3 de octubre 2016    /   CINE/TV
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Kaz, el dibujante underground que se gana el pan con Bob Esponja

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Kaz es uno de los mejores ejemplos del cĂ³mic underground norteamericano. A pesar de que algunas de sus obras son ya clĂ¡sicos del gĂ©nero y han influido a lectores e ilustradores de todo el mundo, Kaz continĂºa habitando ese universo subterrĂ¡neo, que abandona todas las mañanas para ponerse a las Ă³rdenes del jefe que le ayuda a pagar las facturas: Bob Esponja.

«Antes vivĂ­a en Nueva York, donde el coste de la vida es mucho mĂ¡s alto que en otros lugares del paĂ­s», explica Kaz. «AsĂ­ que no me ha quedado mĂ¡s remedio que complementar mis proyectos como dibujante con otros como el de ilustrador para revistas. Siempre hay trabajos comerciales que un dibujante de cĂ³mics puede hacer para vivir, sin embargo, nunca antes habĂ­a ganado dinero con ellos hasta que comencĂ© a hacer animaciĂ³n para televisiĂ³n».

Steve Hillenburg, creador de Bob Esponja, leyĂ³ algunas de sus tiras de Submundo en el L.A. Weekly y decidiĂ³ contratarlo como guionista para el programa de Nickelodeon, una cadena generalista en la que hay poco espacio para la experimentaciĂ³n, como demuestra la reciente cancelaciĂ³n de Pig, Goat, Banana, Cricket, la serie animada de Johnny Ryan y Dave Cooper.

«SĂ­, cancelaron Pig, Goat, Banana, Cricket porque tenĂ­a muy poca audiencia. En mi caso estuve realmente cerca de poder tener mi propia serie de dibujos animados, pero finalmente no se concretĂ³Â», comenta Kaz, quien ha optado por explorar la animaciĂ³n costeĂ¡ndose Ă©l mismo la producciĂ³n de piezas cortas.

Desde niño, Kaz estuvo rodeado de tebeos. Sus lecturas infantiles fueron las historietas de Dick Tracy, de Krazy Kat, de la pandilla de Charlie Brown y Snoopy o del personaje que mĂ¡s admiraba de todos: Bugs Bunny. «Me hubiera gustado ser como Ă©l, tan avispado, valiente y flexible como Ă©l», reconoce.

Todo ese bagaje fue clave cuando, a los trece años, Kaz decidiĂ³ que serĂ­a dibujante de tebeos.

«La tecnologĂ­a, la ciencia y la sociedad estĂ¡n en permanente cambio, lo que hace que continuamente se estĂ©n añadiendo nuevas facetas al humor. Sin embargo, hay un tipo de humor que perdura a lo largo del tiempo. Cosas como la humillaciĂ³n, el dolor y la frustraciĂ³n que, por mucho tiempo que pase, siempre hacen gracia».


SegĂºn ese razonamiento y a pesar de las drogas, la violencia, y el sexo que hay en sus viñetas, Submundo y otras obras de Kaz no se diferencian tanto de los cortometrajes animados de Tom y Jerry o Tex Avery, en los que los personajes tambiĂ©n bebĂ­an alcohol, se emborrachaban, fumaban, se pegaban, se acuchillaban, se disparaban o mostraban claramente deseo sexual. Sin embargo, una cosa semejante resulta inconcebible hoy en dĂ­a en una serie de Ă©xito como Bob Esponja.

«SĂ­, las reglas de las series de televisiĂ³n para niños son ahora mucho mĂ¡s estrictas de lo que eran antes. El problema es que los padres actuales ven los dibujos con sus hijos y se ofenden. Por supuesto que podrĂ­a seguir las reglas para ellos, pero ese serĂ­a muy aburrido. Mejor que entiendan que Bob Esponja es fantasĂ­a, que no son personajes humanos reales, y que eso es lo que nos permite jugar con chistes y situaciones mĂ¡s violentas».


En todo caso, este tipo de restricciones narrativas son mĂ¡s fĂ¡ciles de sobrellevar cuando los personajes han sido creados por otros. «SĂ­, es mĂ¡s sencillo porque la personalidad y rasgos del personaje ya estĂ¡n determinados, asĂ­ que no me preocupa si lo que escribo me hace sentir bien o no». Sin embargo, cuando crea sus propios personajes solo hay una opiniĂ³n: la suya.

«Me convierto en Dios. Por lo tanto, puedo hacer lo que quiera con ellos. Primero dibujo bocetos en un papel y compruebo quĂ© sentimientos me generan. Algunos dibujos funcionan porque sencillamente me lo paso bien dibujĂ¡ndolos o porque me resultan divertidos. Aquellos que no acaban de funcionar, normalmente me sugieren ideas o chistes. Todo se reduce a que me parezca gracioso o no en ese momento».

DespuĂ©s de publicar cientos de tiras de Submundo y Side Track City, un Ă¡lbum oscuro fruto de su experimentaciĂ³n con drogas enteĂ³genas –«era una forma de abrir las puertas de la mente, pero ya he abierto tanto esas puertas, que soy capaz de sumergirme en lo extraño sin ayuda de nada»–, Kaz se encuentra preparando lo que podrĂ­a ser una novela grĂ¡fica ambientada en Submundo y protagonizada por algunos de los personajes que lo habitan. «SĂ­, en este momento estoy planeando algo asĂ­. Pero prefiero no comentar mucho sobre ello, no vaya a ser que pierda el interĂ©s». Mientras tanto, siempre quedarĂ¡ Bob Esponja.

