17 de junio 2015    /   CINE/TV
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Tres libros para entender mejor las series de televisión

17 de junio 2015    /   CINE/TV     por          
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Una década atrÔs era raro encontrar libros dedicados a las series de televisión en general y menos a una serie concreta. En España, por ejemplo, se publicó El libro de Médico de Familia (1999), lo que era una rareza.
Las escasas publicaciones estaban dirigidas a los profesionales de la televisión y a los aprendices de guionistas. Por ejemplo, Escribir para televisión de Madeline DiMaggio (1992), que ponía como ejemplos guiones de Se ha escrito un crimen o Starsky y Hutch.
Ahora, cualquier librería online ofrece una veintena de libros en castellano sobre Breaking Bad: desde recetarios de cocina a estudios sesudos. En inglés encontramos casi un centenar de títulos sobre las andanzas de Walter White. Pero no hablaré aquí de Breaking Bad, sino de tres libros sobre las series de televisión que destaco por distintos motivos.
SERIES DE CULTO
series-de-culto Escrito por Toni de la Torre para Timumas (2015), recomendable para quiƩnes comienzan a amar las series.
Series de culto comienza con un repaso a las tres edades de oro de las series, de los 50 a la actualidad. (26 pƔginas bien aprovechadas).
De la Torre tiene palabras para los primeros guionistas: «Gozaban de una sorprendente libertad de contenidos, seguramente a causa de lo poco que se valoraba el medio y su trabajo». Como ejemplo menciona a Rod Serling, creador, guionista y presentador de La dimensión desconocida.
Es raro que un crƭtico contemporƔneo de series reconozca a los primeros guionistas. Parece que muchos ignoran que antes de HBO se crearon series interesantes y valientes.
A continuación, el autor cuenta cómo Hollywood entró en la televisión y la sometió a dos décadas de fórmulas que anularon a los guionistas. El reconocimiento a los guionistas llegó cuando las fórmulas alejaron a los espectadores. Aparecieron guionistas como Steve Bochco (Canción triste de Hill Street) que gozaron de libertad creativa. Después de él, fueron posible series como Twin Peaks, Doctor en Alaska y El ala oeste de la casa blanca. Series de la segunda edad de oro.
Y llegó HBO con una idea simple, pero revolucionaria: para los canales de televisión, las series de calidad eran rarezas; HBO pretendía que esas series fueran la marca del canal. Así entramos en la tercera edad de oro que ahora conocemos.
La segunda parte de Series de culto dedica 200 pƔginas a 100 series contemporƔneas tanto norteamericanas como europeas. Una guƭa prƔctica que ayuda a completar lagunas.
Gracias a que el autor critica a la francesa (resaltando lo positivo), el lector siente interƩs por las series mencionadas que desconoce.
Finalmente, Series de culto incluye un índice onomÔstico de creadores contemporÔneos con mención a sus temas preferidos, trayectoria y creaciones.
HOMBRES FUERA DE SERIE
hombres_fuera_de_serieEscrito por Brett Martin y publicado en EspaƱa por Ariel (2011), es un documentado relato sobre los creadores de reconocidas series contemporƔneas.
Martin relata los comienzos de Chase (Los Soprano), Weiner (Mad Men) y Gilligan (Breaking Bad), entre otros. Descubrimos cómo surgieron las ideas para series míticas, cómo fueron las negociaciones y la cocina de la escritura de los episodios mÔs complicados.
Por encima de todo, destaca que Chase —que propició la tercera edad de oro— odiaba la televisión. No quiso que Los Soprano fuera una serie. Dirigió el piloto deseando que HBO no aprobara el proyecto. En palabras de Chase, pretendĆ­a hinchar el piloto con material adicional para lanzarlo como pelĆ­cula. (Chase siempre quiso ser como Godard o Polanski). A Chase no le hizo gracia que HBO aprobara la serie.
Chase quiso apearse del proyecto exigiendo la elección de los guionistas, de directores y actores. HBO dijo que sí a todo. Así nació el showrunner (el guionista que es productor ejecutivo): un término que Chase odia.
