La historia del club de fútbol de supervivientes del ébola
Un estudio de Médicos del Mundo en el distrito de Koinadugu, en Sierra Leona, ha incidido en las repercusiones del virus sobre los supervivientes del ébola. Sus resultados indican que el 90% de los supervivientes perdieron a familiares durante el brote. De media, cada uno ha perdido a cinco de ellos. Y un 74% de los hogares afectados por la enfermedad salieron del brote sin el cabeza de familia.
«Los mayores retos están en la vida de los jugadores», reconoce Nadia Waquier. Por ello, los fondos recaudados por Kenema Ebola Survivors FC están siendo destinados para «financiar las necesidades de los miembros para relanzar negocios o para las tasas de educación». En muchos casos, los jóvenes dejaron de estudiar porque tenían que cuidar a los niños que quedaron a su cargo tras la muerte de sus padres y no podían pagar las tasas de sus estudios y al mismo tiempo mantener a los pequeños. Y ahí entra el club.
Luchar contra el estigma
Además, uno de los primeros objetivos del proyecto fue «acabar con el estigma», explica Ericson. El chico recuerda que, al principio, nadie quería tocarlos: habían sido infectados con el virus que se llevaba por delante cientos de vidas y no querían acercarse a ellos. Por ello, Ericson recuerda con clara felicidad en su voz cómo fue el primer «gran partido», contra los trabajadores del hospital de Kenema que los habían salvado la vida. Los supervivientes contra ‘The Ebola Fighters’, los luchadores sanitarios entre los que se encontraban, sobre todo, enfermeras. Las mujeres del Kenema Ebola Survivors FC se impusieron en su encuentro con las sanitarias, pero los supervivientes masculinos quedaron por detrás en el marcador.
«Ese día, la gente nos tocaba, nos tocaba», enfatiza Ericson. Después de ese gran evento, han jugado contra equipos locales y el fundador habla de su nueva meta, aunque sabe que es difícil de cumplir: «Nos gustaría mucho jugar contra los supervivientes del ébola de otros países, pero de momento no hay dinero ni medios de transporte para ello». Antes de desperdirse, vuelve a mencionar su nuevo reto. Se han cumplido otros que parecían imposibles, así que quién sabe.
Aún es necesaria cierta prevención en Sierra Leona, recuerdan desde Médicos Sin Fronteras, aunque se debe informar a la población con cuidado «para no estigmatizar a los supervivientes, como ocurre en algunas zonas». El semen y la leche materna pueden contagiar el virus, «aunque con una efectividad mucho menor que con la sangre», dice Olimpia de la Rosa, responsable médica de la Unidad de Emergencias de MSF. «Hay que informar a la población para mantener relaciones sexuales con barrera, una medida que no es siempre fácil que cale».
E, indica De la Rosa, poco a poco la atención debe enfocarse en las necesidades de la población, de los supervivientes y del resto, que se encuentran con un sistema sanitario desbaratado por la epidemia. Según los datos de la OMS, 221 trabajadores sanitarios murieron y el informe de Médicos del Mundo indica que servicios rutinarios se han visto mermados: la tasa de vacunación infantil se ha reducido un 60% tras la epidemia.
«El sistema de salud de Sierra Leona era muy precario ya antes del ébola y se ha visto muy afectado. El personal sanitario era claramente insuficiente y ahora hay menos. Era uno de los puntos débiles del sistema y hay que afrontarlo con medidas a largo plazo. La clave es que no se den los elementos para que una epidemia como esta se repita, porque se convierten en lugares de amplificación», explica la responsable de MSF. ¿Qué se necesita? «Una inversión millonaria y a largo plazo para dejar el sistema de salud mejor de lo que estaba».
Y mucho apoyo social. Ericson y Edith ahora son más optimistas y echan la culpa al equipo de fútbol. «La gente está contenta con el equipo, somos como una familia y hemos demostrado que los supervivientes podemos hacer cualquier actividad. Podemos jugar, correr… Podemos como cualquier otro», zanja Ericson.
