Frente al dicho popular de genio y figura hasta la sepultura, los psicĂłlogos empiezan a entonar una vieja canciĂłn de Mercedes Sosa, «cambia, todo cambia». Porque eso de que la personalidad es una y fija para cada persona hasta el fin de sus dĂas no parece del todo cierto. O eso, al menos, es lo que parece haber demostrado un estudio realizado por la Universidad de Edimburgo.
Pero la sorpresa llegĂł en 2012, cuando un equipo de psicĂłlogos consiguiĂł localizar a un buen nĂșmero de aquellos escolares, que ya habĂan cumplido 77 años, de los que 174 consintieron en volver a hacer el mismo test. Esta vez eran ellos y algĂșn familiar o amigo quienes tenĂan que valorarse en funciĂłn de los mismos seis parĂĄmetros de 1932. Los resultados parecĂan demostrar que no tenĂan la misma personalidad a los 14 que a los 77 años. Lo que vendrĂa a echar por tierra la teorĂa de que aquella se fija en cada individuo hacia los 30 años de edad.
ÂżSignifica esto que nuestra personalidad cambia con los años? SegĂșn ese estudio, la idea no parece descabellada. Tanto la adolescencia como la vejez son etapas de desarrollo y cambio de la personalidad significativos. Si tenemos en cuenta el enorme espacio de tiempo que abarca la investigaciĂłn, sus participantes habrĂan vivido dos periodos de grandes cambios. No se ve igual la vida, ni se siente, con 14 que con 77 años.
Sin embargo, los autores advierten de que un estudio que cubre un periodo de tiempo tan largo puede tropezar con algunos obstĂĄculos. Para empezar, con la propia teorĂa de la personalidad, que ha cambiado significativamente desde que se realizĂł el test por primera vez hasta nuestros dĂas. Hoy se afirma que la personalidad se compone de cinco rasgos principales: extraversiĂłn, neuroticismo, amabilidad, apertura a la experiencia y responsabilidad. Pero no era asĂ en 1947, por lo que aquel estudio era bastante mĂĄs superficial e incompleto.
Y el Ășltimo obstĂĄculo, que ese pequeño grupo de personas que accedieron a repetir el test en 2012 tenĂa una puntuaciĂłn mĂĄs alta en promedio en cuanto a fiabilidad e inteligencia, lo que podrĂa haber afectado a la capacidad de detectar signos de estabilidad de la personalidad. AsĂ pues, no es fĂĄcil aseverar categĂłricamente que la personalidad cambie, ni tampoco lo contrario.
ÂżCAMBIA LA PERSONALIDAD O, SIMPLEMENTE, MADURAMOS?
«Uno de los elementos clave de la personalidad es el hecho de que permanece relativamente estable a lo largo de toda la vida», explica la psicĂłloga clĂnica. «Esto no significa que no sea susceptible de sufrir modificaciones relacionadas con las circunstancias de la vida y las experiencias vividas o incluso el deseo consciente de querer cambiar algĂșn aspecto de nosotros mismos».
Por tanto, parece lĂłgico concluir que la personalidad, como resultado de un proceso evolutivo vital, tiene margen para poder modular muchos aspectos. Lo que parece relacionarse con lo que llamamos madurez. AsĂ, decimos que una persona es madura porque tiene una personalidad mĂĄs equilibrada, flexible y armĂłnica y sabe gestionar los cambios que la vida le presenta.
Lo que cambia con los años, explica, son los hĂĄbitos, las costumbres, la manera de sentir y vivir segĂșn nos haya ido en la vida. «La manera que tenemos de envejecer estarĂĄ en relaciĂłn con la vida que hemos llevado y con las condiciones fĂsicas que tengamos, asĂ como familiares y sociales».
Frente al dicho popular de genio y figura hasta la sepultura, los psicĂłlogos empiezan a entonar una vieja canciĂłn de Mercedes Sosa, «cambia, todo cambia». Porque eso de que la personalidad es una y fija para cada persona hasta el fin de sus dĂas no parece del todo cierto. O eso, al menos, es lo que parece haber demostrado un estudio realizado por la Universidad de Edimburgo.
Pero la sorpresa llegĂł en 2012, cuando un equipo de psicĂłlogos consiguiĂł localizar a un buen nĂșmero de aquellos escolares, que ya habĂan cumplido 77 años, de los que 174 consintieron en volver a hacer el mismo test. Esta vez eran ellos y algĂșn familiar o amigo quienes tenĂan que valorarse en funciĂłn de los mismos seis parĂĄmetros de 1932. Los resultados parecĂan demostrar que no tenĂan la misma personalidad a los 14 que a los 77 años. Lo que vendrĂa a echar por tierra la teorĂa de que aquella se fija en cada individuo hacia los 30 años de edad.
ÂżSignifica esto que nuestra personalidad cambia con los años? SegĂșn ese estudio, la idea no parece descabellada. Tanto la adolescencia como la vejez son etapas de desarrollo y cambio de la personalidad significativos. Si tenemos en cuenta el enorme espacio de tiempo que abarca la investigaciĂłn, sus participantes habrĂan vivido dos periodos de grandes cambios. No se ve igual la vida, ni se siente, con 14 que con 77 años.
Sin embargo, los autores advierten de que un estudio que cubre un periodo de tiempo tan largo puede tropezar con algunos obstĂĄculos. Para empezar, con la propia teorĂa de la personalidad, que ha cambiado significativamente desde que se realizĂł el test por primera vez hasta nuestros dĂas. Hoy se afirma que la personalidad se compone de cinco rasgos principales: extraversiĂłn, neuroticismo, amabilidad, apertura a la experiencia y responsabilidad. Pero no era asĂ en 1947, por lo que aquel estudio era bastante mĂĄs superficial e incompleto.
Y el Ășltimo obstĂĄculo, que ese pequeño grupo de personas que accedieron a repetir el test en 2012 tenĂa una puntuaciĂłn mĂĄs alta en promedio en cuanto a fiabilidad e inteligencia, lo que podrĂa haber afectado a la capacidad de detectar signos de estabilidad de la personalidad. AsĂ pues, no es fĂĄcil aseverar categĂłricamente que la personalidad cambie, ni tampoco lo contrario.
ÂżCAMBIA LA PERSONALIDAD O, SIMPLEMENTE, MADURAMOS?
«Uno de los elementos clave de la personalidad es el hecho de que permanece relativamente estable a lo largo de toda la vida», explica la psicĂłloga clĂnica. «Esto no significa que no sea susceptible de sufrir modificaciones relacionadas con las circunstancias de la vida y las experiencias vividas o incluso el deseo consciente de querer cambiar algĂșn aspecto de nosotros mismos».
Por tanto, parece lĂłgico concluir que la personalidad, como resultado de un proceso evolutivo vital, tiene margen para poder modular muchos aspectos. Lo que parece relacionarse con lo que llamamos madurez. AsĂ, decimos que una persona es madura porque tiene una personalidad mĂĄs equilibrada, flexible y armĂłnica y sabe gestionar los cambios que la vida le presenta.
Lo que cambia con los años, explica, son los hĂĄbitos, las costumbres, la manera de sentir y vivir segĂșn nos haya ido en la vida. «La manera que tenemos de envejecer estarĂĄ en relaciĂłn con la vida que hemos llevado y con las condiciones fĂsicas que tengamos, asĂ como familiares y sociales».
Felicito mucho la manera de seleccionar temas y contenido de lo que publican y difunden.
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