12 de febrero 2013    /   BUSINESS
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La experiencia kafkiana de abrir un comercio en EspaƱa

12 de febrero 2013    /   BUSINESS     por          
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Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Una gran ciudad no se entiende sin su comercio independiente. Es la garantĆ­a de que no acabarĆ” siendo un lugar poblado exclusivamente por Starbucks y McDonald’s. Competir y convivir con los grandes es posible si uno emplea creatividad y mucho trabajo. Pero en EspaƱa no lo estĆ”n poniendo nada fĆ”cil.

Cuando Sheldon Adelson pasea por Madrid, una comitiva lo acompaƱa en todo momento y atiende sus necesidades. Dejando de lado si el proyecto es idóneo o no, el mensaje que intentan transmitir es: ā€œMadrid is Open for Businessā€. En otras palabras: “seƱor emprendedor, te lo vamos a poner fĆ”cil”. Contrastemos este mensaje con lo que cada dĆ­a se encuentran centenares de personas que se juegan sus ahorros para abrir tiendas, restaurantes, cafĆ©s y teatros en la ciudad. Hemos hablado con algunos de ellos y las mismas quejas se repiten una y otra vez.

ClÔusulas restrictivas, licencias que tardan meses en tramitarse, funcionarios sin formación y desganados, información sin contrastar, indefensión jurídica y, en algunos casos mÔs extremos, incluso algún intento de corrupción a cambio de agilizar las cosas. Este colectivo no pide la alfombra roja. Solo quiere sacar adelante proyectos sin tener que enfrentarse a una lucha titÔnica con la burocracia.

“Cuando empiezas a informarte en el Ayuntamiento o en asociaciones de emprendedores, todo son buenas palabras. Pero eso dura muy poco. Abrimos el 1 de junio y todavĆ­a estamos esperando a que nos den la licencia de obra a pesar de haber pagado 9.000 euros. Antes de que estornudes ya te estĆ”n pidiendo pasta. Luego viene el tĆ­pico control policial y todo son malas caras y malas formas. Tienes que explicar que la pelota estĆ” en el tejado del Ayuntamiento pero pasas un mal tragoā€, explica ĆĆ±igo Reyna, un treintaƱero que decidió dejar su trabajo en una agencia de publicidad para montar Yoy, una tienda de yogur helado en la plaza de Chueca.

ā€œA veces te da la sensación de que te estĆ”n perdonando la vida. Nuestro establecimiento estĆ” al final de la calle Barbieri. Como nuestro local da 10 centĆ­metros a la plaza de Chueca nos han impedido tener terraza y nos han restringido el tipo de productos que podemos vender. Son mĆ”s papistas que el Papa. Ahora bien, a la hora de cobrarte, te dan entre 15 y 20 dĆ­as. Si no lo pagas a tiempo, te ponen un recargo de 35%. Mientras, yo estoy esperando la devolución de 14.000 euros que con suerte llegarĆ”n en septiembreā€, se queja Reyna.

Aboga por seguir luchando pero dice sentirse absolutamente defraudado por las Administraciones. ā€œLa gente que monta negocio se convierte en mero objeto de promoción para los polĆ­ticos. En los primeros aƱos, en los que mĆ”s necesitas facilidades, es cuando mĆ”s te cargan de costesā€.
Mucha gente no aguanta y tira la toalla. ā€œAhora, en la plaza Chueca acaban de cerrar cinco locales. Se estĆ”n traspasando principalmente por las multas. Yo entiendo que hay temas de ruidos pero hay un punto medio (al que no se llega) y acaba en un sistema totalmente recaudatorioā€.

En el caso de TĆ”mara MarquĆ©s, cofundadora de La bicicleta café (abierto el pasado diciembre en el barrio de MalasaƱa de Madrid), uno de los principales problemas que se ha encontrado es la falta de coordinación a la hora de hacer la documentación. ā€œVas a una dependencia y te dicen una cosa. Vas a otra y te dicen lo contrario. Te acaban mareando. Ni siquiera ellos son capaces de informarte de la dependencia que necesitas. Para el parking de bicis que solicitĆ© tuve que ir a tres sitios distintosā€.

