“No lo hagas. Perderás tu negocio. Tendrás que empezar de cero. Será tu ruina”. La cabeza de Stefan Sagmeister se llenaba de voces que le paralizaban durante meses antes de tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Era el año 2000, y el diseñador austriaco estaba a punto de cerrar su estudio durante un año para dedicarse a experimentar y hacer vida sabática.
Estas voces pronto se acallaron y se lanzó al vacÃo. Siete años más tarde, a punto de repetir este ritual, miró hacia atrás y se dio cuenta de que no solo no afectó a su carrera sino que fue una de las mejores inversiones de su vida.
HabÃa logrado rediseñar el esquema que la vida moderna tiene preparada para nosotros. Pasamos, aproximadamente, los primeros 25 años de nuestras vidas formándonos. Los siguientes 40, trabajando, y los años posteriores, jubilados hasta nuestra muerte. Sagmeister pensó que serÃa mucho mejor robar un poco tiempo al final de nuestras vidas y dosificarlo a lo largo de nuestra carrera profesional.
Hoy tiene contratado a un diseñador, a una persona de administración y a becarios que entran y salen en ciclos de tres meses. “El otro dÃa estaba cenando con una persona que tiene una plantilla de 1.000 trabajadores. Tardó cuatro años en cambiar cómo tratar el color en el estudio. En el mÃo lo hacemos en dos dÃas”.
Casos como este le han enseñado que tener agallas funciona por mucho que nuestros instintos nos digan lo contrario. “Estamos diseñados por naturaleza ancestral a tomarnos muy en serio el miedo mientras que la felicidad no tiene los mismos mecanismos. Si ves un plátano demasiado tarde, no ocurre absolutamente nada. Ya habrá otra ocasión para verlo. Si, en cambio, ves un tigre demasiado tarde, estás muerto. La gente en Occidente vive vidas muy protegidas y estos miedos no tienen sentido en este ambiente. Hay algunos peligros, pero están muy reducidos por la sociedad. Luchar contra estos miedos me ha ayudado mucho en los últimos años”, explica.
“No lo hagas. Perderás tu negocio. Tendrás que empezar de cero. Será tu ruina”. La cabeza de Stefan Sagmeister se llenaba de voces que le paralizaban durante meses antes de tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Era el año 2000, y el diseñador austriaco estaba a punto de cerrar su estudio durante un año para dedicarse a experimentar y hacer vida sabática.
Estas voces pronto se acallaron y se lanzó al vacÃo. Siete años más tarde, a punto de repetir este ritual, miró hacia atrás y se dio cuenta de que no solo no afectó a su carrera sino que fue una de las mejores inversiones de su vida.
HabÃa logrado rediseñar el esquema que la vida moderna tiene preparada para nosotros. Pasamos, aproximadamente, los primeros 25 años de nuestras vidas formándonos. Los siguientes 40, trabajando, y los años posteriores, jubilados hasta nuestra muerte. Sagmeister pensó que serÃa mucho mejor robar un poco tiempo al final de nuestras vidas y dosificarlo a lo largo de nuestra carrera profesional.
Hoy tiene contratado a un diseñador, a una persona de administración y a becarios que entran y salen en ciclos de tres meses. “El otro dÃa estaba cenando con una persona que tiene una plantilla de 1.000 trabajadores. Tardó cuatro años en cambiar cómo tratar el color en el estudio. En el mÃo lo hacemos en dos dÃas”.
Casos como este le han enseñado que tener agallas funciona por mucho que nuestros instintos nos digan lo contrario. “Estamos diseñados por naturaleza ancestral a tomarnos muy en serio el miedo mientras que la felicidad no tiene los mismos mecanismos. Si ves un plátano demasiado tarde, no ocurre absolutamente nada. Ya habrá otra ocasión para verlo. Si, en cambio, ves un tigre demasiado tarde, estás muerto. La gente en Occidente vive vidas muy protegidas y estos miedos no tienen sentido en este ambiente. Hay algunos peligros, pero están muy reducidos por la sociedad. Luchar contra estos miedos me ha ayudado mucho en los últimos años”, explica.
Principio de incompetencia de Peter. Un buen mecánico no es necesariamente un buen jefe de mecánicos.
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