El esperanto no es la Ășnica: lenguas artificiales con comunidad de hablantes

ÂĄYorokobu gratis en formato digital!
«Las lenguas habladas de la gente no sorda son verbales. Las de signos se llaman gestuales. ÂżCĂłmo llamarĂais a las lenguas de los extraterrestres que se comunican a travĂ©s de la piel?». Esta es una de las preguntas que proponĂa hace unos dĂas un miembro del grupo de Facebook Linguistics and Conlangs. Sus mĂĄs de 10.000 usuarios se dedican a compartir y pedir consejo sobre sus lenguas inventadas.
Se trata en su mayorĂa de escritores de ciencia ficciĂłn o fantasĂa, uno de los ĂĄmbitos mĂĄs activos a la hora de crear nuevas lenguas en los Ășltimos años. No obstante, no son ni los Ășnicos ni los primeros en embarcarse en esta ardua tarea: se considera que el primer idioma construido o artificial fue la Lingua Ignota, creada en el siglo XII por la abadesa, inventora, compositora, botĂĄnica y cualquier cosa que te puedas imaginar Hildegarda de Bingen. Con un alfabeto nuevo de 23 letras y fines aparentemente mĂsticos (no se sabe realmente por quĂ© la creo), fue la primera en intentar diseñar una lengua sin los inconvenientes de los idiomas naturales.
Nadie habla Lingua Ignota (literalmente, lengua desconocida) en la actualidad y probablemente su Ășnica hablante haya sido la propia Hildegarda, pero muchas otras de estas lenguas artificiales sĂ cuentan con comunidades de hablantes bastante activas. La mĂĄs conocida es, cĂłmo no, el esperanto, que aunque es vista por el pĂșblico general como una historia de fracaso (lo es si tenemos en cuenta cuĂĄl era su objetivo cuando naciĂł: ofrecer una lengua universal y neutral a la humanidad para conseguir la paz mundial), es en realidad la que ocupa el primer puesto en todos los rankings de lenguas artificiales: se calcula que tiene entre 2 y 10 millones de hablantes, de los que unos 2.000 serĂan hablantes nativos. Es decir, personas a las que sus padres hablaron siempre en esperanto.

Pero el esperanto no es la Ășnica lengua construida que ha logrado tener hablantes. El segundo caso de Ă©xito, mucho mĂĄs extraño y sorprendente, es el del klingon (sĂ, la lengua de StarTrek). Su creador, el lingĂŒista Mark Okrand, la diseñó por encargo: los responsables de StarTrek querĂan que los klingons tuviesen una lengua estructurada y le pidieron que la desarrollara. Okrand se puso a ello intentando conseguir algo lo mĂĄs lejano posible a una lengua humana.
El klingon no se diseñó para ser hablado por gente (mĂĄs allĂĄ de los pobres actores) ni para ser fĂĄcil. De hecho, es especialmente complicada, ademĂĄs de tener un vocabulario perfecto para hablar de temas interestelares, pero poco prĂĄctico para el dĂa a dĂa terrĂcola. Y, sin embargo, cuenta con un par de docenas de hablantes fluidos y miles de estudiantes repartidos por todo el mundo. Hubo hasta un intento âfallidoâ de un hablante para que su hijo fuese nativo en klingon, pero el niño preferĂa de forma abierta el inglĂ©s que le hablaba su madre, por lo que el padre acabĂł por desistir.
Otra lengua especialmente complicada pero con una comunidad bastante activa es el lojban, cuyo objetivo principal deja claro por quĂ© no es fĂĄcil: quiere ser pura, reflejar los principios de la lĂłgica y mantenerse neutral culturalmente. MĂĄs que de hablantes de lojban habrĂa que referirse a «hablantes» de lojban: en el libro In theLand of Invented Languages, la autora Arika Okrent cuenta que fue a un Logfest, una convenciĂłn de lojbanistas, y que la poca conversaciĂłn espontĂĄnea que presenciĂł en el idioma era muy muy lenta. «Es como ver a varias personas hacer divisiones largas de cabeza», cuenta, explicando que en realidad la gente a la que atrae el lojban son precisamente «los tipos que son buenos haciendo largas divisiones de cabeza». Ingenieros, matemĂĄticos, etc.