ā€œHace un aƱo, el Ayuntamiento creó las Eclus, entidades que hacen de intermediarias entre el cliente y el consistorio. Se supone que agilizan las cosas pero luego vas y tardan tres meses en darte una respuestaā€, aƱade.Ā ā€œNo buscamos ayudas económicas. El problema es que cuando quieres hacer cosas de forma legal, tĆŗ cumples tu parte del trato pero las administraciones no lo estĆ”n haciendoā€.

ā€œEs frustrante. El dinero se va. Somos gente joven que tiramos de nuestros pequeƱos ahorros, familia y amigos. Pedimos dinero prestado. El tiempo de retraso se paga y sale caro. Alquilas el local y, si tienes suerte, el dueƱo te concede un periodo de carencia que te permite amortizar el primer mes que empleas en hacer el papeleo. Pero en dos meses aĆŗn sigues sin las licencias necesarias y ya empiezas a pagar alquiler. Todo el tiempo que no puedes empezar con tu actividad es dinero que estĆ”s perdiendoā€.

Para MarquĆ©s, uno de los principales problemas es cultural. ā€œSeguimos siendo muy individualistas en vez de tener mentalidad de grupo. Cada dependencia se preocupa de lo suyo. La persona con quien hablas no tiene visión globalā€.

ā€œCuando vienen a inspeccionar tu local muchos no vienen a ayudar sino a pillarte”, comenta. “Tuvimos suerte en ese sentido pero los mismos inspectores admitieron que hay muchos tĆ©cnicos que van a recaudar en vez de facilitar el futuro funcionamiento del negocio”.
1rotulacion
Este problema no es exclusivo de Madrid. En Barcelona, Gabriele Merolli, cofundador del espacio Anaglifos Art Factory, también se encontró con una situación similar.

ā€œYo he tramitado dos licencias de obra muy sencillas para una galerĆ­a de arte y escuela. Cuando fui al Ayuntamiento, una chica miró un software y unos parĆ”metros y me dio el ok. Me estampó un papel que era un simulación de licencia. Con ese papel contratĆ© las empresas e hice los trabajos de reestructuración. A punto de terminar los trabajos volvĆ­ al Ayuntamiento y me informaron de que esos parĆ”metros estaban equivocados. La respuesta que me dieron fue: No puedo hacer nada. El software me dice que noā€.

ā€œDespuĆ©s de enseƱar los dientes y tener que amenazar con pedir su nombre, alguien inteligente logró enviarme a otro departamento. AllĆ­ ni siquiera los tĆ©cnicos del departamento me podĆ­an decir si era vĆ”lida. Tuve que seguir con todo bajo el riesgo de que llegue un seƱor un dĆ­a y cierre el local por motivos burocrĆ”ticosā€.

ā€œLuego llegan las tasas. Tienes que pagar un 3% de la obra. Un 4% de la instalación. Tasas de los muebles. Cuando metes extintores y luces de seguridad, en vez de revisar tu plan, te dicen que lo hagas a ojo. Parece que acudes a una mĆ”quina de facturar en vez de intentar garantizar que las cosas estĆ”n bien hechasā€.

Merolli ve muchas deficiencias comparado con su experiencia en Holanda, donde vivió durante cinco aƱos antes de recaer en Barcelona. ā€œNo digo que sea perfecta, pero creo que su base jurĆ­dica, basada en el derecho comĆŗn, estĆ” mĆ”s orientada a solucionar problemas aplicando el sentido comĆŗn. A diferencia de Italia y EspaƱa, estĆ”n mĆ”s orientados a ser prĆ”cticos. Una vez encontrĆ© una tarjeta de crĆ©dito en el suelo. Fui a la policĆ­a y me dijeron que en ese momento no me podĆ­an atender. Me preguntaron mi dirección y esa tarde se pasaron por mi casa para solucionar el problema. En la oficina de Hacienda hay un mediador que toma decisiones en primera persona. Se ahorran mucha burocracia de esta formaā€.

