āLa Residencia de Historietistasā, ni un fanzine ni una revista ni un cómic

”Yorokobu gratis en formato digital!
«Las revistas de cómic han muerto. Al menos, como negocio, como manera de ganarse la vida mÔs o menos bien». Con una afirmación tan contundente cuesta entender que los locos que estÔn detrÔs de La Residencia de Historietistas se hayan tragado sus propias palabras y se hayan embarcado en este nuevo proyecto editorial comiquero.
ĀæCómo podrĆamos definir lo que es La Residencia? Tiene aspecto de revista y cuenta en su plantilla con un destacado nĆŗmero de ilustradores y viƱetistas. Pero Juan JosĆ© JimĆ©nez BlĆ”zquez, mĆ”s conocido como Juanjo el RĆ”pido y director de este invento, prefiere llamarlo boletĆn. No se encuentra en quioscos ni en librerĆas. Para conseguir un ejemplar es necesario suscribirse. Son los lectores los que sustentan el proyecto. AsĆ se aseguran la libertad total para dibujar y hablar de lo que les dĆ© la gana.
Ā«El afĆ”n de protagonismo y la falta de amistades, fundamentalmente, son el motor de arranque de La Residencia de HistorietistasĀ», bromea Juanjo el RĆ”pido (Ā«DefĆneme como profesor y embaucador, por favor, no como ilustrador. Bueno, pon profesor de dibujo y asĆ se sobreentiendeĀ»).
Ā«Bromas aparte, cuando hacĆamos La Resistencia [un fanzine anterior a este nuevo proyecto] bromeamos con que al acabar harĆamos La Residencia, y solo dejarĆamos participar a artistas mayores de 50 aƱos. SerĆa la antĆtesis de La casa de la bomba. Pues me picó el gusanillo y desarrollĆ© la idea tal cual. Los amigos reaccionaron con mucha asertividad, pero una gran parte se negó al condicionante por edad; menos mal que mis cómplices tienen mĆ”s cabeza que yo. AsĆ que cambiamos eso y tambiĆ©n el nombre, que era La Residencia (a secas) y ahora es El insigne y excelso boletĆn de distribución interna de La Residencia de HistorietistasĀ».
Si, como dices, las revistas de cómic no dan de comer, ¿para qué seguir insistiendo?
 Esto es mÔs una panda de amigos que una revista o un fanzine. En vez de quedar en el bar para ver jugar al Atleti o en el club social para jugar al golf, gastamos nuestro tiempo, esfuerzo y talento en fabricar un producto sin ningún afÔn de lucro, sabiendo que nunca darÔ beneficios. Yo ya me he cansado de que cada número de un proyecto venda menos copias que el anterior; algo que parece es bastante común en este mundillo. El número 3 lo tendrÔ al menos tanta gente como el 2 y el 1. Probablemente, mÔs. Es lo que tiene que solo se pueda conseguir por suscripción (10 números por 50 lereles; un chollo, oigan).
La Residencia tiene un punto de locura en el que no deja de insistir su director. Ā«Yo estoy al mando del volante y el que paga las facturas es Ricardo Esteban a travĆ©s de su sello Nuevo Nueve, que todavĆa no tiene ni un aƱito de vida. Dos trastornados, vaya. Y, por supuesto, todos los autores, que son el alma, corazón y vida del saraoĀ».
Cuando ya tenĆan todo listo para lanzar su primer nĆŗmero, llegó el coronavirus y tiró por tierra todos los planes. No quedó mĆ”s remedio que avisar a sus suscriptores (otros locos), que habĆan invertido su dinero a ciegas, sin saber quĆ© iban a recibir en sus buzones, y esperar a que acabara el confinamiento para poder poner en marcha, de nuevo, la maquinaria. En este mes de junio se han enviado los dos primeros nĆŗmeros del boletĆn al alimón.
La tirada se limita a 250 copias, todas ellas numeradas y nominalizadas. Ā«Del 1 en adelante son los autores, que ahora mismo son 33. Del 50 hacia abajo, los patrocinadores. LlegarĆ” un momento en que autores y patrocinadores se encontrarĆ”n y entonces morirĆ” un rotulista en algĆŗn lugar del planeta a causa del vórtice generado por esta implosión. Del 51 hasta el 250 estarĆ”n los suscriptores. Utilizo el futuro porque todavĆa quedan plazas libres en este tranvĆa, asĆ que ya sabĆ©is lo que debĆ©is hacer los tardĆosĀ».
