19 de noviembre 2015    /   Logo School
por
 

Por esto nunca acaba de entrarte lo del leĆ­smo

Logo School

19 de noviembre 2015    /   Logo School     por          
CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
thumb image

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista Junio/JulioĀ haciendo clic aquĆ­.

Los espaƱoles, esos individuos que desconocen el complemento directo

La teoría del uso de los pronombres para sustituir a los complementos directos e indirectos no parece muy complicada. Pero genera muchas dudas por las numerosas excepciones que tiene. El objetivo de este artículo es resumir algunas de las que mÔs confusión crean.

ArtĆ­culo relacionado

En primer lugar haremos un repaso rÔpido a modo de introducción. En la frase «Regalé unos pendientes a Marta», el complemento directo es «unos pendientes» y el complemento indirecto es «a Marta».

Los complementos directos, cuando se sustituyen por pronombres, deben ser sustituidos por «la», «lo» o sus plurales. Así que en esta frase diríamos «se los regalé a Marta». Los complementos indirectos deben ser sustituidos por «le» o su plural. Así que en esta frase diríamos «le regalé unos pendientes».

Ahora ya podemos definir las tres desviaciones, es decir, tres usos de esos pronombres en funciones que no les corresponden etimológicamente:

LEƍSMO: utilización de Ā«leĀ» o Ā«lesĀ» para referirse a un complemento directo, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«laĀ», Ā«loĀ», Ā«lasĀ» o Ā«losĀ».
LAƍSMO: utilización de Ā«laĀ» o Ā«lasĀ» para referirse a un complemento indirecto, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«leĀ» o Ā«lesĀ» (tambiĆ©n para femenino).
LOƍSMO: utilización Ā«loĀ» o Ā«losĀ» en un complemento indirecto, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«leĀ» o Ā«lesĀ».

leĆ­smo

Parece fÔcil. No hemos tardado mÔs de un minuto en resumirlo. ¿Por qué, entonces, genera tantas dudas? Seguramente por alguna de estas excepciones. 

1. El leĆ­smo masculino singular es correcto cuando se refiere a un hombre

Utilizar LE o LES para un complemento directo es leísmo, como vemos en el esquema de arriba. Pero, cuando estÔ referido a un varón (solo en singular, y solo si es una persona y no un animal o un objeto), ese leísmo estÔ admitido en la lengua culta: es correcto.

Por lo tanto, decir «bésale», refiriéndose a un hombre es un leísmo correcto. Aunque lo ideal gramaticalmente hablando fuera decir «bésalo», al tratarse de un complemento directo.

Sin embargo, si lo pasamos al plural, sí que habría que decir «bésalos», porque «bésales»* es un leísmo incorrecto. También son incorrectos siempre los leísmos de persona referidos a un femenino o los referidos a cosas: «Necesito ese boli, acércamele»* o «A mi novia le conocí un jueves»*.

2. El leƭsmo de cortesƭa tambiƩn es correcto

Otro leísmo admitido es el llamado «leísmo de cortesía». Se da en frases como «le saludo atentamente» o «esa empleada le atenderÔ enseguida», que son correctas. Según Las 500 dudas mÔs frecuentes del español, este uso «es frecuente en hablantes que no cometen otro tipo de leísmo», y se debe a que, en estos casos, «le» concuerda con la forma «usted» (y no con «tú»): «le saludo atentamente a usted» o «esta empleada le atenderÔ a usted».

3. Hay muchas otras excepciones

Algunos verbos pueden ser combinados con complemento directo o indirecto indistintamente en la misma frase. Un caso claro es el verbo «llamar» cuando lleva un complemento predicativo. Es decir, podemos decir «Les llamaron locos» o «los llamaron locos», ambas son correctas.

También ocurre con los verbos impersonales reflejos: «A Carlos no se le avisó» / «A Carlos no se lo avisó». O con los verbos de influencia como «animar», «autorizar» u «obligar» cuando estos llevan un complemento de régimen detrÔs: podemos decir «les animo a probar nuevas vías» o «las animo a probar nuevas vías».

Otros verbos admiten construcciones tanto con «le» como con «lo/la», pero varían ligeramente su significado según el pronombre elegido. Es el caso de los verbos llamados «de afección psíquica». Son los que producen emociones, como «asustar», «divertir» o «impresionar». La variación de significado es muy sutil, pero existe. Por ejemplo, suele utilizarse «la» y «lo» cuando la acción es realizada voluntariamente por el sujeto («lo asusté») y «le» cuando es involuntaria («le asusté sin querer»).