Ɠscar Alcon, un arquitecto reconvertido en dueƱo de una tienda de bicicletas en BĆ©tera (Valencia), contaba con ventaja. ā€œTuve un estudio mĆ”s de 15 aƱos y me conozco muy bien la legislación, pero me encontrĆ© con problemas inesperados. Me obligaron a hacer un baƱo para mis empleados equipado para minusvĆ”lidos. Hay que aclarar una cosa. No tenemos baƱo para los clientes. Esto es solo en el caso de que contratase a alguien con discapacidad. Pero por la naturaleza de la tienda esto es imposible porque tenemos que estar cargando bicis en todo momento. Los tĆ©cnicos son muy cuadrados en este sentidoā€.

Alcon es consciente de que al tratarse de una tienda de cara al pĆŗblico tienen que existir unos mĆ­nimos pero se encontró con muchas duplicidades. ā€œEstĆ”s constantemente haciendo cosas por duplicado. Desde la iluminación al aislamiento tĆ©rmico. Distintas funciones pasan por disintos tĆ©cnicos. Antes de hacer nada tienes que gastarte una fortuna. Por suerte tengo ganas pero hay veces que te apetece mandarlo al gareteā€.

BUROCRACIA KAFKIANA

ā€œNunca olvidarĆ© la odisea que tuve que pasar para conseguir unas simples hojas de reclamacionesā€, explica Jaime BartolomĆ©, cofundador de la escuela de teatro Bululu 2120 en Madrid.

ā€œTodo empezó en la junta de distrito. La mĆ­a es la del Matadero. Me informaron que allĆ­ no me podĆ­an ayudar y que tenĆ­a que desplazarme a una concejalĆ­a en el plantĆ­o que estĆ” en la carretera de La CoruƱa. Cuando lleguĆ© allĆ­ me encuentro un edificio semidesierto y un guardia de seguridad que sonrĆ­e. ā€˜ĀæVienes a por las hojas de reclamación?’. Le dije que sĆ­ y me informó que allĆ­ no era. Que era en otro lugar. Por suerte tengo coche pero imagĆ­nate si hubiera venido en transporte pĆŗblico. Cuando conseguĆ­ llegar al lugar no estaba el funcionario ni tampoco el bedel. Me sentĆ­ como en las doce pruebas de Asterix. Y esto simplemente para conseguir unos sencillos papeles que podrĆ­a imprimir fĆ”cilmente en mi casaā€.

En temas de licencias, la lentitud ha sido similar al resto de entrevistados. ā€œTodavĆ­a estamos enfrentados al proceso de solicitud de licencia de obra. Una vez que estĆ” tramitada te dicen que prosigas con tu actividad, pero estĆ”s en un vacĆ­o legal que te deja completamente indefenso en el caso de que te toque un policĆ­a municipal cabreadoā€.

La corrupción tambiĆ©n ha asomado la cabeza en gestiones pasadas. ā€œEn mi oficina anterior, reasfaltaron la calle y no nos concedĆ­an la licencia porque faltaban dos centĆ­metros de altura en las puertas. Cuando llegó un tĆ©cnico municipal nos lo dejó bien clarito: ‘PodĆ©isĀ enfrentaosĀ a meses de trĆ”mites o podemos solucionarlo en el bar de enfrente’. Preferimos esperarā€.
BartolomĆ© aboga por digitalizar la Administración como posible solución a estos problemas. “Tenemos una Administración 1.0. No tenemos ningĆŗn recurso para dejar claro que el sistema funciona como el culo.Ā No tiene sentido que sigamos paseando con papelitos en la era de internetā€.

