poco tiempo. Eso, que salta a la vista especialmente una vez Barack Obama ya no es presidente de EEUU, no es tan fácil como parece: Canadá es uno de los paĂses más olvidados de occidente, apocado como vecino de un gigante y sin peso especĂfico aparente. Sin embargo, siempre está ahĂ: el G8, operaciones aliadas, mesas econĂłmicas de decisiĂłn o importantes tratados de comercio.
Pero la cosa no se queda ahĂ: Canadá parece querer dejar ese vecino discreto, correcto y educado, objeto de las amargas bromas y los ninguneos de EEUU. Al final, vista la victoria de Trump, parece que las crĂticas de series tan corrosivas como ‘South Park’ iban más contra sĂ mismos que contra Canadá.
Quizá por primera vez en su historia, el paĂs está tomando la iniciativa en ciertos movimientos de cara a la comunidad internacional, donde el ‘toque de atenciĂłn’ a otros paĂses con el tema de los refugiados -de nuevo, las comparaciones son odiosas- es sĂłlo un ejemplo. Otro podrĂa ser su papel emergente en el comercio de su regiĂłn.
AsĂ las cosas, con un lĂder sĂłlido y carismático, presencia en las grandes decisiones internacionales y creciente peso comercial en su regiĂłn, Canadá lo tiene todo para empezar a captar la atenciĂłn de la comunidad internacional.
A fin de cuentas, ese gigante que tiene por vecino y que siempre le ha hecho sombra ya no es previsible ni confiable bajo el gobierno de Trump. Occidente necesita referentes, y la diplomacia aliados.
Igual ahora en EEUU dejan de burlarse tanto de sus vecinos del norte por cuestiones tan baladĂes como el deporte. O quizá Trump haga suyo el argumento. Es capaz.
Canadá se larga frente a México
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