Kaz es uno de los mejores ejemplos del cĂ³mic underground norteamericano. A pesar de que algunas de sus obras son ya clĂ¡sicos del gĂ©nero y han influido a lectores e ilustradores de todo el mundo, Kaz continĂºa habitando ese universo subterrĂ¡neo, que abandona todas las mañanas para ponerse a las Ă³rdenes del jefe que le ayuda a pagar las facturas: Bob Esponja.

«Antes vivĂ­a en Nueva York, donde el coste de la vida es mucho mĂ¡s alto que en otros lugares del paĂ­s», explica Kaz. «AsĂ­ que no me ha quedado mĂ¡s remedio que complementar mis proyectos como dibujante con otros como el de ilustrador para revistas. Siempre hay trabajos comerciales que un dibujante de cĂ³mics puede hacer para vivir, sin embargo, nunca antes habĂ­a ganado dinero con ellos hasta que comencĂ© a hacer animaciĂ³n para televisiĂ³n».

Steve Hillenburg, creador de Bob Esponja, leyĂ³ algunas de sus tiras de Submundo en el L.A. Weekly y decidiĂ³ contratarlo como guionista para el programa de Nickelodeon, una cadena generalista en la que hay poco espacio para la experimentaciĂ³n, como demuestra la reciente cancelaciĂ³n de Pig, Goat, Banana, Cricket, la serie animada de Johnny Ryan y Dave Cooper.

«SĂ­, cancelaron Pig, Goat, Banana, Cricket porque tenĂ­a muy poca audiencia. En mi caso estuve realmente cerca de poder tener mi propia serie de dibujos animados, pero finalmente no se concretĂ³Â», comenta Kaz, quien ha optado por explorar la animaciĂ³n costeĂ¡ndose Ă©l mismo la producciĂ³n de piezas cortas.

Desde niño, Kaz estuvo rodeado de tebeos. Sus lecturas infantiles fueron las historietas de Dick Tracy, de Krazy Kat, de la pandilla de Charlie Brown y Snoopy o del personaje que mĂ¡s admiraba de todos: Bugs Bunny. «Me hubiera gustado ser como Ă©l, tan avispado, valiente y flexible como Ă©l», reconoce.

Todo ese bagaje fue clave cuando, a los trece años, Kaz decidiĂ³ que serĂ­a dibujante de tebeos.

«La tecnologĂ­a, la ciencia y la sociedad estĂ¡n en permanente cambio, lo que hace que continuamente se estĂ©n añadiendo nuevas facetas al humor. Sin embargo, hay un tipo de humor que perdura a lo largo del tiempo. Cosas como la humillaciĂ³n, el dolor y la frustraciĂ³n que, por mucho tiempo que pase, siempre hacen gracia».


SegĂºn ese razonamiento y a pesar de las drogas, la violencia, y el sexo que hay en sus viñetas, Submundo y otras obras de Kaz no se diferencian tanto de los cortometrajes animados de Tom y Jerry o Tex Avery, en los que los personajes tambiĂ©n bebĂ­an alcohol, se emborrachaban, fumaban, se pegaban, se acuchillaban, se disparaban o mostraban claramente deseo sexual. Sin embargo, una cosa semejante resulta inconcebible hoy en dĂ­a en una serie de Ă©xito como Bob Esponja.

«SĂ­, las reglas de las series de televisiĂ³n para niños son ahora mucho mĂ¡s estrictas de lo que eran antes. El problema es que los padres actuales ven los dibujos con sus hijos y se ofenden. Por supuesto que podrĂ­a seguir las reglas para ellos, pero ese serĂ­a muy aburrido. Mejor que entiendan que Bob Esponja es fantasĂ­a, que no son personajes humanos reales, y que eso es lo que nos permite jugar con chistes y situaciones mĂ¡s violentas».


En todo caso, este tipo de restricciones narrativas son mĂ¡s fĂ¡ciles de sobrellevar cuando los personajes han sido creados por otros. «SĂ­, es mĂ¡s sencillo porque la personalidad y rasgos del personaje ya estĂ¡n determinados, asĂ­ que no me preocupa si lo que escribo me hace sentir bien o no». Sin embargo, cuando crea sus propios personajes solo hay una opiniĂ³n: la suya.

«Me convierto en Dios. Por lo tanto, puedo hacer lo que quiera con ellos. Primero dibujo bocetos en un papel y compruebo quĂ© sentimientos me generan. Algunos dibujos funcionan porque sencillamente me lo paso bien dibujĂ¡ndolos o porque me resultan divertidos. Aquellos que no acaban de funcionar, normalmente me sugieren ideas o chistes. Todo se reduce a que me parezca gracioso o no en ese momento».

DespuĂ©s de publicar cientos de tiras de Submundo y Side Track City, un Ă¡lbum oscuro fruto de su experimentaciĂ³n con drogas enteĂ³genas –«era una forma de abrir las puertas de la mente, pero ya he abierto tanto esas puertas, que soy capaz de sumergirme en lo extraño sin ayuda de nada»–, Kaz se encuentra preparando lo que podrĂ­a ser una novela grĂ¡fica ambientada en Submundo y protagonizada por algunos de los personajes que lo habitan. «SĂ­, en este momento estoy planeando algo asĂ­. Pero prefiero no comentar mucho sobre ello, no vaya a ser que pierda el interĂ©s». Mientras tanto, siempre quedarĂ¡ Bob Esponja.

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