Por ahora estos negocios han logrado salir adelante. Muchos que no estÔn aquí se han quedado por el camino. Pero cunde la sensación de que lo han conseguido a pesar de las Administraciones cuando debería ser todo lo contrario. Las ciudades y sus habitantes son los mÔs perjudicados. Se hace difícil generar nuevo empleo y prosperan los grandes negocios que cuentan con medios y contactos para agilizar sus problemas administrativos en detrimento de los pequeños.

ā€œCuando ves estas historias piensas en Eurovegas, sin entrar en el tema ideológico y moral. Es muy escandaloso ver cómo la Administración nos ignora cuando su verdadero cometido es ayudar al pez pequeƱo. Llega el pez grande y el Ayuntamiento dice que no se preocupe porque se lo da todo. La licencia para vender, para fumar donde quieran. Llego yo con mi pequeƱo teatro y estĆ”n buscando en quĆ© sancionarme. Pero no nos rendimos. Seguiremos luchandoā€, concluye BartolomĆ©.

Foto de Tamorlan bajo lic. CC., Foto interior: La bicicleta cafƩ.

”Yorokobu gratis en formato digital!

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Una gran ciudad no se entiende sin su comercio independiente. Es la garantĆ­a de que no acabarĆ” siendo un lugar poblado exclusivamente por Starbucks y McDonald’s. Competir y convivir con los grandes es posible si uno emplea creatividad y mucho trabajo. Pero en EspaƱa no lo estĆ”n poniendo nada fĆ”cil.

Cuando Sheldon Adelson pasea por Madrid, una comitiva lo acompaƱa en todo momento y atiende sus necesidades. Dejando de lado si el proyecto es idóneo o no, el mensaje que intentan transmitir es: ā€œMadrid is Open for Businessā€. En otras palabras: “seƱor emprendedor, te lo vamos a poner fĆ”cil”. Contrastemos este mensaje con lo que cada dĆ­a se encuentran centenares de personas que se juegan sus ahorros para abrir tiendas, restaurantes, cafĆ©s y teatros en la ciudad. Hemos hablado con algunos de ellos y las mismas quejas se repiten una y otra vez.

ClÔusulas restrictivas, licencias que tardan meses en tramitarse, funcionarios sin formación y desganados, información sin contrastar, indefensión jurídica y, en algunos casos mÔs extremos, incluso algún intento de corrupción a cambio de agilizar las cosas. Este colectivo no pide la alfombra roja. Solo quiere sacar adelante proyectos sin tener que enfrentarse a una lucha titÔnica con la burocracia.

“Cuando empiezas a informarte en el Ayuntamiento o en asociaciones de emprendedores, todo son buenas palabras. Pero eso dura muy poco. Abrimos el 1 de junio y todavĆ­a estamos esperando a que nos den la licencia de obra a pesar de haber pagado 9.000 euros. Antes de que estornudes ya te estĆ”n pidiendo pasta. Luego viene el tĆ­pico control policial y todo son malas caras y malas formas. Tienes que explicar que la pelota estĆ” en el tejado del Ayuntamiento pero pasas un mal tragoā€, explica ĆĆ±igo Reyna, un treintaƱero que decidió dejar su trabajo en una agencia de publicidad para montar Yoy, una tienda de yogur helado en la plaza de Chueca.

ā€œA veces te da la sensación de que te estĆ”n perdonando la vida. Nuestro establecimiento estĆ” al final de la calle Barbieri. Como nuestro local da 10 centĆ­metros a la plaza de Chueca nos han impedido tener terraza y nos han restringido el tipo de productos que podemos vender. Son mĆ”s papistas que el Papa. Ahora bien, a la hora de cobrarte, te dan entre 15 y 20 dĆ­as. Si no lo pagas a tiempo, te ponen un recargo de 35%. Mientras, yo estoy esperando la devolución de 14.000 euros que con suerte llegarĆ”n en septiembreā€, se queja Reyna.