Cada edición estarĆ” dedicada a un Ćŗnico tema, a modo de monogrĆ”fico. El primer nĆŗmero giró en torno al Abecedario. El segundo fue Mi casa (Ā«Lo puse antes de la pandemia, lo creĆ”is o noĀ»); Juan Berrio, uno de los ilustradores que forman parte de la nómina de La Residencia de Historietistas, ha elegido el Recuerdo para el tercer nĆŗmero. Ā«El cuarto serĆ” el capricho de Max y todavĆa no lo ha comunicadoĀ», concluye Juanjo el RĆ”pido.
AdemĆ”s de Berrio, figuran nombres como Raquel Alzate, ToƱo Benavides, Calo, Manolo Hidalgo, Silvestre, Enrique Flores, FermĆn SolĆs, Manel CrĆ”neo, Albertoyos, Amelia Navarro, Ćlex Fito,Ā Laura PĆ©rez Vernetti, Max, Felipe H. Navarro, Mar Ferrero, LPO, Manel Fontdevila, Miguel Ćngel MartĆn, Antonio Navarro, Sento, ToƱa Santolaya, Javier Olivares, Pablo Velarde, Pedro Villarejo, JoaquĆn López Cruces, Yeyei Gómez y Jali, ademĆ”s del propio Juanjo.
ĀæSon siempre los mismos o cambian en cada nĆŗmero?
En el segundo número desaparezco yo y entran un clÔsico contemporÔneo, Pere Joan, y un contemporÔneo que serÔ clÔsico: Luis NCT. En el tercero, entrarÔ Josep Rural.
¿Cómo los elegiste? ¿Hay algún criterio para seleccionarlos?
El criterio, en un principio, era que me gustaran y me cayeran bien. Buena gente y buenos artistas. DespuĆ©s llegaron algunos recomendados, que yo no conocĆa, pero mirĆ© su trabajo y me pareció bueno. Lo de la bonhomĆa no lo sĆ©, porque todavĆa no los conozco personalmente, pero si me entero de que votan a VOX o que un dĆa se tiraron un pedo en misa, les expulsarĆ© sin piedad. TambiĆ©n hay autores que se han postulado ellos mismos al enterarse del proyecto, y al ver lo que hacĆan, les he fichado sin dudar. Ahora mismo es complicado que nadie entre, salvo que alguien falle, pero tenemos lista de espera, de gran calidad.
La Residencia de Historietistas no presume de diseño puntero ni rebuscado. Va al grano, sin mÔs detalles. Este es el tema y esto es lo que te contamos. Pon tú la literatura. Y no es esa la única interactuación que buscan con sus suscriptores. La portada también deben currÔrsela ellos. Un marco negro con el fondo en blanco indica dónde debe ir el recorte de cómic que el lector encontrarÔ en el interior de cada ejemplar, ademÔs de otros detallitos de bienvenida.
ExplĆcame lo de la portada. ĀæPor quĆ© ese Ā«hĆ”ztelo tĆŗ mismoĀ» y no haberlo hecho vosotros directamente? Al fin y al cabo, es pegar una viƱeta.
La idea inicial era implementar una cadena de montaje (herencia de mi Ć©poca en La MĆ”s Bella) y en una tarde cepillarnos entre varios la pegada de las 250 portadas. Luego llegó el covid-19 y se nos acumularon dos nĆŗmeros (500 portadas) y la imposibilidad de hacer el encuentro colaborativo; no me veĆa yo gastando 500 minutos de mi tiempo haciĆ©ndolo solo. Creo que cada persona que reciba su ejemplar puede emplear dos minutos de su vida en autoadhesivar la cubierta en vez de morir yo en el intento. Recuerdo un capĆtulo de Seinfield muy divertido con una pegada de sobres y una muerte por intoxicación de morirse de risa. Si no eres tĆŗ el finado, claro.
La viñeta que enviÔis para pegar parece recortada directamente de un cómic viejo. Para colmo, tienes que elegir por cuÔl de las dos caras lo vas a pegar. ¿Algún mensaje oculto que hay que descifrar?
El azar, mon amie, el azar. Son todo recortes de cómics deteriorados, ajados, desechados por la sociedad, cuyo destino habrĆa sido el contenedor de papel. ĀæQuĆ© mejor giro de guion que cambiar el destino de esta basura celulósica y convertir esas viƱetas en las cubiertas del mejor boletĆn de bande dessinĆ©e del mundo?Ā Lo de quĆ© cara elegir lo hacemos a posta para que los indecisos lo pasen mal. Amigos dubitativos y vagos, si no pegĆ”is la portada se os aparecerĆ” el fantasma de HergĆ© y os harĆ” leer Tintin en el paĆs de los Soviets en el sentido de lectura de un manga. Y en euskera.
ĀæA quiĆ©n le puede interesar La Residencia y por quĆ© recomendarĆas suscribirse?
 A gente que no estÔ bien, especuladores y personas en terapia que estén recuperÔndose. No le recomiendo a nadie que se suscriba, porque es un producto que se vende solo. Donde no hay publicidad resplandece la verdad.
