Una mujer camina por la calle sola. El detalle es importante, porque lo que va a ocurrir a continuación no sucederĆa si fuera acompaƱada de un hombre. Anda tranquila, pensando en sus cosas, y un tĆo, da igual la edad, no es relevante, se detiene ante ella para espetarle a su paso Ā«Te comĆa entera, guapaĀ». Ella se revuelve y le mira con asco. Puede que sienta miedo, aunque no lo demuestre, y rabia al mismo tiempo. TambiĆ©n inseguridad. Ćl no entiende cómo puede ofenderse si lo que ha hecho es alabar su belleza. Un piropo, piensa el hombre, es un halago y a nadie le amargan los halagos. Pero la cuestión no es esa. ĀæAlguien se ha planteado quĆ© siente una mujer ante los piropos en boca de extraƱos?

Irene MĆ©ndez, Marta RabadĆ”n y JesĆŗs de la Rosa, tres creativos publicitarios freelance afincados en Madrid, sĆ lo hicieron. Por eso han creado la campaƱa La otra cara de los piropos, que se lanza hoy, DĆa de la Mujer. Porque el problema no es tanto el piropo en sĆ, cuando no atenta contra la dignidad de la persona (un guapa, por ejemplo), como quiĆ©n te lo dice y en quĆ© circunstancia.
Ā«La diferencia es eso, que te lo diga alguien que tĆŗ conoces o que te lo diga por la calle una persona que no conoces de nada. No es agradable. Y de esto va esta campaƱa, de descubrir lo que provoca ese piropo en una mujer, esos cuatro sentimientos de miedo, asco, rabia e inseguridad. Los cuatro a la vez o uno en concretoĀ», explica Irene MĆ©ndez. Ā«Se trata de abrir los ojos, sobre todo a los hombres, que piensan eso: āque te digan guapa, ĀæquĆ© tiene de malo?ā. Pues que incomodaĀ».

Declaraciones como las del concejal de Vox en el Ayuntamiento de Baza son la demostración extrema de lo poco que entienden algunas personas que los piropos molestan (por decirlo de una manera suave). Tradicionalmente, han estado siempre bien vistos, era algo natural para muchos hombres y tambiĆ©n para muchas mujeres. Algo que unos debĆan expresar, un detalle de su caballerosidad, y algo que ellas debĆan agradecer.

Por eso RabadĆ”n, De la Rosa y MĆ©ndez vieron la necesidad de crear campaƱas que hagan reflexionar a la gente sobre esta prĆ”ctica. Ā«Cuando me dices esto yo no siento alegrĆa ni nada positivo; siento estas cuatro cosas y me siento incómodaĀ», insiste MĆ©ndez. Ā«No es un piropo, es acoso verbal callejero, y hay paĆses que ya tienen leyes que lo regulan y lo multanĀ».

El piropo no deseado es uno de los llamados micromachismos, pero no el único. ¿Por qué centrarse solo en él? «Porque una campaña de publicidad debe enfocarse en algo para que de verdad haga a la gente reflexionar», aclara Irene Méndez. «Hay muchas campañas de muchos temas, y yo creo que cuando toman fuerza es cuando se centran en una conducta. Porque si queremos concienciar acerca de mucho, igual se pierde y ya no hacemos que la gente piense sobre un comportamiento exacto y concreto. Por eso nos hemos centrado en esto. Y porque la idea surgió al analizar lo que generaban los piropos».

Empezaron a desarrollar este proyecto hace un año y optaron por hacerlo «de manera craft, no en 3D», explica la creativa. Tiraron de plastilina y pegamento, y cuando lo tuvieron terminado, hicieron las fotos. Pero entonces trabajaban en agencias y, entre unos trabajos y otros, la campaña se quedó en un cajón.

Cuando dejaron la agencia y se convirtieron en freelance, empezaron a contactar con asociaciones que pudieran respaldarla. Y si no llegaban, decidieron que la pondrĆan en marcha de todas formas como un proyecto personal. Al final, Mujeres para la Salud respondió a su llamada y es quien respalda La otra cara de los piropos no económicamente, pero sĆ en la difusión en su web y redes sociales.

AdemĆ”s de en redes sociales, tanto las de la asociación como el Instagram que los tres creativos crearon ex profeso, la campaƱa cuenta con una acción de street marketing, con la pegada de los carteles en puntos clave de barrios madrileƱos como MalasaƱa, Latina y Centro, conocidos por sus bares y ocio nocturno, y un vĆdeo que lo muestre. En un aƱo donde la covid no hace aconsejable acudir a manifestaciones multitudinarias, esta es la manera que estos dos creativos publicitarios tienen de sacar la voz de las mujeres a la calle un aƱo mĆ”s.

Ā«Una de las publicaciones que sacamos en Instagram son pancartas con frases tipo āNo quiero tu piropo, quiero tu respetoā para que, el DĆa de la Mujer, la gente que no vaya a la manifestación pueda compartir esas pancartas; y, de alguna manera, manifestarnos tambiĆ©n en redes socialesĀ», comenta MĆ©ndez. Ā«Entendemos que estamos en una situación que no es para ir a manifestaciones ni aglomeraciones, asĆ que tambiĆ©n podemos manifestarnos por redes sociales. Nos hemos dado cuenta este aƱo de que todo lo podemos hacer en remoto, en digital; tambiĆ©n manifestarse y dejar tu opinión en las redesĀ».

Al haber cierres perimetrales entre comunidades autónomas y confinamiento de algunas zonas sanitarias en Madrid, que es donde van a centrar la campaña de street marketing, los dos creativos invitan a quien quiera a descargarse esas creatividades y moverlas mÔs allÔ de la capital y de esos barrios. «La campaña es totalmente abierta, cualquiera es libre de utilizarla, compartirla o ponerla en su barrio», corrobora Irene Méndez; «cuÔnta mÔs difusión alcancemos, mucho mejor, a mÔs gente llegaremos y mÔs podremos concienciar».
Soy hombre y en varias ocasiones mujeres me han tocado el culo alguna fiesta. ¿Cómo debo tomÔrmelo?
Debes ir a tu casa y machacarte los huevos en un mortero, no sea que tu instinto patriarcal acabe por mirarla mal y la chica se ofenda.
A ver si alguien denuncia alto y claro – y serĆa de agradecer que diera la cara en ello alguna mujer relevante- que ellas tambiĆ©n juegan a la violencia contra su chico, hombre o marido. La diferencia es que su violencia es sibilina, no es fĆsica, es psicológica, va dirigida a la lĆnea de flotación de la autoestima. ĀæNadie se ha preguntado por quĆ© tantos hombres hieren a sus mujeres pero luego se suicidan? No es miedo a la cĆ”rcel.
Comentarios cerrados.