Hace tiempo que sirve a su oficio una criada ágil y bella llamada FantasÃa. Es un poco despectiva y burlona. Mete la mano en el bolsillo, saca de él un gorro de cascabeles, rojo como una cresta, se lo pone y desaparece. Hoy está aquÃ, mañana allá. Y se divierte llevando al estudio de Óscar Llorens a los robots más extraños del mundo para que él los dibuje y les dé color.
Pues bien, esta criadita, FantasÃa, tuvo hace meses la perversa inspiración o el desafortunado capricho de llevar al estudio de Llorens a toda una familia, no sabemos de dónde ni cómo fue recogida, pero de quienes ella pensaba que el ilustrador madrileño podrÃa sacar un tema para una magnÃfica novela.
Pero FantasÃa no acertó esta vez. Erró de época y lugar. Los individuos insatisfechos que llevó hace casi un siglo a casa de Luigi Pirandello acabaron protagonizando una obra de teatro: Seis personajes en busca de un autor. Pero Llorens no escribe. Dibuja.
FantasÃa metió a esta panda en el estudio. El diseñador no sabÃa qué hacer con ellos. Los convirtió en bocetos y los guardó en un cajón. Eso ocurrió hace meses. Pero el verano introdujo el calor en la gaveta y la extraña familia pidió el rescate.
«QuerÃa hacer una serie de personajes y salieron estos robots. No sabrÃa decirte por qué. No los busqué», explica el ilustrador. «Mi obra está llena de escenas negativas, del reflejo del dolor , pero pensé que no todo puede ser asÃ. Esta vez querÃa hacer personajes con apariencia simpática y surgieron estas máquinas con expresión en sus ojos y sus bocas».
Cuando acabes de leer este artÃculo, el robot de la cabeza verde correrá hacia una de las escalerillas. Se detendrá en el primer escalón y estallará en una estridente carcajada, para luego precipitarse por la escalera. Correrá a lo largo del estudio de Llorens, saldrá a la calle y todavÃa se escuchará su risa.
Hace tiempo que sirve a su oficio una criada ágil y bella llamada FantasÃa. Es un poco despectiva y burlona. Mete la mano en el bolsillo, saca de él un gorro de cascabeles, rojo como una cresta, se lo pone y desaparece. Hoy está aquÃ, mañana allá. Y se divierte llevando al estudio de Óscar Llorens a los robots más extraños del mundo para que él los dibuje y les dé color.
Pues bien, esta criadita, FantasÃa, tuvo hace meses la perversa inspiración o el desafortunado capricho de llevar al estudio de Llorens a toda una familia, no sabemos de dónde ni cómo fue recogida, pero de quienes ella pensaba que el ilustrador madrileño podrÃa sacar un tema para una magnÃfica novela.
Pero FantasÃa no acertó esta vez. Erró de época y lugar. Los individuos insatisfechos que llevó hace casi un siglo a casa de Luigi Pirandello acabaron protagonizando una obra de teatro: Seis personajes en busca de un autor. Pero Llorens no escribe. Dibuja.
FantasÃa metió a esta panda en el estudio. El diseñador no sabÃa qué hacer con ellos. Los convirtió en bocetos y los guardó en un cajón. Eso ocurrió hace meses. Pero el verano introdujo el calor en la gaveta y la extraña familia pidió el rescate.
«QuerÃa hacer una serie de personajes y salieron estos robots. No sabrÃa decirte por qué. No los busqué», explica el ilustrador. «Mi obra está llena de escenas negativas, del reflejo del dolor , pero pensé que no todo puede ser asÃ. Esta vez querÃa hacer personajes con apariencia simpática y surgieron estas máquinas con expresión en sus ojos y sus bocas».
Cuando acabes de leer este artÃculo, el robot de la cabeza verde correrá hacia una de las escalerillas. Se detendrá en el primer escalón y estallará en una estridente carcajada, para luego precipitarse por la escalera. Correrá a lo largo del estudio de Llorens, saldrá a la calle y todavÃa se escuchará su risa.
un poco BAKEA wannabe, no?
Texturas, escamas, monstruitos….. la verdad es que sà que recuerda a Bakea.
La bella FantasÃa es universal (como el universo, finito, curvo, pero sin lÃmites) y tiene su rincón en todas las mentes inspiradas por insatisfechas: no es fácil depender de la inspiración de su receptáculo que la aloja, hoy Llorenç, mañana yo y ayer
Pirandello para que sus personajes cobren existencia que de sentido a sus grotescas vidas. Una existencia sin sentido es como 7 robots sin misión, o 6 personajes sin argumento coherente que atrape al espectador y mucho menos final feliz. No es extraño que la risa histérica resuene en la mente creativa incluso después de estallar el/la candidato/a a existir con sentido. La bella FantasÃa lo sabe y juega con trazos curvos y firmes, colores vivos saltones, formas imposibles que retan las leyes de la biologÃa y de la robótica antes de mañana, para dar el salto a otra mente cuadriculada e insatisfecha de hoy. Para dibujar o actuar dando sentido a su anhelada e imposible existencia más allá de las obras únicas de sus fresquetes insatisfechos que la contienen y la quieren perfumada de brea.
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