La segoviana Dolores Cuevas, mĆ”s conocida como la niƱa de la curva, presentó en el CĆrculo de Bellas Artes de Madrid su libro Conversaciones en marcha. El libro recopila charlas casuales con conductores que la recogieron, ciclistas, agentes de la Guardia Civil, autoestopistas y pastores trashumantes.
Ā«Algunos quisieron sacarme de la curva y ponerme un piso, pero no querĆa ser la querida de nadieĀ», dijo la niƱa a la prensa y a los curiosos congregados. Ā«Algunas personas me daban revistas y periódicos y me enteraba de cómo iba el mundo, y otras veces hice de psicólogaĀ».
Ā«Lo cierto es que hacĆa tiempo que querĆa dejarlo: frĆo, lluvia, expuesta a que me pasara cualquier cosa⦠Y los conductores cada vez mĆ”s desagradecidosĀ», dijo la niƱa.
La Guardia Civil entregó a la niƱa de la curva a los servicios sociales de la Comunidad de Madrid. De esa manera, peregrinó por casas de acogida hasta que los servicios sociales descubrieron que la niƱa tenĆa 80 aƱos.
La niƱa llegó a un acuerdo con el casero. PermanecerĆa en el piso a cambio de cuidar a la madre del dueƱo y a los gatos. Ā«No gusto a los gatosĀ», dijo la niƱa. Ā«Cuando aparezco de repente, saltan como locos a todos lados. AsĆ que aquello duró pocoĀ».
A pesar de todo, consiguió escribir durante las noches que pasa en blanco Conversaciones en marcha.
La segoviana Dolores Cuevas, mĆ”s conocida como la niƱa de la curva, presentó en el CĆrculo de Bellas Artes de Madrid su libro Conversaciones en marcha. El libro recopila charlas casuales con conductores que la recogieron, ciclistas, agentes de la Guardia Civil, autoestopistas y pastores trashumantes.
Ā«Algunos quisieron sacarme de la curva y ponerme un piso, pero no querĆa ser la querida de nadieĀ», dijo la niƱa a la prensa y a los curiosos congregados. Ā«Algunas personas me daban revistas y periódicos y me enteraba de cómo iba el mundo, y otras veces hice de psicólogaĀ».
Ā«Lo cierto es que hacĆa tiempo que querĆa dejarlo: frĆo, lluvia, expuesta a que me pasara cualquier cosa⦠Y los conductores cada vez mĆ”s desagradecidosĀ», dijo la niƱa.
La Guardia Civil entregó a la niƱa de la curva a los servicios sociales de la Comunidad de Madrid. De esa manera, peregrinó por casas de acogida hasta que los servicios sociales descubrieron que la niƱa tenĆa 80 aƱos.
La niƱa llegó a un acuerdo con el casero. PermanecerĆa en el piso a cambio de cuidar a la madre del dueƱo y a los gatos. Ā«No gusto a los gatosĀ», dijo la niƱa. Ā«Cuando aparezco de repente, saltan como locos a todos lados. AsĆ que aquello duró pocoĀ».
A pesar de todo, consiguió escribir durante las noches que pasa en blanco Conversaciones en marcha.