Se llama Lara, sus amigos la llaman Lars y sus seguidores Lara Lars. Es arquitecta, le encanta dibujar y pasa las horas componiendo imĆ”genes virtuales. Usa iconos de los aƱos 50 para hablar de problemas del siglo XXI. Se sirve del imaginario fantĆ”stico para representar fielmente la realidad. Teniendo en cuenta todos estos elementos, podrĆamos decir que la obra de esta artista gallega es una yuxtaposición de influencias, amputadas y cosidas como un Frankestein preciosista, como si fuera uno de sus collages.
No parece que su obra corra ese riesgo. En su versión estÔtica o en formato GIF, Lars sigue creando a buen ritmo, montando imÔgenes que tiran de referentes fantÔsticos, pero que hablan de un mundo bien real. Como ella misma resume, «el collage te permite contar de forma fantasiosa situaciones y sentimientos de una manera muchas veces mÔs acertada».
Se llama Lara, sus amigos la llaman Lars y sus seguidores Lara Lars. Es arquitecta, le encanta dibujar y pasa las horas componiendo imĆ”genes virtuales. Usa iconos de los aƱos 50 para hablar de problemas del siglo XXI. Se sirve del imaginario fantĆ”stico para representar fielmente la realidad. Teniendo en cuenta todos estos elementos, podrĆamos decir que la obra de esta artista gallega es una yuxtaposición de influencias, amputadas y cosidas como un Frankestein preciosista, como si fuera uno de sus collages.
No parece que su obra corra ese riesgo. En su versión estÔtica o en formato GIF, Lars sigue creando a buen ritmo, montando imÔgenes que tiran de referentes fantÔsticos, pero que hablan de un mundo bien real. Como ella misma resume, «el collage te permite contar de forma fantasiosa situaciones y sentimientos de una manera muchas veces mÔs acertada».