Cosido con cariƱo y rabia desde Murcia. La ropa de Las CulpassĀ entra en una deliciosa contradicción desde su etiqueta, que resume con esta frase el leit motiv de la marca. Pero la contradicción mĆ”s importante, la que hace a estas dos jóvenes diseƱadoras ir a trabajar cada dĆa, ha sido la de fundir dos conceptos tan antagónicos como moda y feminismo.
Ā«No tienen por quĆ© serloĀ», rebaten al unĆsono Alexandra CĆ”novas y Martae MartĆnez. Ā«Aunque a veces lo sonĀ», concede CĆ”novas, Ā«en realidad empezamos por eso: nos gustaba la moda y no nos sentĆamos identificadas con las publicaciones, los desfiles y los escaparatesĀ».
CĆ”novas y MartĆnez se interrumpen, se interpelan, se rĆen. Se nota que aman lo que hacen, que creen cada palabra de lo que dicen, con la boca y con la aguja. Llevan cinco aƱos desarrollando un discurso que se intuye coherente y bien armado. Dando charlas, planeando desfiles, cosiendo y desafiando con cada pespunte los pilares de la moda. Rompiendo las costuras.



Las cosas ahora son mÔs fÔciles, menos rupturistas que cuando empezaron. Es verdad que en los últimos años el discurso feminista se ha colado en algunos desfiles, se ha domesticado para aparecer en el centro de la cultura pop.
Las Culpass mencionan la influencia de las Pussy Riot, el discurso de Emma Watson en la ONU, los mensajes de divas del pop como Beyoncé o desfiles como el de primavera verano 2015 de Chanel. Pero conceden también que parte de estos actos responden a una apropiación despolitizada y edulcorada del feminismo, lo que se ha venido a bautizar en España como #Feminismochic. Nada en contra, eso también puede estar bien, pero ellas hacen otra cosa.
Lo que hacen Las Culpass es una colección inspirada en la menstruación. Faldas para hombres. Bolsos hechos a base de sujetadores reciclados. Lo que hacen Las Culpass es autĆ©ntico. Puestos en antecedentes, podrĆamos decir que mĆ”s que nadar entre dos aguas, ellas navegan entre agua y aceite, dos elementos que no se mezclan, no se comunican, a pesar de que podrĆan (y quizĆ” deberĆan) estar relacionados.
AĆŗn asĆ aseguran que no les han caĆdo muchas crĆticas, ni desde el mundo del feminismo ni desde el de la moda. Ā«De hecho creemos que participar un poco en los dos mundos en muy necesarioĀ», asegura CĆ”novas. Ā«Nos movemos en un ambiente mĆ”s underground, donde la gente estĆ” ya muy informada, y en otro menos concienciado, mĆ”s clĆ”sico, para que no se queden con la idea de que el feminismo es un cartel concierto de Beyoncé». AsĆ han alternado sus charlas en centros sociales con su participación en la Semana de la moda de Murcia, su colaboración con el festival Zorrifest con su presencia en tiendas de ropa convencional.

A pesar de que el Ć©xito comercial empieza a arrancar ahora, el mediĆ”tico fue instantĆ”neo. Ā«Lo primero que hicimos fue el bolso riotĀ», recuerda MartĆnez, Ā«formaba parte de una colección que se llamaba Todos mis gallos, y era bĆ”sicamente todo lo que querĆamos decir. Pero era un poco⦠era todo un poco cutre. CogĆamos unos leotardos, los tintĆ”bamos, les ponĆamos un parche⦠Era muy experimental, muy artĆsticoĀ».
La calidad llegarĆa mĆ”s tarde pero el germen ya estaba allĆ. Las empezaron a sacar en blogs, les invitaron a entrevistas y charlas. Ā«Nos sorprendió muchĆsimo que la gente quisiera escucharnosĀ», reconocen, Ā«eso te motiva un montónĀ».
HabĆa un pĆŗblico dispuesto a escuchar, asĆ que estas dos jóvenes murcianas se pusieron manos a la obra, perfeccionando su tĆ©cnica y afinando el discurso. Ā«Nos dijimos, vamos a explorarlo todo individualmente, y empezamos con una colección sobre la obsesión con la estĆ©tica, sobre la transformación del cuerpo para adaptarse a los cĆ”nonesĀ». Revolucionaron la Murcia Fashion Week con un desfile en el que las modelos salĆan con la cara vendada, simulando el postoperatorio de una intervención estĆ©tica.
Las CulpaSS. Bolso Riot PRIMARIOS (+Pistoleras) from las culpass on Vimeo.
Los asistentes se quedaron bastante descolocados, pero la verdadera sorpresa vendrĆa unos dĆas despuĆ©s. La ropa se estaba vendiendo. Ā«Era pocoĀ», reconoce CĆ”novas, Ā«igual hacĆamos dos piezas por diseƱo, pero estaban bien hechas y empezamos a venderĀ». TambiĆ©n empezaron a pensar que podrĆan vivir de esto.
Siguen pensĆ”ndolo, aunque por el momento es una certeza bastante incierta. Con siete colecciones mĆ”s a sus espaldas, Las Culpass han aumentado la tirada a unas pocas decenas de prendas por diseƱo, han disparado su presencia en tiendas y mercadillos. El suyo, de momento, no es un negocio boyante, pero sĆ les apasiona, que es mĆ”s de lo que pueden decir la mayorĆa. Reconocen que ser diseƱador en EspaƱa no es fĆ”cil, pero ellas siguen al pie del cañón. Cosiendo, con cariƱo y rabia, desde Murcia.
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