DecĆa Woody Allen en la pelĆcula Delitos y faltas (1989) que ir al cine es como hacerle novillos a la vida. Y, bien pensado, sĆ que hay algo de artimaƱa infantil en el hecho de encerrarse en una sala oscura durante varias horas. Un ejercicio de escapismo para huir del tiempo, del mundo āen quĆ© otro lugar, aparte de la cabina de un avión, serĆamos capaces de algo tan subversivo como apagar el móvilā.
Para huir hasta de uno mismo. Suspender la vida durante los minutos exactos que dura ese ensueƱo colectivo y, ya que estamos, aprovechar la sombra para reĆrnos fuerte o para llorar a moco tendido.
SegĆŗn MarĆa Ćlvarez, buena parte del truco tiene que ver con la proporción. Ā«Cuando vas al cine, vas a ver algo que es mĆ”s grande que tĆŗ mismo, esa proporción entre el espectador y la pantalla es muy importante. Mientras que en el ordenador o el móvil la postura es mirar hacia abajo, en el cine miras hacia arriba a algo que es mĆ”s grande y que de alguna manera te absorbeĀ».
Dicho de otro modo, no es lo mismo ver el final de Casablanca en la tele del salón que despedirse de un Rick Blaine de 15 x 8,5 metros de altura.

Por eso, y por si algĆŗn dĆas las viejas salas corren la suerte nostĆ”lgica de las cabinas telefónicas, Ćlvarez ha hecho un documental que es un manifiesto de amor al cine. Pero no al cine como arte, sino al cine como lugar.
Y para ello la directora ha buscado la complicidad de sus mĆ”s fieles habitantes: Las CinĆ©philas. Esas mujeres jubiladas que siempre llegan temprano a la primera sesión de la tarde, esas que suelen ocupar la periferia de las salas āsilenciosas, aplicadasā, que nunca faltan a una cita, ya sea con un estreno o un clĆ”sico de Truffaut.
Ā«Llevo viendo a estas mujeres en los cines desde que yo era estudiante, siempre rondando en los mĆ”rgenes de las salasĀ», cuenta esta directora argentina. Hasta que un dĆa se decidió a preguntarles por quĆ© estaban allĆ.
Las reinas de la primera sesión
En el documental Las CinĆ©philas hay seis mujeres protagonistas: dos de Argentina, dos de Uruguay, dos de EspaƱa. Todas van al cine, si el cuerpo se lo permite, varias veces por semana. Casi siempre a esas horas cuando las aceras todavĆa reverberan y las sombras siguen siendo muy cortas.
Algunas llevan la cuenta en un papel. Se escriben las pelĆculas que ya han visto y las que tienen pendientes. Anotan los tĆtulos y el director, con la diligencia del primer dĆa de clase. Es la diferencia entre ser una cinĆ©phila o un simple espectador.
«Cuando abordé a estas mujeres, automÔticamente me abrieron su vida. Son gente muy abierta y creo que eso tiene que ver con el hecho de ser cinéfilas. Ir al cine te hace experimentar otras vidas. El cine es un Ômbito de intercambio».
El documental empieza en la intimidad de la sala oscura para despuĆ©s ampliar el foco a la vida de cada una de estas mujeres: la que se organiza para ver hasta cuatro o cinco pelĆculas diarias y la que ve lo que le echen con tal de estar fresquita en la sala.
La que coge dos autobuses de ida y dos de vuelta para llegar y la que se hace acompaƱar hasta la misma puerta por la cuidadora porque apenas camina. La que ahora va al cine porque con su marido no podĆa y la que va, simplemente, porque estĆ” bien tener algo que hacer.

«Algunas lo usan como evasión, como un refugio de la realidad. Otras lo usan para todo lo contrario, como un espacio de interacción social», explica la directora.
Porque ver una pelĆcula puede ser una experiencia celosamente individual, pero entrar a una sala de cine es, como dice la antropóloga Ana Rosa Mantecón en su ensayo Ir al cine. AntropologĆa de los pĆŗblicos, un Ā«modo de estar juntosĀ».
Al final, y aunque cada cinĆ©phila tenga sus motivos, todas ellas convergen en uno solo, el mĆ”s evidente. Las seƱoras van al cine por la misma razón que deberĆamos hacerlo todos, porque Ā«ir al cineĀ» es, ante todo, un verbo de movimiento, una invitación a la acción que les mueve a vestirse, maquillarse, salir, relacionarse, rechazar lo cómodo, lo que se antoja inevitable.
Ā«Yo me siento muy identificada con ellas. Vislumbro en ellas mi propio futuroĀ», reconoce la directora de este film. Solo espera ādiceā que las salas sigan ahĆ cuando llegue el momento.
Ellas sostienen el cine
Actualmente existen unas 3.618 salas en los cines espaƱoles, de las cuales la mitad se concentran solo en tres regiones: CataluƱa, AndalucĆa y la comunidad de Madrid. Contrario a lo que uno podrĆa imaginar, las pantallas se mantienen, e Ā incluso aumentan āen 2017 el nĆŗmero creció por primera vez en seis aƱosā, pero los espectadores siguen cayendo, unos dos millones de butacas quedaron vacĆas el aƱo pasado.
Como admitió en una desafortunada entrevista Ćlex de la Iglesia, son las Ā«seƱoras mayoresĀ» las que han seguido al pie de la taquilla. Ni siquiera la excusa del precio y del IVA al 21% las ha hecho desertar. De todo esto tambiĆ©n habla Las CinĆ©philas.
«El documental estÔ recorrido por una sensación de extinción, la sensación de que con ellas se va una manera de ver cine».
Si los espectadores siguen desapareciendo, muchos temen que pase con los cines lo mismo que ya ocurre en el centro de Madrid, que acaben sustituidos por maniquĆs de plĆ”stico y camisetas a tres euros. O que las pantallas sean suplantadas por televisiones cada vez mĆ”s grandes, pero inevitablemente ridĆculas en proporción. O que al final nos volvamos tan adictos a lo inmediato, que tener que esperar para ver una pelĆcula nos parezca algo prehistórico.

