
Puede que tu madre, como la mĂa, te dijera en su dĂa aquello de âcome espinacas, que tienen mucho hierro y te pondrĂĄs fuerte como Popeyeâ. El vigorĂ©xico marinero llegĂł con varias dĂ©cadas de retraso a España y bastante debilitado respecto a su gran momento, la dĂ©cada de los 30 y los 40, cuando Popeye era tan popular entre los niños norteamericanos como puede ser hoy la Esponja Bob.
La âpociĂłn mĂĄgicaâ de Popeye eran las espinacas, concretamente espinacas enlatadas, que el marinero deglutĂa con fruiciĂłn antes de zurrar a Brutus. El creador de Popeye, Elzie Segar, creĂa âerrĂłneamente- que las espinacas contenĂan mucho hierro, pero no es asĂ: mejor hubiera hecho el marinero en comerse un buen plato de lentejas, una mariscada o, a la desesperada, masticar la lata que contenĂa las espinacas.
El error procede de un cĂĄlculo realizado en 1870 por el doctor alemĂĄn Von Wolf que, mientras analizaba una hoja de espinaca, iba dictando a su ayudante los registros vitamĂnicos de la planta. La ayudante colocĂł mal una coma y transformĂł en 30 los 3 miligramos de hierro por cada 100 gramos que en realidad contiene la hoja, convirtiendo en una extraordinaria fuente de mineral lo que no era mĂĄs que una humilde aportaciĂłn. Aquel dato equivocado fue dado por bueno y repetido en otros libros de referencia hasta quedar legitimado en las tiras cĂłmicas de Popeye (ÂżcĂłmo iba a mentir un âdibuâ?).
La popularidad de Popeye en el perĂodo de entreguerras hizo que las ventas de espinacas aumentaran un 33% y que la ciudad Alma, en Arkansas, se convirtiera en âla capital mundial de la espinacaâ, entendiendo âmundialâ en el sentido norteamericano: de MĂ©xico para arriba y de CanadĂĄ hacia abajo. Poco tiempo despuĂ©s, en los albores de la II Guerra Mundial, las autoridades sanitarias empezaron a detectar un inusual incremento de las anemias ferropĂ©nicas entre los niños: cuantas mĂĄs espinacas comĂan los miembros de la âgeneraciĂłn Popeyeâ mĂĄs dĂ©ficit de hierro tenĂan en la sangre.
El dato erróneo del porcentaje de hierro en las espinacas no fue corregido hasta 1937, diez años -y varios miles de latas de espinacas- después del nacimiento de Popeye.
Lo dicho hasta aquĂ no significa que debamos dejar de comer espinacas (frescas y de temporada, por favor; nunca en lata) sino que no podemos confiar en esta verdura como fuente primordial de hierro. El cuerpo humano sĂłlo puede extraer una cuarta parte del hierro, ya de por sĂ escaso, contenido en la espinaca. SegĂșn los cĂĄlculos de los nutricionistas, para obtener la cantidad recomendada de hierro diaria necesitarĂamos ingerir un mĂnimo de 2,5 kilos de espinacas en el caso de los hombres y 3,8 kilos en las mujeres.
Lecciones que podemos extraer del âaffaire Popeyeâ: 1. Los dibujos animados no son necesariamente la fuente mĂĄs fiable de informaciĂłn cientĂfica y 2. Una coma mal puesta puede llevar a un churumbel a un mal coma.
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Este artĂculo fue publicado en el nĂșmero de Agosto 2010 de Ling Magazine
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La verdad es que escribir mal cambia las cosasâŠ
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jajaja, pobre grandpa!
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