La Nueva gramƔtica de la lengua espaƱola lista otros muchos verbos que presentan excepciones. Pueden consultarse al detalle en este artƭculo del Diccionario panhispƔnico de dudas.

AsĆ­ que el esquema de antes se convertirĆ­a en algo asĆ­:

leĆ­smo

4. En ocasiones se dan casos de hipercorrección

Se da un caso curioso similar al «antidequeísmo» o «queísmo»: por la voluntad de evitar el laísmo, algunas personas acaban cometiendo leísmo en frases donde sí era correcto utilizar «la». Por ejemplo, dicen erróneamente «A Elena le esperé durante dos horas»*.

5. En algunas regiones eligen cometer leísmo o laísmo como seña de identidad, aunque sea incorrecto

QuizÔ la única de las tres desviaciones que se censura sin excepción en los ambientes cultos es el loísmo.

Pero el laísmo, que siempre es incorrecto, y el leísmo, incluso en las ocasiones en las que es incorrecto, tiene defensores en algunas zonas, incluso entre personas cultas o cuya profesión estÔ ligada al lenguaje, como periodistas o escritores.

Es el caso de algunos hablantes en gran parte de Castilla y León (el Ôrea central y noroccidental, según el Diccionario panhispÔnico de dudas), que en lugar de distinguir el uso de estos pronombres por su función gramatical, se basan en otros sistemas: por ejemplo, el género o número del complemento o incluso si el objeto mencionado estÔ animado o no (usan «lo» para sujetos inanimados y «le» para seres humanos y otros seres vivos).

AdemÔs, en regiones donde el español convive con otras lenguas, se diluye aún mÔs la diferenciación. Por ejemplo, en el País Vasco y Navarra es frecuente que utilicen siempre «le» por influjo del Euskera.

En Madrid es muy frecuente que se cometa laísmo («La dije que viniera»*), especialmente en la lengua oral y sobre todo con verbos como «decir», «gustar» o «preguntar».

leĆ­smo

Aquí hay sitio para el debate, como casi siempre que alguien se toma «la justicia por su mano» y decide respetar solo las normas lingüísticas con las que estÔ de acuerdo y hacer caso omiso de las que no le gustan o le resultan difíciles de asimilar (ya estemos hablando de la tilde en la palabra «solo» o del uso del plural colectivo para un grupo en el que hay hombres y mujeres). En teoría, hablar o escribir correctamente implicaría conocer y respetar todas las normas lingüísticas y no solo las que uno quiera. Pero, si lo desea el lector, podríamos añadir un matiz: a los que conozcan bien ese uso de los pronombres y, conociéndolo, decidan voluntariamente escribir o hablar de forma incorrecta debido a su procedencia, «se lo perdonamos» también.

Aquí la pregunta es: ¿cuÔntos de los que aseguran cometer leísmo o laísmo voluntariamente conocen las normas, saben cuÔndo lo estÔn cometiendo y cuÔndo no y eligen conscientemente cometerlo?

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista Junio/JulioĀ haciendo clic aquĆ­.

Los espaƱoles, esos individuos que desconocen el complemento directo

La teoría del uso de los pronombres para sustituir a los complementos directos e indirectos no parece muy complicada. Pero genera muchas dudas por las numerosas excepciones que tiene. El objetivo de este artículo es resumir algunas de las que mÔs confusión crean.

En primer lugar haremos un repaso rÔpido a modo de introducción. En la frase «Regalé unos pendientes a Marta», el complemento directo es «unos pendientes» y el complemento indirecto es «a Marta».

Los complementos directos, cuando se sustituyen por pronombres, deben ser sustituidos por «la», «lo» o sus plurales. Así que en esta frase diríamos «se los regalé a Marta». Los complementos indirectos deben ser sustituidos por «le» o su plural. Así que en esta frase diríamos «le regalé unos pendientes».