Las (mĂĄs) minoritarias
De la escuela del esperanto âlenguas que buscan ser fĂĄciles de aprender y aspiran a convertirse en un idioma auxiliar universalâ son otras como el ido y la interlingua. La primera, de hecho, fue concebida como una mejora del esperanto a principios del siglo XX (una especie de cisma, porque sĂ, en el mundo de las lenguas artificiales tambiĂ©n hay problemas polĂticos). Se calcula que tiene entre 100 y 200 hablantes, que no estĂĄ mal, pero si el objetivo era sustituir al esperanto, se trata de un completo fracaso. En cuanto a la interlingua, una especie de lengua paneuropea, con vocabulario grecolatino y una gramĂĄnita anglorromĂĄnica simplificada, cuenta con entre 100 y 1.500 hablantes, segĂșn, ejem, la Wikipedia.
Pero no todo son proyectos lingĂŒĂsticos con pretensiones de dominio mundial: existen tambiĂ©n lenguas construidas con objetivos mucho mĂĄs modestos (a veces la simple y pura diversiĂłn) que han logrado hacerse con una comunidad de hablantes digna de menciĂłn. El toki pona, una lengua minimalista basada en «las cosas buenas de la vida» que buscaba simplemente ser una especie de «yoga mental», tiene unos 3.000 hablantes; el solresol, basado en las notas musicales, puede ademĂĄs de hablarse, cantarse o tocarse con algĂșn instrumento musical y, aunque muriĂł mĂĄs o menos cuando naciĂł el esperanto, hay foros por internet que buscan revivirlo. Y todavĂa hay unos 25-30 hablantes de volapĂŒk, una lengua artificial del siglo XIX que podrĂa haber llegado a los 100.000 hablantes en sus buenos tiempos, pero que fue exterminada por el esperanto, que tenĂa los mismos objetivos de paz mundial y era mucho mĂĄs fĂĄcil de aprender.
El mundo de las lenguas artificiales es un mundo lleno de idealistas: estĂĄn los creadores, hĂ©roes trĂĄgicos que en muchos casos dedicaron su vida al desarrollo de algo que creĂan que serĂa la respuesta a todos los problemas del mundo (un gran ejemplo de dedicaciĂłn es el de John Wilkins, un señor que en el siglo XVII llevĂł a la imprenta su manuscrito de 600 pĂĄginas con todos los detalles de su lengua universal solo para que ardiera en el gran incendio de Londres de 1666, pero que dedicĂł los dos años siguientes a reescribirlo). Y estĂĄn los hablantes, personas que, por la razĂłn que sea (lingĂŒĂstica, lĂșdica, idealista, por puro fanatismo de la ciencia ficciĂłn), hacen que todo ese esfuerzo no sea completamente en vano.
El esperanto no es la lengua universal de la paz que aspiraba a ser, pero tener hablantes nativos es mucho mĂĄs de lo que cualquier lengua construida puede desear. Y otros detalles apuntan a que ha pasado esa frontera de la rareza al Ă©xito: hay expresiones que los hablantes definen como intraducibles y, señal de que se estĂĄ convirtiendo en una lengua natural (suponiendo que eso sea posible), ya ha evolucionado con el uso y se han ido introduciendo irregularidades. Entenderlo, dicen sus hablantes y estudiantes, es fĂĄcil. Y, si no se entiende algo, no hay mĂĄs que decir que «Äi estas laĆ mi VolapukaÄ”o!». Como si te sonara chino, solo que, si hablas esperanto, te suena a volapĂŒk.
ÂĄYorokobu gratis en formato digital!
«Las lenguas habladas de la gente no sorda son verbales. Las de signos se llaman gestuales. ÂżCĂłmo llamarĂais a las lenguas de los extraterrestres que se comunican a travĂ©s de la piel?». Esta es una de las preguntas que proponĂa hace unos dĂas un miembro del grupo de Facebook Linguistics and Conlangs. Sus mĂĄs de 10.000 usuarios se dedican a compartir y pedir consejo sobre sus lenguas inventadas.