Finalmente, Chase buscó la oscuridad para que Los Soprano fuera cancelada al acabar la primera temporada. Y fueron cinco temporadas en las que Chase rompió los límites sobre lo que se podía decir y mostrar. Cuando Los Soprano acabó, Chase llegó a odiar que Los Soprano fuera comparada con una de las novelas mÔs importantes de la Historia.
CƓMO ESCRIBIR UNA SERIE DRAMƁTICA PARA TELEVISIƓN
como-escribir-serieEscrito por Pamela Douglas y publicado en España por Alba Editorial (2011) para guionistas,  gustarÔ a los interesados en la construcción de las historias.
Antes de entrar en materia, Douglas escribe de la revalorización de la televisión, aunque sea un Ā«vertedero de falsos amantes despechados que se zurran en ciertas emisiones diurnas […], los telepredicadores, la pornografĆ­a, los deportes…»
Según estas palabras, apenas hay diferencia entre las cadenas de televisión de los Estados Unidos y las de España. (Cambiemos unas supersticiones por otras: «telepredicadores» por «echadoras de cartas»).
«Y también hay literatura brillante, que nada tiene que envidiar a las mejores obras literarias ni a las películas que se crean en cualquier parte del mundo», remata Douglas. Esta literatura brillante estÔ en series como The Wire o Los Soprano que Douglas usa como ejemplo para sus lecciones de guion.
Douglas deja claro que la televisión es el vehículo perfecto para la creatividad del guionista al que equipara con el novelista: «Si no tienes buen oído para captar el habla natural de la gente, no te dediques a la televisión».
Para Douglas, el espectador de series exige mÔs que el espectador de cine: «Por el precio de una entrada, el espectador de cine solo quiere pirotecnia». La autora es tajante. Tiene motivos: no es una teórica, es una guionista experimentada. Sin embargo, el espectador de series busca la intimidad con los personajes:
«En el cine, el público se encuentra alejado de la pantalla, se convierte en voyeur de las historias de otros, pero las series dramÔticas de televisión permiten que los personajes hablen contigo, o que al menos hablen entre ellos dentro de su casa».
Por esto amamos a criminales como Toni Soprano o Walter White como amamos a los personajes de las grandes novelas.

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Las escasas publicaciones estaban dirigidas a los profesionales de la televisión y a los aprendices de guionistas. Por ejemplo, Escribir para televisión de Madeline DiMaggio (1992), que ponía como ejemplos guiones de Se ha escrito un crimen o Starsky y Hutch.
Ahora, cualquier librería online ofrece una veintena de libros en castellano sobre Breaking Bad: desde recetarios de cocina a estudios sesudos. En inglés encontramos casi un centenar de títulos sobre las andanzas de Walter White. Pero no hablaré aquí de Breaking Bad, sino de tres libros sobre las series de televisión que destaco por distintos motivos.
SERIES DE CULTO
series-de-culto Escrito por Toni de la Torre para Timumas (2015), recomendable para quiƩnes comienzan a amar las series.
Series de culto comienza con un repaso a las tres edades de oro de las series, de los 50 a la actualidad. (26 pƔginas bien aprovechadas).
De la Torre tiene palabras para los primeros guionistas: «Gozaban de una sorprendente libertad de contenidos, seguramente a causa de lo poco que se valoraba el medio y su trabajo». Como ejemplo menciona a Rod Serling, creador, guionista y presentador de La dimensión desconocida.
Es raro que un crƭtico contemporƔneo de series reconozca a los primeros guionistas. Parece que muchos ignoran que antes de HBO se crearon series interesantes y valientes.
A continuación, el autor cuenta cómo Hollywood entró en la televisión y la sometió a dos décadas de fórmulas que anularon a los guionistas. El reconocimiento a los guionistas llegó cuando las fórmulas alejaron a los espectadores. Aparecieron guionistas como Steve Bochco (Canción triste de Hill Street) que gozaron de libertad creativa. Después de él, fueron posible series como Twin Peaks, Doctor en Alaska y El ala oeste de la casa blanca. Series de la segunda edad de oro.