ArtĆ­culo relacionado

Ahora ya podemos definir las tres desviaciones, es decir, tres usos de esos pronombres en funciones que no les corresponden etimológicamente:

LEƍSMO: utilización de Ā«leĀ» o Ā«lesĀ» para referirse a un complemento directo, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«laĀ», Ā«loĀ», Ā«lasĀ» o Ā«losĀ».
LAƍSMO: utilización de Ā«laĀ» o Ā«lasĀ» para referirse a un complemento indirecto, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«leĀ» o Ā«lesĀ» (tambiĆ©n para femenino).
LOƍSMO: utilización Ā«loĀ» o Ā«losĀ» en un complemento indirecto, cuando deberĆ­a utilizarse en su lugar Ā«leĀ» o Ā«lesĀ».

leĆ­smo

Parece fÔcil. No hemos tardado mÔs de un minuto en resumirlo. ¿Por qué, entonces, genera tantas dudas? Seguramente por alguna de estas excepciones. 

1. El leĆ­smo masculino singular es correcto cuando se refiere a un hombre

Utilizar LE o LES para un complemento directo es leísmo, como vemos en el esquema de arriba. Pero, cuando estÔ referido a un varón (solo en singular, y solo si es una persona y no un animal o un objeto), ese leísmo estÔ admitido en la lengua culta: es correcto.

Por lo tanto, decir «bésale», refiriéndose a un hombre es un leísmo correcto. Aunque lo ideal gramaticalmente hablando fuera decir «bésalo», al tratarse de un complemento directo.

Sin embargo, si lo pasamos al plural, sí que habría que decir «bésalos», porque «bésales»* es un leísmo incorrecto. También son incorrectos siempre los leísmos de persona referidos a un femenino o los referidos a cosas: «Necesito ese boli, acércamele»* o «A mi novia le conocí un jueves»*.

2. El leƭsmo de cortesƭa tambiƩn es correcto

Otro leísmo admitido es el llamado «leísmo de cortesía». Se da en frases como «le saludo atentamente» o «esa empleada le atenderÔ enseguida», que son correctas. Según Las 500 dudas mÔs frecuentes del español, este uso «es frecuente en hablantes que no cometen otro tipo de leísmo», y se debe a que, en estos casos, «le» concuerda con la forma «usted» (y no con «tú»): «le saludo atentamente a usted» o «esta empleada le atenderÔ a usted».

3. Hay muchas otras excepciones

Algunos verbos pueden ser combinados con complemento directo o indirecto indistintamente en la misma frase. Un caso claro es el verbo «llamar» cuando lleva un complemento predicativo. Es decir, podemos decir «Les llamaron locos» o «los llamaron locos», ambas son correctas.

También ocurre con los verbos impersonales reflejos: «A Carlos no se le avisó» / «A Carlos no se lo avisó». O con los verbos de influencia como «animar», «autorizar» u «obligar» cuando estos llevan un complemento de régimen detrÔs: podemos decir «les animo a probar nuevas vías» o «las animo a probar nuevas vías».

Otros verbos admiten construcciones tanto con «le» como con «lo/la», pero varían ligeramente su significado según el pronombre elegido. Es el caso de los verbos llamados «de afección psíquica». Son los que producen emociones, como «asustar», «divertir» o «impresionar». La variación de significado es muy sutil, pero existe. Por ejemplo, suele utilizarse «la» y «lo» cuando la acción es realizada voluntariamente por el sujeto («lo asusté») y «le» cuando es involuntaria («le asusté sin querer»).

La Nueva gramƔtica de la lengua espaƱola lista otros muchos verbos que presentan excepciones. Pueden consultarse al detalle en este artƭculo del Diccionario panhispƔnico de dudas.

AsĆ­ que el esquema de antes se convertirĆ­a en algo asĆ­:

leĆ­smo

4. En ocasiones se dan casos de hipercorrección

Se da un caso curioso similar al «antidequeísmo» o «queísmo»: por la voluntad de evitar el laísmo, algunas personas acaban cometiendo leísmo en frases donde sí era correcto utilizar «la». Por ejemplo, dicen erróneamente «A Elena le esperé durante dos horas»*.

5. En algunas regiones eligen cometer leísmo o laísmo como seña de identidad, aunque sea incorrecto

QuizÔ la única de las tres desviaciones que se censura sin excepción en los ambientes cultos es el loísmo.

Pero el laísmo, que siempre es incorrecto, y el leísmo, incluso en las ocasiones en las que es incorrecto, tiene defensores en algunas zonas, incluso entre personas cultas o cuya profesión estÔ ligada al lenguaje, como periodistas o escritores.