”Yorokobu gratis en formato digital!
«Las revistas de cómic han muerto. Al menos, como negocio, como manera de ganarse la vida mÔs o menos bien». Con una afirmación tan contundente cuesta entender que los locos que estÔn detrÔs de La Residencia de Historietistas se hayan tragado sus propias palabras y se hayan embarcado en este nuevo proyecto editorial comiquero.
ĀæCómo podrĆamos definir lo que es La Residencia? Tiene aspecto de revista y cuenta en su plantilla con un destacado nĆŗmero de ilustradores y viƱetistas. Pero Juan JosĆ© JimĆ©nez BlĆ”zquez, mĆ”s conocido como Juanjo el RĆ”pido y director de este invento, prefiere llamarlo boletĆn. No se encuentra en quioscos ni en librerĆas. Para conseguir un ejemplar es necesario suscribirse. Son los lectores los que sustentan el proyecto. AsĆ se aseguran la libertad total para dibujar y hablar de lo que les dĆ© la gana.
Ā«El afĆ”n de protagonismo y la falta de amistades, fundamentalmente, son el motor de arranque de La Residencia de HistorietistasĀ», bromea Juanjo el RĆ”pido (Ā«DefĆneme como profesor y embaucador, por favor, no como ilustrador. Bueno, pon profesor de dibujo y asĆ se sobreentiendeĀ»).
Ā«Bromas aparte, cuando hacĆamos La Resistencia [un fanzine anterior a este nuevo proyecto] bromeamos con que al acabar harĆamos La Residencia, y solo dejarĆamos participar a artistas mayores de 50 aƱos. SerĆa la antĆtesis de La casa de la bomba. Pues me picó el gusanillo y desarrollĆ© la idea tal cual. Los amigos reaccionaron con mucha asertividad, pero una gran parte se negó al condicionante por edad; menos mal que mis cómplices tienen mĆ”s cabeza que yo. AsĆ que cambiamos eso y tambiĆ©n el nombre, que era La Residencia (a secas) y ahora es El insigne y excelso boletĆn de distribución interna de La Residencia de HistorietistasĀ».
Si, como dices, las revistas de cómic no dan de comer, ¿para qué seguir insistiendo?
 Esto es mÔs una panda de amigos que una revista o un fanzine. En vez de quedar en el bar para ver jugar al Atleti o en el club social para jugar al golf, gastamos nuestro tiempo, esfuerzo y talento en fabricar un producto sin ningún afÔn de lucro, sabiendo que nunca darÔ beneficios. Yo ya me he cansado de que cada número de un proyecto venda menos copias que el anterior; algo que parece es bastante común en este mundillo. El número 3 lo tendrÔ al menos tanta gente como el 2 y el 1. Probablemente, mÔs. Es lo que tiene que solo se pueda conseguir por suscripción (10 números por 50 lereles; un chollo, oigan).
La Residencia tiene un punto de locura en el que no deja de insistir su director. Ā«Yo estoy al mando del volante y el que paga las facturas es Ricardo Esteban a travĆ©s de su sello Nuevo Nueve, que todavĆa no tiene ni un aƱito de vida. Dos trastornados, vaya. Y, por supuesto, todos los autores, que son el alma, corazón y vida del saraoĀ».
Cuando ya tenĆan todo listo para lanzar su primer nĆŗmero, llegó el coronavirus y tiró por tierra todos los planes. No quedó mĆ”s remedio que avisar a sus suscriptores (otros locos), que habĆan invertido su dinero a ciegas, sin saber quĆ© iban a recibir en sus buzones, y esperar a que acabara el confinamiento para poder poner en marcha, de nuevo, la maquinaria. En este mes de junio se han enviado los dos primeros nĆŗmeros del boletĆn al alimón.
La tirada se limita a 250 copias, todas ellas numeradas y nominalizadas. Ā«Del 1 en adelante son los autores, que ahora mismo son 33. Del 50 hacia abajo, los patrocinadores. LlegarĆ” un momento en que autores y patrocinadores se encontrarĆ”n y entonces morirĆ” un rotulista en algĆŗn lugar del planeta a causa del vórtice generado por esta implosión. Del 51 hasta el 250 estarĆ”n los suscriptores. Utilizo el futuro porque todavĆa quedan plazas libres en este tranvĆa, asĆ que ya sabĆ©is lo que debĆ©is hacer los tardĆosĀ».
Cada edición estarĆ” dedicada a un Ćŗnico tema, a modo de monogrĆ”fico. El primer nĆŗmero giró en torno al Abecedario. El segundo fue Mi casa (Ā«Lo puse antes de la pandemia, lo creĆ”is o noĀ»); Juan Berrio, uno de los ilustradores que forman parte de la nómina de La Residencia de Historietistas, ha elegido el Recuerdo para el tercer nĆŗmero. Ā«El cuarto serĆ” el capricho de Max y todavĆa no lo ha comunicadoĀ», concluye Juanjo el RĆ”pido.