Aboga por seguir luchando pero dice sentirse absolutamente defraudado por las Administraciones. ā€œLa gente que monta negocio se convierte en mero objeto de promoción para los polĆ­ticos. En los primeros aƱos, en los que mĆ”s necesitas facilidades, es cuando mĆ”s te cargan de costesā€.
Mucha gente no aguanta y tira la toalla. ā€œAhora, en la plaza Chueca acaban de cerrar cinco locales. Se estĆ”n traspasando principalmente por las multas. Yo entiendo que hay temas de ruidos pero hay un punto medio (al que no se llega) y acaba en un sistema totalmente recaudatorioā€.

En el caso de TĆ”mara MarquĆ©s, cofundadora de La bicicleta café (abierto el pasado diciembre en el barrio de MalasaƱa de Madrid), uno de los principales problemas que se ha encontrado es la falta de coordinación a la hora de hacer la documentación. ā€œVas a una dependencia y te dicen una cosa. Vas a otra y te dicen lo contrario. Te acaban mareando. Ni siquiera ellos son capaces de informarte de la dependencia que necesitas. Para el parking de bicis que solicitĆ© tuve que ir a tres sitios distintosā€.

ā€œHace un aƱo, el Ayuntamiento creó las Eclus, entidades que hacen de intermediarias entre el cliente y el consistorio. Se supone que agilizan las cosas pero luego vas y tardan tres meses en darte una respuestaā€, aƱade.Ā ā€œNo buscamos ayudas económicas. El problema es que cuando quieres hacer cosas de forma legal, tĆŗ cumples tu parte del trato pero las administraciones no lo estĆ”n haciendoā€.

ā€œEs frustrante. El dinero se va. Somos gente joven que tiramos de nuestros pequeƱos ahorros, familia y amigos. Pedimos dinero prestado. El tiempo de retraso se paga y sale caro. Alquilas el local y, si tienes suerte, el dueƱo te concede un periodo de carencia que te permite amortizar el primer mes que empleas en hacer el papeleo. Pero en dos meses aĆŗn sigues sin las licencias necesarias y ya empiezas a pagar alquiler. Todo el tiempo que no puedes empezar con tu actividad es dinero que estĆ”s perdiendoā€.

Para MarquĆ©s, uno de los principales problemas es cultural. ā€œSeguimos siendo muy individualistas en vez de tener mentalidad de grupo. Cada dependencia se preocupa de lo suyo. La persona con quien hablas no tiene visión globalā€.

ā€œCuando vienen a inspeccionar tu local muchos no vienen a ayudar sino a pillarte”, comenta. “Tuvimos suerte en ese sentido pero los mismos inspectores admitieron que hay muchos tĆ©cnicos que van a recaudar en vez de facilitar el futuro funcionamiento del negocio”.
1rotulacion
Este problema no es exclusivo de Madrid. En Barcelona, Gabriele Merolli, cofundador del espacio Anaglifos Art Factory, también se encontró con una situación similar.

ā€œYo he tramitado dos licencias de obra muy sencillas para una galerĆ­a de arte y escuela. Cuando fui al Ayuntamiento, una chica miró un software y unos parĆ”metros y me dio el ok. Me estampó un papel que era un simulación de licencia. Con ese papel contratĆ© las empresas e hice los trabajos de reestructuración. A punto de terminar los trabajos volvĆ­ al Ayuntamiento y me informaron de que esos parĆ”metros estaban equivocados. La respuesta que me dieron fue: No puedo hacer nada. El software me dice que noā€.

ā€œDespuĆ©s de enseƱar los dientes y tener que amenazar con pedir su nombre, alguien inteligente logró enviarme a otro departamento. AllĆ­ ni siquiera los tĆ©cnicos del departamento me podĆ­an decir si era vĆ”lida. Tuve que seguir con todo bajo el riesgo de que llegue un seƱor un dĆ­a y cierre el local por motivos burocrĆ”ticosā€.