Ā«Cada vez hay mĆ”s plataformas para ver pelĆculas, pero estas tienen mĆ”s que ver con una forma de consumo compulsivo que con la idea del cineĀ», insiste Ćlvarez. Curiosamente, su documental no ha dejado de exhibirse en pantalla grande desde que en 2017 ganó el premio del pĆŗblico en Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, BAFICI. Desde entonces ha recorrido mĆ”s de una veintena de festivales en paĆses como EspaƱa, Grecia, India o Corea del Sur. Y aĆŗn sigue.
«La gente conecta de manera particular con el documental. Es un homenaje al cine, a la sala oscura, a tener un lugar a donde ir».
Y en todo este trayecto, ellas, por supuesto, también se han visto. Con la misma fascinación y el mismo extrañamiento que uno siente cuando enfrenta dos espejos y ve su imagen repetida hasta el infinito: ellas mirÔndose en una pantalla mirando, a su vez, una pantalla.
Enormes, de unos 15 xĀ 8,5 metros de altura.
Que el artĆculo me ha parecido precioso y que de repente tengo unas ganas enormes de ir al cine y de ver el documental
Soy una de esas cinĆ©philas. No me podĆa imaginar que alguien reparara en mĆ y en otras mujeres ( y tengamos en cuenta tb a los -menos- hombres) por el hecho de ir al cine.
Efectivamente, ir al cine es una forma de vivir mucha otras vidas y experiencias. Hoy mismo pensaba que ir al cine me mantiene joven. De mente
Felicidades y muchas a Maria, y a Tirso. Desde BogotĆ” con mucho cariƱo. Busco mi tiempo pasado, mi tiempo presente y mi tiempo futuro en una sala de cine…
me ha encantado el artĆculo y me siento reflejada en el y tambiĆ©n a mi amiga Carmen.
Si nos quitan el cine nos quitan parte de nuestra vida!
Yo he escrito de la asistencia mayoritaria de las mujeres al cine con respecto a los hombres, de la asistencia tambien mayoria en las cafeterias para merendar, en el bus, en el metro, en lad tiendas..
Yo lo stribuyo a que son mƔs, se mueven mƔs, consumen mƔs,pero esa idea del escapismo de la vida diaria y de ver en grande los asuntos de la vida, etc es interesante.
Yo habria hecho tambien una peli asi
Bonito el artĆculo,admiro a las personas mayores que van a la filmoteca,no tIenen perjuicios, y lo mĆ”s precioso es que vean una pelĆcula de su Ć©poca y aplaudan al terminar la pelĆcula, como sĆmbolo de agradecimiento.
He sido profe en una Escuela de Personas Adultas y en mis proyectos escolares siempre ha estado el cine como un taller de sentimiento, emociones , historia…. tantas y tanta cosas hemos vivido junt@s que hoy , ya jubilada, sigo impartiendo un taller de cine como voluntaria. Para mi, el cine, es vivir la vida de forma diversa, creativa, divertida, solidaria… tantas y tantas cosas que nunca creo que pueda vivir sin ir al cine.
Gracias por el documental y el reconocimiento a tantas mujeres que han hecho del cine una forma mƔs de vivir.
Gracias tb a tantas directoras que detrƔs de la cƔmara nos reflejan con sus ojos de mujer otra manera de ver y disfrutar de la vida.
y gracias a los directores que aman y nos han hecho amar el cine. a tod@s GRACIAS!!!!!!!!
Se me olvidó pedirles que nos informen de cuĆ”ndo y dónde podremos ver este maravilloso documental. Me gustarĆa poder compartirlo con mĆ”s personas. Gracias, de nuevo.
Este documental es una oda a la vida, al arte, al encuentro y realizada con mucho respeto a sus actores, todas ellas mujeres, tal vez no encontró hombres. Lo sentà muy dañador y esperanzador . Tiene algo sacro encontrado en lo profano, algo del rito, fuera del Ômbito de lo cotidiano aunque allà se da, gracias a Maria por hablar de nosotras, las cinephilas
Quise poner sanador y el corrector puso lo opuesto, daƱador, me disculpo
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