15 de julio 2013    /   IDEAS
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Los caballeros las prefieren rellenitas

15 de julio 2013    /   IDEAS     por          
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Si usted le confiesa a su amada que adora las carnes, es probable que ella le formule dos preguntas. La primera es “Cariño, entonces ¿por qué estás conmigo? Yo no soy gorda”. Y la segunda, mucho más inteligente, unos minutos después: “Cariño, entonces, cuando engorde, ¿me seguirás queriendo?”. Eso es amor, chicas, a ver si no os hacéis líos.
(Opinión)
El Corte Inglés ha iniciado una campaña para captar a esas mujeres situadas más allá de la talla 42, que ya no quieren vestir cualquier trapo que simplemente oculte sus redondeces. Isidoro Álvarez, su presidente, sabe que ese segmento de mercado no para de crecer… literalmente.
Si la obesidad es una lacra mundial según la OMS (bueno, mundial no, el hambre es más grave, dicho sea de paso), firmas como H&M, Mango o incluso ZARA, de momento no se apuntan al carro de vender prendas que le sienten bien a la rolliza cantante británica Adele. Fue sonado el desplante que Karl ‘Frankenstein’ Lagerfeld protagonizó hace algunos años con H&M porque denunció que sus prendas “estaban concebidas para personas esbeltas”, y por ello vetó su colección más allá de la talla 40.
Nos podemos poner refraneros si citamos aquel dicho basado en el saber popular: “Donde hay grasa, mejor se pasa”, aunque el hecho de que haya una muy nutrida y visitada subcategoría porno llamada ‘Fat’ no ayuda a normalizar estas querencias. Cuidado con esta página, no abrir en el trabajo.
Aquí decimos “entrada en carnes”, descripción que suena a medio camino entre película gore y alegoría cristiana; en cualquier caso, nada sexy. En inglés se dice full figured, que es mucho más digno. Precisamente “La talla no es una barrera para la belleza”, dice el eslogan del certamen americano Miss Full Figured, en cuya web se puede leer que llevan 23 años de gozosa y carnal trayectoria.
Campañas como las de la firma de cosméticos Dove han devuelto la confianza en sí mismas a mujeres que ya se creían fuera de circulación, y han despertado en muchos hombres el deseo hacia ellas, descubriendo que Naomi Campbell, además de antipática, no ofrece donde agarrarse, y lo mismo cabe decir de todas esas endiosadas tops de la pasarela cuyo único mérito es medir más de 1.70 y haber cautivado a algún oligarca ruso con sus muy modestos coeficientes intelectuales. En este vídeo titulado Mujeres reales, bellezas reales, uno asiste boquiabierto a un desfile de muslos, michelines y deliciosas chichas y barriguitas que sus no menos deliciosas dueñas exhiben orgullosas. Ni Modesto Lomba, ni David Delfín, ni Antonio Alvarado las permitirían desfilar para presentar sus colecciones. Peor para ellos.
Y si alguna mujer de feminismo ultramontano tiene la tentación de tacharme de sexista porque me atrevo a hablar de curvas, que tome buena nota de que los hombres lo tenemos mucho peor. Un hombre gordo solo triunfa si tiene dinero, con la excepción de los gays obesos y peludos, que son entrañables, y por eso se conocen como ‘osos’, y además suelen ser empresarios. Pero si usted es hetero, fondón y velloso, a no ser que tenga un yate, cartera de inversión y tres mansiones, no tiene nada que hacer en esta sociedad, excepto protagonizar un suicidio imaginativo y gozar de su momento de gloria postmortem en los obituarios.
Los verdaderos connoisseurs sabemos que hay una quincena al año, la primera en la que aprietan de pronto las temperaturas, en que las mujeres para capear el calor se ponen el primer pingo de lycra que encuentran en el armario. Su talla durante el invierno ha crecido, pero sus prendas no. Y aun no han tenido tiempo de irse de compras. ¡Qué días tan hermosos para pasear y mirar!
Me atrevería a compararlos con el fugaz florecimiento de los cerezos en las laderas del monte Fuji…