AdemĆ”s de Berrio, figuran nombres como Raquel Alzate, ToƱo Benavides, Calo, Manolo Hidalgo, Silvestre, Enrique Flores, FermĆn SolĆs, Manel CrĆ”neo, Albertoyos, Amelia Navarro, Ćlex Fito,Ā Laura PĆ©rez Vernetti, Max, Felipe H. Navarro, Mar Ferrero, LPO, Manel Fontdevila, Miguel Ćngel MartĆn, Antonio Navarro, Sento, ToƱa Santolaya, Javier Olivares, Pablo Velarde, Pedro Villarejo, JoaquĆn López Cruces, Yeyei Gómez y Jali, ademĆ”s del propio Juanjo.
ĀæSon siempre los mismos o cambian en cada nĆŗmero?
En el segundo número desaparezco yo y entran un clÔsico contemporÔneo, Pere Joan, y un contemporÔneo que serÔ clÔsico: Luis NCT. En el tercero, entrarÔ Josep Rural.
¿Cómo los elegiste? ¿Hay algún criterio para seleccionarlos?
El criterio, en un principio, era que me gustaran y me cayeran bien. Buena gente y buenos artistas. DespuĆ©s llegaron algunos recomendados, que yo no conocĆa, pero mirĆ© su trabajo y me pareció bueno. Lo de la bonhomĆa no lo sĆ©, porque todavĆa no los conozco personalmente, pero si me entero de que votan a VOX o que un dĆa se tiraron un pedo en misa, les expulsarĆ© sin piedad. TambiĆ©n hay autores que se han postulado ellos mismos al enterarse del proyecto, y al ver lo que hacĆan, les he fichado sin dudar. Ahora mismo es complicado que nadie entre, salvo que alguien falle, pero tenemos lista de espera, de gran calidad.
La Residencia de Historietistas no presume de diseño puntero ni rebuscado. Va al grano, sin mÔs detalles. Este es el tema y esto es lo que te contamos. Pon tú la literatura. Y no es esa la única interactuación que buscan con sus suscriptores. La portada también deben currÔrsela ellos. Un marco negro con el fondo en blanco indica dónde debe ir el recorte de cómic que el lector encontrarÔ en el interior de cada ejemplar, ademÔs de otros detallitos de bienvenida.
ExplĆcame lo de la portada. ĀæPor quĆ© ese Ā«hĆ”ztelo tĆŗ mismoĀ» y no haberlo hecho vosotros directamente? Al fin y al cabo, es pegar una viƱeta.
La idea inicial era implementar una cadena de montaje (herencia de mi Ć©poca en La MĆ”s Bella) y en una tarde cepillarnos entre varios la pegada de las 250 portadas. Luego llegó el covid-19 y se nos acumularon dos nĆŗmeros (500 portadas) y la imposibilidad de hacer el encuentro colaborativo; no me veĆa yo gastando 500 minutos de mi tiempo haciĆ©ndolo solo. Creo que cada persona que reciba su ejemplar puede emplear dos minutos de su vida en autoadhesivar la cubierta en vez de morir yo en el intento. Recuerdo un capĆtulo de Seinfield muy divertido con una pegada de sobres y una muerte por intoxicación de morirse de risa. Si no eres tĆŗ el finado, claro.
La viñeta que enviÔis para pegar parece recortada directamente de un cómic viejo. Para colmo, tienes que elegir por cuÔl de las dos caras lo vas a pegar. ¿Algún mensaje oculto que hay que descifrar?
El azar, mon amie, el azar. Son todo recortes de cómics deteriorados, ajados, desechados por la sociedad, cuyo destino habrĆa sido el contenedor de papel. ĀæQuĆ© mejor giro de guion que cambiar el destino de esta basura celulósica y convertir esas viƱetas en las cubiertas del mejor boletĆn de bande dessinĆ©e del mundo?Ā Lo de quĆ© cara elegir lo hacemos a posta para que los indecisos lo pasen mal. Amigos dubitativos y vagos, si no pegĆ”is la portada se os aparecerĆ” el fantasma de HergĆ© y os harĆ” leer Tintin en el paĆs de los Soviets en el sentido de lectura de un manga. Y en euskera.
ĀæA quiĆ©n le puede interesar La Residencia y por quĆ© recomendarĆas suscribirse?
 A gente que no estÔ bien, especuladores y personas en terapia que estén recuperÔndose. No le recomiendo a nadie que se suscriba, porque es un producto que se vende solo. Donde no hay publicidad resplandece la verdad.