Es el caso de algunos hablantes en gran parte de Castilla y León (el Ôrea central y noroccidental, según el Diccionario panhispÔnico de dudas), que en lugar de distinguir el uso de estos pronombres por su función gramatical, se basan en otros sistemas: por ejemplo, el género o número del complemento o incluso si el objeto mencionado estÔ animado o no (usan «lo» para sujetos inanimados y «le» para seres humanos y otros seres vivos).

AdemÔs, en regiones donde el español convive con otras lenguas, se diluye aún mÔs la diferenciación. Por ejemplo, en el País Vasco y Navarra es frecuente que utilicen siempre «le» por influjo del Euskera.

En Madrid es muy frecuente que se cometa laísmo («La dije que viniera»*), especialmente en la lengua oral y sobre todo con verbos como «decir», «gustar» o «preguntar».

leĆ­smo

Aquí hay sitio para el debate, como casi siempre que alguien se toma «la justicia por su mano» y decide respetar solo las normas lingüísticas con las que estÔ de acuerdo y hacer caso omiso de las que no le gustan o le resultan difíciles de asimilar (ya estemos hablando de la tilde en la palabra «solo» o del uso del plural colectivo para un grupo en el que hay hombres y mujeres). En teoría, hablar o escribir correctamente implicaría conocer y respetar todas las normas lingüísticas y no solo las que uno quiera. Pero, si lo desea el lector, podríamos añadir un matiz: a los que conozcan bien ese uso de los pronombres y, conociéndolo, decidan voluntariamente escribir o hablar de forma incorrecta debido a su procedencia, «se lo perdonamos» también.

Aquí la pregunta es: ¿cuÔntos de los que aseguran cometer leísmo o laísmo voluntariamente conocen las normas, saben cuÔndo lo estÔn cometiendo y cuÔndo no y eligen conscientemente cometerlo?

CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
La ciencia de los cuentos
Grandes motivos para dejarse la barba
Uncut lanza una app con la historia de David Bowie
‘Room scape’: cuando jugar encerrados ayuda a ser feliz y a encontrar trabajo
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp
Opiniones 14
  • Tengo una apuesta en juego con alguien de castilla y león… Āæesta bien dicho “dentro de unos aƱos os le devuelvo”? (refiriendose a un bebĆ©). Yo le digo que esta mal, que es “os lo devuelvo” y me dice que no porque es persona :S

    • Ā”Curioso ejemplo, Jose! Ā«Os lo devuelvoĀ» estĆ” bien seguro porque es un complemento directo.
      «Os le devuelvo» estaría aceptado en teoría, como bien argumenta tu amigo de Castilla y León, porque es un leísmo referido a persona masculina singular.
      Sin embargo, creo que en este caso «suena mal», al contrario que en otras construcciones como «bésale», debido a que hay una cosificación: estÔs hablando de devolver una persona, como si estas pudieran tomarse prestadas o comprarse. Al ser un verbo que solemos usar con cosas, nos «suena» mejor utilizarlo con «lo».

  • El hablante se hace con el tiempo, se hace con el lugar. En mi caso hasta estudiĆ© cómo han evolucionado las lenguas a lo largo de la historia en la universidad. Soy madrileƱo, mi lengua materna es el espaƱol y de lo que me he dado cuenta es que no puedo evitar hablar como hablo, no puedo reprimir la variante geogrĆ”fica de la que provengo. En Madrid, como en muchas otras partes de EspaƱa, preferimos anteponer el gĆ©nero a la función gramatical (mĆ”s o menos fue lo que le pasó al inglĆ©s, hoy sólo distingue gĆ©nero con los pronombres en acc. y dat.), pero el problema de la sociedad o una parte de ella es que se cree con el derecho a demonizar a aquellos hablantes que precisamente por su variante geogrĆ”fica no pueden evitar hablar de la manera en la que lo hacen. No hay que adoptar posturas puristas y extremistas, simplemente hay que admitir la existencia de tales variantes. Son muchos los extranjeros que, habiendo estado aprendiendo espaƱol me han preguntado por quĆ© sus libros de texto les enseƱan cosas que no son asĆ­ o no advierten de la presencia de ciertas variaciones “o las considera vulgares y desaconseja su uso” como si solo los “incultos” hablaran asĆ­. Se nos olvida muy a menudo que, nuestra lengua, la que usamos hoy evolucionó del latĆ­n “vulgar”. Dejemos de condenar, de volver locos a los estudiantes de espaƱol, y aceptemos que la lengua cambia y varia y que es inevitable.