Si usted le confiesa a su amada que adora las carnes, es probable que ella le formule dos preguntas. La primera es “Cariño, entonces ¿por qué estás conmigo? Yo no soy gorda”. Y la segunda, mucho más inteligente, unos minutos después: “Cariño, entonces, cuando engorde, ¿me seguirás queriendo?”. Eso es amor, chicas, a ver si no os hacéis líos.
(Opinión)
El Corte Inglés ha iniciado una campaña para captar a esas mujeres situadas más allá de la talla 42, que ya no quieren vestir cualquier trapo que simplemente oculte sus redondeces. Isidoro Álvarez, su presidente, sabe que ese segmento de mercado no para de crecer… literalmente.
Si la obesidad es una lacra mundial según la OMS (bueno, mundial no, el hambre es más grave, dicho sea de paso), firmas como H&M, Mango o incluso ZARA, de momento no se apuntan al carro de vender prendas que le sienten bien a la rolliza cantante británica Adele. Fue sonado el desplante que Karl ‘Frankenstein’ Lagerfeld protagonizó hace algunos años con H&M porque denunció que sus prendas “estaban concebidas para personas esbeltas”, y por ello vetó su colección más allá de la talla 40.
Nos podemos poner refraneros si citamos aquel dicho basado en el saber popular: “Donde hay grasa, mejor se pasa”, aunque el hecho de que haya una muy nutrida y visitada subcategoría porno llamada ‘Fat’ no ayuda a normalizar estas querencias. Cuidado con esta página, no abrir en el trabajo.
Aquí decimos “entrada en carnes”, descripción que suena a medio camino entre película gore y alegoría cristiana; en cualquier caso, nada sexy. En inglés se dice full figured, que es mucho más digno. Precisamente “La talla no es una barrera para la belleza”, dice el eslogan del certamen americano Miss Full Figured, en cuya web se puede leer que llevan 23 años de gozosa y carnal trayectoria.
Campañas como las de la firma de cosméticos Dove han devuelto la confianza en sí mismas a mujeres que ya se creían fuera de circulación, y han despertado en muchos hombres el deseo hacia ellas, descubriendo que Naomi Campbell, además de antipática, no ofrece donde agarrarse, y lo mismo cabe decir de todas esas endiosadas tops de la pasarela cuyo único mérito es medir más de 1.70 y haber cautivado a algún oligarca ruso con sus muy modestos coeficientes intelectuales. En este vídeo titulado Mujeres reales, bellezas reales, uno asiste boquiabierto a un desfile de muslos, michelines y deliciosas chichas y barriguitas que sus no menos deliciosas dueñas exhiben orgullosas. Ni Modesto Lomba, ni David Delfín, ni Antonio Alvarado las permitirían desfilar para presentar sus colecciones. Peor para ellos.
Y si alguna mujer de feminismo ultramontano tiene la tentación de tacharme de sexista porque me atrevo a hablar de curvas, que tome buena nota de que los hombres lo tenemos mucho peor. Un hombre gordo solo triunfa si tiene dinero, con la excepción de los gays obesos y peludos, que son entrañables, y por eso se conocen como ‘osos’, y además suelen ser empresarios. Pero si usted es hetero, fondón y velloso, a no ser que tenga un yate, cartera de inversión y tres mansiones, no tiene nada que hacer en esta sociedad, excepto protagonizar un suicidio imaginativo y gozar de su momento de gloria postmortem en los obituarios.
Los verdaderos connoisseurs sabemos que hay una quincena al año, la primera en la que aprietan de pronto las temperaturas, en que las mujeres para capear el calor se ponen el primer pingo de lycra que encuentran en el armario. Su talla durante el invierno ha crecido, pero sus prendas no. Y aun no han tenido tiempo de irse de compras. ¡Qué días tan hermosos para pasear y mirar!
Me atrevería a compararlos con el fugaz florecimiento de los cerezos en las laderas del monte Fuji…

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Opiniones 29
  • Nunca he estado muy de acuerdo de adjetivar a las mujeres gordas como “reales”. Todas somos reales, también las que son delgadas, y no creo que esta distinción en apoyo de las rellenitas favorezca a unas ni a otras. Todos tenemos complejos que nos han implantando la sociedad y el mercado, y que un grupo se erija como “reales” (lo cual entiendo que, automáticamente, califica al otro de “irreales”) solo contribuye a la mayor separación y división, lo cual sigue favoreciendo al mercado. Sé que resulta utópica mi intención de que todos podamos tratarnos por igual, pero solo aceptando a los demás conseguiremos que nos acepten a nosotros mismos, y así puede que algún día lleguemos a dar más valor a las personas que a la belleza y al dinero.
    PD: Modesto Lomba, David Delfín, Antonio Alvarado y la interminable lista de borregos superficiales y elitistas constituyen el mundo de la moda, merecen una patada en el culo.