ā€œLuego llegan las tasas. Tienes que pagar un 3% de la obra. Un 4% de la instalación. Tasas de los muebles. Cuando metes extintores y luces de seguridad, en vez de revisar tu plan, te dicen que lo hagas a ojo. Parece que acudes a una mĆ”quina de facturar en vez de intentar garantizar que las cosas estĆ”n bien hechasā€.

Merolli ve muchas deficiencias comparado con su experiencia en Holanda, donde vivió durante cinco aƱos antes de recaer en Barcelona. ā€œNo digo que sea perfecta, pero creo que su base jurĆ­dica, basada en el derecho comĆŗn, estĆ” mĆ”s orientada a solucionar problemas aplicando el sentido comĆŗn. A diferencia de Italia y EspaƱa, estĆ”n mĆ”s orientados a ser prĆ”cticos. Una vez encontrĆ© una tarjeta de crĆ©dito en el suelo. Fui a la policĆ­a y me dijeron que en ese momento no me podĆ­an atender. Me preguntaron mi dirección y esa tarde se pasaron por mi casa para solucionar el problema. En la oficina de Hacienda hay un mediador que toma decisiones en primera persona. Se ahorran mucha burocracia de esta formaā€.

Ɠscar Alcon, un arquitecto reconvertido en dueƱo de una tienda de bicicletas en BĆ©tera (Valencia), contaba con ventaja. ā€œTuve un estudio mĆ”s de 15 aƱos y me conozco muy bien la legislación, pero me encontrĆ© con problemas inesperados. Me obligaron a hacer un baƱo para mis empleados equipado para minusvĆ”lidos. Hay que aclarar una cosa. No tenemos baƱo para los clientes. Esto es solo en el caso de que contratase a alguien con discapacidad. Pero por la naturaleza de la tienda esto es imposible porque tenemos que estar cargando bicis en todo momento. Los tĆ©cnicos son muy cuadrados en este sentidoā€.

Alcon es consciente de que al tratarse de una tienda de cara al pĆŗblico tienen que existir unos mĆ­nimos pero se encontró con muchas duplicidades. ā€œEstĆ”s constantemente haciendo cosas por duplicado. Desde la iluminación al aislamiento tĆ©rmico. Distintas funciones pasan por disintos tĆ©cnicos. Antes de hacer nada tienes que gastarte una fortuna. Por suerte tengo ganas pero hay veces que te apetece mandarlo al gareteā€.

BUROCRACIA KAFKIANA

ā€œNunca olvidarĆ© la odisea que tuve que pasar para conseguir unas simples hojas de reclamacionesā€, explica Jaime BartolomĆ©, cofundador de la escuela de teatro Bululu 2120 en Madrid.

ā€œTodo empezó en la junta de distrito. La mĆ­a es la del Matadero. Me informaron que allĆ­ no me podĆ­an ayudar y que tenĆ­a que desplazarme a una concejalĆ­a en el plantĆ­o que estĆ” en la carretera de La CoruƱa. Cuando lleguĆ© allĆ­ me encuentro un edificio semidesierto y un guardia de seguridad que sonrĆ­e. ā€˜ĀæVienes a por las hojas de reclamación?’. Le dije que sĆ­ y me informó que allĆ­ no era. Que era en otro lugar. Por suerte tengo coche pero imagĆ­nate si hubiera venido en transporte pĆŗblico. Cuando conseguĆ­ llegar al lugar no estaba el funcionario ni tampoco el bedel. Me sentĆ­ como en las doce pruebas de Asterix. Y esto simplemente para conseguir unos sencillos papeles que podrĆ­a imprimir fĆ”cilmente en mi casaā€.

En temas de licencias, la lentitud ha sido similar al resto de entrevistados. ā€œTodavĆ­a estamos enfrentados al proceso de solicitud de licencia de obra. Una vez que estĆ” tramitada te dicen que prosigas con tu actividad, pero estĆ”s en un vacĆ­o legal que te deja completamente indefenso en el caso de que te toque un policĆ­a municipal cabreadoā€.