Y llegó HBO con una idea simple, pero revolucionaria: para los canales de televisión, las series de calidad eran rarezas; HBO pretendía que esas series fueran la marca del canal. Así entramos en la tercera edad de oro que ahora conocemos.
La segunda parte de Series de culto dedica 200 pƔginas a 100 series contemporƔneas tanto norteamericanas como europeas. Una guƭa prƔctica que ayuda a completar lagunas.
Gracias a que el autor critica a la francesa (resaltando lo positivo), el lector siente interƩs por las series mencionadas que desconoce.
Finalmente, Series de culto incluye un índice onomÔstico de creadores contemporÔneos con mención a sus temas preferidos, trayectoria y creaciones.
HOMBRES FUERA DE SERIE
hombres_fuera_de_serieEscrito por Brett Martin y publicado en EspaƱa por Ariel (2011), es un documentado relato sobre los creadores de reconocidas series contemporƔneas.
Martin relata los comienzos de Chase (Los Soprano), Weiner (Mad Men) y Gilligan (Breaking Bad), entre otros. Descubrimos cómo surgieron las ideas para series míticas, cómo fueron las negociaciones y la cocina de la escritura de los episodios mÔs complicados.
Por encima de todo, destaca que Chase —que propició la tercera edad de oro— odiaba la televisión. No quiso que Los Soprano fuera una serie. Dirigió el piloto deseando que HBO no aprobara el proyecto. En palabras de Chase, pretendĆ­a hinchar el piloto con material adicional para lanzarlo como pelĆ­cula. (Chase siempre quiso ser como Godard o Polanski). A Chase no le hizo gracia que HBO aprobara la serie.
Chase quiso apearse del proyecto exigiendo la elección de los guionistas, de directores y actores. HBO dijo que sí a todo. Así nació el showrunner (el guionista que es productor ejecutivo): un término que Chase odia.
Finalmente, Chase buscó la oscuridad para que Los Soprano fuera cancelada al acabar la primera temporada. Y fueron cinco temporadas en las que Chase rompió los límites sobre lo que se podía decir y mostrar. Cuando Los Soprano acabó, Chase llegó a odiar que Los Soprano fuera comparada con una de las novelas mÔs importantes de la Historia.
CƓMO ESCRIBIR UNA SERIE DRAMƁTICA PARA TELEVISIƓN
como-escribir-serieEscrito por Pamela Douglas y publicado en España por Alba Editorial (2011) para guionistas,  gustarÔ a los interesados en la construcción de las historias.
Antes de entrar en materia, Douglas escribe de la revalorización de la televisión, aunque sea un Ā«vertedero de falsos amantes despechados que se zurran en ciertas emisiones diurnas […], los telepredicadores, la pornografĆ­a, los deportes…»
Según estas palabras, apenas hay diferencia entre las cadenas de televisión de los Estados Unidos y las de España. (Cambiemos unas supersticiones por otras: «telepredicadores» por «echadoras de cartas»).
«Y también hay literatura brillante, que nada tiene que envidiar a las mejores obras literarias ni a las películas que se crean en cualquier parte del mundo», remata Douglas. Esta literatura brillante estÔ en series como The Wire o Los Soprano que Douglas usa como ejemplo para sus lecciones de guion.
Douglas deja claro que la televisión es el vehículo perfecto para la creatividad del guionista al que equipara con el novelista: «Si no tienes buen oído para captar el habla natural de la gente, no te dediques a la televisión».
Para Douglas, el espectador de series exige mÔs que el espectador de cine: «Por el precio de una entrada, el espectador de cine solo quiere pirotecnia». La autora es tajante. Tiene motivos: no es una teórica, es una guionista experimentada. Sin embargo, el espectador de series busca la intimidad con los personajes:
«En el cine, el público se encuentra alejado de la pantalla, se convierte en voyeur de las historias de otros, pero las series dramÔticas de televisión permiten que los personajes hablen contigo, o que al menos hablen entre ellos dentro de su casa».
Por esto amamos a criminales como Toni Soprano o Walter White como amamos a los personajes de las grandes novelas.

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