24 de abril 2014    /   ENTRETENIMIENTO
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La palabra que se dice, pero no se toca

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El español se las prometía muy felices siendo un idioma presuntamente perfecto. El tercero más hablado del mundo, el segundo si cotejamos por adquisición materna. 466 millones de terrícolas lo parlan y son 528 sumando los que lo aprendieron después. Tan excelso, tan concreto en matices… Con todas esas conjugaciones verbales impecables, sus normas ortográficas, sus familias morfológicas, su intercontinentalidad ultramarina y su infalible Academia de la Lengua. ¡Ja! Pensaba que nunca nadie daría con su fallo.
La RAE tuvo que reconocerlo. Un buen día, a petición de un seguidor, los anónimos creadores del blog Un Arácnido Una Camiseta (una publicación digital sobre cuestiones relacionadas con las lenguas y el lenguaje) le soltaron vía e-mail así la pregunta a la Institución: «¿Cómo se escribe el imperativo de salirle?».
Tic- tac, tic-tac, tic-tac… ¿Habrían saltado las alarmas de los sistemas de la RAE? ¿Habrían convocado reunión de urgencia los 46 sabios? ¿Habrían invocado a Cervantes en una ceremonia Vudú? Los blogueros sospechaban que podrían estar ante el único bug descubierto en el software del castellano. Un error en el idioma del Quijote. Una malformación que permitió la existencia de este engendro léxico imposible de acoplar al papel. Fantasma de las palabras escritas. Rebelde fiel solo, y únicamente, a la comunicación oral. La palabra bastarda que existe si la dices, pero no si la quieres plasmar.
No tuvo otra salida la Academia que reconocer la existencia de ese hijo oculto escondido. Su respuesta fue así:
«En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información: La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir),oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro].Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le].»
Es decir, que sí, que tenían razón. Que es correcta oralmente, pero imposible representarla con boli. Tocado y hundido. Ahí estaba el error. El idioma perfecto contiene un desliz que impide escribir un vocablo que sí existe. Mientras tanto, el «sal-le», sigue vagando de boca en boca. Sin posarse jamás en ningún papel. Él es la única palabra que se oye pero no se toca.
* Nota: Lo escrito entre comillas y en cursiva es la transcripción fonética que usa la RAE.

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El español se las prometía muy felices siendo un idioma presuntamente perfecto. El tercero más hablado del mundo, el segundo si cotejamos por adquisición materna. 466 millones de terrícolas lo parlan y son 528 sumando los que lo aprendieron después. Tan excelso, tan concreto en matices… Con todas esas conjugaciones verbales impecables, sus normas ortográficas, sus familias morfológicas, su intercontinentalidad ultramarina y su infalible Academia de la Lengua. ¡Ja! Pensaba que nunca nadie daría con su fallo.
La RAE tuvo que reconocerlo. Un buen día, a petición de un seguidor, los anónimos creadores del blog Un Arácnido Una Camiseta (una publicación digital sobre cuestiones relacionadas con las lenguas y el lenguaje) le soltaron vía e-mail así la pregunta a la Institución: «¿Cómo se escribe el imperativo de salirle?».
Tic- tac, tic-tac, tic-tac… ¿Habrían saltado las alarmas de los sistemas de la RAE? ¿Habrían convocado reunión de urgencia los 46 sabios? ¿Habrían invocado a Cervantes en una ceremonia Vudú? Los blogueros sospechaban que podrían estar ante el único bug descubierto en el software del castellano. Un error en el idioma del Quijote. Una malformación que permitió la existencia de este engendro léxico imposible de acoplar al papel. Fantasma de las palabras escritas. Rebelde fiel solo, y únicamente, a la comunicación oral. La palabra bastarda que existe si la dices, pero no si la quieres plasmar.
No tuvo otra salida la Academia que reconocer la existencia de ese hijo oculto escondido. Su respuesta fue así:
«En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información: La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir),oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro].Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le].»
Es decir, que sí, que tenían razón. Que es correcta oralmente, pero imposible representarla con boli. Tocado y hundido. Ahí estaba el error. El idioma perfecto contiene un desliz que impide escribir un vocablo que sí existe. Mientras tanto, el «sal-le», sigue vagando de boca en boca. Sin posarse jamás en ningún papel. Él es la única palabra que se oye pero no se toca.
* Nota: Lo escrito entre comillas y en cursiva es la transcripción fonética que usa la RAE.

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Opiniones 52
  • Me encantan las moscas cojoneras con ese componente tan perfeccionista y profesional.

