15 de marzo 2012    /   BUSINESS
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La bodega solar de Michael Jantzen

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La carrera por la sostenibilidad, aunque lenta, es constante. También lo es en arquitectura, una de las actividades humanas que más impacto causan a la naturaleza. Michael Jantzen, que se mueve a menudo entre lo utópico y lo alcanzable, se pregunta si una bodega situada en medio de un viñedo puede ser autosuficiente en lo relativo a la energía que necesita.

Para acercarse a la obra de Michael Jantzen, hay que hacerlo manteniendo una cierta distancia, valga la contradicción, e incluso algo de escepticismo. La mayor parte de las obras que proyecta se quedan sin construir aunque, según él, están listas para ser edificadas. Sin embargo, son los conceptos tecnológicos que aplica lo más interesante de cara al estudio de sus propuestas.

Antes de que usted se compre, por poner un ejemplo, su Ford Mondeo con conexión a la nube, la marca prueba algunos de los conceptos que aplica en un prototipo como el Evos. De la misma manera, lo que propone Jantzen, se agarra a la teoría con la intención de ver cómo se pone en obra en evoluciones futuras de la manera de edificar. “Mi meta para todo lo que creo está en la innovación extrema”, dice. “En la mayor parte de mi trabajo confluyen el arte, la arquitectura, la tecnología y el diseño sostenible”.

The Solar Vineyard Winery es una instalación pensada para autoabastecerse de energía a través de las onduladas y gigantescas placas fotovoltaicas que coronan la cubierta. “La electricidad procedentes de estas placas produciría energía para toda la bodega e incluso crearía energía sobrante que podría venderse a la red general”, explica. “Quiero demostrar de qué manera se pueden integrar de manera natural lo sistemas de recolección de energías alternativas. En este caso, las placas solares son una parte integral de la estética en el diseño y cuentan con la propiedad de poder producir grandes cantidades de energía durante muchos años”, señala Jantzen.

La ondeante cubierta es capaz de recoger las aguas de lluvia y el edificio está preparado para procesar ese agua y hacerla apta para el riego de los viñedos adyacentes. Además, sirve como refugio para un amplio espacio multifuncional abierto que se eleva sobre los campos. “La parte útil de la bodega se esconde bajo esta estructura e incluye una zona de catas y ventas, una tienda, un café y aseos, etc.”, cuenta el arquitecto.

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La carrera por la sostenibilidad, aunque lenta, es constante. También lo es en arquitectura, una de las actividades humanas que más impacto causan a la naturaleza. Michael Jantzen, que se mueve a menudo entre lo utópico y lo alcanzable, se pregunta si una bodega situada en medio de un viñedo puede ser autosuficiente en lo relativo a la energía que necesita.

Para acercarse a la obra de Michael Jantzen, hay que hacerlo manteniendo una cierta distancia, valga la contradicción, e incluso algo de escepticismo. La mayor parte de las obras que proyecta se quedan sin construir aunque, según él, están listas para ser edificadas. Sin embargo, son los conceptos tecnológicos que aplica lo más interesante de cara al estudio de sus propuestas.

Antes de que usted se compre, por poner un ejemplo, su Ford Mondeo con conexión a la nube, la marca prueba algunos de los conceptos que aplica en un prototipo como el Evos. De la misma manera, lo que propone Jantzen, se agarra a la teoría con la intención de ver cómo se pone en obra en evoluciones futuras de la manera de edificar. “Mi meta para todo lo que creo está en la innovación extrema”, dice. “En la mayor parte de mi trabajo confluyen el arte, la arquitectura, la tecnología y el diseño sostenible”.

The Solar Vineyard Winery es una instalación pensada para autoabastecerse de energía a través de las onduladas y gigantescas placas fotovoltaicas que coronan la cubierta. “La electricidad procedentes de estas placas produciría energía para toda la bodega e incluso crearía energía sobrante que podría venderse a la red general”, explica. “Quiero demostrar de qué manera se pueden integrar de manera natural lo sistemas de recolección de energías alternativas. En este caso, las placas solares son una parte integral de la estética en el diseño y cuentan con la propiedad de poder producir grandes cantidades de energía durante muchos años”, señala Jantzen.

La ondeante cubierta es capaz de recoger las aguas de lluvia y el edificio está preparado para procesar ese agua y hacerla apta para el riego de los viñedos adyacentes. Además, sirve como refugio para un amplio espacio multifuncional abierto que se eleva sobre los campos. “La parte útil de la bodega se esconde bajo esta estructura e incluye una zona de catas y ventas, una tienda, un café y aseos, etc.”, cuenta el arquitecto.

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Opiniones 6
  • Thanks for the post, nicely written. Yes you are right most of my work unfortunately is unbuilt. Although I can certainly stand behind the process of how all of my projects can be built. Presenting primarily unbuilt work is not my choice, I certainly would welcome clients for any of my projects, but where are they?
    Meanwhile, I think it is better to propose possible eco-friendly designs then to sit back and do nothing, don’t you?

  • Hi there,

    It’s great to see professionals going beyond what is commonly done. These kind of purposes, despite nol built (yet), can be like a lighthouse, a guide of what can be done, inspiring other projects in the future.

    Just a brif comment: I guess taht the green surface painted beneath the building is not grass, a hight water consuming soil cover… and, if so, that it would be watered by the water colledted by the building itself. 🙂

    regards,

    Eva

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