Se trata en su mayorĂa de escritores de ciencia ficciĂłn o fantasĂa, uno de los ĂĄmbitos mĂĄs activos a la hora de crear nuevas lenguas en los Ășltimos años. No obstante, no son ni los Ășnicos ni los primeros en embarcarse en esta ardua tarea: se considera que el primer idioma construido o artificial fue la Lingua Ignota, creada en el siglo XII por la abadesa, inventora, compositora, botĂĄnica y cualquier cosa que te puedas imaginar Hildegarda de Bingen. Con un alfabeto nuevo de 23 letras y fines aparentemente mĂsticos (no se sabe realmente por quĂ© la creo), fue la primera en intentar diseñar una lengua sin los inconvenientes de los idiomas naturales.
Nadie habla Lingua Ignota (literalmente, lengua desconocida) en la actualidad y probablemente su Ășnica hablante haya sido la propia Hildegarda, pero muchas otras de estas lenguas artificiales sĂ cuentan con comunidades de hablantes bastante activas. La mĂĄs conocida es, cĂłmo no, el esperanto, que aunque es vista por el pĂșblico general como una historia de fracaso (lo es si tenemos en cuenta cuĂĄl era su objetivo cuando naciĂł: ofrecer una lengua universal y neutral a la humanidad para conseguir la paz mundial), es en realidad la que ocupa el primer puesto en todos los rankings de lenguas artificiales: se calcula que tiene entre 2 y 10 millones de hablantes, de los que unos 2.000 serĂan hablantes nativos. Es decir, personas a las que sus padres hablaron siempre en esperanto.

Pero el esperanto no es la Ășnica lengua construida que ha logrado tener hablantes. El segundo caso de Ă©xito, mucho mĂĄs extraño y sorprendente, es el del klingon (sĂ, la lengua de StarTrek). Su creador, el lingĂŒista Mark Okrand, la diseñó por encargo: los responsables de StarTrek querĂan que los klingons tuviesen una lengua estructurada y le pidieron que la desarrollara. Okrand se puso a ello intentando conseguir algo lo mĂĄs lejano posible a una lengua humana.
El klingon no se diseñó para ser hablado por gente (mĂĄs allĂĄ de los pobres actores) ni para ser fĂĄcil. De hecho, es especialmente complicada, ademĂĄs de tener un vocabulario perfecto para hablar de temas interestelares, pero poco prĂĄctico para el dĂa a dĂa terrĂcola. Y, sin embargo, cuenta con un par de docenas de hablantes fluidos y miles de estudiantes repartidos por todo el mundo. Hubo hasta un intento âfallidoâ de un hablante para que su hijo fuese nativo en klingon, pero el niño preferĂa de forma abierta el inglĂ©s que le hablaba su madre, por lo que el padre acabĂł por desistir.
Otra lengua especialmente complicada pero con una comunidad bastante activa es el lojban, cuyo objetivo principal deja claro por quĂ© no es fĂĄcil: quiere ser pura, reflejar los principios de la lĂłgica y mantenerse neutral culturalmente. MĂĄs que de hablantes de lojban habrĂa que referirse a «hablantes» de lojban: en el libro In theLand of Invented Languages, la autora Arika Okrent cuenta que fue a un Logfest, una convenciĂłn de lojbanistas, y que la poca conversaciĂłn espontĂĄnea que presenciĂł en el idioma era muy muy lenta. «Es como ver a varias personas hacer divisiones largas de cabeza», cuenta, explicando que en realidad la gente a la que atrae el lojban son precisamente «los tipos que son buenos haciendo largas divisiones de cabeza». Ingenieros, matemĂĄticos, etc.