La corrupción tambiĆ©n ha asomado la cabeza en gestiones pasadas. ā€œEn mi oficina anterior, reasfaltaron la calle y no nos concedĆ­an la licencia porque faltaban dos centĆ­metros de altura en las puertas. Cuando llegó un tĆ©cnico municipal nos lo dejó bien clarito: ‘PodĆ©isĀ enfrentaosĀ a meses de trĆ”mites o podemos solucionarlo en el bar de enfrente’. Preferimos esperarā€.
BartolomĆ© aboga por digitalizar la Administración como posible solución a estos problemas. “Tenemos una Administración 1.0. No tenemos ningĆŗn recurso para dejar claro que el sistema funciona como el culo.Ā No tiene sentido que sigamos paseando con papelitos en la era de internetā€.

Por ahora estos negocios han logrado salir adelante. Muchos que no estÔn aquí se han quedado por el camino. Pero cunde la sensación de que lo han conseguido a pesar de las Administraciones cuando debería ser todo lo contrario. Las ciudades y sus habitantes son los mÔs perjudicados. Se hace difícil generar nuevo empleo y prosperan los grandes negocios que cuentan con medios y contactos para agilizar sus problemas administrativos en detrimento de los pequeños.

ā€œCuando ves estas historias piensas en Eurovegas, sin entrar en el tema ideológico y moral. Es muy escandaloso ver cómo la Administración nos ignora cuando su verdadero cometido es ayudar al pez pequeƱo. Llega el pez grande y el Ayuntamiento dice que no se preocupe porque se lo da todo. La licencia para vender, para fumar donde quieran. Llego yo con mi pequeƱo teatro y estĆ”n buscando en quĆ© sancionarme. Pero no nos rendimos. Seguiremos luchandoā€, concluye BartolomĆ©.

Foto de Tamorlan bajo lic. CC., Foto interior: La bicicleta cafƩ.

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Opiniones 20
  • Efectivamente y por desgracia esto funciona asĆ­. Este pais esta corrupto por todos y en todos los sentidos.
    No hay espíritu de comunidad, de ayudar, como comentÔis la administración no cumple el papel de solucionar nada ni ayudar a nadie. Sólo se dedican a pedir su sobre en A o en B y andando mañana no me acuerdo

  • Estoy de cuerdo en lo que se expone, pero debo decir que por fortuna todas las comunidades no son iguales. Soy Ingeniero Industrial y realizo proyectos para licencias de actividad y de apertura en otras comunidades y debo decir que el Pais Vasco es bastante diferente al resto que conozco. Tambien realizo trabajos en Castilla y León y resulta lamentable el tema de las tramitaciones, llevo con un asunto 6 aƱos pero no van a conseguir que me eche atrĆ”s.

  • La Administración es un desastre.
    Soy proveedor del sector de la hostelerĆ­a y me quedo maravillado de como juegan con las ilusiones y los ahorros de personas que tan solo quieren buscarse la vida.
    A pesar de todo luchan y sacan su proyecto adelante, pero desde luego no es gracias a una clase polƭtica que vive e espaldas al desarrollo y sin hacer nada por facilitar la vida de los ciudadanos. En la era de internet te siguen pidiendo un documento sellado cuando en sus registros lo tienen mƔs que documentado.
    Muy mal šŸ™

  • Yo trabajo en una tiendecita de cafĆ© de Madrid, lleva vendiendo paquetes de cafĆ© 30 aƱos. QuerĆ­amos poner una maquinita de cafĆ© para vender cafĆ©s para tomar, ahĆ­ en la barrita, porque lo piden todos los clientes pero nos lo han impedido porque no tenemos licencia de cafeterĆ­a, sino de tienda de alimentación. CuĆ”ndo queremos obtener la licencia de cafeterĆ­a: aseo para caballeros, seƱoras y minusvĆ”lidos.. en una tienda de 25m2!!
    Pero la pastelerƭa de enfrente si puede dar cafƩs sin tener aseos, porque sƭ se permite que una pastelerƭa tenga barra de degustaciƭon de cafƩs, pero una tienda de cafƩ no. IMPRESIONANTE,

