Es difÃcil determinar dónde reside la esencia y el origen del mal. Sabemos que, al menos, las vacaciones las pasa en HungrÃa. La pista la descubrió ayer la periodista Petra Lazslo. La húngara se encontraba cubriendo la entrada de refugiados a territorio magiar cuando, en un momento determinado, sintió la necesidad de derribar a un hombre de mediana edad que portaba a su hija en brazos.
Hubo muchas personas que, tras ver la moviola, tuvieron dudas acerca de la intencionalidad de la acción. «Hay contacto, querido JoaquÃn Ramos Marcos, pero quizá fue fortuito y la acción no es merecedora de la pena máxima», se cuestionaban. Lazslo, sin embargo, se encargó de disipar toda neblina de incertidumbre con otro lance en el que patea a otra niña refugiada.
Es de suponer que lo hizo por su paÃs y que,según su propia perspectiva, estaba haciendo lo correcto. No olvidemos, en cualquier caso, que la perspectiva se inventó para vender cuadros y que, desde todos los puntos de vista, Petra Lazslo se ha comportado como una persona a la que nunca se echará de menos.
Su caso no es único, claro, y no es, por supuesto, el primero de cómo un ser humano puede ejercer el mal solo por darse el gustazo de dañar a alguien. La historia está trufada de personas malvadas y, como nosotros siempre tratamos de ver el presente intentando ver dónde se inspira, vamos a recopilar a algunos de los villanos más peculiares de todos los tiempos.
Existen personas que, mucho más allá de dedicar su vida a una disciplina concreta, consiguen trascender. Llegan mucho más allá y se convierten en iconos culturales transversales, totales, trescientos sesenta. Paulo Coelho es uno de los mejores ejemplos.
Paulo Coelho hace libros. Hasta ahà bien. Si alguien quiere librarse de su legado, no tiene más que evitar leer su material. El problema llega cuando eres un ser tan oscuro que toda la humanidad se dedica a publicar memes con tu imagen en internet.
Es la sublimación perfecta de la maldad:  ni siquiera es necesario comportarse como un villano ya que el influjo que ejerces es tan profundo que otros se encargan de propagar tu mensaje procedente del mismÃsimo averno.
Mark Zuckerberg, eres cómplice.
Es difÃcil determinar dónde reside la esencia y el origen del mal. Sabemos que, al menos, las vacaciones las pasa en HungrÃa. La pista la descubrió ayer la periodista Petra Lazslo. La húngara se encontraba cubriendo la entrada de refugiados a territorio magiar cuando, en un momento determinado, sintió la necesidad de derribar a un hombre de mediana edad que portaba a su hija en brazos.
Hubo muchas personas que, tras ver la moviola, tuvieron dudas acerca de la intencionalidad de la acción. «Hay contacto, querido JoaquÃn Ramos Marcos, pero quizá fue fortuito y la acción no es merecedora de la pena máxima», se cuestionaban. Lazslo, sin embargo, se encargó de disipar toda neblina de incertidumbre con otro lance en el que patea a otra niña refugiada.
Es de suponer que lo hizo por su paÃs y que,según su propia perspectiva, estaba haciendo lo correcto. No olvidemos, en cualquier caso, que la perspectiva se inventó para vender cuadros y que, desde todos los puntos de vista, Petra Lazslo se ha comportado como una persona a la que nunca se echará de menos.
Su caso no es único, claro, y no es, por supuesto, el primero de cómo un ser humano puede ejercer el mal solo por darse el gustazo de dañar a alguien. La historia está trufada de personas malvadas y, como nosotros siempre tratamos de ver el presente intentando ver dónde se inspira, vamos a recopilar a algunos de los villanos más peculiares de todos los tiempos.
Existen personas que, mucho más allá de dedicar su vida a una disciplina concreta, consiguen trascender. Llegan mucho más allá y se convierten en iconos culturales transversales, totales, trescientos sesenta. Paulo Coelho es uno de los mejores ejemplos.
Paulo Coelho hace libros. Hasta ahà bien. Si alguien quiere librarse de su legado, no tiene más que evitar leer su material. El problema llega cuando eres un ser tan oscuro que toda la humanidad se dedica a publicar memes con tu imagen en internet.
Es la sublimación perfecta de la maldad:  ni siquiera es necesario comportarse como un villano ya que el influjo que ejerces es tan profundo que otros se encargan de propagar tu mensaje procedente del mismÃsimo averno.
Mark Zuckerberg, eres cómplice.
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