Las (mĂĄs) minoritarias
De la escuela del esperanto âlenguas que buscan ser fĂĄciles de aprender y aspiran a convertirse en un idioma auxiliar universalâ son otras como el ido y la interlingua. La primera, de hecho, fue concebida como una mejora del esperanto a principios del siglo XX (una especie de cisma, porque sĂ, en el mundo de las lenguas artificiales tambiĂ©n hay problemas polĂticos). Se calcula que tiene entre 100 y 200 hablantes, que no estĂĄ mal, pero si el objetivo era sustituir al esperanto, se trata de un completo fracaso. En cuanto a la interlingua, una especie de lengua paneuropea, con vocabulario grecolatino y una gramĂĄnita anglorromĂĄnica simplificada, cuenta con entre 100 y 1.500 hablantes, segĂșn, ejem, la Wikipedia.
Pero no todo son proyectos lingĂŒĂsticos con pretensiones de dominio mundial: existen tambiĂ©n lenguas construidas con objetivos mucho mĂĄs modestos (a veces la simple y pura diversiĂłn) que han logrado hacerse con una comunidad de hablantes digna de menciĂłn. El toki pona, una lengua minimalista basada en «las cosas buenas de la vida» que buscaba simplemente ser una especie de «yoga mental», tiene unos 3.000 hablantes; el solresol, basado en las notas musicales, puede ademĂĄs de hablarse, cantarse o tocarse con algĂșn instrumento musical y, aunque muriĂł mĂĄs o menos cuando naciĂł el esperanto, hay foros por internet que buscan revivirlo. Y todavĂa hay unos 25-30 hablantes de volapĂŒk, una lengua artificial del siglo XIX que podrĂa haber llegado a los 100.000 hablantes en sus buenos tiempos, pero que fue exterminada por el esperanto, que tenĂa los mismos objetivos de paz mundial y era mucho mĂĄs fĂĄcil de aprender.
El mundo de las lenguas artificiales es un mundo lleno de idealistas: estĂĄn los creadores, hĂ©roes trĂĄgicos que en muchos casos dedicaron su vida al desarrollo de algo que creĂan que serĂa la respuesta a todos los problemas del mundo (un gran ejemplo de dedicaciĂłn es el de John Wilkins, un señor que en el siglo XVII llevĂł a la imprenta su manuscrito de 600 pĂĄginas con todos los detalles de su lengua universal solo para que ardiera en el gran incendio de Londres de 1666, pero que dedicĂł los dos años siguientes a reescribirlo). Y estĂĄn los hablantes, personas que, por la razĂłn que sea (lingĂŒĂstica, lĂșdica, idealista, por puro fanatismo de la ciencia ficciĂłn), hacen que todo ese esfuerzo no sea completamente en vano.
El esperanto no es la lengua universal de la paz que aspiraba a ser, pero tener hablantes nativos es mucho mĂĄs de lo que cualquier lengua construida puede desear. Y otros detalles apuntan a que ha pasado esa frontera de la rareza al Ă©xito: hay expresiones que los hablantes definen como intraducibles y, señal de que se estĂĄ convirtiendo en una lengua natural (suponiendo que eso sea posible), ya ha evolucionado con el uso y se han ido introduciendo irregularidades. Entenderlo, dicen sus hablantes y estudiantes, es fĂĄcil. Y, si no se entiende algo, no hay mĂĄs que decir que «Äi estas laĆ mi VolapukaÄ”o!». Como si te sonara chino, solo que, si hablas esperanto, te suena a volapĂŒk.
Muy interesante. Me gustĂł mucho.
QuizĂĄ te intrigarĂa echarle un ojo a mi Lexinario – diccionario de lo inefable. Es un diccionario de palabras inventadas, de neologismos que mis personajes concibieron en mis novelas, mucho de ello con raices grecolatinas. Ahora cuenta con mĂĄs de 5 mil acepciones. Con gusto te enviarĂa una copia. Mientras tanto, puedes darte una idea de lo que se trata en mi pĂĄgina web. por cierto, en mi traducciĂłn al inglĂ©s, el Lexinary cuenta con mĂĄs de 6 mil acepciones http://www.thelexinary.com
Comentarios cerrados.