  • Mmmh… A mĆ­ me sabe mal decirlo, pero cuando abrimos nuestra tienda hace mĆ”s de dos aƱos todo fueron facilidades por parte de los burócratas. ƍbamos con muchĆ­simo miedo al tema papeleo, pero en el ayuntamiento, en Hacienda, etc. todo el mundo se esforzó por ponernos las cosas fĆ”ciles. Bueno, en la tesorerĆ­a de la Seguridad Social sĆ­ son un poco chungos. Eso, que querĆ­a que esto quedase dicho tambiĆ©n.

      • Y aĆŗn dirĆ© mĆ”s: vino una inspección de Hacienda y fue lo mejor que nos pudo pasar. Nos indicaron un montón de conceptos que no nos estĆ”bamos desgravando y al final nos devolvieron varios miles de euros. Ā”El mundo al revĆ©s! (ĀæO serĆ” al derecho?)

  • Yo soy de Jerez de l Frontera, y actualmente vivo en San Francisco.
    Solo voy a contar un detalle, para que veais la diferencia. AquĆ­ se voto y se prohibieron las grandes cadenas en todo el area metropolitana…. Toma.
    Las iniciativas para abrir un comercio pequeƱo son enormes, aparte de locales, subvenciones y facilidades si eres joven.
    En el barrio que trabajo se llama SOMA, tiene la congregación mas grande del mundo de Startups, son todos empresas de gente joven con proyección internacional. Es increible.
    DespuĆ©s uno vuelve a casa habla con uno con otro, se planea abrir algo, y es que antes de empezar se le quitan a uno las ganas. Lo que a mi me sorprende es que actualemnte la mentalidad en estados unidos es: “Hemos vivido unos aƱos muy bien, ahora toca volver a enchaquetarse y empezar a hacer negocios otra vez”. Y eso, por mucha pena que me de no hay en EspaƱa. Esa capacidad de reacción, me temo que la vieja Hispania no…
    Desde luego. Lamentable.

  • QuizĆ” la culpa sea del funcionario que no hace su trabajo y pone trabas innecesarias.
    O quizĆ” tambiĆ©n…
    … la culpa es del polĆ­tico que recorta el nĆŗmero de funcionarios, y exige que se multipliquen por esporas.
    … la culpa es del polĆ­tico que elabora reglamentos farragosos que el funcionario ha de cumplir (si no los cumple, no sólo se le cae el pelo, sino que todo lo hecho hasta entonces es ilegal y hay que volver a empezar, multas aparte)
    … la culpa es del polĆ­tico que no facilita la digitalización de documentos y el DNI electrónico, para evitar el registro y sellado de los mismo una y otra vez
    … la culpa es del contribuyente que se resiste a emplear los certificados digitales, y sigue aferrĆ”ndose al papel registrado y sellado “por si acaso”
    … la culpa es del contribuyente, que piensa que Ć©l es el Ćŗnico que ha iniciado un trĆ”mite en la Administración, y que deben resolvĆ©rselo YA, obviando a todos los que tiene por delante.
    … la culpa es del contribuyente, que sigue votando a los mismos polĆ­ticos que elaboran reglamentos farragosos, reducen el nĆŗmero de funcionarios y se resisten a la plena Administración digital.

  • Luego vienen las quejas de porque primera abandonamos nuestras comunidades y nos vamos a otra, y despuĆ©s el porque muchos pensamos en montar proyectos fuera de EspaƱa, quizĆ”s Reino Unido, HOlanda o incluso Estados Unidos. Nos lo ponen mĆ”s fĆ”cil fuera que dentro. Una de mis Ćŗltimas aventuras ha empezado en Holanda – http://www.stackscale.com y ahora vendrĆ” a EspaƱa.

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