  • ĀæY echar de menos? Āæse puede decir “la echo de menos”?
    Es C. I. porquĆ© “ella” responde a ĀæquiĆ©n es echada de menos? pero tambien responde a ĀæquĆ© es echado de menos?
    Dime que “le echo de menos” referido a mujer es una hipercorreción porque me suena fatal. šŸ™‚
    Saludos

  • Isabel, quisiera ser directo contigo, algo mas que un complemento. ĀæMe dejas tu telĆ©fono?

  • La mayorĆ­a no conocen las reglas. Yo nacĆ­ en Salamanca y vivĆ­ en Castilla y León toda mi infancia. JamĆ”s un profesor me corrigió un laĆ­smo. A los 14 aƱos me mudĆ© a CataluƱa, y como allĆ­ este error (que sĆ­ muchĆ­simos otros) no lo cometen, al mes estaba hablando y escribiendo correctamente.

  • Estimada autora:
    En su artĆ­culo estĆ” confundiendo ‘objeto’ (directo/indirecto) con ‘complemento’ (directo/indirecto), lo cual echa abajo la mayor parte de las explicaciones. Vaya, con esta confusión ni siquiera se le hace justicia al epĆ­grafe de Borges.
    Saludos

  • Me ha encantado tu artĆ­culo, Isabel. Me encanta la ortografĆ­a y la gramĆ”tica y siempre me habĆ­a resistido particularmente a conocer bien las normas del leĆ­smo. Gracias por defender nuestra lengua y hacerlo tan bien.

  • Como siempre, un artĆ­culo relacionado con la lengua se le encarga a cualquier persona antes que a un filólogo (sin menospreciar a la articulista). Un poco de respeto para nuestra profesión, por favor.

  • Para variar, un artĆ­culo que habla de lengua y que se le encarga a cualquier profesional antes que a un filólogo (sin menospreciar a la redactora). Un poco de respeto a nuestra profesión, por favor.

  • Yo nacĆ­ y he vivido siempre en Madrid, a pesar de eso nunca fui alguien especialmente laĆ­sta —no por ello jamĆ”s he estado libre del laĆ­smo—, pero sĆ­ bastante leĆ­sta, aunque no hasta el punto de decir como “los ejercicios, quiero que les hagĆ”is” como decĆ­a mi profesor de quĆ­mica durante el Bachillerato…
    Yo intento suprimir posibles laĆ­smos que vengan de mĆ­, simplemente porque el laĆ­smo me suena fatal casi siempre, pero tampoco crucifico a quienes sĆ­ los cometan. Sobre el leĆ­smo, digamos que no me preocupa tanto porque es general en casi toda EspaƱa, pero sĆ­ se pueden evitar un “Le habĆ­an matado” o un “A ella no se le puede hablar ahora”, pues mira, mejor para mĆ­, por lo que intento ser mĆ”s consciente de leĆ­smos de persona. Por algĆŗn motivo, jamĆ”s he cometido leĆ­smos de cosa, tipo “el chaleco, póntele”, y el Ćŗnico caso de leĆ­smo que no me suena mal es el de “usted”, e incorrecto o no, lo cierto es que no me preocupa tanto cometer ese como otras perlitas que tenemos en Madrid, relacionadas con este tema o no. No es cuestión de estar mĆ”s de acuerdo con unas reglas que con otras, simplemente que en algunos casos suena mal o no.
    Cómo cualquier hijo de vecino, condeno el loĆ­smo, ese ya es demasiado turbio para cualquiera… un “los pegaron hasta dejarlos inconscientes” suena peor todavĆ­a que una mĆŗsica de reggaeton.

  • BĆ©sale es tan incorrecto como bĆ©sales. Ambos son leĆ­smos y deben
    escribirse con “o”. Los libros de gramĆ”tica asĆ­ lo contemplan. ĀæPor quĆ©
    en femenino decimos bƩsala y bƩsalas y en masculino debemos cambiar
    el mecanismo del pronombre? O todos o ninguno. Es tan penoso como
    el uso de los posesivos para la tercera persona ((Esta idea es suya, en
    lugar esta idea es de Ʃl o de ella).

  • Me encanta, precioso. Y que precio tiene corregir un libro de 1000 pĆ”ginas, con multitud de comas y algĆŗn leismo. No es un libro cualquiera el protagonista es franquista y ha descubierto un tesoro. Gracias por esta pĆ”gina tan bonita.

  • Comentarios cerrados.