
En el oeste de Madrid existe un paraje semisalvaje en el que “los habitantes de este bosque están mayoritariamente a lo suyo, que nadie sabe muy exactamente quĂ© es, pero que tiene en apariencia profunda relaciĂłn con lo ritual y mĂstico. En general viven en grupo familiares pequeños, itinerantes y no emparentados entre sĂ, que en ocasiones se congregan para ciertos rituales de apareamiento, caza o cosas simplemente raras. Dada la escasez de informaciĂłn, tampoco se puede decir que sean buenas personas”.
Hay quien decide retratar la Casa de Campo, quizá injustamente, como un lugar lleno de prostituciĂłn. Otros optan por resaltar las competiciones deportivas que se desarrollan allĂ o simplemente hacer fotografĂas de la realidad. Pero los más de cuatro años que Antonio Xoubanova lleva pateándose el parque con su cámara le han sugerido algo completamente distinto. Para Ă©l, el parque es un lugar en el que “nunca sabes lo que te vas a encontrar”. Un espacio que contrasta con el acotado orden del Retiro y que permite a la mente pensar en libertad.
Xoubanova se ganaba la vida dando clases en la escuela Blankpaper y haciendo fotos para El Mundo. Una disciplina periodĂstica “en la que todo está muy acotado y limitado, y en la que se intenta llenar la foto de la mayor informaciĂłn posible”, explica el fotĂłgrafo madrileño. En cambio, cuando se perdĂa por los caminos de la Casa de Campo, su objetivo era otro completamente distinto. “Sugerir en vez de informar”.

Xoubanova ha convertido esta experiencia en un libro de ficciĂłn que la editorial británica Mack sacará a la calle en febrero acompañado por un texto de Luis LĂłpez Navarro que abre este artĂculo.
Son cinco capĂtulos que crean narrativas inventadas a travĂ©s de sus fotos del parque. “Uno habla de amor, otro de la muerte, los instantes que se rompen, la sensaciĂłn de pĂ©rdida y las cosas simbĂłlicas que te vas encontrando pero que no tienes claro quĂ© significan”, explica.
A medida que fue profundizando en su proyecto, Xoubanova se sorpendió de lo poco documentado que estaba el lugar a pesar de encontrarse en una capital, más allá de las previsibles noticias sobre prostitución que salen en los medios. Un lugar incontrolado lleno de misticismo para él y para muchos madrileños.
“Dicen que las almas de los reciĂ©n difuntos pasan por el Cerro Garabitas antes de abandonar Madrid. Sin embargo, algunos deciden quedarse, o quizás no toman nunca la decisiĂłn y se quedan cual mendigos en la estaciĂłn de autobuses, que al principio pedĂan para el billete y despuĂ©s ya no saben para quĂ© pedĂan, y deambulan eternamente por el purgatorio de la Casa de Campo. Todo lo que quieren es que los dejen en paz”.


















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Casa de Campo
144 páginas
15 cm x 21 cm
Printed and embossed linen hardcover

En el oeste de Madrid existe un paraje semisalvaje en el que “los habitantes de este bosque están mayoritariamente a lo suyo, que nadie sabe muy exactamente quĂ© es, pero que tiene en apariencia profunda relaciĂłn con lo ritual y mĂstico. En general viven en grupo familiares pequeños, itinerantes y no emparentados entre sĂ, que en ocasiones se congregan para ciertos rituales de apareamiento, caza o cosas simplemente raras. Dada la escasez de informaciĂłn, tampoco se puede decir que sean buenas personas”.
Hay quien decide retratar la Casa de Campo, quizá injustamente, como un lugar lleno de prostituciĂłn. Otros optan por resaltar las competiciones deportivas que se desarrollan allĂ o simplemente hacer fotografĂas de la realidad. Pero los más de cuatro años que Antonio Xoubanova lleva pateándose el parque con su cámara le han sugerido algo completamente distinto. Para Ă©l, el parque es un lugar en el que “nunca sabes lo que te vas a encontrar”. Un espacio que contrasta con el acotado orden del Retiro y que permite a la mente pensar en libertad.
Xoubanova se ganaba la vida dando clases en la escuela Blankpaper y haciendo fotos para El Mundo. Una disciplina periodĂstica “en la que todo está muy acotado y limitado, y en la que se intenta llenar la foto de la mayor informaciĂłn posible”, explica el fotĂłgrafo madrileño. En cambio, cuando se perdĂa por los caminos de la Casa de Campo, su objetivo era otro completamente distinto. “Sugerir en vez de informar”.

Xoubanova ha convertido esta experiencia en un libro de ficciĂłn que la editorial británica Mack sacará a la calle en febrero acompañado por un texto de Luis LĂłpez Navarro que abre este artĂculo.
Son cinco capĂtulos que crean narrativas inventadas a travĂ©s de sus fotos del parque. “Uno habla de amor, otro de la muerte, los instantes que se rompen, la sensaciĂłn de pĂ©rdida y las cosas simbĂłlicas que te vas encontrando pero que no tienes claro quĂ© significan”, explica.
A medida que fue profundizando en su proyecto, Xoubanova se sorpendió de lo poco documentado que estaba el lugar a pesar de encontrarse en una capital, más allá de las previsibles noticias sobre prostitución que salen en los medios. Un lugar incontrolado lleno de misticismo para él y para muchos madrileños.
“Dicen que las almas de los reciĂ©n difuntos pasan por el Cerro Garabitas antes de abandonar Madrid. Sin embargo, algunos deciden quedarse, o quizás no toman nunca la decisiĂłn y se quedan cual mendigos en la estaciĂłn de autobuses, que al principio pedĂan para el billete y despuĂ©s ya no saben para quĂ© pedĂan, y deambulan eternamente por el purgatorio de la Casa de Campo. Todo lo que quieren es que los dejen en paz”.


















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Casa de Campo
144 páginas
15 cm x 21 cm
Printed and embossed linen hardcover
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