
Con las astillas de la cruz de Jesucristo podrÃan construirse varias arcas de Noé, y con los restos de San Juan Bautista, los cuerpos de los doce apóstoles.
Durante la Alta Edad Media fue un negocio muy lucrativo el tráfico de reliquias de santos, que podÃan ser huesos u objetos muy cercanos a él. La Iglesia consideraba que la beatitud de los santos estaba presente en las reliquias, de modo que toda iglesia que se preciara intentaba hacerse con un dedo de San Jenaro, un diente de San Mateo o el manto con el que se abrigaba la Virgen MarÃa.
Las reliquias de los santos otorgaban indulgencias, lo que permitÃa que las almas se ahorraran unos años en el purgatorio, que es algo asà como la cámara de descompresión de almas entre la Tierra y el Cielo. También recibÃan indulgencias los que acudÃan a peregrinar a ciudades santas, como Roma, Jerusalén y Santiago, lo que hizo surgir toda una industria de turismo religioso, que no ha dejado de funcionar hasta nuestros dÃas.
Pero, claro, la economÃa de la época estaba sometida a las mismas leyes que rigen la actual: un desmesurado aumento de la demanda derivó en una inflación de reliquias y, con ella, la proliferación de falsificaciones. AsÃ, además de la famosa Sábana Santa de TurÃn, que presuntamente cubrió el cadáver de Jesucristo, se venera una sábana santa en Sangüesa y otra en la catedral de Oviedo.
En la iglesia de Santa MarÃa del Popolo, en Roma, se rinde culto al santo cordón umbilical de Jesucristo, reliquia arriesgada aunque no tan estrambótica como el estornudo del EspÃritu Santo encerrado en una botella y que se guarda en el Sancta Santorum del Vaticano. También en Roma se guardaba —aunque se extravió— la cola del asno que llevó en sus lomos a Jesús.

El cordón umbilical de Jesús y la cola de su burro taxi son dos reliquias discutibles, pero al menos únicas. Más sospechosos son los 14 prepucios contabilizados de Jesucristo, uno de los cuales se venera en Santiago, y que dan una imagen equÃvoca sobre lo que ocultaba el pareo del MesÃas.
Con las astillas y los clavos de la cruz en la que fue crucificado Jesucristo podrÃan construirse varias arcas de Noé, y con los restos atribuidos al cuerpo de San Juan Bautista el CSI podrÃa reconstruir los cuerpos de los doce apóstoles y un par de romanos. Del Bautista se guardan más de sesenta dedos en iglesias y conventos de todo el mundo y, al menos, 28 iglesias desde Siria a Alemania tienen relicarios con fragmentos de cráneo, o bien enteros, autentificados de San Juan, según la prolija relación del especialista Antonio Barrero.
Autentificados, has leÃdo bien. ¿Quién verifica la autenticidad de las reliquias? Esta tarea recae en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, una división de la Iglesia Romana que preside el cardenal español Antonio Cañizares. Aunque la Iglesia fomenta el culto a las reliquias, también considera que la creencia en sus poderes cae en el terreno de la superstición. En el limbo entre la veneración y la magia reposan los miles de huesos de santos que pueblan las sacristÃas de los templos.
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Con información obtenida en Pregunta Santoral, lista de Escépticos y Planeta Sedna.
Este texto fue publicado en Yorokobu, edición de diciembre 2011.
lo de las arcas de Noe no es cierto. si se cogiera los trozosde madera de CIPRES datdos del siglo I que se conservan en catedrales y monasterios, no se podrÃa reconstruir ni un brazo de la cruz, lo malo es que en la edad media aparecieron muchos estafadores que vendia madera como madrea de la cruz. La iglesia SOLO considera autentico tres trozos, el de roma, el de Cantabria y el de jerusalen.
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