  • “el único bug descubierto en el software del castellano”…..jajajajajajaj

  • ¿A nadie se la ha ocurrido la variante -tampoco válida, pero que yo he escuchado- de “sélele” -pero de salir, no de salar… jajaj- o “sálgale”? Por ejemplo: “Sálele / Sálgale al paso antes de que escape”. JJAJAjaaj
    Igualmente, es excesivamente rebuscado. Jamás había pensado en usar esta forma imperativa… me recuerda a la absurda expresión acuñada por el torero cateto Jesulín de Ubrique de “cuídesemele”. xD
    ¿Tan difícil es decir “sal / salga a su encuentro” sin el “le”? ¿realmente es necesario el “le”? :S

  • Bromas y “moscas cojoneras” a parte, comparto la opinión de Hidalga Erenas… Lo que me recuerda al estribillo de aquella canción de Los Mitos, “… Es muy fácil, si lo intentas…”
    http://youtu.be/4T6F_KjzGeY

  • Uno podría pensar que la alternativa lógica seria sálele
    puesto que éste no es el primer caso en que la conjugación de un verbo ha sido modificada por motivos de estética o funcionalidad.
    Por ejemplo: verbo haber, hacer, decir y la lista sigue

    • Porque han escrito la frase con la representación fonética del sonido [k]. Si te fijas la secuencia está entre corchetes.

  • Salvo que hables en castellano ripolatense y digas “salile, que viene de “salí”, el imperativo nuestro para salir. Capaz ahí la RAE se da cuenta que hay muchos más hispanohablantes que no hablan como dicen ellos que se debe hablar que los que sí. Una mierda la RAE. De la corona, tenía que ser.

    • Vuelve a leer la respuesta de la RAE, si no es mucha molestia: “imperativo NO VOSEANTE de segunda persona de singular del verbo salir”. La forma voseante, precisamente, es la que se usa en el castellano rioplatense. EL imperativo voseante no tiene ese problema, la RAE te lo está diciendo.
      Por ahí, capaz que la RAE se dio cuenta de que hay muchos hispanohablantes fuera de España (más que en España, por cierto).
      Te puedo asegurar que a los españoles nos sorprende la gran cantidad de palabras provinientes de América que contiene el diccionario de la RAE y que nosotros desconocemos.
      Capaz que por ahí ahora seguro que volverás a escribir y te disculparás y ya no escribirás más de esa forma tan grosera.

  • El imperativo correcto del verbo salir es sal (sal de ahí); salí es pretérito (salí de mi casa).
    Los rioplatenses utilizamos incorrectamente “salí” como imperativo de salir, de ahí “salile” como, también incorrecto, imperativo de salir al encuentro de otro.
    Aunque soluciona la imposibilidad de escribir el correcto “sal-le”, sigue siendo incorrecto.

  • El imperativo correcto del verbo salir es sal (sal de ahí); salí es pretérito (salí de mi casa).
    Los rioplatenses utilizamos incorrectamente “salí” como imperativo de salir, de ahí “salile” como, también incorrecto, imperativo de salir al encuentro de otro.
    Aunque soluciona la imposibilidad de escribir el correcto “sal-le”, sigue siendo incorrecto.

  • Curiosamente, en Argentina tenemos el problema resuelto, porque no decimos “sal” sino “salí” y la palabrita de marras sería “salile”, por ej.: “salile al encuentro” (aquí hablamos de “vos” y no de “tú”). “Vos salile al encuentro”, que sonará extraño en España, pero aquí es natural.

  • Curiosamente, en Argentina tenemos el problema resuelto, porque no decimos “sal” sino “salí” y la palabrita de marras sería “salile”, por ej.: “salile al encuentro” (aquí hablamos de “vos” y no de “tú”). “Vos salile al encuentro”, que sonará extraño en España, pero aquí es natural.

  • pues a mi el móvil me corrige cada que agrego le o me a cualquier palabra así que ya no entiendo si es correcto o no por ejemplo “salirle” ya me la pone en rojo. 🙁

  • Vale. Conjuga en imperativo de salir en su forma pronominal, entonces. ¿Te gusta más así?

    • Salte, eso me parecería más correcto, porque la acción de salir la ejerce uno y recae sobre el mismo.

  • Alucino!,
    imperativo de “salirle”??, será imperativo de “salir”!.
    no se pone el pronombre clítico -le, ni en castellano ni que yo sepa en ningún idioma. No tiene sentido. La acción de salir es propia, no se hace y recae sobre un tercero.
    “Salle a su encuentro”??, es “sal a su encuentro”. Tú eres el que tiene que salir y luego, encontrarlo.
    Cómetelo -> cómete eso
    Ábrelo -> abre eso
    Condúcelo -> Conduce eso
    Sal-le -> Sal ese?, sal él?.
    El verbo salir no ofrece la posibilidad de añadir ningún Objeto Directo.

    • No se trata de un directo, sino de un indirecto, i.e. “que LE salgas al paso (a él o a ella)” = “que LE salgas al paso de él o de ella”. Yo acabaría diciendo: SáleLE al paso. O me evitaría la morfología imperativa y pondría un subjuntivo exhorativo: “que le salgas al paso!” u otros giros infinitivos que convengan en el contexto: “haz el favor de salirle al paso”, “atrévete a salirle al paso”.

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