Una idea más horizontal y menos opaca de la creación artÃstica, y que permite una independencia creativa mayor, al no depender de audiencias potenciales, politiqueos, burocracias, perspectivas de prestigio y otras mandangas que tradicionalmente han tenido mucho que decir en la evolución de las industrias culturales.
Por si fuera poco, el crowdfunding tiene tirón. En el último año, plataformas como Verkami, Lánzanos o Goteo han alcanzado una importante difusión en los medios. En Verkami, por ejemplo, ya son más de 200 los proyectos financiados, algunos de muy importante cuantÃa económica.
Seguimos necesitando al sector público. Seguimos necesitando capitales institucionales sólidos, trabajo serio en cultura, apoyos reales a la consolidación legal y económica de los pequeños empresarios, de los autónomos, de circuitos artÃsticos alternativos. Porque el crowdfunding no deja de estar limitado a proyectos concretos y a la ilusión de un público que no puede financiarlo todo durante demasiado tiempo.
Y en este mensaje pretendidamente positivo de que ‘hay que emprender’ siempre se escamotea el hecho de que vivimos en uno de los paÃses del mundo en los que es más difÃcil iniciar un negocio de verdad, de los que cotizan a la Seguridad Social y crean empleo. Y que los recortes en I+D y Cultura no dejan de crecer.
En definitiva, que viva el Crowdfunding, pero no olvidemos que, aparte de nosotros, amantes del arte y la belleza, hay gente ahà arriba que sigue teniendo responsabilidades con sus ciudadanos.
Una idea más horizontal y menos opaca de la creación artÃstica, y que permite una independencia creativa mayor, al no depender de audiencias potenciales, politiqueos, burocracias, perspectivas de prestigio y otras mandangas que tradicionalmente han tenido mucho que decir en la evolución de las industrias culturales.
Por si fuera poco, el crowdfunding tiene tirón. En el último año, plataformas como Verkami, Lánzanos o Goteo han alcanzado una importante difusión en los medios. En Verkami, por ejemplo, ya son más de 200 los proyectos financiados, algunos de muy importante cuantÃa económica.
Seguimos necesitando al sector público. Seguimos necesitando capitales institucionales sólidos, trabajo serio en cultura, apoyos reales a la consolidación legal y económica de los pequeños empresarios, de los autónomos, de circuitos artÃsticos alternativos. Porque el crowdfunding no deja de estar limitado a proyectos concretos y a la ilusión de un público que no puede financiarlo todo durante demasiado tiempo.
Y en este mensaje pretendidamente positivo de que ‘hay que emprender’ siempre se escamotea el hecho de que vivimos en uno de los paÃses del mundo en los que es más difÃcil iniciar un negocio de verdad, de los que cotizan a la Seguridad Social y crean empleo. Y que los recortes en I+D y Cultura no dejan de crecer.
En definitiva, que viva el Crowdfunding, pero no olvidemos que, aparte de nosotros, amantes del arte y la belleza, hay gente ahà arriba que sigue teniendo responsabilidades con sus ciudadanos.
Análisis certero de la realidad en que vivimos y ojalá este artÃculo caiga en manos de quien debe leerlo
Dicho con otras palabras, el crowdfuding nace por una combinación de dos factores:
1) Internet facilita la creación de grandes comunidades, lo que facilita el contacto directo entre los creadores y sus seguidores.
2) La incompetencia tanto de las autoridades como de la industria cultural, que ha obligado a los creadores a buscarse la vida por su cuenta.
El primer factor es una buena noticia y el segundo una mala noticia.
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