
Una cruzada contra el mal gusto. Marco Latendencci está obsesionado con la fealdad. Porque hay mucha. Y, a veces, es muy, muy profunda. El estilista está en estas pero, para cumplir su misión, primero tiene que darse a conocer. No sabía cómo. Las listas de resultados de búsquedas de estilismo en Internet despliegan páginas y páginas. ¿Qué podía hacer para estar en un buen puesto? ¿Un blog?
Claudio Salvador, el estilista que hay detrás de Marco Latendencci, estaba perdido. Llegó a Molaría, cuando aún era solo Claudio, y dijo que tenía claro su objetivo de erradicar el mal gusto pero no sabía cómo contarlo.
Un blog, como proponía, no era suficiente. El personaje y su afán tenían recorrido de sobra como para crear una marca sólida y atractiva.
“Nos pidió un blog que, en principio debía llamarse como él, y nos dio total libertad para el diseño. Podíamos hacerle un logo también, si queríamos, para la cabecera. Googleamos ‘estilistas españa’, dispuestos a pasar un rato gris y no nos llevamos ninguna sorpresa”, cuenta María Rufilanchas, directora creativa de Molaría. “Para sorpresas, la que se llevó él cuando empezamos a presentarle Marco Latendencci. Y la nuestra al ver su emoción, que iba creciendo con cada pieza”.





Una cruzada contra el mal gusto. Marco Latendencci está obsesionado con la fealdad. Porque hay mucha. Y, a veces, es muy, muy profunda. El estilista está en estas pero, para cumplir su misión, primero tiene que darse a conocer. No sabía cómo. Las listas de resultados de búsquedas de estilismo en Internet despliegan páginas y páginas. ¿Qué podía hacer para estar en un buen puesto? ¿Un blog?
Claudio Salvador, el estilista que hay detrás de Marco Latendencci, estaba perdido. Llegó a Molaría, cuando aún era solo Claudio, y dijo que tenía claro su objetivo de erradicar el mal gusto pero no sabía cómo contarlo.
Un blog, como proponía, no era suficiente. El personaje y su afán tenían recorrido de sobra como para crear una marca sólida y atractiva.
“Nos pidió un blog que, en principio debía llamarse como él, y nos dio total libertad para el diseño. Podíamos hacerle un logo también, si queríamos, para la cabecera. Googleamos ‘estilistas españa’, dispuestos a pasar un rato gris y no nos llevamos ninguna sorpresa”, cuenta María Rufilanchas, directora creativa de Molaría. “Para sorpresas, la que se llevó él cuando empezamos a presentarle Marco Latendencci. Y la nuestra al ver su emoción, que iba creciendo con cada pieza”.




¿Y dónde está escrito que el buen gusto radique en el empleo de un lenguaje italiano de ligón romano en Salou?
Grandes frases (pero en una jerga de ligón italiano en playa española, y eso es de mal gusto, como el ligón italiano 😉
El gusto es algo subjetivo ¿no? 😉
El gusto, objetivamente, se divide en dos: buen gusto y mal gusto.
Sí. ¿A voialtri os gusti una ragazza ligona y buonissima?
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