La banda Top of the Class āun proyecto rockero-divulgativo, rockero-didĆ”ctico o como quieran ustedes llamarloā desgranó en poco mĆ”s de una hora una narrativa que ilustró de manera prĆ”ctica la evolución del rock desde sus orĆgenes hasta los aƱos en los que vivimos.
Ocurrió en el pasado festival para familias Malakids y, como contó y cantó Javier Maresca, voz y guitarra de la banda, todo comenzó con las mĆŗsicas populares que escuchaban tanto blancos como negros a mediados del siglo XX. Ā«Por un ladoĀ», contó Maresca, Ā«los negros contaban las penurias que experimentaban ellos y sus antepasados en los campos de algodón, cuando se les obligaba a ser esclavos. A eso lo llamaron blues. Por su parte, los blancos trabajaban en el campo hasta que llegaba algĆŗn momento en el fin de semana en el que se reunĆan a darle algo de alegrĆa al cuerpo. A esas canciones, que contaban esa vida en el campo, las llamaron countryĀ».Ā A partir de ahĆ, en la evolución y mezcla de esos sonidos que fueron la madre y el padre de todo, surgieron las distintas variantes del rock.
El concierto de Top of The Class fue una celebración de estas ideas, una juerga compartida entre padres, madres, hijos e hijas. AsĆ que con esa actitud āy con la lección aprendida de casa, donde se selecciona el mejor material para ponerlo en el equipo de mĆŗsicaā se presentó un servidor: con dos hijas conĀ camisetas de Nirvana y Ramones respectivamente. Las cosas son asĆ: la de mayor edad es mĆ”s del punk y del harcore melódico, y la menor es tan menor que alucina con las baterĆas de Dave Grohl en el Nevermind del grupo de Seattle.
Del blues y el country se pasó al rock n’ roll de Johnny B. Goode, al imperial Satisfaction de The Rolling Stones, a Come Together de The Beatles, al apabullante My Generation de The Who o al Sweet Home Alabama de Lynyrd Skynyrd. Los hits venĆan precedidos de una explicación visual y sonora acerca de cómo se saltó de un estilo a otro. Una manera muy grĆ”fica de apreciar aƱos de avances sonoros en unos pocos minutos.
Top of the Class lo apuntó con sus primeros acordes y el imponente ritmo marcado por la baterĆa de JesĆŗs Alonso. Ā«We Will Rock YouĀ». Ni una sola reclamación. Mostraron el camino de la Ćŗnica fe verdadera que existe, la del rock, y no hubo ni un solo rostro descontento. Long live rock n’ roll!
La banda Top of the Class āun proyecto rockero-divulgativo, rockero-didĆ”ctico o como quieran ustedes llamarloā desgranó en poco mĆ”s de una hora una narrativa que ilustró de manera prĆ”ctica la evolución del rock desde sus orĆgenes hasta los aƱos en los que vivimos.
Ocurrió en el pasado festival para familias Malakids y, como contó y cantó Javier Maresca, voz y guitarra de la banda, todo comenzó con las mĆŗsicas populares que escuchaban tanto blancos como negros a mediados del siglo XX. Ā«Por un ladoĀ», contó Maresca, Ā«los negros contaban las penurias que experimentaban ellos y sus antepasados en los campos de algodón, cuando se les obligaba a ser esclavos. A eso lo llamaron blues. Por su parte, los blancos trabajaban en el campo hasta que llegaba algĆŗn momento en el fin de semana en el que se reunĆan a darle algo de alegrĆa al cuerpo. A esas canciones, que contaban esa vida en el campo, las llamaron countryĀ».Ā A partir de ahĆ, en la evolución y mezcla de esos sonidos que fueron la madre y el padre de todo, surgieron las distintas variantes del rock.
El concierto de Top of The Class fue una celebración de estas ideas, una juerga compartida entre padres, madres, hijos e hijas. AsĆ que con esa actitud āy con la lección aprendida de casa, donde se selecciona el mejor material para ponerlo en el equipo de mĆŗsicaā se presentó un servidor: con dos hijas conĀ camisetas de Nirvana y Ramones respectivamente. Las cosas son asĆ: la de mayor edad es mĆ”s del punk y del harcore melódico, y la menor es tan menor que alucina con las baterĆas de Dave Grohl en el Nevermind del grupo de Seattle.
Del blues y el country se pasó al rock n’ roll de Johnny B. Goode, al imperial Satisfaction de The Rolling Stones, a Come Together de The Beatles, al apabullante My Generation de The Who o al Sweet Home Alabama de Lynyrd Skynyrd. Los hits venĆan precedidos de una explicación visual y sonora acerca de cómo se saltó de un estilo a otro. Una manera muy grĆ”fica de apreciar aƱos de avances sonoros en unos pocos minutos.
Top of the Class lo apuntó con sus primeros acordes y el imponente ritmo marcado por la baterĆa de JesĆŗs Alonso. Ā«We Will Rock YouĀ». Ni una sola reclamación. Mostraron el camino de la Ćŗnica fe verdadera que existe, la del rock, y no hubo ni un solo rostro descontento. Long live rock n’ roll!
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