Un estudio de Médicos del Mundo en el distrito de Koinadugu, en Sierra Leona, ha incidido en las repercusiones del virus sobre los supervivientes del ébola. Sus resultados indican que el 90% de los supervivientes perdieron a familiares durante el brote. De media, cada uno ha perdido a cinco de ellos. Y un 74% de los hogares afectados por la enfermedad salieron del brote sin el cabeza de familia.
«Los mayores retos están en la vida de los jugadores», reconoce Nadia Waquier. Por ello, los fondos recaudados por Kenema Ebola Survivors FC están siendo destinados para «financiar las necesidades de los miembros para relanzar negocios o para las tasas de educación». En muchos casos, los jóvenes dejaron de estudiar porque tenían que cuidar a los niños que quedaron a su cargo tras la muerte de sus padres y no podían pagar las tasas de sus estudios y al mismo tiempo mantener a los pequeños. Y ahí entra el club.
Luchar contra el estigma
Además, uno de los primeros objetivos del proyecto fue «acabar con el estigma», explica Ericson. El chico recuerda que, al principio, nadie quería tocarlos: habían sido infectados con el virus que se llevaba por delante cientos de vidas y no querían acercarse a ellos. Por ello, Ericson recuerda con clara felicidad en su voz cómo fue el primer «gran partido», contra los trabajadores del hospital de Kenema que los habían salvado la vida. Los supervivientes contra ‘The Ebola Fighters’, los luchadores sanitarios entre los que se encontraban, sobre todo, enfermeras. Las mujeres del Kenema Ebola Survivors FC se impusieron en su encuentro con las sanitarias, pero los supervivientes masculinos quedaron por detrás en el marcador.
«Ese día, la gente nos tocaba, nos tocaba», enfatiza Ericson. Después de ese gran evento, han jugado contra equipos locales y el fundador habla de su nueva meta, aunque sabe que es difícil de cumplir: «Nos gustaría mucho jugar contra los supervivientes del ébola de otros países, pero de momento no hay dinero ni medios de transporte para ello». Antes de desperdirse, vuelve a mencionar su nuevo reto. Se han cumplido otros que parecían imposibles, así que quién sabe.
Aún es necesaria cierta prevención en Sierra Leona, recuerdan desde Médicos Sin Fronteras, aunque se debe informar a la población con cuidado «para no estigmatizar a los supervivientes, como ocurre en algunas zonas». El semen y la leche materna pueden contagiar el virus, «aunque con una efectividad mucho menor que con la sangre», dice Olimpia de la Rosa, responsable médica de la Unidad de Emergencias de MSF. «Hay que informar a la población para mantener relaciones sexuales con barrera, una medida que no es siempre fácil que cale».
E, indica De la Rosa, poco a poco la atención debe enfocarse en las necesidades de la población, de los supervivientes y del resto, que se encuentran con un sistema sanitario desbaratado por la epidemia. Según los datos de la OMS, 221 trabajadores sanitarios murieron y el informe de Médicos del Mundo indica que servicios rutinarios se han visto mermados: la tasa de vacunación infantil se ha reducido un 60% tras la epidemia.
«El sistema de salud de Sierra Leona era muy precario ya antes del ébola y se ha visto muy afectado. El personal sanitario era claramente insuficiente y ahora hay menos. Era uno de los puntos débiles del sistema y hay que afrontarlo con medidas a largo plazo. La clave es que no se den los elementos para que una epidemia como esta se repita, porque se convierten en lugares de amplificación», explica la responsable de MSF. ¿Qué se necesita? «Una inversión millonaria y a largo plazo para dejar el sistema de salud mejor de lo que estaba».
Y mucho apoyo social. Ericson y Edith ahora son más optimistas y echan la culpa al equipo de fútbol. «La gente está contenta con el equipo, somos como una familia y hemos demostrado que los supervivientes podemos hacer cualquier actividad. Podemos jugar, correr… Podemos como cualquier otro», zanja Ericson.