Kelli Anderson ha creado un libro que, entre otras muchas cosas, incluye en su interior un planetario que se ilumina con la linterna del móvil. Un trabajo imaginativo, de impecable factura, que demuestra que se puede explicar ciencia con unos cuantos papeles bien plegados.
Uno de esos libros es This book is a planetarium, un libro desplegable que incluye herramientas como un altavoz, un espirógrafo, un calendario perpetuo o un instrumento musical que funcionan perfectamente y que tienen una particularidad: estÔn hechos con papel.
«Todos los prototipos fueron diseñados y producidos en mi estudio con un plotter y montados a mano. Sin embargo, los libros se fabrican en masa. Se imprimen y troquelan en mÔquinas, pero se encolan y ensamblan en una larga mesa llena de gente que, por muy rÔpido que trabajen, tienen que presionar con la mano durante diez segundos los puntos de encolado. Por eso, aunque el resultado final responde casi en su totalidad al prototipo inicial, tuvimos que hacer varios cambios para adaptar el diseño a los procesos de producción».
A pesar del innegable trabajo de autor que hay en This book is a planetarium, para sacar adelante un proyecto de estas caracterĆsticas es imprescindible dejar el ego a un lado y saber adaptarse a las necesidades de todos los actores implicados. Por ello, ademĆ”s de hacer esos pequeƱos ajustes en el diseƱo, Anderson confió en su editor para que eligiera el tipo de papel mĆ”s conveniente y que mejor encajaba en el presupuesto disponible.
Ā«Cuando aprendemos fĆsica en la escuela se suele hacer recurriendo a abstracciones y matemĆ”ticas. Conozco muchos adultos que reconocen haber aprendido mĆ”s jugando con el altavoz o la guitarra del libro que en clase. Eso es sencillamente porque, en ocasiones, aprendemos mĆ”s interactuando con algo que leyendo sobre el temaĀ», indica.
Kelli Anderson ha creado un libro que, entre otras muchas cosas, incluye en su interior un planetario que se ilumina con la linterna del móvil. Un trabajo imaginativo, de impecable factura, que demuestra que se puede explicar ciencia con unos cuantos papeles bien plegados.
Uno de esos libros es This book is a planetarium, un libro desplegable que incluye herramientas como un altavoz, un espirógrafo, un calendario perpetuo o un instrumento musical que funcionan perfectamente y que tienen una particularidad: estÔn hechos con papel.
«Todos los prototipos fueron diseñados y producidos en mi estudio con un plotter y montados a mano. Sin embargo, los libros se fabrican en masa. Se imprimen y troquelan en mÔquinas, pero se encolan y ensamblan en una larga mesa llena de gente que, por muy rÔpido que trabajen, tienen que presionar con la mano durante diez segundos los puntos de encolado. Por eso, aunque el resultado final responde casi en su totalidad al prototipo inicial, tuvimos que hacer varios cambios para adaptar el diseño a los procesos de producción».
A pesar del innegable trabajo de autor que hay en This book is a planetarium, para sacar adelante un proyecto de estas caracterĆsticas es imprescindible dejar el ego a un lado y saber adaptarse a las necesidades de todos los actores implicados. Por ello, ademĆ”s de hacer esos pequeƱos ajustes en el diseƱo, Anderson confió en su editor para que eligiera el tipo de papel mĆ”s conveniente y que mejor encajaba en el presupuesto disponible.
Ā«Cuando aprendemos fĆsica en la escuela se suele hacer recurriendo a abstracciones y matemĆ”ticas. Conozco muchos adultos que reconocen haber aprendido mĆ”s jugando con el altavoz o la guitarra del libro que en clase. Eso es sencillamente porque, en ocasiones, aprendemos mĆ”s interactuando con algo que leyendo sobre el temaĀ», indica.
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