  • totalmente de acuerdo con Lovi.
    Esbeltas o “más allá de la talla 40” …. (que por cierto no es gorda ni pasada de carnes)… ¿de que va este post? ¿los caballeros las prefieren rellenitas? no me entero si es algo bueno o algo malo.. por que no para de dar calabazas y hacer una drástica separación entre modelo y “pasada de carnes”…

    • La de la foto es Christina Hendricks, actriz, sale en Mad Men. En la serie no se la ve especialmente full figured, sólo con grandes pechos, pero si ves Drive, que también sale, ahí es totalmente full figured, y en chándal!

  • Aunque no está disponible en todos los países (en España sí), ni tampoco en todas las tiendas de la cadena, H&M si tiene departamento de tallas grandes H&M+

    • Se refiere a la colección que Karl Laggerfeld sacó para H&M, él decía que sus prendas eran para mujeres esbeltas.

  • Yo, con todo lo sincero que uno puede ser cuando comenta de manera anónima, lo certifico: a mi me gustan las mujeres con curvas. Y ya puestos, prefiero arrugas que la cara de cartón que deja el botox. Me parecen infinitamente más sexy ambas cosas que sus contrarias.

  • Aplausos Antonio, un artículo grandioso porque te doy la razón en todo esto y es verdad los hombres lo tenéis peor, no es la primera ni la última vez que hablaremos de estas cosas en nuestras conversaciones de veranos entre hombres y mujeres.
    Conozco a varios chicos vellosos, heteros y fondones felices de la vida y cada vez a más mujeres que asimilan sus chichas y espléndidas curvas. Demasiados años siendo esclavos de la estética… Y eso va a cambiar 😉

  • Menuda mierda, con todo mi respeto. Y comentarios como el de Maï ya me dejan sin palabras.
    Tan malo es lo uno como lo otro. El problema de la gente gorda o entrada en carnes no es una cuestión de ser esclavo de la estética, es una cuestión de salud, de malos hábitos alimenticios y dicho sea de paso, en muchos casos problemas mentales y educacionales que suelen desembocar en la “comida emocional” (podría poner mil ejemplos de esta última pero creo que no son necesarios)
    Luego cuando entramos en la treintena o cuarentena empezamos con los problemas de rodillas, de corazón, y con los obvios emocionales. Y mejor no menciono los casos que ni pueden tener hijos y tampoco son mórbidos. Pero nada, ahora lo guay es “soy gordo, y me acepto como tal, disfruto de la vida, soy un hombre o mujer real” y los que se cuidan son esclavos de la estética. Y ojo, no le digas a tu mujer o marido que se ponga a dieta que entonces es que eres un materialista superficial. Y que tampoco te diga tu médico que tus dolencias de rodilla se solucionarían si bajaras de peso. Por favor.
    Me parece que el problema es que seguimos sin entender que la obesidad y el sobrepeso son PROBLEMAS, y no precisamente estéticos. Hasta que no entendamos las cosas seguiremos sin educar y enseñar a la gente a comer y a cuidarse. No me extraña que la obesidad, incluyendo la infantil, no pare de crecer en paises “desarrollados”.

    • Querido Rod, con todos mis respetos, como dirías tú, para problemas mentales los tuyos. . Aquí se habla de tallas de más, no de obesidad mórbida. Sigue acudiendo al gimnasio y soñando con Naomi Campbel

        • Y mientras los gordos tengan ése “problema, ¿Qué hacemos? ¿Los envolvemos en un saco de patatas y los metemos en un cajón? No van a andar desnudos por ahí: ¡Todos necesitamos ropa, cariño mío!
          A ver que eres un necio flaco, Rod.

  • Gracias Antonio, me has conmovido… Formo parte de una pareja de dos fondones guapos, hermosos y felices, sexis y que se aman y se atraen sexualmente con locura… di que si!!! 😉

  • LOL Antonio, cuando se nos acaban los argumentos es cuando empezamos a faltar y a hacer suposiciones de lo que no conocemos. No sabes si voy al gimnasio, ni si me gusta naomi campbell, ni siquiera si soy hetero, gay, hombre o mujer, pero a ti te ha faltado eso para llamarme enfermo mental y etiquetarme a tu manera. Bravo.
    Enhorabuena por tu piropo amigo, pero desgraciadamente el problema de la alimentación y de la salud es real y no cosa de mi enfermedad mental. Y no, no me refiero a obesidad mórbida, los problemas de los que hablo es de gente cercana con tallas de más. Mira a tu alrededor, por favor. Estarás conmigo que alguien con obesidad mórbida tiene unos cuantos problemas mas que dolores de rodilla y problemas cardiovasculares…te hablo de la misma gente que hablas tu. No estamos diseñados para atiborrarnos a comida basura y tener el culo pegado en una silla todo el día. Y esto no es una opinión, es un hecho… pero bah, estoy enfermo mental, ¿que razon voy a tener yo?
    Gracias a dios que mi mismo padre ha cambiado las comidas con sal y sus “tallas de mas” por comida sana y ejercicio desde que le colocaron un par de stems en las arterias. Si no, ahora no estaría aquí. Y no lo digo yo, lo dice su médico de cabecera.
    Pero bueno, supongo que según tu razonamiento, es un enfermo mental como yo obsesionado con naomi campbell. Gran lógica, dyaz.

    • Si no hubieras comenzado tu comentario de hace un rato con la frase “Menuda mierda”, nadie te faltaría el respeto. Es una cuestión de reciprocidad. Nada personal. Prefiero mil veces a un gordo educado que a un esbelto grosero.

  • Perdona Antonio, aunque no he opinado y he hecho conjeturas sobre tu persona, y sí sobre el artículo, que es sobre lo que puedo opinar puesto que lo he leído y tengo acceso a los comentarios, tienes razón. “Mierda” era un adjetivo simple y directo para expresar lo que me ha parecido el artículo, pero es posible que sea un tanto grosero. Lo dejamos en que el artículo es un despropósito y de una calidad pésima en su totalidad. ¿Mejor?

  • Querido Antonio:
    Me caes muy bien y me encanta el aire de realidad que tienen tus notas. Como futura gordita (porque en mi familia somos flacas hasta cierta edad… y ya me estoy acercando), Gracias por la nota.
    Lo paradójico del asunto es que queremos que nos acepten gordas pero buscamos parejas delgadas y sin pelos, al final, terminamos en lo mismo.
    Estoy de acuerdo con Lovi, es cuestión de aceptar a los demás para que nos acepten tal cual somos, o aceptarnos a nosotros mismo, que muchas veces es donde radica en problema.
    Saludos desde R.D.

  • A ver, estoy de acuerdo con la tesis, pero dejadme puntualizar algo. ¿Una mujer con una talla mayor de la 42 es rolliza, entrada en carnes, full-figured, o simplemente gorda?
    Todo depende de su estatura. Una mujer alta puede ser esbelta usando la talla 44 o la 46 (y hasta la 48-50, según en qué tiendas, porque con las tallas nadie se pone de acuerdo), y una mujer bajita puede estar entrada en carnes con una talla 40.
    Cuando se habla simplemente en términos de tallas, vale, se reconoce que no todas tenemos la obligación de ser igual de delgadasy caben en los pantalones de Zara…. pero se da por supuesto que todas somos igual de altas, todas igual de musculosas, con la misma anchura de hombros y de caderas.
    Y no, todas somos (afortunadamente) diferentes como para colocarnos por orden de tallas.

  • “carro de vender prendas que le sienten bien a la rolliza cantante británica Adele”
    Pues parece que yorokobu sí se ha suscrito a los articulos faltones.
    Gilipollas.

  • querido articulista, la verdad es que nos la pela como las prefieran ustedes, los caballeros. el feminismo ultramontano no es que le castigue por hablar de curvas sino porque todo su artículo, sin mencionar el glorioso final muestra que para usted las mujeres son ese hermoso objeto que admirar y agarrar. cerezos en flor????hmmm, revíselo querido, si le parece oportuno, a mí, y a muchas otras, nos importa un bledo cómo os gusten o os dejemos de gustar las mujeres, hay vida más allá de vuestros ojitos y vuestros deseos.

  • Me encanta esta cara B de las publicaciones, donde todo el mundo aprovecha alguna frase para sacarla de contexto y exagerarla hasta lo irreal y volverla en contra de quien la escribe para convertirlo en villano, es muy divertido…da igual si el artículo habla de la densidad del mortero o de la alineación del Hércules, siempre hay alguien atento, en busca de un filón para sacarle punta y soltar su speech…es un descojono. A la gente le gusta ofenderse, debe de generar alguna hormona que desconozco. escribid un día sobre este fenómeno por favor, a ver si conseguís que alguien se moleste con el “Hola” inicial. Si no siempre podéis cometer una falta ortográfica, es infalible, ahí ya os despellejan…
    Gracias a todos por participar!!

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